Cap. 83 - Dunas de Deseperación
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Audiolibro disponible en YouTube:
https://youtu.be/T_DGIB9aylI
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Durante años, un silencio abrumador reinó sobre los páramos desolados del planeta de Lasan. Una vez lleno de vida y hermosas tierras fértiles, ahora no era más que un asolado recuerdo de lo que una vez fue. Solo el retumbar del viento sacudía las planicies arenosas, arrastrando consigo microscópicos granos que se metían dentro de las fosas nasales y se alojaban en los pulmones, condiciones que serían mortales para los orgánicos tras una muy larga exposición.
Pero esta vez era diferente. Esta vez, el sonido de las chispas crepitando y el fuego devorando lo poco que tenía de comer a su alcance interrumpía el monótono panorama de Lasan. Ahora, una extraña cortina de humo negro se alzaba sobre las interminables dunas desérticas y era arrastrada hasta los confines de eesas tierras valdías por el constante viento. Allá, en la lejanía del desierto y en el centro de todo... los restos de una lanzadera imperial clase centinel irrumpían en el constante paisaje de arenas doradas.
Una calma constante erizaba los pelos del cuerpo. El viento se filtraba entre las hendiduras, provocando espeluznantes sonidos interrumpidos solamente por el crepitar del fuego, el cual danzaba violentamente ante el batir del viento. No había rastro de movimiento alguno. Ninguna señal de vida... Solo... un vacío constante. Hasta que:
BAM BAM BAM
El retumbar del metal sacudió los páramos. La puerta trasera de la nave, atorada y carente de poder, era abollada desde el interior por una fuerza sobrehumana. Cada golpe dejaba una nueva marca. Una nueva deformación. Hasta que una pronunciada grieta se abrió paso sobre el metal de arriba hacia abajo.
De pronto, dedos metálicos surgieron desde el interior, como las patas de una tarántula que escapa de su madriguera. Dedos metálicos que se aferraron con fuerza al metal, haciéndolo crujir y chillar de dolor. Un agarre firme como el acero, el cual poco a poco comenzó a desgarrar las placas de la compuerta hasta formar una grieta lo suficientemente grande como para que un ser de dos metros de alto pudiera pasar.
Del interior de la centinel, figuras humanoides portando armaduras blancas salieron hacia el desierto abrasador. Los droides de la Guardia Punitiva fueron los primeros en salir para analizar el terreno, seguidos de cerca por Holdo, Boss, Fixer, Bly y Kurt, los cuales se mantenían de una pieza gracias a la protección brindada por los propios droides. Tras ellos, salió el resto de comandos, cargando el cuerpo de Sev, a Wag too, y a la carcaza que antes contenía parte de la conciencia de Ícaro.
De los treinta droides comando que iniciaron esta misión, solo veinte lograron huir de la estación orbital de Fondor. Y ahora, apenas siete lograron salir del interior de la lanzadera, incluidos el propia Alfa, quien cargaba al moribundo Wag Too, y Delta, quien a pesar de tener un brazo destrozado, hacía lo imposible por sacar el cuerpo del droide de seguridad imperial de las cada vez más agresivas llamas.
Fixer: - Esto es un desastre. -
Boss: - Al menos estamos vivos. Comandante Bly. ¿Pudo identificar hacia donde saltamos antes de estrellarnos? -
Bly: - Al parecer estamos en Lasan... O lo que queda de él. - Decía con ironía mientras veía el páramo desolado.
Boss: - Necesitamos terreno elevado. Fixer. ¿Están en condiciones? -
Fixer: - Si, Boss. -
Boss: - Suba a esa duna y observe todo a nuestro alrededor. Cualquier punto de referencia será útil. -
Fixer: - En camino. -
Mientras varios veían al clon comando marcharse, el sonido del meta siendo arrancado de su base llamó la atención de los presentes. Con su única mano funcional, Delta arrancaba las placas pectorales de lo que quedaba del droide imperial, y antes que alguien pudiera hacer una pregunta, este removió lo que parecía un chip del interior del droide.
Delta: - Teniente Kurt. - Llamó la atención del joven. - En este dispositivo de almacenamiento está la base de datos del general. Solo él será capaz de decodificarlo y saber todo lo que pudo descargar de la base de datos de la estación de Fondor. Es su máxima responsabilidad que este llegue a salvo a manos del general. Junto con esto. -
Kurt vió con asombro y temor el brazo estirado del droide, el cual le ofrecía no solo el dispositivo de almacenamiento de datos, sino también el sable de luz del general. El hombre pudo sentir el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Un peso agobiante, acompañado de las miradas de todos los presentes que aún estaban conscientes.
Ese dispositivo contenía toda la información por la cual había venido. Todo por lo que había luchado durante las últimas doce horas. Todo... a manos de él.
A pesar de sus miedos, Kurt tomó ambos elementos en un acto de coraje y los resguardó en un lugar seguro. Bajo ningún concepto dejaría que nada le ocurriese. Así tendría que interponer su integridad física por ello.
Fixer: - Boss. - Su repentina voz cortó la tensión del momento.
Boss: - ¿Qué viste? -
Fixer: - Nada alentador. Estamos rodeados de desierto en todas direcciones. No detectó señales de vida en ninguna dirección. -
Boss: - ¿Cuánto tiempo nos queda para la noche? -
Fixer: - Media rotación... Tal vez menos. Hay una formación rocosa en dirección opuesta a los soles gemelos. Es lo único que destaca sobre el terreno. -
Holdo: - Estamos en aprietos. ¿No podemos contactar con sus aliados? -
Bly: - Los dispositivos de comunicación que tenemos no son lo suficientemente potentes. -
Holdo: - ¿Entonces...? ¿Estamos atrapados aquí? - La idea era simplemente escalofriante, aún así:
Bly: - No lo se. Logré transmitir nuestras coordenadas al Oasis antes de estrellarnos... Pero no puedo garantizar que la hubiesen recibido. -
Holdo: - Esto me da mala espina. -
Boss: - No podemos contar con la ayuda. De momento estamos por nuestra cuenta. Nos dirigiremos a las montañas. Cualquier refugio será bienvenido. Nuestras provisiones tampoco durarán mucho... Así que debemos apurarnos. -
Alfa: - Mi módulo de energía posee una independencia de siete días. Delta de cinco dado a su falla. Pero las otras unidades solo disponen de 4 días de baterías. -
Bly: - Estamos contra reloj entonces. -
Boss: - No perdamos tiempo. En marcha. -
Caminar por la suave arena es una tarea titánica, sobre todo bajo el ardiente sol y el calor que la propia superficie irradia sobre los transeúntes. Afortunadamente, las armaduras comando clones tenían módulos para ayudar a aclimatar al usuario, aunque esto no duraría para siempre, y era mejor guardar baterías por la situación empeoraba. Además, sería injusto dejar a Holdo, a Bly y a Kurt sin este medio. Después de todo, las armaduras de stormtrooper no disponían de esta ventaja.
Portar las armaduras imperiales no tenía sentido, así que no dudaron en dejarlas atrás, quedándose solamente con la malla negra que cubría sus cuerpos y cualquier pedazo de tela a su disposición para cubrirse del sol.
Con algunas planchas que arrancaron de la propia nave, los droides comando restantes hicieron dos camillas improvisadas para poder cargar a Sev y a Wag Too con mayor facilidad, y así no usar toda la batería de un solo droides en el proceso.
Afortunadamente, el radiante sol sobre el rostro de Sev hizo que este se despertara. Algo deshidratado, pero en buen estado. Al parecer el golpe que recibió solo le dejó un dolor de cabeza momentáneo, pero nada grave. Cosa que no se podía decir lo mismo del lurmen.
Wag Too no mostraba señales algunas de despertar. De hecho, ni siquiera se inmutaba cada vez que alguno de los droides que transportaba la camilla daba un mal paso y esta se tambaleaba. De los presentes, Fixer era el que más conocimientos de medicina tenía, pero no era un experto ni nada por el estilo. Lo mayor parte de lo que conocía eran primeros auxilios y curar heridas menores, así que la condición del lurmen le resultaba desconocida.
En primera instancia, su anatomía era diferente, incluso aún siendo humanoide. Fixer pensó que se podría tratar de algún problema relacionado con la forma en la que el inquisidor lo tomó de la cabeza. Tal vez en el proceso alguna vértebra se hubiese dañado, lo cual sería un daño catastrófico y tal vez mortal a mediano plazo. O tal vez su cuerpo aún estaba tratando de disipar el trauma que pasó... A decir verdad... nadie podría saberlo, pero un armazón de metal improvisado alrededor de su cuello podría tal vez evitar males mayores.
Les tomó casi un día al grupo poder atravesar el manto de dunas y arena inestable para llegar a lo que parecía una formación natural de mesetas. Antagónicamente al abrazador calor del día, la noche resultó ser bastante fría, así que debían encontrar un refugio antes que el sol volviese a ocultarse por el horizonte.
Los droides estaban haciendo un sobreesfuerzo para mantener a los orgánicos a salvo, pero esto les estaba costando mucha energía. Dos de las unidades se apagaron apenas unas horas tras encontrar una gruta que les serviría de refugio por un tiempo, y a las tres restantes tampoco les quedaba mucho tiempo.
La segunda noche fue igual de fría, pero la pequeña gruta entre las rocas resultó ser un refugio bastante eficaz. Tanto, que algunas criaturas del planeta pensaron en poder resguardarse en ese lugar, pero al final terminaron siendo una buena comida caliente para los orgánicos. Tenían que sobrevivir como fuese posible, y el tiempo no estaba de su lado. Pero a la mañana del segundo día...
Sev: - Parece que tenemos compañía. - Decía mientras regresaba al pequeño refugio.
Fixer: - Déjame adivinar... Imperiales. -
Sev: - Ufff... Eres todo un genio. -
Holdo: - ¿Es en serio? ¿Podrían tomárselo con más seriedad? -
Sev: - De haberlo hecho hubiéramos sucumbido a la locura hace mucho. -
Holdo: - Hombres... - Dijo con un tono algo molesto.
Boss: - ¿Cuál es la situación? - Su voz si imponía seriedad sobre sus hombres.
Sev: - Un destructor Imperial se ubica sobre la órbita del planeta. Las lanzaderas y transportes de tropas ya comenzaron el desembarco. -
Kurt: - ¿Es una broma? Deben haber millones de imperiales allí. -
Sev: - Bueno... Eso si no cuentas los caminantes, cazas, bombarderos, vehículos, etcétera, etcétera... -
Boss: - Sev... Es suficiente. -
Sev: - Si, señor. -
Boss: - No hay mucho que podamos hacer. No podemos ser detectados. Evitad luces en las noches. No salgan del refugio a menos que sea necesario. Esta es una batalla que no podemos ganar. -
Esa era una tarea más fácil decirla que hacerla. Por dos días enteros todos se mantuvieron ocultos. Los droides fueron desconectados hasta que fuese necesario, pues en casos de emergencia su participación en combate podría ser de vital importancia. Pero no importa cuánto se ocultara... No daría resultado
En el interior del puesto de mando del destructor Imperial:
Oficial 1: - Señor. Una sonda ha detectado a los insurgentes entre las grutas de un sistema natural en la zona noroeste del planeta. -
Howlhell: - Entendido. Preparen todo para el ataque. -
Oficial 2: - Eh... señor... ¿Lanzaremos un ataque masivo contra unos pocos insurgentes? -
Howlhell: - No... Preparen una lanzadera y una compañía... De estos me encargaré yo... Personalmente. -
Solo era cuestión de tiempo. El grupo de Boss no sabía que la sonda los había detectado, pero a Sev rápidamente le llamó la atención la forma en que las naves imperiales descendían. Seguro ya los habían localizado o tenían una idea de donde estaban, cosa que al clon comando no pasó inadvertida con toda su experiencia.
En apenas veinte minutos, todas las armas disponibles fueron revisadas y calibradas. Los droides se encendieron y se armaron para la batalla. El conflicto iba a ser inminente, y aunque ellos poseían la ventaja del terreno y la cobertura, esto no quitaba el hecho que habían millones de imperiales en el sector. Aunque fue un extraño alivio al ver sólo una compañía descender de los transportes imperiales. No sabían que estaban tramando... pero de seguro no sería nada bueno.
Y mientras el campo de batalla se preparaba para una resistencia imposible, todos ignoraban los ojos que desde la distancia, observaban todo lo que ocurría con una mezcla de ira y ansias de venganza.
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