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Audiolibro disponible en YouTueb:

https://youtu.be/nJ90veei5Fw

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El rugir de las alarmas saturaban cada rincón de la ciudad. Millones de ciudadanos corrían despavoridos hacia sus casa, aterrados ante el inminente sonido de la guerra aproximándose. Infantes lloraban... Ancianos suplicaban por ayuda... Los gritos de madres y padres llamando a sus proles antes de correr con miedo hasta un lugar seguro. Las súplicas de los inocentes por piedad y misericordia. 

Entre las sombras de la ciudad, miles de rostros ocultos estaban al acecho. Esperando... Intranquilos. Ojos que miraban todo desde la sombra con pesar, convencidos que tanto sufrimiento era solo un mala necesario. Un dolor momentáneo que conducirá a una sensación de paz y libertad utópica. Ignorante de... la verdadera realidad. 

En el interior del fuerte, cada efectivo, cada arma, cada cañón apuntaba hacia el noroeste. Allá, en las lejanas planicies arenosas donde la amenaza más visible se cernía sobre la capital de Kergans. 

El muro norte de la fortaleza no tardó en llenarse de stormtrooper, cuyos blaster cargados y listos, apuntaban hacia un enemigo que nunca esperaron ver. 

La fragata separatista descendía lentamente, cada vez más cerca, cada vez más imponente. Frente a ella se desplegaba un enjambre de cazas enemigos, mientras aquellos sobre los muros veían con cierto alivio como sus propios cazas TIE se desplegaban para el combate. Un enjambre de sacrificios para enfrentar a otro. 

Pero sabían que, a pesar de que tan fructífero fuese su contraofensiva, aquellas enormes naves de transporte que se dirigían hacia el suelo llenarían la planicie frente a sus ojos de carcazas de metal dispuesto a acabar con ellos. Y así ocurrió. 

Desde el puesto de mando, Katalina veía con preocupación como la enorme cantidad de droides se desplegaba sobre el campo de batalla. Saber cuantos había con exactitud cuando se erguían frente a sus ojos era una utopía, pero sus binoculares le mostraban con ingrata preocupación los millares de carcazas de metal, escoltadas por innumerables tanques y piezas de artillería. 

Sabía que el muro sobre el cual estaba parada era resistente, pero dudaba si fuese capaz de soportar tanto. Ahora solo quedaba... esperar. Y orar para que sus cazas TIE fuesen capaces de resistir lo suficiente. 

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Mientras el caos se desataba, un grupo muy particular aprovechaba la confusión para acercarse hacia la entrada sur de la fortaleza. Usaban las sombras para moverse, y sus siluetas ocultas daban a entender que no quería ser vistos. Gustav guiaba al grupo de Ícaro por las calles y corredores estrechos de la ciudad, y ahora tenían frente a sus ojos la entrada al primer puente de la fortaleza. 

Kurt: - Parece que ya ha empezado. Detecto siete... no. Ocho imperiales cuidando el perímetro. -

Zeb: - ¿No se supone que cuando den la alarma cierren todos los puentes? -

Ícaro: - Si el enemigo esta concentrado en un punto, lo mejor será siempre dejar una ruta de escape asegurada. -

Gustav: - Para eso tenemos a Grezit adentro. -

Zeb: - A mi aun no me convence del todo. -

Gustav: - Es su turno, general. -

Ícaro: - Habla Ícaro. Estamos en posición. - Llamó por un canal interno. 

Alfa: - Esperando órdenes. -

Ícaro: - Ejecuten. -

Con una sincronización imposible, ocho blaster surcaron los cielos y abatieron a los stromtrooper que hacían de guardia, impidiéndoles siquiera saber que había acabado con sus vidas. Blaster que, no generaron ningún tipo de ruido. 

El propio Gustav se quedó paralizada ante tanta efectividad, y solo se atrevió a avanzar cuando Ícaro salió del escondite seguido por su grupo, mientras muchos otros encapuchados salían de los diferentes edificios aledaños. Eran droides... Droides comando... Más de cuarenta de ellos. 

Bajo las capaz oscuras se podían observar las partes metálicas, mientras sus manos portaban los inconfundibles blaster E-5. Algunos de ellos tenían bultos en su espalda, siendo perceptibles las espadas de vibrojas tan letales a corta distancia. Pero sin lugar a dudas ninguno tan escalofriantes como aquellos en cuyas manos metálicas descansaban los rifles de francotirador con silenciador. 

Usando el mismo modelo de droide comando, Ícaro en conjunto con los ingenieros militares de la antigua alianza separatista, diseñaron estas unidades especializadas con los pocos recursos de los que tenían a su disposición. Su único ojo les dotaba de una precisión imposible, y los rifles E-5s modificados los convertían en asesinos sigilosos. Eran solo 9 de ellos. Pero eran más que suficiente. 

Delta: - Sector despejado, general. -

Ícaro: - Entendido. Guardia Punitiva, al frente. Que los deadshoot vallan al frente. Máxima discreción. -

Y así, la oscura noche se tiñó de rojo. Más de cuarenta droides comando avanzaban como sombras sobre el puente, mientras blaster insonoros arrebataban la vida de los pocos imperiales que se mantenían en vigilancia. A  sus espaldas, los orgánicos los seguían a paso firme, escoltados por Ícaro y los propios magnaguardias. El tiempo estaba en su contra, y no tenían ni un segundo que perder. 

Gustav: - Grezit, estamos en posición. - Llamó por su comunicador tan pronto llegaron a las compuertas sin ser detectados. - ¿Grezit? -

Las miradas se entrecruzaron por un segundo. La carencia de respuesta causó un leve pánico en los presentes, temeroso a algún imprevisto. Pero tan pronto los mecanismos comenzaron a abrir las enormes planchas de metal, sus pulmones volvieron a llenarse de aire, aun cuando los blaster de los droides no dejaban de apuntar al frente. 

Grezit: - Eso fue más rápido de lo esperado. Y... Nunca dijeron que fueran tantos. - Después de todo, el no sabía nada de la presencia de la Guardia Punitiva. 

Ícaro: - Ya habrá explicaciones para luego. Zeb, Hera, Numa, Kurt, ya saben que hacer. Delta, id a ayudarlos. Alfa, conmigo. - 

Sin perder el tiempo, el enorme grupo se dividió en muchos otros por separados. Cada cual tenía una misión que ejecutar, y debían hacer lo imposible por cumplirla antes que la cuenta regresiva se pusiera en su contra. 

Zeb y Hera se dirigieron al almacén, acompañados por Gustav, Delta y la mitad de los droides del grupo. Mientras Kurt y Numa se dirigieron al arsenal. Debían despejar la zona en menos de diez minutos, antes que Ícaro llegase al panel de control de control, ubicado en la sala de control del segundo puente. 

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Mientras tanto, en el puesto de mando de la sección norte del bunker. 

Oficial: - Reporte. El estado de nuestros cazas se mantiene en un 80%, y se calcula que los enemigos tienen el mismo estado. Las fuerzas separatistas se mantienen a la espera, pero sus cañones siguen disparando contra los muros. -

Katalina escuchó el reporte, y su vista se quedó perdida al frente. Esto no tenía ningún sentido. Ya habían pasado diez minutos desde que el ejército droide fue desplegado, y simplemente se mantenían en la distancia. 

¿Una guerra de asedio? Eso carecía de sentido. Solo era cuestión de tiempo antes que los refuerzos imperiales llegase, y dudaba mucho que aquellos que atacaban estuviesen dispuestos a luchar contra un ápice de la armada imperial. 

Además, esta no era la forma de operar de los ejércitos de la ya caída Alianza Separatista. Usualmente las hordas de droides avanzarían se sentido alguno de la autopreservación, y eventualmente acabaría reclamando la victoria. Bastó con solo una mirada para que Katalina pudiese entender que ese bunker no sería capaz de resistir un ataque tan masivo y de imprevisto. Entonces... ¿Por qué se mantenían a la espera? 

Algo no estaba bien... Algo estaba ignorando... ¿Pero qué?

Oficial: - ¡Mayor General! ¡Los sistemas de autodefensa han sido comprometidos! - Su voz causó el pánico en los presente. 

Catalina: - ¿¡Qué quiere decir!? -

Oficial: - Los sistemas antiaéreos, los cañones automáticos, los turbolaser, el escudo... Todo... Nada responde. -

Catalina: - ¡Haga un reinicio del sistema! -

Oficial: - Los estamos intentando, pero nada funciona. -

Los ojos de la mujer mostraron su total desconcierto, pero muy diferente a los ojos asustados del resto de presentes. Pero era no era momento de entrar en pánico, así que la superior no perdió el tiempo y presionó unos botones sobre su panel de control. 

Catalina: - Puesto de control sur. ¿Me recibe? - Pero solo hubo silencio. - ¿Guardia del puente sur? ¿Hay alguien? - 

Eso era todo lo que necesitaba. La mayor general se dió la vuelta, dejando a muchos sorprendidos mientras se alejaba de su puesto de observación.

Catalina: - ¡Quiero dos batallones conmigo! ¡Mantengan la posición sobre los muros e informadme de cualquier cambio! -

Oficial: - Su señora... ¿Que va a hacer? -

Catalina: - Tenemos un traidor... Y voy a purgarlo junto a todas las ratas que tenga a su lado. -

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Apenas unos segundos antes, Ícaro logró acceder a la cabina de control, y los imperiales presentes nada pudieron hacer antes los droides comando bajo el comando de Delta. Ícaro finalmente logró hacerse con el control del sistema, y fue su voluntad el dejar al bunker imperial completamente desprotegido. 

Ícaro: - Sistemas de defensa desconectados. Foxley, puede proceder. -

Foxley: - En camino. - 

Ícaro: - A todas las unidades. Operación Extracción en curso. Reporte de estado. -

Kurt: - Arsenal despejado. Sistema de cargas listo. Le va a gustar lo que tenemos por aquí. -

Hera: - Almacen también asegurado. Mucha de estas cosas podrán ser últiles en Ryloth. -

Ícaro: - Enterado. Kurt, cinco minutos para la llegada del Aurora y la Kestrel Nova. Hera, Foxley va en camino. Precederemos a la face II. T menos 20 minutos para extracción. -

Tan pronto llegaron, Ícaro y el resto se dispuso a ir a la otra sección del bunker. Ahora comenzaba el paso más complicado, pues debían llegar a su destino sin ser descubierto, o todos los efectivos posicionados en el muro norte caerían sobre ellos como perros de presa. 

Ahora, los droides y el traidor cruzaban a paso apurado el segundo puente. 

Grizit: - No tengo acceso a esta zona... Nadie nunca me dijo que deberíamos llegar hasta aquí... Solo sería extraer los recursos y ya. -

Ícaro: - Para usted tal vez, pero necesitamos más que eso. Debo llegar a un terminal de la base de datos o todo será en vano. -

Grizit: - Pero... Acaba de dejar atrás una terminal... -

Ícaro: - No importa. Esa terminal está conectada solamente a los sistemas de la fortaleza. Necesito un acceso que tenga conexión directa con la base de datos Imperial. -

Grizit: - Eso es... demasiado. -

Ícaro: - Estoy de acuerdo. -

Ante las palabras del droide, el hombre se quedó horrorizado cuando vió a Ícaro tomar su blaster y apuntarlo a su pecho. Este se quedó inmóvil, ante el miedo de perder la vida... La única pregunta era:

Grizit: - ¿Por qué? -

Ícaro: - Porque ya ha hecho suficiente por ahora. -

Y sin previo aviso, Ícaro disparó su arma. Pero a diferencia de lo que el traidor imperial pensaba, el arma del droide disparó una descarga de energía que lo aturdió con violencia, pero que no acabaría con su vida. Al menos así, quedaría impune y escaparía de los ojos sospechosos de sus superiores. ¨Aquel que persiguió a los intrusos y luchó hasta el final sobre el segundo puente.¨ Una historia bastante convincente. 

Ícaro finalmente logró acceder a la base de datos, una vez los droides de la Guardia Punitiva despejaron el camino. Sin perder un segundo, conectó su brazo modificado en al terminar y accedió a todos los datos imperiales que tenía a su disposición. 

Una oportunidad así era única. Los secretos de sus oponentes, y la oportunidad de atacarlos donde más le doliese. Sin embargo, Ícaro tuvo que desconectarse casi que de inmediato. 

Todos los droides presentes se le quedaron mirando, preguntándose que había pesado. Pero el superdroide táctico no tardó en ponerse de pie, y llamar al puesto de mando de la Muníficiente. 

Doom: - General, el reporte de la... -

Ícaro: - ¡COMANDANTE! ¡QUE LAS TROPAS SE RETIREN DE INMEDIATO Y SALTEN AL HIPERESTACIO! .