Cap. 93 - El Contacto

----------------------------

Audiolibro disponible en YouTube:

https://youtu.be/uFTvNUoYdp4

------------------------------

La paz era algo que esta galaxia no era capaz de experimentar. Mientras algunos dormían tranquilos en sus ostentosas mansiones y apartamentos de lujos en los mundos de núcleo, el Imperio extendía sus garras sobre los desdichados planetas alejados de su eje principal. Garras que cada vez más penetraban la carne de sus ciudadanos, condenándolos a una vida sin fin de miseria y agonía.

Los reportes de descontento social era la norma para las oficinas públicas imperiales. Gente humilde perdía por lo que había luchado toda una vida sin ningún tipo de restitución. La frustración en los oprimidos era un sentimiento peligroso. Un sentimiento que traería cambios a esta galaxia. Cambios que si bien tenían un bien mayor, sería tan crueles como la guerra misma. 

En este preciso momento, una reunión sumamente delicada se llevaba a cabo en el ayuntamiento del Oasis. Presentes estaban Ícaro y Miraj, y en su contraparte, las holoproyecciones de un aliado, y de una que veía al droide no con muy buenos ojos. 

El senador Organa siempre estuvo moviendo los hilos bajo el telón. Su juego político en el senado y las cartas que movía bajo la mesa crearon una red de comunicaciones que abarcaba toda la resistencia. Organa sabía que esta lucha contra el Imperial era injusta y desgastante, pero sabía que sus manos no estarían puras tras todos estos eventos. Sabía del papel de Ícaro en esta causa. Sin embargo, la otra figura presente no estaba de acuerdo con los métodos del droides. Pues era la propia senadora Mon Mothman.

Ícaro: - Entiendo la situación, senadores. Pero nuestro modus operandi no podrá cambiar por el momento. -

Mon Mothman: - Sus acciones están perjudicando a muchos mundos separatistas que intentan conseguir cierta libertad en el Imperio. Por sus actos, ahora los antiguos separatistas son vistos como una amenaza para la coexistencia de la galaxia. -

Organa: - El Senado clasifica sus acciones como: ¨Anarquistas. Acciones independientes de un caudillo militar renegado.¨ -

Ícaro: - Y de momento es mejor que se mantenga así. No queremos que el Imperio nos vea de otro modo. -

Mon Mothman: - Pero si se sigue presentando usted mismo como un defensor de la anarquía, nadie estará dispuesto a apoyar su causa. No hay mucho que podamos hacer para ayudarlo. -

Ícaro: - Lo entiendo. Sin embargo, computo que esta galaxia no está lista para usar la palabra Rebelión a estos intentos de resistencia. -

Mon Mothman: - Si las personas luchan por una causa que les parezca justa, estarán más dispuesto a apoyar esa causa. -

Ícaro: - Eso es correcto. Sin embargo, hay una gran diferencia en luchar contra un caudillo militar a luchar contra una rebelión popular. -

Organa: - El general está en lo cierto. Mientras el Imperio esté enfocado en destruir los remanentes separatistas, no pondrán atención a lo que intentamos hacer. -

Ícaro: - Es más que eso, senador. Necesitamos ganar todo el tiempo posible. -

Mon Mothman: - El contacto ya está en camino al punto de encontro. Yo ya debo irme... Haré lo posible por limpiar su desastre, general. -

Ícaro: - Y lo agradezco, senadora. -

Y tras esas palabras, la proyección de la senadora Mon Mothman concluyó, pues al parecer alguien se había acercado para hablar con ella. 

Ícaro: - Ella me preocupa, senador. -

Organa: - La senadora es fiel a esta causa. No veo posible que nos traicione. -

Ícaro: - No es la traición lo que me preocupa. -

Organa: - Entonces... ¿Qué es? -

Ícaro: - Su temple. Se avecinan tiempos crueles... Solo espero que la senadora sea capaz de entender el peso de las acciones que está tomando. -

Organa: - La senadora es mas fuerte de lo que aparenta. Solo... necesita entenderlo. -

Ícaro: - La guerra no es un escenario agradable. Millones mueren sin saber por qué... Yo soy prueba tangible de esto. -

Organa: - Desgraciadamente, así es esta galaxia en la que nos tocó vivir. Yo también debo retirarme, general. Les deseo la mejor de las suertes. -

Ícaro: - Igual para usted, senador. -

Una ves la reunión concluyó, las compuertas de las ventanas de la sala se abrieron, dejando entrar la iluminación exterior, mientras se esfumaba el misticismo y la oscuridad que regían sobre la sala hace apenas unos segundos. Y fue entonces, que Miraj dejó escapar un suspiro agotado. 

Miraj: - Deberías contarles. -

Ícaro: - ¿Crees que sea prudente? -

Miraj: - Tarde o temprano lo entenderán. Y no resultará nada agradable. -

Ícaro: - Es mejor que sea tarde entonces. Cuando esta galaxia arda en llamas, serán las manos de Organa y de Mon Mothman aquellas sobre las cuales caerá la mayor cantidad de sangre. Cuando entiendan todas las muertes que sus acciones causarán, su mente se quebrará abruptamente. Y solo ellos serán capaces de aceptarlo, o hundirse en su propia depresión. -

Miraj: - Conozco esa sensación. Cuando la vida de un pueblo que se desangra recae en tu manos. No es una sensación agradable. -

Ícaro: - Alcaldesa, dejo una vez más al Oasis en sus manos. Partiremos de inmediato. -

Miraj: - Suerte en vuestro viaje, comandante. -

Y así, Ícaro se dió la vuelta, alejándose de la mesa ubicada en el centro del salón, dándole la espalda a la zygerriana, la cual se quedó con un amargo sabor de boca tras esta reunión. Ícaro estaba a punto de abandonar la sala, cuando la voz de Miraj se alzó una vez más. 

Miraj: - General. ¿Cuánto tiempo debemos aguantar? - Le preguntó al droide, haciendo referencia a lo que él mismo le dijo al senador Organa. 

Ícaro se detuvo de repente. Esa era una muy buena pregunta. Una pregunta para la cual no tenía una respuesta clara. Ícaro se dió la vuelta lentamente y enfocó sus sensores ópticos sobre los ojos de la zygerriana. Ojos que si bien mostraba una gran fortaleza, añoraba con todo su ser vivir en una galaxia en paz y armonía. Una galaxia donde no tenga que acostarse cada noche preguntándose si mañana seguiría teniendo un lugar cálido donde criar a sus pequeños. Sin embargo, la respuesta que recibiría no le daría mucha esperanza. 

Ícaro: - Todo el que podamos. - Fue lo único que dijo antes de seguir su camino. 

Miraj no pudo hacer más que dejar escapar una sonrisa involuntaria, aunque sus ojos mostraban la tristeza de escuchar lo que ya sabía. Algo que algunos en el refugio temían. Algo que Ícaro estaba completamente convencido. Convencido desde que dió su primer paso en Mygeeto. 

¨Esta era una guerra en la que solo podían resistir. El triunfo era algo imposible. Lo único que podían hacer, era darle tiempo a esta Galaxia, y a su futuro.¨

El droide se dirigió a los hangares, donde una pequeña unidad ya estaba lista esperando su llegada. Los droides comando y la Guardia Punitiva estaban listos y en firmes, ahora contando con dos compañías de veinte unidades cada una. Una bajo el comando de Alfa y la otra de Delta. Los dos magnaguardias esperaban órdenes, así como los batallones de droides y orgánicos que ingresaba ordenadamente dentro de la fragata Munificent. 

Ícaro: - Veo que ya están casi listos. -

Li Mu: - ¡General en cubierta! - La voz del gossan alertó a todos los presentes. 

Ícaro: - Descansen. Partimos en quince minutos. Bly, TR-1, Li Mu, Cranel, Hawser y Holdo, ya saben que hacer. Estén a la espera y no bajen la guardia. Foxley. ¿Está listo? -

Foxley: - Si, general. -

Ícaro: - Muy bien. Numa, Zeb. Irán conmigo a Ryloth para encontrar a nuestro contacto. Con suerte El Fantasma pasará desapercibido para la guardia fronteriza. -

Wag Too: - Ya cambiamos la ficha magnética de la nave. No debería haber problemas. -

Ícaro: - Y usted no haga nada estúpido. -

Wag Too: - Si, si... Lo menos que quiero es que Miraj me vuelva a regañar como si fuese un niño. -

Ícaro: - Tal vez sea un mal necesario. -

Wag Too: - ¡Oye! -

Un comentario fugaz que dejó escapar un par de risas en los presentes. Al menos un tiempo para liberar tensiones antes de partir. 

Ícaro aprovechó el tiempo que le quedaba en tierra con Toba, la cual no dejaba de alardear de las buenas calificaciones que tenía en las asignaturas de letras, aunque cuando el droide le recordó que debía profundizar en sus estudios de ciencia esta mostró cierto desagrado. La mocosa aprendía historias e idiomas como si de beber agua se tratase, pero los números le costaba entenderlos de gran manera. 

Finalmente el momento había llegado. La Munificent dejó el puerto y se dirigió hacia un lugar desconocido, oculta de cualquier ojo imperial. Mientras tanto, el grupo de élite formado por Numa, Zeb, Foxley, Kurt Ícaro y los magnaguardias se dirigió hacia Ryloth, donde supuestamente se encontraba el contacto de la senadora Mon Mothman. 

A pesar de la presencia imperial, Ryloth siempre fue gran foco de actividad rebelde. Su pueblo añoraba la libertad, y su lucha no descansaría hasta ver un Ryloth libre de ataduras. La célula rebelde bajo el mande Cham Syndulla era fuerte y organizada, y la llegada del Fantasma como un carguero de suministros fue como un juego para niños. 

Ícaro y los magnaguardias se quedarían en la nave, mientras Numa, Kurt, Zeb y Forxley irían a encontrarse con el contacto. El lasat usaban una capucha para pasar desapercibido a pesar de su tamaño, y el clon debía llevar la cara oculta, pues ya los clones se veían como posibles amenazas para el imperio dado las constantes golpes dados por los grupos remanentes de clones bajo el liderazgo del capitán Rex. 

Hera: - Pensé que nunca llegarían. -

Numa: - Tan impaciente como siempre. -

Hera: - Creía que después de tanto tiempo te habías olvidado de la ciudad. -

Numa: - Solo ha pasado un año. ¿Que tal Chopper? - El droide respondió con pitidos alegres.

Hera: - ¿Este es el equipo? -

Numa: - Asi es. Ellos son Zeb, Kurt y Foxley. Bastante nuevos, pero saben lo que hacen. -

Foxley: - Hey... -

Zeb: - Un placer. -

La joven twi'lek quedó en estupefacta cuando vió al encapuchado, pues lo menos que esperaba encontrarse con alguien de su especie. Zeb y Hera intercambiaron miradas por un momento, y ambos sintieron una extraña chispa estallar entre ellos. No una chispa de amor ni nada por el estilo, sino una chispa de algo más... Como si el destino les tenía preparados un futuro juntos como hermanos de armas en esta galaxia en guerra. 

Hera: - Un lasat... No pensaba volver a ver uno... No después de... Ya sabes. -

Zeb: - Ni lo volverás a ver... Mejor vamos a otro lado... No me siento muy cómodo con tantos cascarones dando vueltas por aquí. -

Hera: - Síganme... Él los espera. -

Hera guió al grupo a un lugar mas apartado dentro de la ciudad, evitando las avenidas principales lo más posible para mantenerse alejados de los ojos curiosos imperiales. Si alguien sospechaba algo todo se vendría abajo. 

Su viaje los llevó a una casa no muy lejos del lugar, donde los recibió un hombre encapuchado de unos treinta o más años de edad el cual respondía al nombre clave contacto. Era de pocas palabras, y al parecer estaba algo molesto por la tardanza de diez minutos. En el interior del apartamento tenía una cuantas cajas y equipo, los cuales tuvieron que ser cargados entre todos de vuelta a la nave. Y ya una vez todos listos, regresaron a la seguridad del espacio, acompañados por Hera, Chopper y el contacto de Mon Mothman, el cual había mantenido su identidad oculta todo este tiempo. 

Ícaro: - Al fin nos conocemos, Hera Cyndulla. -

Hera: - Wow... Eres más alto de lo que esperaba. -

Ícaro: - Todos los modelos de mi serie son del mismo tamaños. -

Hera: - Eso no es lo que... Bueno, da igual. Ya creo que estamos listos. -

Ícaro: - Y usted debe ser nuestro contacto. -

Tras la intervención de Ícaro, el hombre dió un paso al frente, removiéndose la capucha y dejando a todos ver bien su rostro por primera vez. 

Contacto: - Espero que estén preparados. Este será un viaje bastante animado. -

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top