Cap. 27 - Sin Esperanzas
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Podcast disponible en YouTube:
https://youtu.be/JVGFptVegAQ
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Wag Too: - Eso fue radical. - Dijo entusiasmado tras la batalla. - ¿Ocurre algo? -
A pesar de la aplastante victoria, Ícaro se mantenía mirando al interior de la Munificent. Algo lo incomodaba, y después de tanto tiempo juntos, Wag Too ya sabía cuando el droide tenía algo en mente.
Ícaro: - La batalla en este punto fue algo superficial. De hecho, yo personalmente ni siquiera lo consideraría una batalla. -
Wag Too: - Ni que lo digas. Los Pyke ni siquiera pudieron saber que ocurría. Entonces. ¿Cual es el problema? -
Ícaro: - Una vez entremos al interior de la fragata no sabremos que encontrar. Estaremos a ciegas, y es posible que hallan trampas por todos lados. Sin contar que ni siquiera sabemos la posición de los enemigos o cuantos son. -
Wag Too: - ¿Alguna idea? -
Ícaro: - No. Desconozco muchas variantes para poder computar un plan de acción aceptado. -
Wag Too: - Bueno... ¿Qué harías tú si tuvieras que defender este lugar? -
Ícaro: - ¿Qué sentido tiene computar eso? -
Wag Too: - Sólo inténtalo. - El droide dudó por unos segundos, pero al final aceptó seguir la sugerencia.
Ícaro: - Primero, establecería la cabina de mando cómo puesto de control dónde operar a todas mis unidades. Segundo, reforzaría el camino principal desde el punto de entrada hasta el puesto de mando con el grueso de las tropas. Tercero, instalaría explosivos en posibles rutas de acceso para obstruir cualquier intento de flanqueo. Cuarto, organizaría una fuerza de élite para mover a diferentes puntos sin que las defensas se vean afectadas. De este modo puedo garantizar la seguridad en algunos sectores claves. El resto dependería de cómo se desarrollase la batalla. -
Wag Too: - Muy bien. Ahora trata de crear un plan de contramedida sobre tu propia estrategia. - Fue entonces cuando un corto circuito sacudió el interior del droide, pues jamás hubiese pensado de tal manera. Parece que, después de todo, aún tenía mucho que aprender de los orgánicos y sus métodos poco ortodoxos.
Ícaro: - Ya tengo algo. - Dijo tras unos minutos. - Síganme. -
El pequeño grupo ingresó en el interior de la fragata Munificent con mucha cautela. El plan de Ícaro era simple, pero efectivo. Uno de los droides comando avanzaría cien metros al frente, con el objetivo de identificar posibles enemigos antes de entablar el combate. El otro droide comando iría en la retaguardia, apartados por unos cincuenta metros. Lo suficientemente lejos para evitar posibles flanqueos, y lo suficientemente cerca para unirse a la batalla si eran sorprendidos. El resto avanzaría por los pasillos en una fila de cuatro, con Ícaro y Wag Too en el centro, y las dos droidekas en las puntas, listas para activar los escudos de inmediato para proteger a sus superiores. Todos portarían las linternas encendidas, puesto que en el interior de la nave no había ni una gota de luz.
Delta: - Comandante. Llegué a los ascensores. Como era de esperarse, no tiene energía. - Hablaba por el comunicador.
Ícaro: - Muy bien. Toma las escaleras y mantente a una distancia segura. -
Delta: - Roger. Roger. -
Wag Too: - Es extraño. Hemos avanzado bastante, pero parece no haber señal de nadie aquí adentro. -
Ícaro: - El plan que propuse sería algo que yo haría. No quiere decir que nuestro oponente piense lo mismo. De hecho, es posible que nuestro adversario sea más listos que nosotros, y estemos caminando directo hacia su trampa. - Esas palabras provocaron que Wag Too tragara en seco, algo preocupado.
Pasado un tiempo prudencial, el subgrupo del comandante llegó a los ascensores y efectivamente, estaban deshabilitados. Sin más opción tuvieron que subir por las escaleras de emergencia, siguiendo el camino que Delta había asegurado de antemano. Cave destacar que tal hazaña podría compararse con subir el Empire State desde la base hasta la punta de la torre por las escaleras. Lo cual provocó que Wag Too tuviese que detenerse en numerosas ocasiones para recuperar el aliento, y cambiar su filtro de carbón para evitar la contaminación de la zona. Pero lo más gracioso, era ver a los dos droide comando cargando a duras penas a las pesadas droidekas sobre sus espaldas por las enormes escaleras de la nave.
Ícaro: - Unidad Alfa. ¿Alguna novedad? - Dijo al llegar al tope de la nave.
Alfa: - Negativo. No hay rastros de nadie a nuestras seis. -
Ícaro: - Enterado. ¿Unidad Delta? -
Delta: - Afirmativo. Me encuentro en el corredor que conduce al centro de mando. Al parecer hay dos objetivos custodiando la puerta. - Dijo tras adelantarse para explorar.
Ícaro: - Enterado. Mantén posición y esperad nuestra llegada. -
Delta: - Entendido. -
A los pocos minutos, el subgrupo se reunió con el droide comando, y esperaron hasta la llegada de su último miembro. Y una vez todos se reagruparon en las inmediaciones de la cabina de mando, comenzaron a planificar sus movimientos.
Ícaro: - Unidades Vulture. Venid a la posición y haced un reconocimientos sobre el puesto de mando desde el exterior. No importa si hay puntos ciegos en las ventanas de la habitación, sólo quiero tener una idea aproximada del número de objetivos. - Habló por el canal privado. - Muy bien. Al resto. Wag Too usará su rifle para abatir al guardia de la derecha, los droides comando abatirán al de la izquierda. Una vez los guardias caigan, las droidekas se posicionarán al frente y desplegarán el escudo para hacer una barricada. Es posible que algunos de los objetivos de adentro de la cabina salgan a investigar, pero estaremos listos para contratacar. De no ser el caso, simplemente entraremos a la fuerza. Cuiden sus disparos. Queremos dañar los controles lo menos posible, si es que queremos recuperar esta nave.
Droides: - Roger. Roger. -
Ícaro: - Muy bien. Apagad las linternas. Wag Too, esperamos tu señal. -
El lurmen asintió mientras se acostaba sobre el suelo para garantizar un disparo certero. Los droide comando se movían lentamente por el pasillo, hasta que se encontraban a una distancia lo suficientemente segura para garantizar un tiro certero. Entonces, Wag Too dió la señal.
https://youtu.be/lUdzLU7svSk
Un poderoso blaster rojo atravesó el pasillo, paso cerca de los droides comandos, e impactó directamente sobre la cabeza del Pyke. Y sin que el otro pudiese reaccionar, los droides comando lo abatieron con un par de disparos.
Con los dos bandidos abatidos, las droidekas rodaron hasta la parte frontal y se desplegaron junto a su potente escudo protector. Todos miraban atentamente hacia la puerta de la cabina de mando, con los dedos sobre los gatillos, listos para disparar tan rápido cómo las puertas se abrieran y el resto de los Pyke saliesen para comenzar un tiroteo. Pero eso nunca sucedió.
Ícaro: - Las unidades Vulture confirman la presencia de más de veinte individuos en el interior. - Decía mientras avanzaba al frente del grupo. - Al parecer, montaron una barricada y sellaron las puertas. Al parecer, no planean salir a recibirnos. -
Wag Too: - Bueno. Esos nos pone en un aprieto. Si sellaron la puerta desde el interior... ¿Cómo entraremos? -
El droide no respondió a la pregunta. Simplemente pasó a traves de los escudos de las droidekas y se posicionó frente a la enorme puerta de metal. Estiró su mano derecha, y prendió el sable de luz que portaba en su mano.
https://youtu.be/alLZn0cDcvg
Mientras tanto, en el interior de la cabina de mando, el pequeño grupo de Pyke esperaba aterrado. Confiaban en que sus intentos por sellar las puertas diera resultado, puesto que se estaban escondiendo de su inevitable muerte.
Pyke 1: - Demonios. Mataron a todos nuestros hombres en un instante. -
Pyke 2: - Ni siquiera sabemos cuantos son. -
Pyke 3: - ¿Qué vamos ha hacer? -
Pyke 4: - Señor. ¿Qué vamos ha hacer? - Preguntaban aterrados.
Líder Pyke: - Esperaremos aquí. - Dijo intentando parecer sereno, pero la verdad, estaba tan asustado cómo el resto. - No podrán atravesar esas barreras. ¿Algún avance con la señal de socorro? -
Pyke 5: - No, señor. Parece que destruyeron la antena de comunicaciones. -
Líder Pyke: - Esos bastardos nos tienen acorralados. Pero el Sindicato Pyke no se arrodillará ante nadie. -
En eso, la luz azul de la espada láser atravesó la gruesa capa de metal que los mantenía a salvo de sus agresores, y mientras el duro metal cedía lentamente como la mantequilla ante un cuchillo caliente, los ánimos en el interior se fueron agravando.
Pyke 2: - ¡Es un Jedi! ¡Es un Jedi! -
Pyke 4: - ¡Estamos acabados! - Gritaban en desesperación.
Líder Pyke: - ¡Silencio!¡Manteneos firmes! ¡No nos iremos sin dar una buena batalla! - Pero las expectativas de este individuo se desplomarían en un segundo.
El sable de luz hizo una enorme incisión sobre la puerta de metal, haciendo un agujero lo suficientemente grande cómo para que una droideka pusiese pasar sin tener que apagar su escudo. Los Pyke sólo podían podían mirar desde adentro aterrados, a la espera para poder abrir fuego para intentar salvar sus miserables vidas. Y cuando la luz del sable desapareció una vez la forma del agujero estuviese marcada, las placas de metal comenzaron a ceder y la enorme puerta de metal se precipitó con violencia hacia el interior de la cabina de mando.
¡BAM!
El estruendo sacudió esa parte de la nave, y una espesa cortina de humo y polución cubrió la zona, impidiendo la visibilidad más allá de los diez metros. Los Pyke se cubrieron para evitar que todo ese humo cubriese los cristales de sus máscaras y les impidiese la visibilidad, pero cuando alzaron la mirada, sólo podían ver una extraña esfera de energía que ingresaba lentamente al interior de la cabina.
Líder Pyke: - ¡FUEGO! - Gritó con todas sus fuerzas.
Los miembros del sindicato Pyke comenzaron como disparar en una desesperada medida para salvar sus vidas. Pero poco podían hacer ante el poder de las droidekas. La unidad Paladín iba al frente recibiendo la mayor cantidad de disparos, mientras se hacía a un lado para que la unidad Fifi pudiese entrar también, y así establecer una muro defensivo. Una vez en posición, los droides comando ingresaron y se colocaron tras las torretas, disparando certeramente hacia los blancos distraídos.
La batalla a esa distancia fue brutal. No cómo la carnicería a las afueras de la Munificent. Esto si era una verdadera batalla. Un frente contra el otro, intercambiando disparos en una frenética lucha por la supervivencia. Algo que iba en contra de los principios de Ícaro, pero no siempre una buena estrategia podía solucionar una situación de guerra.
Los blaster rebotaban en todos lados y uno por uno, los Pyke comenzaron a caer al verse superados por la potencia de fuego y la impenetrable defensa de las droidekas. Y así, tras varios segundos de intensa batalla, el último de los Pyke cayó sobre el suelo, abatido por varios disparos de sus oponentes.
Un silencio sepulcral invadió la totalidad de la nave una vez los disparos cesaron. Pero antes de poder celebrar su victoria perfecta, un extraño sonido captó la atención de los droides. Al darse vuelta, pudieron ver a Wag Too, quién yacía arrodillado sobre el suelo, mientras una toz incontrolable lo sacudía con fuerza.
Ícaro y los comando se apresuraron para ayudarlo, creyendo que había recibido algún disparo del enemigo, pero cuando se acercaron y lo vieron de cerca, el escenario era tan aterrador como la misma muerte.
La máscara de Wag Too sufrió una avería irreparable. Un enorme agujero tan grande como un pulgar dejaba pasar todo el aire contaminado del planeta hacia los pulmones del lurmen. Sin pensarlo dos veces, el superdroide táctico cargó al pequeño ser en sus brazos y comenzó a correr hacia las escaleras sin siquiera comprobar si habían supervivientes en su refriega. Ícaro descendió lo más rápido posible seguido de los droides comando de cerca. A la par, le ordenaba a los droides Vulture que abandonasen la atmósfera y contactasen con la Kestrel Nova urgentemente para una evacuación de emergencia, pero sabía de antemano que no tenía tiempo suficiente. A sus espaldas, se escuchaba el estruendo producido por las droidekas que bajaban rodando por las escaleras.
A varios minutos del accidente, los tres droides bípedos se encontraban a las afueras de la nave, con la vida de su camarada pendiendo de un hilo. Las droidekas aún estaban dentro intentando encontrar la salida de la nave. Wag Too ya había perdido la conciencia por la falta de oxígeno, y sólo era cuestión de tiempo para que su vida corriese peligro. Los droides comando intentaron encontrar algo en el campamento en llamas para salvar a su compañero, pero las máscaras y filtros de aire de los Pyke simplemente no se adaptaban a la forma del cráneo del lurmen. Y para empeorar las cosas, Ícaro había perdido toda comunicación con los droides Vulture, y no podía saber el estado de la evacuación. Nunca antes el droide había experimentado la desesperación, y la verdad era una sensación que parecía desgarrarle los circuitos desde dentro.
Todo parecía perdido para el pequeño lurmen, hasta que:
????: - Síganme. Si quieren que el pequeño sobreviva. -
Los droides se dieron la vuelta, y vieron una extraña silueta humanoide que se distinguía entre la luz de las llamas y la fuerte nube de polvo que cubría el lugar.
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