Cap. 70 - Acto de Desesperación

--------------------------

Audionovela disponible en YouTube:

https://youtu.be/dZnYivYAT-w

------------------------------

Muy ajenos a lo que ocurría en el Fantasma, habían pasado unos días desde que Ícaro dejó todo contacto con el resto del equipo. Desde aquel día que partió junto a Tronda hacia el mismo bosque de Gwori donde tuvo ese... "extraño encuentro" con el fantasma de Ki-Adi-Mundi. Aunque el droide aún se negaba a reconocer lo que había visto, justificando que era un simple error de sus sensores. ¿Quién sabe? Y puede que ese bosque tuviese un campo electromagnético que afectará a los droides.

Aun así, el propio Ícaro no podía negar el hecho que Tronda, aún con su ceguera sabía perfectamente dónde ir, aún viajando a una velocidad tan alta como la de un Speeder. Como si... algo... la hubiese llamando a ese lugar.

Ahora, Ícaro se encontraba sentado sobre el suelo mohozo del bosque, con Tronda justo al frente. Mientras Alfa esperaba más lejos de la primera línea de árboles. Sin ningún tipo de comunicación con su general. Y en mal momento.

Tronda: - Si no cierras los ojos y te concentras... no podrás ver el mundo de otra forma. - Dijo con palabras lentas y pacientes.

Ícaro: - Si con "cerrar los ojos" te refieres a apagar mis sensores ópticos no creo que pueda ver. -

Tronda: - Ja ja. No... No me refiero a ese tipo de vista. -

Ícaro: - Ha pasado mucho tiempo desde que estamos aquí y no noto ningún progreso. No creo que sea prudente estar más tiempo alejado del resto. -

Tronda: - ¿No has visto progreso? Yo creo que eso no es cierto. -

Ícaro: - No... no entiendo a que se refiere. -

Tronda: - Al menos me estas escuchando. Eso es un avance. -

Ícaro: - Mis sensores auditivos siempre la han escuchado. -

Tronda: - Me has oído... Pero no me han escuchado. -

Ícaro: - Esto es... absurdo. -

Tronda: - Eso lo dice quien no lo ha intentado. -

Ícaro dejo escapar un gruñido metálico de enojo, un ápice de su parte emocional, aunque muy reprimida en su interior. Sentía que todo eso era una pérdida de tiempo, pero tal vez, lo más efectivo sería simplemente hacerle caso a la vidente y demostrar que todo eso era en vano.

Aún con molestia, Ícaro apago sus sensores ópticos, y tal como había predicho... no veía nada.

Ícaro: - ¿Y ahora? -

Tronda: - ¿Ahora? Ahora debes apagar la computadora. -

Ícaro: - Soy, literalmente, una computadora... No puedo "apagarla" sin más. -

Tronda: - Me refiero a que dejes de pensar... De computar... De trazar planes y estrategias. -

Ícaro: - "Despejar la mente" no es algo que yo pueda hacer literalmente. ¿Cómo se supone que lo haga? -

Tronda: - No lo se, jiji. - Su burla de cierto modo lo irritaba. - Eso es algo que debes encontrar por ti mismo. -

Ícaro creía que la situación no podía ponerse más ridícula. Pero tenía una idea de que hacer. Al menos podía imitar a los orgánicos cuando hacían algo similar.

El droide bajo la velocidad de sus cómputos al mínimo, como si su RAM estuviese trabajando a la menor capacidad posible, solo manteniendo los cálculos básico para mantenerse en funcionamiento. Algo que nunca había hecho, y le daba una sensación de... vacio... Algo desagradable de hecho para una mente que nunca ha descansado.

La sensación que sentía solo podía describirla como incomodidad. No lograba encontrar paz como Tronda decía, pues un droide que fue creado para la guerra tal vez nunca había calculó como sería la verdadera paz. Una paradoja en su propia mente que, al convertirse en un bucle en su mente, le daba algo de desosiego... Algo de... enajenación.

Pasaron los segundos... Pasaron los minutos. Y sus funciones primarias cada ves se ralentizan más y más, y como si la twi'lek hubiese leído el futuro, su núcleo de midiclorians entró en un extraño estado que no era capaz de definir. Un estado de... alarma.

Extraños rastros de información viajaron por sus circuitos. Códigos extraños que parecían surgir desde lo más profundo de su núcleo. Códigos que no era capaz de interpretar literalmente, pero cuyo caótico patrón incoherente de dígitos le causaba un malestar general. Esos códigos era muy similares a... cuando estaba en el campo de batalla.

Algo no estaba bien. Algo definitivamente no estaba para nada bien. Era como sentir un escalofríos recorrer sus cables de metal. Un preludio en palabras de orgánicos, pero que él no podía interpretar tan literalmente. Pero esa sensación lo puso demasiado nervioso. Era como escuchar gritos... Sentir dolor... Ira y... Muerte.

Ícaro no pudo más. Sus sistemas se activaron en un estallido de energía. Eso fue demasiado caótico para una máquina tan lógica como él, tan carente de mente abierta para entender cosas que estaban más allá de la lógica.

Tronda: - Bueno. Supongo que es suficiente por esta vez. Tal vez deberíamos volver. -

Ícaro: - Si... Creo que... tienes razón. -

El droide no se dio cuenta, pero era obvio que Tronda había percibido algo que lo acechaba. No lograba definir que, pero sabía que fuese lo que fuese, lo había puesto muy alterado. Pero nunca imaginó que la respuesta llegaría tan pronto.

Alfa: - ¡General! -

Tan pronto como el droide comando vio a Ícaro y a Tronda salir del bosque se apresuro a su encuentro. Por la forma de actuar de Alfa, el superdroide supo que algo no estaba bien.

Ícaro: - ¿Que ocurre?-

Alfa: - Es el Fantasma. Ocurrió algo terrible. -

Nunca antes el Speeder había alcanzado tales velocidades. Ícaro ordenó a Alfa conducir a toda velocidad de vuelta a la base. El droide había recibido la noticia de la misión hacia apenas una hora, pero al no poder comunicarse con su general no había forma de notificarlo.

Ícaro no era capaz de entender lo que había pasado, pues la información que poseía Alfa no era muy detallada, pero bastaba con saber que el comandante Boil se encontraba en estado crítico para que no pudiera dejar de pensar en las millones de posibilidades de las cuales eso podría haber pasado.

Ícaro: - Acelera. -

Sus palabras fueron impulsivas cuando se acercaban al refugio y vio estelas de luz descender desde la atmósfera. Era el Fantasma y el resto de naves, de eso no había dudas, y quería saber que había pasado tan pronto fuese posible. Debía estar allí cueste lo que cueste.

Tan pronto como el Speeder entró al hangar, Ícaro descendió sin siquiera esperar a que se detuvieron por completo, y tuvo que lanzarse a la carrera para no caerse. Pero en ese mismo momento, la rampa del carguero Aurora se abría lentamente, mostrando en su interior un escenario desgarrador. 

Dos droides llevaban una camilla con prisa hacia la estación médica, siendo la propia Miraj quien estaba al frente del grupo. Todos los altos mandos del Oasis estaban al tanto de la situación, todos menos Ícaro, quien necesitaba una explicación inmediata. Y sobre todo, por qué la camilla que transportaban estaba cubierta con una manta blanca, como intentando ocultar lo evidente, cuando la silueta que la manta marcaba era claramente la de un ser humano. 

Ícaro se apresuró a alcanzar el grupo que de iba hacia el hospital, pero rápidamente fue interceptado por un sinfín de orgánicos que necesitaban de su intervención con urgencia. Una lluvia de preguntas cayó sobre el droide. ¿Qué debían hacer? ¿Dónde iban a instalar a los refujiados? ¿Donde podían el rhydonio? Y muchas otras que para el superdroide carecían de importancia inmediata. 

Esas cosas administrativas del Oasis solía encargarse Miraj, pero siendo ella la que lideraba al grupo hacia el hospital era imposible que lo hiciera. Para el colmo Wag Too no se encontraba por ningún lado, seguro se había quedado en casa cuidando de su cría. Y los únicos rostros conocidos eran los de Bly y Li Mu, y ninguno de ellos tenía los conocimientos para llevar a cabos tales tareas. 

Ícaro se sintió agobiado... incapaz de computar con claridad. Sabía que debía atender todas esas dudas. Era lo más lógico. Pero quería seguir al grupo que se dirigía hacia el puesto médico y que ya habían desaparecido de su vista. Si tuviese dientes lo hubiese apretado con furia, tratando de liberar su enojo, una sensación que apenas reconocía en él mismo, pero que pudo aplacar con algo de lógica. "Respiró profundamente", metafóricamente hablando, y se puso manos a la obra para organizar todo. Pero en su interior, se lamentaba con todo su parte biónica de no poder acompañar a Boil en estos momentos. Y lo cierto era... que hubiese sido lo mejor. 

Para el grupo que se dirigió al hospital tampoco fue fácil. Numa exigía permanecer al lado de Boil con demasiado ímpetu, tanto, que tuvo que ser sometida por los droides B1 que hacían de centinela, destruyendo a dos en el proceso solo con la furia de sus manos desnudas. Miraj hacía lo posible por calmarla, pero parecía no tener sentido, y solo la voz de Mirana pudo ser escuchado por la muy colérica twi'lek. 

Mirana: - ¡Numa! -

Su grito llamó la atención de todos, incluida la joven, quién alzó la mirada al borde de las lágrimas. Numa no podía... perder a nadie más. Boil era lo único que le quedaba además de Lubo de Tronda. Su único hermano mayor que aún vivía. 

Sin dar respuesta alguna, Mirana se acercó a Numa y la envolvió en sus brazos, tan dolida emocionalmente como ella estaba, pero su pizca de madures le permitía contener las lágrimas, cosa que la twi'lek no pudo hacer al sentir el calor del abrazo. Y allí, a las puertas del puesto médico, su desgarradores gritos de agonía hicieron eco en el corazón de todos los presentes. 

Tal como Tifany y Kurt predijeron, el núcleo prostético que le pusieron a Boil como corazón secundario hizo su función todo el viaje, pero un trabajo tan apresurado pronto presentaría fallas mortales. Tan pronto llegaron, los médico acompañado por la cansada Tifany volvieron a abrir su pecho, para removerle el núcleo de Delta y hacerle una trasplante. Pero... Lamentablemente eso sería imposible. 

La condición de Boil estaba lejos de poder considerarse estable. Su corazón fallaba cada vez más, y sus pulmones rostizados no serían capaces de sobrevivir más de veinticuatro horas. Los médico miraron con dolor la verdad, e incluso Tifany, quien había luchado a su lado desde el comienzo ya se estaba dando por vencida. Salvarlo era... imposible. 

Pero el silencio no duró más de un segundo, cuando un nuevo integrante ingresó al salón de operaciones. Era un sujeto alto, y cuya figura imponente hacía que todos a su lado se sintieran como hormigas. Un sujeto de una especie muy controversial en la galaxia de Star Wars. 

Skakoano: - A un lado. Déjenme pasar. -

Cirujano: - Doctor Hunkbor. No es tiempo para sus... -

Hunkbor (skakoano): - Si quieres que este clon viva... Se callará y se hará a un lado... Ahora. -

El alienígena anfibio medía casi dos metros y medios de alto, y su postura amenazante hacía que el resto del salón retrocediara ante sus agresivas palabras. El enorme alien hizo a un lado al reto de cirujanos, quedando justo en frente de Tifany, quien parecía una pigmeo a su lado. 

Hunkbor: - ¿Frecuencia cardiaca y presión arterial? - Pero no hubo respuesta. - ¿Doctora? -

Solo entonces Tifany salió del estado de alienación que se encontraba, respondiendo de inmediato a la pregunta del skakoano tan pronto obtuvo los datos de los monitores. 

Hunkbor: - Eso no es bueno. Tenemos que hacer una intervención más agresiva que queremos que sobreviva. Debemos llevarlo a mi salón de inmediato. -

Cirujano: Doctor, ya le dije que no es... -

Hunkbor: - Dije... De inmediato. -

Era más que obvio que este sujeto no era bien visto por el resto, pero en esta situación no había mucho más que hacer. Después de todo... No se perdía nada por intentar algo desconocido. 

Tifany: - Ya oyeron. Lleven al clon a su laboratorio. -

Hunkbor solo asintió con la cabeza hacia la rodiana, tomando el control del equipo médico mientras trasportaban la camilla con el cuerpo de Boil a uno de los lugares más alejados del hospital. Lejos de ojos curiosos, donde el skakoano y solo unos pocos tenían permitido el acceso. Una habitación terrorífica a los ojos mortales. 

Lo que pasó allá adentro... solo unos pocos fueron capaces de verlo con sus propios ojos. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top