Cap. 62 - La Nueva Garra del Imperio
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Podcast disponible en YouTube:
https://youtu.be/KXxzQoxl9xA
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El enojo en la cara de Cress era evidente mientras caminaba hacia lo que él consideraba sería la mayor vergüenza de su vida. Había perdido, eso era innegable, y de una manera sumamente deshonrosa. El joven ahora caminaba a pase rápido por los pasillos del Quimera, el destructor estelar Clase Imperial buque insignia de Thrawn.
Cuando finalmente llegó al puesto de mando, se llevó una gran sorpresa al ver que su superior de encontraba completamente solo. Ningún otro oficial estaba a su lado, y solamente los operadores que controlaban las decenas de computadores permanecían en sus puestos con esos cascos negros puntiagudos tan característicos. Los stormtroopers que acompañaron a Cress en su travesía se quedaron atrás, y se retiraron una vez las compuertas se cerraron. Esta sería una conversación solamente entre Thrawn y Cress, y eso ponía al joven oficial bastante nervioso.
Thrawn: - Comandante Cress... Finalmente llega. -
Cress: - Me disculpo por la tardanza, Gran Almirante Thrawn. -
Thrawn: - Moff Thrawn... comandante. - Dijo con imponente voz.
Cress: - Me... Me disculpo. Moff Thrawn. No se me había informado de su ascenso. - En su voz ya se comenzaba a notar cierto nerviosismo.
Thrawn: - Dígame, comandante... ¿Sabe por que está aquí? - Cress no dijo nada. - ¿Lo sabe? - Su voz se volvió oscura y desafiante.
Cress: - S... Si... señor. -
Thrawn: - Fuiste tomado por sorpresa. Perdiste dos crucero Arquitens. Dejaste huir a los prisioneros rebeldes. Y perdiste el cuarenta porciento de las fuerzas, incluído todos los cazas bajo su mando... Dígame... ¿Cómo es eso posible, comandante? -
Cress estaba sudando. El nerviosismo y el miedo a las concecuancias claramente visibles en su rostro. El Imperio era cruel y despiadado incluso para los miembros de sus filas. Una derrota de ese tipo sería considerada traición, y con algo de suerte, solo perdería su rango y no su cabeza. Además, este... Thrawn del que tan poco se sabía era todo un misterio, como una sombra que seimpre esta al acecho y no se muestra hasta que sea estrictamente necesario. Incluso muchos imperiales del altos rangos desconocían de su existencia. ¿Quién era este tal Thrawn? ¿Y qué confusos planes tendría en esa cabeza tan dificil de entender?
Pero no era momento de dudas. Independientemente de sus ensamientos, Cress debía dar una respuesta. Era su superior despues de todo. Así que tomó una gran bocanada de aire, y habló.
Cress: - Los insurgentes salieron de la nada, Moff Thrawn. No sabemos cómo lograron atrevesar las diferentes barreras, pero al parecer tomaron la ruta Coreliana para llegar a Ryloth sin que nadie los notase. -
Thrawn: La ruta Coreliana esta siendo custodiada en cada sector. ¿Cómo es posible que hubiese una brecha tan grande? -
Cress: - Aún desconocemos el motivo, y se están buscando indicios de sabotaje en la zona. Lamentablemente aún no descubrimos nada. -
Thrawn: - Muy bien. Prosiga. -
Cress: - La mayor parte de nustras tropas estaban en tierra, y al no esperar un ataque nustros cruceros no tenían los escudos activados. -
Thrawn: - ¿Acaso es tan lento que no pudo ordenar que activasen los escudos? -
Cress: - No, señor. La nave enemiga salió del salto a unos seis mil kilómetros de nuestra posición. -
Thrawn: - ¿Seis mil kilómetros? Eso es imposible. Nadie sería capaz de hacer un cálculo tan preciso. No hay forma de que... -
Cress: - Solo una máquina sería capaz de hacer algo así. - La interrupción de Cress no fue muy bien vista, pero parecía que el joven tenía algo en mente. -
Thrawn: - Lo escucho... comandante. -
Cress: - Esta es solo una suposición mía, pero estoy seguro que nustro enemigo no era otro más que el superdroide táctico que me encontré en el asato a Felucia. -
Thrawn: - ¿Puedo saber por qué cree eso? -
Cress: - Sus patrones son los mismo. Un mundo en opresión. Aparece de la nada y luego desaparece sin dejar rastro. Esta vez solo a una escala mas grande. No contábamos con la potencia de fuego de una fragata Muníficent. Eso... Eso nos dejó en desventaja desde el primer momento. -
Thrawn miró al joven por unos segundos, tal vez intentando encontrar algunas dudas sobre sus propias palabras, pero no encontró nada. Algo que lo dejó bastante satisfecho. El chiss se puso de pie, y sin previo aviso, le ofreció al joven un datapad con algún tipo de información, solo para regresar a su asiento de oficial al mando y esperar que Cress revisase los datos con calma.
Lamentablemente Cress no entendía del todo lo que estaban viendo. Eran una seria de número y código, como algún tipo de evaluación. Un listado de cientos de individuos cuyos nombres no estaban escritos, todos un un enrome cartel rojo que decía: "fracaso". Solo tres en total tenía "Exitoso" escrito encima de un cartel verde.
Cress: - Moff, no se que es... todo esto. -
Thrawn: - Eso... joven comandante, son los resultados de las simulaciones de su batalla efectuadas por los oficiales del imperio. -
Crees abrió los ojos como platos ante la noticia. Su miedo infundado se transformó en un ápice de confianza y autoestima, haciendo que sus pulmones respirasen aliviados de todo peso.
Cress: - Solo tres victorias... ¿Cómo...? ¿Quienes...? - Su sorpresa era visible.
Thrawn: - Una situación sin precedentes, sin lugar a dudas. Pensar que sólo el Gran Moff Tarkin y Darth Vader fueron los únicos capaces de superar tan ridícula... "prueba" me hace dudar de la consistencia de las fuerzas de este Imperio. -
Cress: - Supongo que usted fue el tercero que supero el simulacro y derrotó a la fuerzas enemigas. -
Thrawn: - ¿Derrotar...? - Una pregunta muy perspicaz sin lugar a duda, una que ocultaba cierta malicia detrás de una sonrisa apenas perceptible. - No, mi joven amigo. El objetivo de la simulación era mantener a Ryloth bajo en control Imperial, no exterminar a los agresores. -
¿Acaso Cress había escuchado bien? ¿Acaso ningún oficial del Imperio Galáctico fue capaz de hacer lo que él logró? ¿Cómo es eso posible? Su estima en la fortaleza sobre su tan amado imperio recibió una fuerte sacudida y amenaza de derrumbarse.
Thrawn: - Así es, comandante Cress. - Las palabras del chiste lo saco de sus pensamientos. - Usted ha hecho algo... digno de admirar... a pesar de su joven edad y poca experiencia. -
Cress estaba a punto de inflar su pecho de orgullo, pero Thrawn no lo permitiría, al menos no en su presencia.
Thrwan: - Sin embargo... una derrota es una derrota, y debe ser penalizada como tal... A partir de este momento ya no queda al mando de su crucero Arquitens. -
Cress: - Pe... Pero... - Su voz tembló ante la noticia.
Thrawn: - Mas, esto es un capricho mio más que otra cosa. ¡Comandante Cress! - Su voz se volvió fuerte y aurmtoritaria, haciendo que el joven se cuadrase en firme de inmediato.
Cress: - Si, señor. - Palabras que salieron de su boca casi por instinto.
Thrawn: - A partir de ahora será reconocido como Almirante Cress, y se le asignará una nueva nave de comando. Eso es todo. Un oficial lo espera en la cubierta de desembarco. Eso es todo. Puede retirarse. -
El joven no tenía la menor idea de cómo reaccionar, y pasaron varios segundos estático frente a su superior sin siquiera dejar escapar el aliento. Estaba en shock.
Thrawn: - ¿Alguna duda, almirante? -
Cress: - N... No, Moff Thrawn. -
Thrawn: - Bien. Ahora retírese. -
Cress se dio la vuelta sin perder la pose militar, y se disponía a abandonar el puente de mando del Quimera, cuando la voz la Thrawn lo interrumpió uan vez más.
Thrawn: - Espero mucho de usted... Almirante. No vuelva a fallar. -
Sus palabras eran una mezcla entre alago y amenaza, algo que sacudía los nervios y los relajaba al mismo tiempo. La mirada del chiss era penetrante como un estoque, y sus ojos rojos parecían ser del portador del propio lado oscuro. Aun asi... parecía haber algo de amor y bondad en ellos. Un ser muy extraño sin lugar a duda.
Las palabras de Cress no serían capaces de responder a tal alabanza-amenaza, pero su determinación. El recién nombrado Almirante hizo rugir con fuerza la suela de su zapato al darse vuelta, y su mano derecha saludo a su superior de forma enérgica y mordaz. Era todo lo que tenia que expresar. Luego de dio la vuelta, y se retiró, dejando en el rostro de Thrawn una sonrisa complacida. Ese joven prometía mucho.
Cress camino por los pasillos del Quimera, aún aturdido ante la noticia y el repentino ascenso. El hecho que Thrawn se hubiese saltado algunos protocolos lo preocupaba, pero el chiss era alguien tan misterios, que no se sorprendería si tuviese mucha más influencia en el Imperio de lo que Cress creía.
El joven Almirante llegó al hangar, donde efectivamente había un oficial esperando su llegada y una lanzadera T-4a esperando por él. Cress entró al interior de la nave, pero prefirió ignorar las medidas de seguridad y quedarse de pie tras los pilotos para ver bien su nueva buque insignia mientras se acercaba.
En la flota del Moff Thrawn habían muchas naves a disposición. Seguro le asignarán otro crucero Arquitens, uno más moderno o con armamento mejorado. O tal vez una nave más grande, pero sus ojos se abrieron como platos al ver hacia donde la lanzadera se dirigía.
La nave en cuestión no era nada menos que un Destructor Estelar Clase Imperial. Una enorme bestia de combate de más de kilómetro y medio de largo, armado hasta los dientes y con una capacidad de carga de 36000 toneladas métricas y transporte de tropas nunca antes visto en la galaxia.
Cress no podía creer lo que veían sus ojos hasta que la lanzadera no aterrizó en el interior del acorazado. Solo entonces salió del estado de shock en que se encontraba, a media que sentía los amarres de la nave acoplarse sobre el hangar de aterrizaje. La rampa de desembarco de la T-4a se abrió lentamente, mientras el humo blanco producto a la descompresión se escapaba de los conductos de la nave y obstaculizada su vista.
Cress camino por la plataforma y descendió lentamente, con sus manos en la espalda ocultando su nerviosismo, algo que gustaba imitar del Gran Moff Tarkin al que tanto admiraba. Pero ni siquiera eso pudieron evitarlo un sobresalto cuando pudo apreciar lo que le revelaban sus ojos.
Oficial: - ¡ATENCION! ¡OFICIAL EN CUBIERTA! -
BAM. Los miles de suelas al mismo tiempo sacudieron el interior del acorazado. Todo uan división esperaba la llegada del almirante y oficial al mando. A su derecha, un enorme destacamente de stormtroopers, que se alzaba como una marea blanca de fuerza letal, acompañados simbólicamente por cuatro caminantes AT-ST.
A su izquierda, una marea negra de igual tamaño, ocupada por los miles de tripulantes y oficiales encargados del funcionamientos del acorazado. Todos firmes en una perfecta formación rectangular con milimétrica precisión.
Cress ya conocía el protocolo. Había formado parte de las formaciones toda su vida, pero no esperaba ser el resultado de tal ceremonia tan pronto en su vida. Sus paso dudaron por un segundo, pero pronto se arriesgaron a caminar hacia adelante, pasando por el frente de cada soldado, técnico, oficial, medico o cualquier tripulabte a bordo.
Oficial: - ¡SALUDO! -
Todos alzaron la mano ante su paso en forma de saludo militar. Y a sus espaldas, si se era lo suficientemente perceptive, se podía escuchar la Marcha Imperial de fondo.
https://youtu.be/-bzWSJG93P8
Cress caminó acompañado por dos oficiales hasta los ascensores, los cuales le llevarían directo al puesto de mando. Uan vez dentro, se acercó lentamente hacia la silla del oficial a cargo y la miro a detalles. Se veía muy cómodo y tentaba a uno a sentarse. Sus oficiales ya podían verlo especulando de sus proezas en batalla y verlo convertirse en un oficial pomposo. Pero no Cress.
El joven Almirante dejó la silla que le correspondía atrás y camino por la plataforma que se alzaba sobre las diferente computadoras que operaban toda la nave. Sus dos oficiales miraron sorprendidos, y tuvieron que apurarse para poder alcanzarlo. Cress se detuvo justo en medio, donde las escotillas del puesto de mando le permitía una vista de 180° hacia adelante. La vista de un oficial al mando.
Cress: - Preparen motores y ajusten todo. Partiremos de inmediato. -
Oficial 1: - Mi señor, estaremos listos para partir en treinta minutos. -
Cress: - Bien. Contacte con los superiores y preguntad en donde se requiere de nuestra presencia. -
Oficial 1: - En seguida, almirante. -
Oficial 2: - Almirante. Tal vez debería nombrar la nave. Ahora que es su nave insignia debe tener un nombre que lo represente a usted. -
Cress: - Encuentro esa sugerencia algo... poco necesaria. Pero entiendo sus razones después de todo. -
Cress cerro los ojos y lo pensó por unos segundos. ¿Algo que lo representase? No veía una respuesta lógica para eso. Aun así, entendía su significado, y sobre todo, el significado para sí mismo.
Él sería el oficial más importante del Imperio. Era su meta principal y su razón de ser. Lo que guiaba sus pasos. Su buque insignia debía ser una representación de ello, y había un nombre que sería ideal para ello. Un nombre que inspiraba terror hace apenas diez años, e incluso los oficiales más experimentados de imperio temían al oírlo.
Cress: - "Malevolence" -
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