Cap. 96 - Mala Espina

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Audiolibro disponible en YouTube:

https://youtu.be/tAKTm6Xymn0

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Gustav: - Eh. Eh. Vamos a calmarnos un poco... ¿Quieren? -

Tan pronto se reveló la identidad del misterioso sujeto, ni Zeb, ni Numa, ni Foxley dudaron en sacar sus armas y apuntarlas al rostro del stormtrooper. Su mera presencia era un peligro, poniendo extremadamente nerviosos a todos los presentes, incluyendo a Hera y a Chopper.

Por otro lado, Kurt parecía bastante tranquilo, aunque sus ojos revisaban hacia todos lados. E Ícaro, se mantenía sereno, de brazos cruzados a sus espaldas y mirando fijamente a imperial. 

Foxley: - Esto ya no me está gustando. No nos dijeron nada de imperiales. -

Zeb: - Coincido. ¿Qué gana él con todo esto? No tiene sentido. General... Deberíamos retirarnos. -

La pregunta del lazat era muy acertada. ¿Qué ganaría un imperial traicionando a los suyos? Y un sargento ni más ni menos. Que si bien era un cargo bastante bajo, se suponía que los beneficios serían mucho mejores que cualquier soldado raso. Sin embargo, este no se quedaría en silencio. 

Grezit: - Me preguntas que gano yo con todo esto... Es una duda muy acertada... Pero creo que la respuesta no te será suficiente. -

Zeb: - Pruébame. -

El hombre se detuvo a pensar por un segundo. A pesar de tener tres blasters apuntando a su rostro, se mostraba increíblemente tranquilo. Como si no tuviese miedo a que a algunos de los presentes se le resbalase el dedo y presionara el gatillo. Entonces, habló. 

Grezit: - Venganza. -

Tal como había mencionado, ninguno de los recién llegados aceptó sus palabras. ¿Y por qué lo haría? Una palabra no sería suficiente para calmar sus dudas. Y no estaban errados. Sim embargo. 

Ícaro: - Muy bien... Que así sea. -

Foxley: - ¿General? - Preguntó asombrado. 

Ícaro: - El destino de esta galaxia ha sido forjado por seres con un deseo similar. Muy bien, sargento. Lo escucho. -

Los tres armados se miraron entre ellos, pero si el general decidía proseguir, no podían hacer mucho para impedirlo. Aunque claro, eso no los haría enfundar sus blaster y relajarse.

Grezit: - Tengo códigos de acceso, y la autorización para entrar y salir del bunker sin tener que enfrentar a un superior. Puedo garantizar su acceso sin tener que usar métodos más... llamativos. Pero una vez dentro, no habrá mucho que pueda hacer por ustedes. -

Ícaro: - Eso será suficiente. Prepárense. Actuaremos en dos rotaciones. -

La planificación del asalto fue verificado en múltiples ocasiones. Los rebeldes locales tenían un buen plan para actuar, pero uno que otro consejo del superdroide táctico fue bien recibido. Ícaro se memorizó cada pasaje, cada sección de la fortaleza como si fuese parte de si mismo. 

Como droide, era capaz de memorizar y analizar cada detalle más insignificante, haciendo cálculos preciso de cuanto se demorarían los imperiales en responder a la señal de alarma, e incluso cuantos atenderían tal llamado. Aún así, el objetivo principal era pasar inadvertidos a toda costa, pero uno nunca está lo suficientemente preparado para los imprevistos. Y ahora, los recién llegados tenían algo de tiempo para platicar en privado. 

Foxley: - Hay... Algo extraño en todo esto. -

Hera: - ¿A qué te refieres? -

Foxley: - No sabría decirlo... Se supone que seremos un grupo de infiltración... Pero cada vez se presentan más y más miembros de la resistencia. -

Zeb: - Bueno... Cualquier ayuda siempre es bienvenida. -

Foxley: - No lo se... Algo, simplemente... No se siente bien. -

Numa: - Yo creo que estás paranoico... ¿Que cree al respecto, general? -

Ícaro no respondió de inmediato. Sus sensores ópticos se quedaron mirando a través de la ventana, observando el panorama nocturno de la ciudad capital de Kergans. Muchas cosas pasaban por sus circuítos. Millones de planes y contramedidas que no contaban con ningún fallo posible... Y aún así, se sentía bastante nervioso... Pero esa sensación no provenía de su computadora. Sino de su núcleo. 

Ícaro: - No suelo computar sobre especulaciones. De momento, procederemos con el plan original. No debería haber fallos si todos desempeñan su papel correctamente... Aún así... Estén preparados para cualquier imprevisto. -

El droide habló sin dejar de mirar hacia el exterior, pero no tenía que ver el rostro de sus seguidores para saber la semilla de la duda que sembró en sus mente. Ícaro nunca usaba la palabra ¨imprevisto¨ en sus planes, y el hecho que la halla usado justo ahora preocupaba a todos los presentes. Incluso Hera y Chopper, quienes sin conocerlo del todo, podían notar tal sensación en el rostro de los presentes. 

Contacto: - Ah... Están todos juntos. Espero que estén listos. - Mencionó el hombre tan pronto se abrió la puerta de la habitación en la que se encontraban. 

Ícaro: - Nuestro equipo está listo. SI no hay complicaciones, nuestra distracción llegará en media rotación. -

Contacto: - Ah... Excelente. Todo pare ir viento en popa. -

Kurt: - ¿Logró vender alguna pieza de su ¨colección¨? -

Contacto: - Efectivamente. Varias de hecho. El gobernador de la ciudad podrá tener muchos defectos, pero reconozco que tiene buen gusto por la historia. -

Hera: - ¿Cuanto puede costar una pieza así? -

Contacto: - No no, pequeña twi'lek. Hay precios mucho más importantes que el dinero. -

Una respuesta extraña sin lugar a dudas. Una respuesta que dejó a todos los orgánicos presente pensando en el sentido de sus palabras. Pero eso era una conversación que sería mejor evitar. 

Ícaro: - Muy bien. Numa, Zeb, Foxley. Preparen todo y hagan un recuento de nuestro equipo. Quiero que todo esté listo para cuando llegue el resto. Hera, Chopper, no causen problemas. Contacto, acompáñeme un momento. Hay algunas dudas que sobre el plan que quisiera aclarar. -

Ninguno refutó la orden del general, y los orgánicos de su grupo se pusieron manos a la obra con sus tareas, aunque ya tratar de que Chopper no hiciera alguna travesura era más fácil decirlo que hacerlo. 

Mientras tanto, el Contacto seguía a Ícaro sin saber exactamente hacia donde se dirigían, pero no tardó en darse cuenta que lo llevaba a un lugar apartado de todos mientras platicaban de los gustos del gobernador para no llamar la atención. Y cuando estuvieron completamente solos:

Contacto: - Muy bien, general. Basta de juegos. ¿Qué quiere saber? - Su voz cambió ligeramente, demostrando un tono menos locuaz de lo habitual.

Ícaro: - Quiero saber que está pasando. No me gusta desconocer lo que ocurre a mis espaldas. -

Contacto: - No se de que está hablando. Creo que la paranoia está afectando sus circuitos. -

Ícaro: - Basta de fingir. No crea que eso funcionará conmigo. -

De pronto, del rostro del contacto desapareció todo ápice de alegría y regocijo. Su cabeza cayó levemente, mientras la sonrisa en su boca desaparecía para darle paso a labios arrugados e inertes. Sus ojos se cerraron levemente, mientras sus pupilas se alzaban desafiantes ante los sensores ópticos del droide. No había duda. Este era el verdadero rostro del contacto. 

Ícaro: - Si quiere mi colaboración, tendrá que contarme que está planeando. De lo contrario, actuaremos por nuestra cuenta... Y usted... será considerado una amenaza para nuestras operaciones. -

Esa no fue una advertencia. Definitivamente no lo fue. Ícaro ya había visto suficiente y había esperado demasiado. No pondría en peligro a los suyos en vano y quería saber que se estaba orquestando tras bambalinas a sus espaldas. Aunque el droide ya tenía una idea de que estaba pasando. 

Contacto: -Parece que no se le puede ocultar nada. - Comentó con una falsa sonrisa. - Tiene razón... Hay más en juego de que se ve a simple vista... Kergans se está preparando para algo grande, y ya es muy tarde para detenerlo. -

Ícaro: - ¿Qué... exactamente? -

Contacto: - Es hora... de la Rebelión. -

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Sin embargo, esta noticia estaba carente de secretismos. Ahora, mirando a través de las escotillas de su acorazado imperial, el gran almirante Thrawn se mantenía perdido en sus pensamientos. Pensamientos nublados sobre un futuro tambaleante, y una amenaza que este imperio ignoraba.  

Sin embargo, ese era un futuro muy lejano, y los problemas actuales requerían más de su atención. Después de todo, el chiss necesitaba del Imperio para sus planes, y no podía darse el lujo que su futuro se viese afectado por los propios males que crecían en su interior. Era un mal necesario. Un mal necesario del que dependía el futuro de su pueblo. 

De pronto, la serenidad del chiss se vió interrumpida, cuando la compuerta de la cabina de mando se abrió a sus espalda. Un par de botas pulidas marcaban los pasos de un joven impetuoso, pero influenciado por las doctrinas y la actitud de su tutor. El Emperador tuvo razón. Aquel mocoso temerario ahora era muy diferente a lo que una vez fue. 

Thrawn: - Almirante Cress. Esperaba su estadía en Kashyyyk sería más prolongada. -

Cress: - Los Wookie son un pueblo fuerte, pero el poderío imperial es inexpugnable. -

Thrawn: - Me alegra oírlo. Pero recuerde... Nunca subestimes a un enemigo, sin importar cuanto poder tengas en tus manos. -

Cress: - Si, gran almirante... Vine tan pronto su convocatoria se me fue dada. -

Thrawn: - Y justo a tiempo. Hemos recibido... Noticias muy preocupantes de un mundo del borde medio. Al parecer, algunos ciudadanos no están agradecidos con la paz que el Imperio les otorga, y planean tomar el camino de la violencia para hacer que sus demandas sean escuchadas. -

Cress: - Ya veo... Una lástima. Pero supongo que es nuestro deber convencerlos de sus propio errores... Aún así, me parece extraño que me halla convocado solo por eso. - Thrawn tuvo que dejar escapar una sonrisa ante la perspicacia. 

Thrawn: - Está usted en lo cierto. Una muchedumbre molesta no es algo de lo que ninguno de los dos debería hacerse cargo. Sin embargo, esta situación requiere de nuestra especial atención. -

El gran almirante podía ser algo poético con sus palabras, pero Cress lo conocía lo suficiente para saber que había mucho más información que la que la boca del Chiss expresaba. Thrawn pasó a su lado, dirigiéndose a la mesa de holoproyecciones, y Cress no dudó en seguirlo. Y tras presionar unos botones, el mundo en cuestión fue mostrado frente a sus ojos. 

Cress: - ¿Kergans? No pensaba que este planeta tuviese este tipo de problemas. -

Thrawn: - Si. A mi también me impactó la noticia, pero la información de nuestro agente no se equivoca. Hay... mentes tras el escenario que están moviendo hilos... Hilos muy peligrosos... Y estoy seguro que, reconocerá a su viejo amigo de Felucia y Ryloth. -

De pronto, los dedos de Cress se tensaron, al mismo tiempo que su rostro mostraba un rencor que hacía tiempo no dejaba escapar. Pocas veces el almirante había probado el sabor de la derrota, pero esa batalla en Ryloth sería una que jamás olvidaría. 

Y ahora, frente a sus ojos, se mostraba la forma de aquel que lo había superado en la guerra de mentes. Una imagen tomada por un dispositivo de mala calidad, pero en la que se notaba perfectamente la silueta de Ícaro. 



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