Llegada a Tython.
El viaje había sido largo, pero tuvo tiempo para pensar en muchas cosas que le preocupaban, tales como si su futuro Maestro sería muy estricto con ella, o si los Sith traicionarían el tratado de paz que hicieron a cambio de devolver Coruscant de su ataque sorpresa.
También pensaba en su mejor amiga, Aryn Leneer, pues desapareció cuando fue al planeta asediado para saber sobre el difunto Maestro Jedi Ven Zallow: sin embargo, esperaba que estuviese bien allá donde la Fuerza la hubiese enviado.
- Nos acercamos al espacio-puerto, señorita - avisó el piloto por el sistema de audición de la nave, haciendo que la recién convertida en Padawan abriese los ojos y recogiese su equipaje junto a sus electro-barras con forma de sable de luz, arma reglamentaria para iniciados a Padawan a falta de la obtención de una de esas armas propias de los Jedi y los Sith.
Al pasar su mano por sus ojos notó las lágrimas, pues Zallow, aunque no un padre como lo fue para Aryn, fue una gran guía y alguien con quien hablar sus problemas y sus distintas filosofías, escuchando y no importando si algunas no parecían propias para la mentalidad Jedi.
Enjugando sus lágrimas se concentró: había estado preparándose para varios tipos de presentaciones de aquel o aquellos que la recibieran, pero eso no evitaba su nerviosismo.
La nave aterrizó y la compuerta se abrió, dejándola bajar y viendo a un hombre humano con ropas de Jedi (tal vez un Caballero de la Orden) esperando su llegada.
- Bienvenida, joven Padawan Jedi: la estábamos esperando - dijo -; soy el Maestro Derrin Weller.
- Mi nombre es Neala Rebeyr, Maestro - se presentó la chica: era de cabello corto, ojos verde esmeralda y complexión delgada; algo pálida en comparación con otros humanos, pero no era de gran importancia.
- Tus antiguos maestros han elogiado tu habilidad: dicen que te estás volviendo una experta duelista.
- No sé si soy tan buena como dicen: simplemente he aprendido lo que me han enseñado y honro eso de la mejor forma posible - respondió Neala.
Empezaron a caminar, viendo algunos Padawans y Caballeros Jedi caminando y hablando de varias cosas.
- El Consejo Jedi te asignará un Maestro para que supervise tus pruebas finales: nunca has enfrentado ninguna como estas; cuando abandones Tython, conocerás lo que significa ser un Caballero Jedi, pero lo más importante: te conocerás a ti misma - explicó Derrin.
- Estoy lista para las pruebas, Maestro Derrin: ¿Por dónde empiezo?
- Bien, hay un speeder que te... Un momento - el Jedi sacó su comunicador y se vio un holograma de un aprendiz.
El Padawan llamó con desesperación, pues unos alienígenas muy violentos atacaron los campos de entrenamiento con blasters.
- Eso es imposible, los Flesh Raiders no deberían tener acceso a blasters, menos su funcionamiento - dijo Derrin, pero empezó a preparar las localizaciones afectadas.
- ¿Qué son? - preguntó Neala, preocupada.
- Son los nativos de Tython: suficientemente inteligentes para usar herramientas e increíblemente violentos - explicó el Maestro Jedi.
- ¿Puedo ayudar?
- Estamos enviando a todos los Jedi capacitados... Y, por tu expediente, cumples con ese requisito: usa el speeder de afuera para llegar a los campos de entrenamiento, obliga a los Flesh Raiders a retroceder y asegúrate si usan armamento blaster de verdad.
- De inmediato, Maestro - la Rebeyr salió rápido del lugar, no sin antes dejarle al droide de equipaje que vino con ella sus pertenencias menos sus electro-barras, su holo-comunicador y una bolsa con algunos créditos.
En pocos minutos llegó a la zona de speeders, alquilando uno para ir al otro puerto correspondiente a los campos de entrenamiento Jedi.
Apenas llegó, saltó del speeder y corrió, encontrando a algunas criaturas con herramientas, dientes afilados y cabezas de forma extraña, algunos portando blasters; debían de ser los Flesh Raiders.
- Muy bien, aquí es donde comienza la diversión - "desenvainando" de su espalda sus electro-barras, atacó con velocidad a los hostiles alienígenas: a uno lo golpeó fuertemente en la cabeza, a otro le dio un fuerte golpe en la muñeca y lo lanzó lejos usando la Fuerza, evitó el disparo de un tercero, le arrebató su arma con un desarmado rápido y atacó a su cuello, dejándolo fuera de combate también, aunque casi se tropieza con el garrote caído del primero de ellos.
- Bien, eso no estuvo nada mal - su holo-comunicador empezó a pitar: al tomar la llamada, vio al Maestro Weller tomando su pierna, probablemente herido.
- Veo que estás de una pieza... Un Flesh Raider me disparó en la pierna mientras salvaba a algunos Padawans; no sé de dónde han sacado esas armas, pero saben usarlas.
- ¿Necesita ayuda? - preguntó Neala.
- No, he sido trasladado a un centro médico, pero la batalla aún no ha terminado.
- Bien... ¿No dijo algo de unos refuerzos en camino?
- Algunos han llegado, pero los Flesh Raiders siguen llegando, por eso te he llamado: otro Padawan encontró una cueva por donde estos pasan al valle; ve al túnel, que está en la cordillera, y asegúrate de que no traigan más refuerzos. Que la Fuerza te acompañe - pidió Derrin.
- Eso está hecho, Maestro, que la Fuerza lo acompañe de igual manera - dijo la Rebeyr antes de seguir con su camino.
Siguió golpeando, esquivando y desarmando u obligando a huir a los alienígenas, algunas veces encontrando jaulas con Padawans capturados a los que liberaba de inmediato tras despejar la zona.
Así hasta llegar a una cueva con gran concentración de Flesh Raiders, a la cuál entró con sigilo antes de empezar a golpear a los Flesh Raiders antes de que se diesen cuenta de su presencia hasta que llegó donde un humano y un Bith[1] Padawan, el segundo herido.
- Deja de luchar, Padawan: tu destino quedó sellado en el momento en que pusiste un pie en esta cueva - dijo el humano con un tono oscuro en su voz.
- Tú eres un Jedi, ¿Por qué me atacarías? - quiso saber el herido Bith.
- Porque la Orden debe evolucionar... Y tú eres débil - justo antes de que ocurriese nada, Neala apareció por detrás.
- ¿Qué está pasando aquí? - quiso saber mientras se limpiaba un hilo de sangre que salía de su boca por un golpe de uno de los Flesh Raiders de antes.
- ¡Este hombre se ve como Jedi, pero algo raro ocurre con él! - avisó el herido Padawan, señalando al humano.
- *Hmmm* Tú eres... Peligrosa... Derrotaste a mis soldados, ¿Eh? - al decir eso, dos de las criaturas nativas salieron de un túnel.
- ¡Él es quien ordena a los Flesh Raiders que nos ataquen! - el Bith se agarró el costado sangrante.
- Detrás de mí, Padawan - Neala se puso delante con sus electro-barras activadas.
- No atacamos, purificamos... Y apenas hemos comenzado - reveló el humano.
- Suelten las armas, no busco causar daño - advirtió la Rebeyr una última vez.
- La antigua Orden está muerta; ¡Larga vida a la nueva Orden! - el supuesto Jedi desenvainó su sable láser azul y los Flesh Raiders alzaban los blasters.
- ¡Corre! - gritó Neala al Bith antes de empezar a detener una furiosa acometida de estocadas dirigidas a ella.
A pesar de los disparos y de su herida, el Padawan logró escapar con vida de la cueva, y los alienígenas se unieron a su señor en la batalla.
- Es bueno - pensó Neala: a pesar de la ferocidad del ataque, desviaba los contraataques con facilidad, demostrando un cierto entrenamiento.
Ella y apenas desviaba los ataques gracias a su menor complexión, hasta que se separó mientras los Flesh Raiders se acercaban hacia ella.
Saltó usando la Fuerza para impulsarse, cayendo detrás de esos dos y golpeándolos duramente en la cabeza, dejándolos K.O.
Sin embargo, el ruido de un sable láser acercándose desvió su atención atrás, deteniendo otro embite pero recibiendo un corte en su brazo izquierdo que, por suerte, no lo cortó por completo gracias a la segunda electro-barra.
- Es una pena que alguien como tú esté decidida a proteger a una orden obsoleta y ciega - se lamentó el supuesto Jedi intentando hacer más fuerza y ganando poco a poco más terreno hasta que Neala deslizó su pierna a la derecha como si se hubiera resbalado, arrodillándose lo suficiente como para evitar la excesiva fuerza de su contrincante, el cuál, al no haber frenado su fuerza al haber dejado la Rebeyr de resistir su ataque, se desequilibró y no pudo evitar un golpe en su mandíbula por una de las electro-barras, escuchando el crujido de una mandíbula rota y otra rotura de huesos, esta vez letal; el "Jedi" cayó inerte mientras que Neala se sentaba en el suelo, presionando su brazo por el dolor.
- ¡Ahí, Maestro, ella es la que me rescató! - exclamó el Bith a un humano de edad un poco avanzada por las arrugas de su piel, vestido con ropas Jedi y con un sable láser en la mano.
- ¿Estás bien, Padawan? - el Maestro le extendió su mano, Neala la tomó con el brazo bueno y se levantó.
- Sin contar el corte hecho por láser, sí, estoy bien - contestó.
- ¿Qué ocurrió aquí?
- Ese Jedi me atacó antes de que ella llegase: se veía enfermo... Confundido - explicó el Bith.
- Gracias a la Fuerza que estás bien, Padawan: Unaw - con la mirada se dirigió al alienígena - me contó que una humana llegó a ayudar y le gritó que corriese.
- Sí, el Maestro Derrin me envió para ayudar - reveló Neala -, y descubrí que este aparente Jedi fue el que dirigió y enseñó a los Flesh Raiders... Los llamó soldados.
- No es un Jedi, al menos no uno de los nuestros... Este sable... Me es familiar.
- Maestro, estamos heridos: ¿Los campos de entrenamiento fucionan nuevamente? - preguntó Unaw.
- No, a ti te llevaré a un centro médico; para ti tengo una pequeña tira de bacta del tamaño de un brazo, te será de mayor ayuda a ti que para nosotros dos - sacando de su bolsa una tira de color azul, se la dio a Neala, que la ató sobre la herida con algo de fuerza -; ¿Te importaría ir al Templo a avisar al Consejo Jedi? Tengo que llevar al Padawan al centro médico.
- Claro, ¿Indicaciones?
- Simplemente sigue el camino que lleva afuera del valle: a través del pasaje de la montaña verás el Templo Jedi - indicó el Maestro antes de girarse y, con la Fuerza, derrumbar una sección de la cueva, concretamente el túnel -; eso nos dará un tiempo sin tantos problemas... O eso espero.
Bastaron tres minutos para salir de la cueva, y una vez separada del Maestro y el herido Padawan, Neala tardó diez minutos en llegar al espacio-puerto para alquilar otro speeder para, esta vez, seguir las indicaciones al Templo.
Tras ese paseo (al menos para ella lo fue), llegó al Templo, aparcó el speeder y se dirigió al enorme Templo Jedi de Tython.
Apenas llegó a la puerta, su holo-comunicador empezó a sonar, así que atendió la llamada; gran sorpresa fue tener a la nueva Gran Maestra Jedi Satele Shan como la persona que la llamó.
- Padawan, mi nombre es Satele Shan, líder del Consejo Jedi: me gustaría hablar contigo en privado antes de reunirnos con los demás.
- ¡Sí! Digo, por supuesto, Maestra Shan: me reuniré de inmediato con usted - Neala se serenó cuando se dio cuenta de que se pasó con su anterior "sí".
- Muy bien, ve a mi Cámara de Meditación en el Templo, hablaremos ahí - Satele cortó la comunicación.
La Rebeyr le preguntó a un Caballero Jedi dónde quedaban esos aposentos, a lo que este contestó con la indicación exacta, y poco después, Neala estaba entrando con cuidado en la cámara.
- Bienvenida, Padawan: aquí en el Templo ya se está hablando de tu éxito y heroísmo en los campos de entrenamiento - la Gran Maestra dejó de meditar y se levantó -. El Maestro Orgus, el que fue a dar apoyo y se llevó al Padawan herido, me contó cómo peleaste contra los Flesh Raiders y un usuario de la Fuerza con un sable de luz. Debió ser una inquietante confrontación, ¿Estás bien?
- Sí, Gran Maestra, lo estaré - habló mientras intentaba no mirarla a los ojos, pues temía que le llegase a leer el alma.
- ¿Segura? Admiro tu serenidad, pero noto tus dudas gracias a la Fuerza: acabar con una vida la afecta... Y también a quien comete el acto; por ese motivo los Jedi entran en batalla con calma y razón: la ira y el miedo inducen al Lado Oscuro - explicó Satele.
- ... Mi objetivo original era dejarlo inconsciente, pero me vi obligada a acabar con su vida antes de que intentase un movimiento fatal o llamase a más de sus soldados... Estaré bien, "corazón tranquilo, mente tranquila".
- La frase preferida del Maestro Zallow, ¿Te entrenó igual que a Aryn Leneer?
- No, solo era un confidente, pues solo entrenó a Aryn... Mi amiga expulsada - lo último que dijo Neala hizo que Satele cerrase los ojos... Pensar que la Maestra Jedi expulsó a Leneer y que firmó el Tratado de Paz con el Emperador Sith era una traidora... Si tuviese la oportunidad, hablaría con Aryn, pero no la encontraron y creyeron que estaba muerta.
- Lo siento por sacar esos recuerdos... Llévate esto: es un código es una fuente de fuerza, pero algo de apoyo le hace daño a nadie; nos vemos en la Cámara del Consejo, primero debo acabar un asunto primero - terminó Satele mientras Neala salía.
Llegó nuevamente al pasillo principal y subió por la rampa hasta llegar a la puerta de la Cámara del Consejo, usando el código para abrir la puerta y entrar, encontrándose con varios Maestros Jedi, humanos y alienígenas, y una chica un poco más alta que ella y de pelo color rojo.
- ... He buscado en los archivos del Templo: el usuario de la Fuerza que lideraba a los Flesh Raiders no recibió entrenamiento en el Templo - dijo una Maestra Jedi Togruta.
- Entonces los Sith nos encontraron, ¿Deberíamos prepararnos para recibirlos? - preguntó la humana al lado de la Togruta.
- Paciencia, Padawan: no podemos estar seguros de nada por el momento - serenó el Maestro Orgus.
- Pero todos hemos sentido la oscuridad creciente - intervino la Jedi Togruta -; parece ser que ya se ha manifestado.
- Perdónenme por interrumpir, pero - todos se volvieron a ver a Neala -, ¿Alguien puede explicarme qué está ocurriendo aquí?
- Solo hablamos de cómo el mundo entero va a colapsar - habló la Padawan con cierto tono sarcástico.
- Atención, esta es la Padawan que salvó a nuestras gentes en los campos de entrenamiento: ella es la Maestra Kiwiiks y su muy "sociable" Padawan Kira - señaló a las chicas al otro lado de la mesa -. El resto de Maestros se comunican desde otras partes de la galaxia - señaló a los hologramas de un humano y un Kel Dor [2].
- Es desafortunado que nuestros miembros estén dispersos - opinó Kiwiiks.
- En efecto - Satele Shan apareció detrás de Neala mientras ocupaba su asiento en el Consejo -, la seguridad del Templo se ve inesperadamente amenazada: los Flesh Raiders eran criaturas primitivas sin estructura en tiempos anteriores.
- La vida evoluciona; poco o mucho es algo que no se sabe - dijo Neala.
- Ella tiene razón, subestimamos la conducta primitiva de este enemigo y casi perdemos a nuestros Padawans; además, el hombre que fungía de líder no creo que actuase solo - explicó Ordus.
- Gran parte de Tython aún no ha sido explorado y no hay suficientes recursos - informó la Gran Maestra.
- Yo me haré cargo... Con la ayuda de mi nueva Padawan - terminó el Maestro Jedi mirando a Neala.
- ... ¿*Eh*?
- Orgus, no has tenido uno desde lo de Coruscant - advirtió Kiwiiks.
- La Fuerza es intensa el ella, más de lo que he visto en décadas - Orgus dio sus razones.
- No se me ocurre un mejor Maestro para completar el entrenamiento de esta Padawan - Satele dio su veredicto.
- *Ejem* Creo que haré mis pruebas cuando la amenaza Flesh Raider haya concluido - saliendo del shock, Neala habló con respeto.
- Eso es a lo que deberías aspirar, Kira - aconsejó la Maestra Jedi a su Padawan.
- Encontrarás suministros abajo, en mi salón: ve a equiparte, nos veremos allá - terminó Orgus.
- Con permiso, Maestros... Nos vemos, Kira - se despidió de todos, de Kira de una forma más amistosa que respetuosa, antes de salir.
Bajando por la rampa, terminó caminando hasta llegar con un Caballero que la llevó a su destino, dirigiéndose al armario para equiparse: un pequeño kit médico, ropa nueva y el sable láser que perteneció al difunto usuario de la Fuerza, el cuál no tomó.
- Malditas reuniones del Consejo: terminaré muerto de viejo antes de que a mis colegas se les acaben los temas de conversación - habló Orgus, llegando en aquel momento.
- Entiendo la necesidad de discutir todos los ángulos, pero hay veces en las que se debe confiar en los instintos - dijo Neala como opinión.
- Ya veo... Déjame decirte que estás enfrentando peligros a los que muchos Jedi nunca se enfrentan; si tienes preguntas, este es el mejor momento para hacerlas.
- ... ¿Por qué me eligió? Parece que no ha entrenado a nadie desde lo ocurrido en Coruscant - preguntó la Padawan.
- Como dijo alguien, confié en mis instintos - Orgus sonrió un poco, al igual que Neala -; cuando te conocí en esa cueva, la Fuerza y mis instintos me dijeron que estaba destinado a entrenarte, aunque no sé por qué o como, pero así fue como nuestros destinos se cruzaron, con la ayuda de la Fuerza.
- Gracias, Maestros: estoy ansiosa de aprender de usted.
- También espero poder aprender algunas cosas de ti. Bien, hay que trabajar: hay un grupo de peregrinos Twi'lek en Tython: han estado peleando contra los Flesh Raiders por meses; la República nos pidió que rechacemos su ayuda, pero si soy sincero... A pesar de su llegada ilegal, los necesitamos - explicó el Maestro.
- ¿Ilegal?
- Verás: cuando Tython se redescubrió, los Twi'lek solicitaron al Senado instalarse aquí, pero la petición fue denegada por el peligro, aunque vinieron de todos modos. Están instalados en las montañas: esa es tu próxima parada; establece un campamento base y habla con la Matriarca, averigua todo lo que saben acerca de los Flesh Raiders - dijo el Jedi a su aprendiz.
- Muy bien, ¿Algo que deba saber sobre esa Matriarca en específico?
- Dicen que no le caemos muy bien, pero espero que puedas convencerla de lo contrario. Me uniré a ti pronto: que la Fuerza te acompañe.
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[1]: Especie alienígena vista por primera vez en Star Wars: Una Nueva Esperanza, en la cantina de Mos Eisley tocando instrumentos.
[2]: Especie de la que proviene el Maestro Jedi Plo Koon.
Fin del capítulo.
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