Capítulo 49
Al terminar la reunión los maestros empezaron a dispersarse dejando solos al maestro Yoda, el maestro Windu, a Mundi, a Obi-Wan, Anakin y Enyel. Al salir hasta el último maestro Obi-Wan le indicó a el más joven que tomara asiento junto a él en el espacio que se encontraba ahora libre, Enyel asintió, dio un par de pasos y se sentó donde este le indicaba algo incómodo, no solía estar mucho en ese lugar. Obi-Wan lo observó en silencio antes de volverse hacia el maestro Yoda, este clavó su mirada en él esperando que hablase, Kenobi meditó un segundo antes de empezar a hablarle de su idea sobre el destino de los senadores restantes, al terminar de hablar Anakin se apresuró a tomar la palabra.
—Es difícil mantenerlos a todos a salvo, créame, estas personas no son para tomárselas a la ligera, no sé como lo hacen, pero de alguna forma logran desaparecer de la nada, fue así como se llevaron a la senadora Amidala, y algo me hace pensar que fue igual con el senador Organa—aseguró volteándose hacia el más joven esperando que este le diera la razón, pero Enyel no había estado con él cuando sucedió de modo que sacudió la cabeza dándole a entender que no lo sabía, Anakin asintió en silencio—Debemos de ocultarlos—continuó barriendo la estancia con la mirada— no permanente claro, sólo hasta que encontremos otra forma de mantenerlos a salvo.
—Tienes razón, Anakin—aceptó el maestro Mindu juntando las manos sobre su regazo en gesto de aprobación—pero ya perdimos a la voz cantante de esta Asamblea, no podemos darnos el lujo de meterle miedo a los que quedan, como bien sabemos el senador Organa y la senadora Amidala son los más importantes y los líderes de esta nación—hizo notar el jedi posando su mirada en Anakin quien asintió mostrándole su aprobación— quizá no de palabra pero sí de acción, no pueden saber que desaparecieron, eso sería firmar nuestra sentencia—objetó el maestro sacudiendo la cabeza incapaz de imaginar lo que sería de ellos si eso llegara a suceder.
Obi-Wan y el maestro Windu le dieron la razón con un asentimiento.
—Con su permiso maestro—murmuró Enyel tímidamente mirando al maestro Kenobi, este asintió en silencio con una sonrisa de confianza—¿No será mejor prevenirlos?—preguntó en voz más alta apartando la mirada de Obi-Wan y dirigiéndosela a Windu como esperando una respuesta, al ver que no diría nada continuó—No a todo el mundo, simplemente disuadir la noticia con las personas necesarias sin que las noticias lleguen a la ciudad y a oídos de todos los habitantes. Quizá así podamos ponerlos bajo aviso sin causar problemas, podríamos ocultarlos durante el transcurso del tiempo, siempre y cuando dejamos que vayan a las reunión que se les solicite, y nunca dejarlos sin protección, siendo así jamás estarán desprotegidos y nadie sospechará nada.
Anakin le dirigió una sonrisa cómplice antes de volverse hacia el maestro Yoda y el maestro Windu sabiendo que estos tenían la palabra final, ese chico empezaba a caerle bien.
—Estoy de acuerdo con él. Dejarlos al margen no es la mejor idea, no si queremos mantenerlos a salvo. Debemos prevenirlos y protegerlos.
Windu los miró a ambos alternadamente, era claro que lo habían dejado en una situación delicada, se llevó una mano instintivamente a la cara antes de contestar.
—Supongo que tienen razón, lo discutiremos en la próxima reunión—aceptó Windu en voz baja—mientras tanto, se encargarán de la seguridad de la aprendiz del maestro Wuark, encárguense de que la joven se recupere lo antes posible, Anakin, el maestro Layorns se quedará contigo en el cuartel hasta que la chica mejore, confío en que le enseñarás todos los detalles de la guerra, y confío en que Enyel te ayudará con todo lo que pueda—añadió Windu mirándolos a ambos detenidamente.
El menor inclinó la cabeza a modo de aceptación, mientras que Anakin sólo asintió, en otra situación y en otro tiempo quizás hubiera replicado, jamás le había gustado ser niñera de nadie y menos de otro jedi, pero tenía un buen presentimiento con el muchacho y además eran tiempos de guerra, cualquier ayuda es bien recibida.
—Así será—dicho esto se levantó.—Si me disculpan tengo un par de asuntos que atender aún, ¿viene, maestro Layorns?
—Por supuesto, maestro—se apresuró a decir este levantándose.
Ambos se despidieron y salieron del lugar, recorrieron una gran cantidad de pasillos hasta llegar al hangar superior, el mayor lo guió hasta su nave de color cobrizo y con un gesto lo invitó a subir mientras que él se encargaba de vigilar que nadie los observara, Enyel observó esta escena algo extrañado, él solía ser precavido, pero no precisamente en el Templo, ¿quién se atrevería a atacar un lugar repleto de jedi? Pese a esto no se atrevió a cuestionar al maestro y hizo lo que este le pedía, Anakin aguardó unos minutos más antes de subir el mismo y despegar.
—¿Está todo bien maestro?—quiso saber Enyel al notar que este solía recorrer todo con la mirada, por no añadir que los músculos de su espalda y brazos se encontraban bastante tensos y listos para cualquier cosa.
Por un segundo Anakin dirigió su mirada azulada hacia él sin meditar palabra alguna, Enyel se sintió estudiado por esta mirada intensa, pero no se atrevió a apartarse, al final Anakin negó con la cabeza volviendo su mirada al frente.
—Sí, es sólo qué desde que volví a la República siento que esas personas podrían aparecer en cualquier momento y llevarse a más de los nuestros, además siento una sensación extraña en el ambiente, una guerra se aproxima.
—Yo..., yo no siento nada maestro—musitó el joven sintiendo sus mejillas enrojecer, odiaba no ser capaz de percibir cosas que para los demás eran tan obvias.
Anakin sonrió relajándose un poco.
—No, es porque después de lo sucedido intentas apartarlo, deseas poder decir que ya no hay peligro, después de que se llevaran al senador Organa intentas creer que el peligro empieza a acabarse, y me temo que no es así, al menos no por un tiempo.
Enyel prestó atención a lo que este decía en silencio queriendo contradecirlo, pero prefirió no decir nada, aunque no hizo falta ya que Anakin leyó la respuesta en su rostro como un libro abierto.
—La mayoría de veces lo hacemos sin pensarlo siquiera, es simplemente un mecanismo de defensa.
—Con todo respeto maestro, no creo que...
—Concéntrate en ese momento y recuerda lo que sentiste cuando estuviste allí, cuando se llevaron al senador, quizá eso te ayude a apartar esa idea de tu mente y puedas ver las cosas como son—le recomendó el jedi aterrizando la nave.
Al llegar ambos bajaron de la nave y entraron en el edificio, Anakin le enseñó parte del lugar sin volver a mencionar el secuestro del senador, cosa que Enyel agradeció en silencio. Anakin lo llevó a la enfermería en donde encontraron a la niña entubada e inconsciente en una de las habitaciones, ambos se quedaron un momento allí, hasta que la puerta se abrió dejando ver a Luke con Dekel, Keithlin y Leia.
Enyel se encontraba de espaldas a la puerta por lo que no los vio hasta que estos hablaron.
—¿Enyel? —preguntó Luke sorprendido.
Anakin arqueó una ceja interrogatoriamente al notar que el chico lo conocía, por no añadir que lo llamaba por su nombre de pila. El nombrado se volteó sorprendio y al reconocerlo sonrió.
—Vaya, no esperaba encontrarte y mucho menos aquí—comentó Enyel sin salir de su asombro— me da gusto verte.
El chico también sonrió a modo de respuesta, sorprendiendo así a todos los presentes.
—Y a mí, maestro.
—¿Ustedes...,—preguntó Anakin—se conocen? —terminó el jedi asombrado por el comportamiento tan confiado de su hijo.
El jedi asintió, mientras que su propio aprendiz se acercaba a él con gesto abatido.
—Me quitaste las palabras de la boca—añadió mientras tomaba al niño del brazo y lo atraía hacia sí, en un intento de confortarlo, el joven no se movió ni dijo nada, simplemente observó a su hermana sin parpadear siquiera.
—Enyel, él es mi maestro—se apresuró a presentar Luke, sin notar que, de nuevo, lo llamaba por su nombre de pila, luego se volvió hacia su padre—nos conocimos el año pasado, creo, cuando...—Luke se detuvo sin intención de continuar, Anakin comprendió enseguida y asintió.
—Claro.
Con una simple mirada supo lo que el chico intentaba ocultar y esto hizo que sintiera un mayor respeto hacia el joven maestro, estaba más que claro que este lo había ayudado con Quink, ya se lo agradecería más tarde cuando estuvieran solos.
—Bien, creo que nos veremos más tarde, los dejaré descansar, las habitaciones están al otro lado del edificio, pueden utilizar la que deseen, hay muchas desocupadas.
—Ya le mostré a Dekel en donde están—añadió Luke, aunque no estaba muy seguro de que el niño le hubiera prestado atención al recorrido.
—Gracias.
Anakin asintió caminando hacia la salida.
—Nos veremos mañana.
Dicho esto tomó a Luke del brazo y lo llevó hasta la puerta, seguido de su hermana y Keithlin quienes no habían dicho nada hasta el momento.
En cuanto la puerta se cerró tras ellos, el niño se separó de su maestro y se acercó a la cama, se detuvo junto a la niña y extendió el brazo hasta que su mano rozó la mano de esta, sin ninguna expresión en su rostro, se sentó en la cama, y de a poco terminó acostándose junto a ella, acariciando su mano con ternura. Enyel lo dejó hacerlo sin decirle nada durante un rato, hasta que se le hizo muy tarde y decidió que el niño debía descansar.
Se acercó despacio a la cama y se paró a su lado, le colocó una mano sobre su brazo con suavidad.
—Ven, vamos a descansar.
El niño negó con la cabeza.
—Estoy bien.
—Quizás, pero no lo seguirás estando si te quedas aquí todo la noche, venga, vamos a descansar, mañana podrás venir a verla—insistió Enyel.
Agarró su brazo y lo obligó a levantarse. Este intentó apartarse, pero era claro que no tenía las fuerzas para hacerlo, de modo que no le quedó más opción que seguir a su maestro y salir de la habitación dejando a su hermana atrás.
Mantuvo la cabeza en el suelo y no dijo nada en todo el rato, no hacía más que repetirse a sí mismo que estaría bien, que su hermana estaría bien, ya se lo había dicho tantas veces que había empezado a creérselo, después de todo esto era lo más que podía hacer en una situación como esta, eso y quedarse junto a su hermana, no entendía porque no lo dejaban estar con ella, no le iba a pasar nada por quedarse un rato en la habitación con ella, quería decirle esto a su maestro, pero no tenía la fuerza para hacerlo, a duras penas y podía caminar, no tenía las fuerzas para hablar y aún menos para discutir.
Enyel lo miró de reojo mientras caminaban, conocía a su aprendiz desde hace seis años, a pesar de que este había sido nombrado su aprendiz hace tan sólo dos años desde que era pequeño Enyel lo había ayudado y protegido de los demás aprendices quienes solían burlarse de él, desde ese día él lo había protegido y pensaba seguir haciéndolo, es por esto que había pedido entrenarlo él, y esa era una decisión de la que nunca se arrepentiría; y en todos esos años jamás lo había visto así, tan preocupado y asustado, no lo culpaba, sabía que esa niña era todo para él y para el pobre chico era una tortura no poder hacer nada por ella.
Perdido en sus pensamiento el mayor no se dio cuenta de que el chico se había detenido hasta un minuto después, se detuvo y volvió sobre sus pasos, le colocó una mano en el hombro de forma conciliadora, fue a decir algo pero el chico se le adelantó.
—Me..., me siento débil—murmuró el joven haciendo un gran esfuerzo para hablar—e inútil.
El jedi meditó un segundo su respuesta antes de hablar. Se acercó al muchacho y se inclinó quedando a su altura sin soltarlo, estaba seguro de que si lo hacía el joven se caería, con la mano que tenía libre le acarició el cabello con cariño apartándoselo de la cara.
—Por supuesto. Hoy, ayer, anteayer, toda esta última semana, ha sido difícil, lo comprendo—dijo Enyel sosteniendo al niño con fuerza por el hombro evitando que se cayera— comprendo que estés asustado y preocupado, no tienes que sentirte mal por eso, es normal que te sientas así, cualquiera en tu situación lo estaría, yo lo estaría si fuera tú—le aseguró el mayor quien comenzaba a comprender lo que le había dicho Anakin— eres muy valiente Dekel, y sé cuanto amas a tu hermana, es por ella que te pido que estés tranquilo, hay muy buenos médicos cuidándola, sé que ahora lo que más deseas es estar con ella, pero no te harás ningún bien desvelándote y preocupándote toda la noche, los médicos van a cuidarla, tú mientras tanto necesitas descansar, esta noche descansas y mañana temprano puedes estar con ella, pero ahora debes descansar, no te encuentras bien—Dekel no dijo nada, lo observó en silencio con gran dolor en su mirada, Enyel bajó su mano hasta dar en su mejilla, la acarició con suavidad demostrándole que no estaba solo— ¿te parece si vamos a descansar?—preguntó con mayor suavidad.
El niño asintió en silencio con los ojos cristalinos. Enyel se levantó y tomándolo por los hombros lo ayudó a caminar hasta su habitación, dejó que su instinto lo guiara y entró en la habitación, con cuidado lo ayudó a quitarse el uniforme de padawan y a meterse en la cama, ya se disponía a salir cuando el joven lo detuvo.
—Maestro.
—Dime, Dekel.
—¿Estará bien Mina, realmente bien?—preguntó Dekel sin levantarse, ya que estaba demasiado cansado para hacerlo.
Enyel dio gracias a esto ya que así el joven no era capaz de ver su expresión, ni comprender su mirada.
—Estará bien, Dekel, no te preocupes.
Esa noche Enyel hizo lo que Anakin le había dicho y no pudo evitar comprender que Anakin tenía razón, una gran guerra se aproximaba y el mal no estaba por terminar, apenas y estaba comenzando.
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Siento que ha pasado un siglo desde la última vez que actualicé y lo siento por eso, como recompensa les dejo un capítulo largo, espero que les guste.
¿Que les pareció Enyel? ¿Les agrada? ¿Y Dekel?
Me encantaría saber su opinión en los comentarios.
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Atte. Jikoga💕
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