Cap. 57 - Llamada de Auxilio
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Podcast diponible en YouTube:
https://youtu.be/-A-M_GLbdVI
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Mirana e Ícaro caminaban lo más rápido posible a la sala de mando en el interior del ayuntamiento del Oasis. La mujer no sabía muy bien los detalles, pero Miraj le pidió que buscará al droide desesperadamente. Algo había pasado en Ryloth. Algo terrible.
Apenas llegaron al lugar de reuniones y se encontraron con Miraj, Wag Too, Boil, Bly y Li Mu, quienes miraban con preocupación la petición de un individuo que se estaba presente por una holo-proyección. Un twi'lek muy particular.
Ícaro: - ¿Qué ocurrió? - Dijo nada más entrar al recinto.
Miraj: - Ícaro... Que bueno que viniste. Es urgente... -
La alcaldesa tuvo de detener se hablar por una punzada que tuvo en su viente. La criatura en su interior cada vez estaba más cerca de nacer, y ya no podía tener fuertes emociones. Wag Too se apresuro a auxiliarla, y Boil rápidamente tomó la palabra.
Boil: - Comandante. Aquí se presenta el canciller imperial Piest Heliot. Tiene una petición de vital importancia para nosotros.
Ícaro: - ¿Canciller imperial? - Pregunto sorprendido.
Piest: - Lamento la repentina intervención, comandante. Pero la situación en la que se encuentra mu pueblo es crítica. Y necesitamos de su ayuda. -
Ícaro: - Usted es el enemigo. No veo razón alguna para ayudarlos. -
Miraj: - Ícaro... Por favor... Escúchalo... - Dijo con la voz algo agitada.
Mirana: - Piest ha sido un gran apoyo para la célula rebelde en muchos sectores. Ryloth ha sido durante estos años un paso seguro para muchos de nosotros. -
Ícaro: - Muy bien. Senador. Explique la situación.-
Piest: - No es la primera vez que el alto mando imperial nos ordena destruir las células rebeldes del planeta. Pero siempre nos daban la orden, y nosotros nos encaragabamos de hacerlos desaparecer del sector a salvo. Pero esta vez fue diferente. Enviaron a un joven almirante para acabar con la resistencia del a sector. Es un asesino a sangre fria. Bombardeo los refugios desde órbita y arrasó con una parte enorme del planeta. Miles murieron, el pueblo está bajo un férreo control militar. A este paso no lograremos sobrevivir. Por favor, comandante. Salvemos de las garras del almirante Crees. -
Un golpe seco llamo la atención de todo, dejando un profundo silencio en la habitación. Todos miraba a Ícaro con asombro, pues el droide golpeó la mesa de metal con tanta fuerza que terminó abollandola. Nunca antes habían visto al droide actuar de esa forma, y estaban algo preocupados.
Bly: - Comandante. ¿Está bien? -
Ícaro: Si... discúlpenme. Solo... solo... no actúe como era debido. -
Mirana: - Ese nombre. Cress. ¿Lo conoces? -
La pregunta fue directa. No había forma de escapar de ella. El droide lo pensó por un segundo, pero no tenía sentido ocultarlo.
Ícaro: - Cress fue el responsable de la invasión a Felucia. -
Al oír esto un escalofríos recorrió el cuerpo de todos. La sangrienta batalla de Felucia traía recuerdos agónico y dolorosos, cada cual diferente, pero si en algo estaba de acuerdo era una cosa. Ícaro ya fue aplastado en el campo de batalla por ese almirante. Independientemente de la situacion y las condiciones en la que se desenvolvió la batalla. ¿Acaso seria capas de encararlo una vez más?
Ícaro: - Muy bien. Boil. Reúne a la división orgánica y deja a alguno para defender el Oasis. Bly. Quiero la una legión completa a borde de la Munifisent. Prepárense señores. Partimos en dos horas.
Boil / Bly: - Si, señor. -
Ícaro: - No se preocupe senador. La ayuda va en camino. -
Piest: - No hay palabras suficientes para expresar mi gratitud, comandante. Haré todo lo posible por contener a Crees hasta su llegada. Miraj, vieja amiga, no sabes cuanto me alegro por tus retoños. Espero que crezcan grandes y fuerte. -
Miraj: - Gracias, Piest. Espero que podamos vernos pronto. -
El twi'lek sólo asintió con la cabeza y la holo-llamada finalizó. Ícaronse habia sumergido en sus pensamientos, planificando desde ya la mejor forma de actuar. No quería que ocurriera un segundo Felucia, así que esta vez iría con todo.
Por otro lado Ryloth estaba demasiado cerca de una ruta hiperespacial importante, así que no podrían demorarse mucho o llegarían refuerzos imperiales. Esta batalla debía ser un golpe relámpago al estilo Blitzkrieg.
Ya Boil y Bly se habían retirado, y Wag Too se disponia a recoger su equipo para unirse a la misión cuando Miraj sintió una fuerte punzada en su abdomen.
Miraj: - Mirana... llévame al hospital... Creo... Creo que ya viene. -
Wag Too: - ¿Qué?... ¿¡Qué!? ¿¡Ya!? Por la Fuerza...
Mirana: - Wag Too. Tranquilízate. Yo la llevo al hospital. Tu encárgate de preparar el ataque. -
Wag Too: - Pero... pero... -
Miraj: - Mi amor... no te preocupes... yo... yo estaré bien... ve... no te preocupes... por mi... -
Mirana ayudó a Miraj a salir del recinto, dejando al lurmen con un caos total en su cabeza. ¿Qué debía hacer? No podía dejar sus responsabilidades de lado, pero sus pequeños estaba a punto de nacer. Tal vez nacerían en una hora o en unos días. Nadie podría saber, y esa incertidumbre lo está destruyendo por dentro.
Por suerte para el lurmen, una mano metálica y fría se apoyó sobre su hombro. Una mano amiga y reconfortante, que a pesar de su lógica naturales podía entender la razón de vivir de los orgánicos. Estemos entonces tan importante era una de esas razones para vivir.
Wag Too: - ¿Ícaro? -
Ícaro: - Ve. -
Wag Too: - Pero... No puedo. Ustedes me necesitan... debo... debo... -
Ícaro: - Debes quedarte con Miraj.
Wag Too: - Pero... -
Ícaro: - Ve. Ella ahora te necesita más que nunca.
El lurmen no pudo evitar que sus ojos vidriosos rompiese en llanto. No por tristeza o por pesar. Sino por todas la emociones encontradas que sacudian su cabeza. No se le podía culpar, como padre primerizo no era capaz de contener sus nervios a flor de piel. Abrazo a su amigo metálico con afecto, profundamente agradecido por su comprensión. Un cálido abrazo que Ícaro no pudo sentir en su armazón de metal, pero que no pasó inadvertido para su núcleo. Sentir afecto era algo realmente placentero, sin importaba su naturaleza o su interior.
Wag Too no lo pensó dos veces. Salió corriendo del local para alcanzar a su esposa tan pronto fuera posible, dejando al droide con un pequeño dilema, pues no podía contar con su mejor mecánico para esta misión.
Pero eso no fue impedimento para partir a la hora asignada. Dentro de la Munificent esperaban dos legiones de de combate. El grueso y el mayor peso varía sobre la armada droide, y los orgánicos tendrían papeles más concretos, pues Ícaro no podía predecir al 100% su rendimiento. Lo único que podia hacer era confiar que Boil y Bly estuviesen a la altura de la situación. Un clon que por primera vez actuaría como comandante, y otro que regresaba al campo de batalla después de tantos años. Sin lugar a dudas habían muchas dudas al respecto.
Por último, se aplicaron algunos ajustes en la cadena de mando. Siendo Ícaro declarado General Supremo de las fuerzas terrestres y espaciales. Inmediatamenre bajo su cargo se encontraría Boil al mando de la división orgánica, y el droide TR-1, al cual había dedicado largas jornadas de programación y afinación de circuitos, y ocuparia el control directo se todas las unidades droides terrestres. De hecho, actualmente esa unidad táctica podría incluso rivalizar con los superioridad tácticos estándar. Algo único se podría decir.
Las unidades estaban a la espera, la Muníficent se mantenía en órbita calentando los motores, los soldados revisaban sus cartuchos y su equipo, los mecánicos mantenían en funcionamiento las maquinarias y los operadores afinaban los procesos y calibraban los circuitos. En la vísperas de la partida, una última reunión se llevaba a cabo en el puesto de mando. Alrededor de la mesa de mapas se encontraban Ícaro, Mirana, TR-1, Boil y Bly, junto a la proyección de Wag Too y Li Mu que se quedaron en tierra, dedicándose una última palabras antes de adentrarse en el hiperespacio.
Mirana: - ¿Cómo está Miraj? -
Wag Too: - Esta estable. Los médicos predicen que dentro de poco entrará en parto. -
Boil: - Wao. El tiempo no espera a nadie. Espero que todos nascan sanos y salvos. -
Bly: - ¿Qué esperan? ¿Una niña o un niño? -
Wag Too: - Dos niñas y tres pequeños. -
Bly: - ¿¡Cinco!? -
Wag Too: - Jaja. Si. La especie de Miraj es muy fértil. -
Tova: - Papa. ¡Papa!. - La nelvaana se coló en el transmisor del lurmen.
Ícaro: - ¿Qué ocurre, pequeña? -
Tova: - Tío Too y tia Miraj van a ser papás. -
Ícaro: - Así es. Contamos contigo para ayudar a tía Miraj y a tío Wag Too. ¿Puedes hacerlo?
Tova: - Shi, señor. - La pequeña hizo una leve pausa, como dudando si preguntar algo. - ¿Regresaran pronto... Verdad? -
Ícaro: - Si pequeña. Regresaremos antes de lo que piensas. -
Operador: - Listos para partir, general. -
Ícaro: - Te deseo la mejor de las suerte mi amigo. Que nazcan sanos y salvos. Pero nuestra hora ha llegado. Cuento con tipo y con Li Mu para mantener el Oasis a salvo. -
Li Mu: - Puede contar conmigo general. -
Ícaro: - Eso es todo. Que la Fuerza los acompañe. -
Tova: - Adiós, papi. -
Ícaro: - Adiós, pequeña. -
Li Mu / Wag Too: - Que la Fuerza los acompañe. - Y los tres aliens se desconectaron.
Ícaro: - ¡Todos a sus puestos! ¡Nos adentraremos en zona imperial y tomaremos el Corredor Coreliano! ¡A partir de este momento estamos en terreno enemigo, así que estad preparados para acualqier imprevisto! !Baterías listas! ¡Turbo-laser cargados! ¡Motores a toda máquina! -
Todos los presentes: - ¡SEÑOR, SI SEÑOR! -
El hipermotor comenzó a emitir ese característico sonido mientras se cargaba. TR-1 abandono el puesto de mando, seguido por Boil y por Bly, cada cual a sus unidades designadas para revisar los últimos detalles antes de aterrizar en tierra. Mirana e Ícaro intercambiaron una última mirada, seguros que la batalla será cruenta, pero ya no podía dar marcha atrás.
En el interior de la nave se encontraban más de veinte mil soldados orgánicos, separados en dos grupos de diez mil cada uno, liderados por los clones experimentados, aunque sería Boil quien tuviese la última palabra.
El batallón de droides constaba con más de ciento cincuenta mil droides de batalla de todo tipo. Desde los clásicos B1 y B2, hasta unidades más especializadas como un unidad de cien droidecas y un escuadron de veinte droides comando. El remplazo para la Guardia Punitiva.
En sus bodegas esperaban cuatro Naves de aterrizaje C-9979.
Todas cargadas con treinta tanques blindados de asalto que apoyarían el grupo por tierra. Una fuerza para nada despreciable.
Y así, la Muníficent despareció en el misterios plano del hiperespacio, rumbo a una de las batallas más cruentas que la galaxia experimento durante los primeros años del Imperio.
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