Cap. 86 - De Cazador a Presa
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Audiolibro disponible en YouTube:
https://youtu.be/BrAm2-Jwjao
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Sala de mando del acorazado imperial:
Oficial 1: - Almirante, las naves enemigas están reduciendo la distancia a un ritmo alarmante. -
Almirante: - ¿Tenemos información de la nave desconocida? -
Oficial 2: - Si, señor. Se trata de un acorazado Kandosii. Se creían inactivos desde las Guerras Mandalorianas. -
Almirante: - ¿Cómo es que esa cosa aún sigue operativa? -
Oficial 2: - Según los registros, el Kandosii no es veloz, pero sus escudos son muy superiores a cualquier cosa que hallamos visto. -
Oficial 3: - Señor, las naves enemigas no están abriendo fuego. -
Almirante: - Parece que no tenemos opciones.-
Oficial 1: - ¿Almirante? -
Almirante: - Nuestra nave es más rapida... pero no podemos dejar al inquisidor y retirarno... supongo que no hay otra manera. Comandante... -
El almirante se dio la vuelta, fijando su vista preocupada sobre un viejo perro de guerra. Un humano que en cinco años de gobierno imperial había conocido más batallas que cualquier otro en este universo. Uno que bajo las órdenes del inquisidor Howlhell, atravesó la galaxia en su totalidad cazando Jedis, sometiendo a insurgentes y cegando la vida de inocentes. Uno que... a pesar de todo lo vivido... aún portaba su armadura clon. Aunque ahora le pesaba mucho más que antes.
Almirante: - Comandante Snake, prepare las defensas... Debemos esperar lo peor de estos insurgentes. -
Antaño, un gran y ferviente defensor de la justicia. Ahora, un cazador de inocentes. Conocido como CT-2015, Snake formó parte de la legión 182 bajo el mando del comandante Lennox, destinada a la defensa de Coruscant en los días de la Guerra de los Clones.
Después de los eventos que cambiaron el destino de la galaxia, ese funesto día cuando la orden 66 fue dada, Snake perdió muchas cosas. Cosas que consumirían la poca humanidad que le quedaba.
Perdió a su comandante, a sus amigos, y tuvo que cargar con la culpa y el peso de dirigir la 182 en una caza exhaustiva por toda la galaxia bajo en mando del inquisidor Howlhell.
Sus ojos habían visto tantas injusticias. Sus oídos habían oído tantos lamentos. Sus manos habían perpetuado tantas atrocidades. Y aún asi... Allí estaba. Bajo el mando del tirano que arruino su sueño de paz cuando protegía la justicia en los barrios bajos de Coruscant. La pregunta era... ¿Por qué?
¿Deber? No podía encontrar otra respuesta a su pregunta. Los que una vez habia llamado hermanos ya no existían. Ni un solo clon de la 182 quedaba bajo su mando. Todos habían sido reemplazados por los nuevos stoormtropers. Él único motivo por el cual él estaba allí era por su habilidad al mando y su capacidad para instruir a los nuevos reclutas, pero sabía que tarde o temprano seria remplazado como los demás. Aún así...
Snake: - Si, señor... -
Y se retiró sin decir una palabra. Era su deber después de todo. Y el deber se cumple sin cuestionar el por qué. ¿Verdad? Él eta un soldado después de todo.
Oficial 1: - ¿Acaso los insurgentes planean abordarnos? -
Almirante: - No cabe duda. Están usando al Kandosii como ariete. Sus escudos son lo suficientemente fuertes para resistir nuestros disparos. Y el hecho que no estén devolviendo el fuego indica que están usando toda la potencia para defender y avanzar. -
Oficial 2: - Bastardos... Quieren capturar la nave. No podemos permitirlo. -
Oficial 1: - Bastardos. Demosle de probar la furia del imperio. -
Almirante: - Me gustaría estar tan entusiasmados como ustedes... -
Mientras tanto, en el interior del Kandosii se llevaban a cabo los últimos ajustes para la operación.
Doom: - Atención a todas las unidades. Cinco minutos para llegar a distancia crítica. Unidades de abordaje, reporte de estado. -
TR-1: - Batallón de acero listo. Esperando instrucciones. -
Li Mu: - Fuerza especial Tango lista. -
Howser: - Fuerza especial Primus lista. -
Doom: - Enterado. Proceded con la segunda fase del plan del general. -
El almirante imperial estaba en lo cierto. El plan de los insurgentes era hacerse con el control del acorazado imperial. Una nave así de potente sería una buena adquisición para su causa, y ahora disponían de los medios para capturarla.
El Kandosii avanzaba de frente. Era mucho más lento que la Munificient o el Destructor Imperial, pero lo compensaba con unos frontales lo suficientemente fuertes como para resistir todo el fuego enemigo. La Munificent avanzaba lentamente tras el acorazado, a cubierto de los disparos imperiales, los cuales si podrían atravesar sus escudos sin mucho esfuerzo, pero una vez estuviese a corta distancia las tornas cambiarían dándole la ventaja.
Y el momento finalmente llegó. Las naves capitales Rebeldes atravesaron el enjambre de cazas que lo separaban del Acorazado Imperial. Mirana y el resto de cazas y droides Vultures mantenían una batalla campal contra los cientos de cazas TIE, en una batalla espacial 1ue dejaba en ridículo a su prueba de fuego en Ryloth. Incluso Tifón y Lanza con su programación avanzada estaban teniendo problemas ante tantos números.
Los ganchos de amarre fueron lanzados. El Kandosii se aferro al Desteuctor Imperial como un depredador que cerraba las fauces sobre su presa. Los cañones del acorazado imperial seguían disparando, y los escudos de la nave milenaria estaban a su máxima capacidad. Pero no podían devolver el fuego. La tecnología imperial era de última generación, y no sabían se serían capaces de repara algún daño severo. Puede que tuviesen la superioridad numérica, pero aún así estaban en desventaja. El tiempo era algo que tenían en su contra, y todo dependía de las unidades de abordaje.
La Munificent no perdió el tiempo, y con la velocidad que caracteriza a las ágiles fragatas dejó la seguridad que los escudos del Kandosii le daban para acercarse a su presa. El capotan Haindal, aquel que estaba a cargo de la nave no era tonto, y sabía que no podía acercarse por la parte superior del acorazado, o sus cañones principales lo destrozaron en minutos. La parte inferior era mucha mejor opción, y el hangar inferior era el lugar perfecto para ingresar a la nave.
Los Destructores Imperiales tenían un diseño más económico que los antiguos Venator, cambiando su hangas superior por mayor defensa. Después de todo, se suponía en que el era imperial no tendrían que preocuparse por combatir a otras naves capitales. Grave error que los altos mandos Imperiales no tuvieron en mente, y que las estrategias de Ícaro aprovecharía al máximo.
Li Mu: - Muy bien señores. Es hora. -
https://youtu.be/R5hCkh2AH58
Y las puertas del hangar de la Munificient se abrieron, y un espacio de letal vacío separaba a los dos ejércitos, los cuales esperaban el momento con mezcla de nerviosismo, miedo, y determinación. Cada cual defendiendo lo que creía correcto.
Li Mu: - ¡Atacad! -
La voz de gossan fue la señal de inicio. Del interior del interior de la Munificent despegaron cuatro Naves de aterrizaje C-9979. Colosos equipados con poco armamento, solo el mínimo para defenderse, pero con un blindaje casi empenetrable. Incluso las torretas láser anticaza del Acorazado Imperial eran incapaces de destruirlos mientras veían como se acercaban más y más a los hangares del crucero imperial.
Eran tan grandes que era imposible que los cuatro transpotes ingresaran a la vez, así que dos tuvieron que tomar la delantera, sabiendo que en el interior del hangar podrían haber legiones de Imperiales esperando por ellos. Y así era.
Tan pronto como la proa de los transportes ingreso dentro del escudo de fuerza de los hangares, millones de blaster le lanzaron sobre su fuselaje como un enjambre, pero el blindaje de los C-9979 era suficientemente duro para no ceder antes los blaster de mano Imperiales. Ni siquiera los láser pesados y los misiles de los caminantes AT-ST podían hacerles el menor daño.
Los batallones de stoormtroper tuvieron que huir cuando los enormes transportes se alzaron sobre los colosales hangares y se preparaban para aterrizar. Los droides pilotos no mostraron piedad alguna, y aquellos imperiales que no tuvieron la posibilidad de escapar fueron aplastados por la inmensidad de los titanes de acero. Cientos murieron al instante, y la batalla ni siquiera había comenzado.
Y entonces llego el momento. Las compuertas de los transportes se abrieron, mientras las torretas turbolaser de apoyos de las C-9979 abrían fuego en todas direcciones. Los blasters imperiales se concentraron en las interminables filas de droides B1 que desembarcaban, pero no importa cuántos cientos destruyeran, miles más salían del interior.
Fue solo cuestión de tiempo que los droides ocupasen la mayor parte de los hangares principales del acorazado imperial. De los cinco mil droides que ocupaban ambos transportes, unos dos mil fueron destruidos, pero fue un sacrificio necesario para la victoria. Ahora era tiempo para la segunda fase.
Ahora que el hangar principal estaba asegurado, era hora de comenzar la verdadera contienda. Los dos prime4os transportes despegaron y salieron del hangar de regreso a la Munificient, mientras los otros dos desplegaban el resto de tropas en el interior de Destructor Imperial.
Por un lado, el grueso del ejército conformado por enorme cantidadea de droides B1 y B2. Acompañados por numerosas unidades droidecas, de entre las cuales se encontraban varias unidades droidekas, entre ellas las propias Paladín y Fifi. Todos bajo el mando de la unidad táctica TR-1. Su objetivo: Asegurar tanto el hangar principal como el secundario, así como todas las zonas aledañas a estos.
El grupo liderado por Howser estaba destinado a asegurar la ssla de motores y el hiperpropulsor. De esa forma podrían controlar la movilidad del acorazado, evitar un salto prematuro o cualquier imprevisto. Una unidad de más de quinientos milicianos que debían abrirse pasó por los pasillos del acorazado a través de las interminables barreras defensivas.
Mientras tanto, el segundo grupo liderado por Li Mu asaltarían el puesto de mando. Este era la motivo principal del ataque, y toda la operación dependía de la unidad de más de mil milicianos al mando de gossan. Por tal motivo, ellos contaban con el mejor equipo, así como varios escudos de energía personales que les permitiría alcanzar su destino.
Por el lado de los defensores, bajo el mando del comandante Snake, la 182 estaba desplegada a lo largo y ancho de todo el acorazado. Once mil ochocientos de los doce mil quinientos stoormtrooper de la legión. Aquellos que no perecieron tratando de defender en vano el hangar principal.
Una legión que si bien nunca había probado el fragor de una batalla a gran escala, motivo por el cual perdieron con tanta facilidad en el espacio abiendo deL hangar, tenían mucho conocimiento luchando contra insurgentes en pasadizos estrechos. Esta no iba a ser una batalla sencilla, y todos los altos mandos rebeldes lo sabían.
El comandante Snake se encontraba en una sala de mando secundaria, ubicada entre el hangar principal y el puesto de mando. Muy cerca de las celdas de prisioneros.
Años atrás no dudaría en comandar a sus tropas en primera fila, pero después que sus hermanos de Kamino fuesen reemplazados por esos jóvenes imperiales adoctrinados hasta la médula, ese sentimiento de camaradería simplemente habia... desaparecido. De hecho... Lo que le pasara a los Stoormtroper bajo su mando no le importaba en lo absoluto... Mucho menos lo que le pasara al despiadado inquisidor Howlhell.
Pero sus manos estaban manchadas. Su deber debía seguir rigiendo su vida. El último comandante clon no podía rendirse ante una batalla, así está fuera la última. Tenía que hacerlo. Aunque... ¿Por que?
¿Orgullo? ¿Deber? Las mismas preguntas se repetían en su mente una y otra vez. Si tan solo el comandante Cody del 212 aún estuviera para darle algún consejo. Pero este también desertó hace mucho tiempo. ¿Qué debía hacer?
Stoormtropers: - Comandante, los insurgentes han ingresaron al corredor principal. -
Snake: - Desplieguen más unidades de contención. Ya saben que hacer... Sin sobrevivientes. -
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