Capítulo 20
Padme los vio llegar y fue a esperarlos al hangar, a pesar de que sabía que ellos tenían razón no le gustaba que le pasaran por encima de esa forma, era su hijo y ella quería lo mejor para él, los jedi no podían hacer con él lo que se les antojara, lo que más le enfurecía era que Anakin los había apoyado y Luke también.
Al bajarse del speeder la senadora los esperaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido, Luke iba decir algo, pero Anakin lo despachó con una mirada, el chico no se hizo de rogar y entró en el departamento, en la entrada encontró a C-3PO que miraba la escena que estaban por montar sus padres, sin tener ganas de saber lo que hablarían le pidió al droide que le mostrara su habitación, C-3PO lo guió hasta el fondo del pasillo y le señaló la habitación de la derecha, sin mucho ánimo el chico se tiró en la cama y no tardó en quedarse dormido, pero antes de dormirse por completo sintió una presencia en su mente que hizo que le doliera aún más la cabeza.
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—Padme es absurdo, sabes que era lo mejor para él.
—Sí, lo sé, pero eso no les da derecho a los jedi de decidir cuando y porqué hacerle un interrogatorio a un niño que acaba de salir de una situación como esta—replicó Padme alzando la voz.
—Sí, sí pueden, ¿no lo entiendes? Ellos pueden hacer eso y más, Luke hizo una promesa que no se puede romper.
—Pero si es sólo un niño.
—Lo sé, y es por eso que no he dejado que vuelva al Templo, fue mi idea mantenerlo aparte, los demás querían que siguiera entrenando, pero yo les dije que eso era imposible, sé que crees que yo estoy de su lado y no es así, los apoyo sí, porque hice un juramento, un juramento que he incumplido en muchos sentidos, pero que cumpliré en muchos otros, y aún más si se trata de mi hijo.
—Es sólo un niño, Ani—repitió Padme en voz baja—Mi niño.
El semblante de Anakin se suavizó, se acercó a Padme y la tomó del mentón.
—Lo sé—la senadora no pudo aguantarlo más y se refugió en sus brazos—Lo sé—murmuró Anakin correspondiendo a su abrazó.
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Al terminar de hablar con su esposa buscó a Luke, fue hasta la habitación de este y tocó la puerta, un segundo después esta se abrió dejando ver al chico con una mirada cansada, aunque al verlo se apresuró a ocultarlo.
—Lo siento si te molesto, podemos hablar.
El chico asintió a la vez que abría la puerta dejándolo entrar.
El jedi entró y se sentó junto a su hijo, el cual había tomado lugar en la cama, el chico lucía muy cansado, más que hace un rato, era obvio que ya la situación lo había superado hace un tiempo.
—Sé que estás cansado y que lo que menos quieres hoy es hablar con alguien, pero quería dejar unos asuntos claros.
El chico asintió con la cabeza a la vez que se arrecostaba en su pecho con los ojos cerrados.
—Habla, yo te escucho—murmuró en voz baja medio adormilado.
El hombre sonrió divertido revolviendole el cabello.
—A partir de ahora es mejor que no salgas solo a ningún lado, es peligroso, Quink aún no sabe a ciencia cierta lo que sucede, sin embargo lo que si sabemos es que pronto lo sabrá y tememos que te vaya a hacer daño.
—Lo entiendo—murmuró el chico.
—Vaya, veo que es más fácil hablar contigo dormido que despierto—dijo Anakin con una sonrisa abrazándolo.
El chico también sonrió aún con los ojos cerrados.
—Con el sueño que tengo en este momento puedes convencerme de lo que sea—repuso el chico.
El jedi sonrió.
—Lo sé, cariño, y ahora que lo mencionas...—el jedi vaciló un minuto—...te importaría, mmm..., podrías mostrarme...
—Claro—murmuró el chico separándose un poco de su padre.
—Vaya, debí haber usado este método desde hace mucho—murmuró Anakin divertido.
El chico también sonrió, despacio se levantó y se quitó la camisa, Anakin se levantó tras él y le pasó una mano por la espalda lastimada, recorriendo las heridas desde latigazos, quemaduras, cortadas, hasta moretes y marcas de más golpes. Con suavidad lo volteó y le miró el pecho, este estaba tan golpeado como la espalda, quizás un poco menos, pero aún así eran muchas.
Luke se volvió a sentar y se levantó el pantalón a la altura de la rodilla mostrándole las distintas cortadas en sus piernas, Anakin se inclinó junto a él y le observó las heridas, en este caso todas eran marcas de golpes o cortadas con sables, fue entonces que Anakin se percató de algo más, con suavidad lo tomó de los tobillos para poder observar sus pies, dejó escapar un grito ahogado al observar las plantas de sus pies, llenas de latigazos, latigazos que él chico había sufrido en silencio.
—Oh, cuanto lo siento cariño, jamás creí que...
—No te preocupes papá, esto no fue tu culpa—murmuró el chico mirándolo.
Anakin no dijo nada, se volvió a sentar junto al chico y dejó que este se volviera a recortar en su pecho.
—Lo siento.
El chico iba a añadir algo más pero estaba tan cansado que no tenía palabras. Se abrazó a su padre y no tardó en caer dormido.
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Se levantó temprano y salió al balcón, aún se podía apreciar el frío cielo de la noche, aquel que Luke detestaba tanto, le recordaba las largas noches que pasaba en la sala de entrenamiento o en la oscuridad de una habitación vacía, con todas las puertas bajo llave y sin más abrigo que las prendas que llevaba encima, eso si estaba de buen humor y no lo mojaba, solía castigarlo así cuando hablaba más de lo necesario, pasaba horas eternas encerrado sin comida ni agua, aveces llegaba a pasar ahí días seguidos, dos o tres días sin ver la luz del día.
Miró hacía el horizonte donde se podían apreciar los primeros rayos de luz, no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara en su rostro, a Leia le encantaba el color del amanecer, decía que era el despertar de una nueva vida, que a pesar de lo que pasara el sol seguiría apareciendo y deseándole los buenos días a todos los habitantes, no importaba de donde vienes ni de las cosas malas o buenas cosas que hubieras hecho, el sol siempre te daría los buenos días, antes de irse le dijo que si la extrañaba tan sólo mirara el amanecer y ahí estaría ella deseándole los buenos días."¿Dónde estás? ¿por que te fuiste? te necesitaba, te necesito, vuelve, por favor, necesito verte" le suplicó en silencio al amanecer.
Concentrado en sus pensamientos se sobresaltó al sentir unas manos en sus hombros.
—Es muy temprano para estar despierto ¿no crees?—comentó Padme.
—No podía dormir—contestó Luke sin mirarla.
—¿Tiene algo que ver con Quink?—preguntó la senadora con suavidad.
Luke negó con la cabeza.
—Pensaba en Leia—dijo Luke—¿Qué diría ella con lo que esta pasando ahora?
—¿Por qué no se lo preguntas?
—La última vez que hablamos me dijo que iba estar ocupada y que no podría hablar—explicó el chico con amargura.
Padme lo abrazó por detrás y el chico descanso su cabeza en su hombro.
—Estás más alto—murmuró Padme divertida—Y muy flaco.
—Sabía que dirías eso—dijo Luke con una sonrisa.
Padme también sonrió.
—Sé que no quieres ser una carga, y no lo eres, pero no siempre puedes hacerte el fuerte, asustarse no es nada extraño, es ser humano, sé que tu padre te dijo que dejaras de pensar en eso y que intentaras olvidarlo, pero si necesitas hacerlo hazlo, recuérdalo, no lo evites, no tienes que hacerte el fuerte, llora lo que quieras, no intentes ocultarnos lo que sientes, se que cualquier jedi te diría lo contrario, pero yo no soy jedi ni me importa lo que ellos opinen—le aconsejó Padme con cariño.
Luke no contestó tan sólo cerró los ojos y apoyó la cabeza en el hombro de su madre sin ser consiente de que alguien los estaba observando.
Después de un rato ambos fueron al comedor donde los esperaba un delicioso desayuno. Tras servirse y empezar a comer el chico rompió el silencio.
—¿Y él no va a venir?
—Salió temprano esta mañana—contestó Padme.
—Mmm.
Iba a añadir algo más cuando sintió algo extraño, sus músculos se tensaron y empezó a mirar hacía todos lados. Esto no pasó desapercibido ante la mirada de la senadora.
—¿Está todo bien?
Luke movió la cabeza de un lado a otro indesiso.
—No estoy seguro.
—Conozco esa mirada, sentiste algo ¿no es así?
Luke iba a contestar, pero alguien se le adelantó.
—¡Vaya! parece que después de todo Quink hizo algo bueno—dijo una voz a sus espaldas.
Luke se volvió rápidamente quedando de frente a un hombre con una armadura oscura y ocultando su rostro una capa hecha con pieles de animal, justo como las personas con las que se reunía su antiguo maestro.
Se levantó de un salto y se interpuso entre su madre y el desconocido, Padme intentó ponerlo detrás de ella, pero Luke no se movió ni un milímetro.
—¿Qué quieres?—le espetó Luke.
—Veo que me equivoqué, te pareces más a Quink de lo que crees.
—¿Qué quieres?—preguntó esta vez Padme, intentando pararse enfrente del chico, pero este no la dejó.
—La pregunta es necia senadora.
Dicho esto se lanzó contra ellos, Luke intentó detenerlo, pero el extraño lo envío lejos con un empujón, intentó levantarse, pero los músculos de su cuerpo no le respondían. Una sonrisa se pudo apreciar en el rostro del hombre.
—Estas son las ventajas de no servir al Consejo, puedes hacer lo que quieras con tu dominio de la Fuerza sin tener que hacerle caso a nadie, los jedi no te enseñan tu potencial, sólo te lo ocultan.
Se acercó aún más a la senadora y la tomó del cuello levantándola pocos centímetros del suelo. Padme le agarró las manos intentando soltarse, pero él era mucho más fuerte que ella y no le fue posible.
—¡Déjala!—exclamó Luke, sintiéndose impotente por no poder moverse.
—¿Quién lo dice? ¿tú?—preguntó el hombre, mirándolo con una ceja arqueada.
Luke le devolvió una mirada asesina un segundo antes de que una sombra cruzara la habitación hasta donde estaba el hombre. Lo empujó alejandolo de la senadora, que cayó en el suelo con un jadeo, sorprendido el hombre se volvió a levantar, pero no le dio tiempo de reaccionar cuando tenía una espada láser apagada apuntando su pecho.
—Muévete y te dejaré una cicatriz no muy bonita—le advirtió Anakin con una mirada que el hombre no fue capaz de sostenerle—¿Están bien?—preguntó desviando su atención a su familia.
Luke asintió con la cabeza, mientras que Padme le dirigía una mirada que Anakin interpretó como un "estaré bien."
Aprovechando su distracción el atacante se corrió hacia atrás y hizo ademán de salir corriendo, pero Anakin fue más rápido, prendió su sable de luz, clavándosela en la clavícula del hombre tirándolo al suelo con un alarido. Anakin se volvió a acercar, pero en cuanto dio un paso la figura del hombre desapareció, se esfumo de la nada.
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