Cap. 104 - De Vuelta a Casa
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Audiolibro disponible en YouTube:
https://youtu.be/3-KM0nLL9Fo
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Organa: - General. Holdo me ha informado de las terribles noticias. Me he puesto en contacto con usted tan pronto me ha sido posible. -
En el interior del Fantasma, Ícaro sostenía una reunión de emergencia con el senador, el cual claramente mostraba gran preocupación por todo lo ocurrido.
Ícaro: - ¿Cómo está ella? -
Organa: - Hace unas horas, me informó que tanto ella como la mayoría de su grupo logró huir. Ahora se están refugiando en las ciudades del exterior, y están esperando a que las cosas se calmen un poco para abandonar Kergans. -
Ícaro: - Supongo que después de todo lo sucedido. El Imperio reforzará su vigilancia en Kergans y mundos cercanos. No contábamos con una rebelión civil al mismo tiempo. -
Organa: - El capitán Howser ha llevado a cabo varias misiones de reconocimiento. Al parecer, las cosas en la ciudad capital de Kergans no pintan nada bien. Hable con la senadora Mothman, pero ella tampoco sabía que esto iba a pasar. -
Ícaro: - No era de extrañar... Esto fue demasiado... Inoportuno. -
El droide prefirió no hacer ningún comentario con respecto al contacto de la senadora. Estaba más que claro que él tenía gran influencia en lo sucedido, pero era algo que pasaría tarde o temprano. Pero en tras este revés, lo mejor sería no implantar desconfianza entre las diferencia células, o todo se tornaría más caótico. Y contra un enemigo tan poderoso como el Imperio, lo mejor sería permanecer unidos. Aunque él no olvidaría jamás todo lo ocurrido.
Ícaro: - Senador... ¿Qué sabe acerca de un Jedi oscuro en el imperio? -
Organa: - ¿Un Jedi oscuro? Pensé que los Jedi habían sido exterminados. De no ser por usted, nunca nos hubiésemos enterado de la existencia de los Inquisidores. -
Ícaro: - Si pero... Este es diferente... Lo vi con mis propios ojos... Era aterrador... Un cyborg de negro con un poder inmesurable. -
Organa: - Jamás he oido nada al respecto... Pero por lo que cuenta, parece sumamente peligroso. -
Ícaro: - Y lo es... Senador, este Imperio aún tiene muchos ases bajo la manga que desconocemos. La presencia del Gran Almirante Thrawn fue algo impredecible... No pensé toparme con él tan pronto... No lo había computado... Esto, fue un fatal error de mi parte. -
Organa: - No cargue con toda la culpa. Nadie jamás podría siquiera imaginar que esto pasaría. -
Ícaro: - Senador... Necesito pedirle un favor. -
¿Un favor? Eso era algo nuevo, pero por la forma en que el droide lo dijo parecía realmente algo serio.
Organa: - ¿Qué ocurre? -
Ícaro: - Hace unas horas hable con el personal de Gwori. Al parecer, algunos de los cazas que lograron escapar ya han regresado. -
Organa: - ¿Y eso que tiene de malo? -
Ícaro: - La única forma que hallan logrado regresar tan pronto, es que hallan hecho un salto directo entre Kergans y Gwori. De ser el caso, es posible que los hallan podido rastrear... No... Estoy seguro Thrawn ya sabe donde nos escondemos... No se como explicarlo... Es a lo que ustedes orgánicos llaman una corazonada... Necesitamos evacuar Gwori lo antes posible. -
Organa: - ¿Va a movilizar todo un planeta por una corazonada? -
Ícaro: - Después de lo que he visto, senador... Se que lo que ocurrió no fue una mera casualidad... Estamos en la mira del gran almirante y no quiero que más imprevisto ocurran... Esta fue la última vez que ignoro una de estas corazonadas que tengo. -
Organa: - Bueno... Supongo que será mejor prevenir que lamentar. Muy bien general. Tengo algunas naves que podrán pasar desapercibidas... Pero no serán capaces de transportar a toda la población de Gwori a la vez. -
Ícaro: - No se preocupe... Cualquier ayuda es bienvenida. -
Organa: - Muy bien. Haré lo que pueda. Y general... -
Ícaro: - ¿Qué ocurre? -
Organa: - Gracias... Por todo... Holdo me contó el sacrificio que los suyos hicieron para salvarlos... Eso será algo que nunca olvidaremos. -
Ícaro: - Mis droides... solo hicieron que les había programado. - Decir eso, aunque cierto, resultó algo doloroso.
Organa: - Y muchos están vivos gracias a eso... Realmente... Muchas gracias. -
Ícaro no respondió con palabras. Un gesto de su cabeza fue todo lo que necesitaba, y así concluyó la comunicación con el senador.
Zeb: - Esto no tiene buena pinta. - Mencionaba el lasat, quien estuvo presente durante toda la reunión.
Ícaro: - Coincido... Pero no podemos esperar... Debemos tomar medidas. -
Zeb: - Oye... Ícaro... En el hipotético caso que el Imperio ya sepa de Gwori... ¿Cuanto tiempo crees que tengamos? -
Esa era una muy buena pregunta. Ícaro se quedó mirando al lasat, cosa que lo puso algo nervioso, aunque la computadora del droide estaba sumergida en un mar de cálculos para dar la respuesta más certera. Aunque al final, después de todo lo que había pasado, prefirió optar por la respuesta más desfavorable.
Ícaro: - Tres días... Como mucho. -
El lasat suspiró derrotado. Ese margen de tiempo era muy pequeño. Sin embargo, en ese preciso momento, no había mucho que pudiesen hacer al respecto. Así que la mejor opción sería regresar a la cabina. donde Hera mantenía un puso firme sobre los controles.
Hera: - ¿Qué ha dicho? -
Zeb: - Nos va a ayudar... Pero no tenemos mucho tiempo. -
Hera: - Ya veo... -
Ícaro: - ¿Cuanto nos queda para llegar a Gwori? -
Hera: - Un par de horas. -
Ícaro: - Bien. Yo... Yo iré a revisar unas cosas... Procuren que... que no halla ningún imprevisto. -
El droide finalmente se retiró, dejó a los dos orgánicos solos. Ni siquiera sabía que hacer. Usualmente se pondría a hacer cálculos y trazar planes... Pero con todo lo sucedido, ya ni siquiera eso era suficiente.
A pesar de su razonamiento lógico, Ícaro ni siquiera era capaz de confiar en sus propios planes. Había sido creado para ser el estratega supremo. Manipular al enemigo con tácticas y asegurar la victoria. Pero esta guerra simplemente lo superaba.
Había fallado tantas veces, que realmente dudaba si era tan bueno como creía ser. Hubieron victorias, por supuesto, pero también grandes pérdidas. El núcleo de su pecho... Ese mismo núcleo que le permitía estudiar a sus enemigos y golpearlos donde más les doliese, parecía estarle jugando en su contra.
No se supone que un droide sufra la pérdida de otros... No se supone que un droide trace planes donde estén involucrados aliados de carne. Los droides eran desechable y la supremacía numérica era su mejor arma. Pero en Felucia entendió que esta guerra no podía ganarse de esta forma.
Incluso la pérdida de esas unidades droides le afectaba. Era simples droides... ¿Qué los hacía tan especial? ¿Que tuviesen un nombre? ¿Que él los hubiese reprogramado personalmente? ¿Por qué? Era una pregunta de que no podía encontrar respuesta, por muchos análisis que hiciera sobre su propia base de datos. Nombres que... simplemente no podía eliminar de su memoria.
Y no había mejor prueba que el hecho, que ahora estaba frente al contenedor criogénico que mantenía el cuerpo de Foxley con vida... Añorando que nada de esto hubiese pasado.
Zeb: - ¿Crees que esté bien? -
Hera: - ¿Hablas del general? -
Zeb: - Esta actuando... algo raro. -
Hera: - Sabes que no es un droide común. -
Zeb: - Lo se... Es solo que... Nunca antes lo había visto de ese modo. -
Hera: - Ha perdido mucho... Todos, lo hemos hecho. -
El lasat no tenía forma de refutar eso. Aún con su actitud ruda podía sentir la pérdida de un amigo. Pero no tanto como Hera, quien se mostraba decaída a pesar de no soltar los controles de la nave.
Zeb: - Te haz vuelto muy buena en esto de ser piloto... ¿Dónde aprendiste a volar? -
Hera: - Yo... No sabía... Foxley me enseñó en el tiempo que tuvimos en Kergans. -
Zeb: - Valla... Parecer que tienes talento para esto. -
Hera: - Tal vez... Aunque creo que simplemente tuvo un buen maestro. -
Zeb: - Si... Lo tuviste. -
La horas pasaron, y finalmente el fantasma salió del hiperespacio sobre la órbita de Gwori. Sin perder un segundo, la nave descendió a la superficie, donde la entrada al refugió los esperaba con las compuerta abiertas. Hera logró pilotar la nave con apenas un par de percances, pero para ser su primera vez no le fue tan mal.
Tan pronto el Fantasma fue capaz de valerse por si mismo, la rampa de aterrizaje se abrió, permitiendo a los tres integrantes descender finalmente, aunque había una peculiar comisión de bienvenida esperando por ellos.
Toba: - ¡Papá! -
La pequeña Neelvana se lanzó sobre el droide sin que este pudiese siquiera reaccionar. Sus brazos se envolvieron sobre su cintura de metal, mientras podía sentir la mezcla de alegría y tristeza que la pequeña era incapaz de ocultar por volver a verlo.
Estaba asustada, y no era para menos. Las noticias de lo sucedido en Kergans pronto se esparcieron por el refugio, y la ciudad era un caos mientras preparaban todo para la retirada. Tan pronto Miraj recibió la noticia del droide se puso manos a la obra, y los preparativos estaban casi en un 50%.
Ícaro no tardó en bajar la cabeza, fijando sus sensores ópticos sobre el cuero cabelludo de la pequeña. Y sin saber por qué, hizo algo que dejaría a todos bastante asombrados.
El droide siempre se quedaba quieto cuando Toba se mostraba con afecto, pero siempre esperaba a que ella sola concluyese el abrazo. En algunos casos apoyaba su mano sobre su cabeza, cosa que a ella parecía gustarle por algún motivo. Sin embargo, esta vez, Ícaro se agachó frente a ella, y correspondió al abrazo como cualquier padre lo haría. Y así estuvieron, por al menos un minuto.
Toba: - ¿Qué te ocurrió? - Preguntó mientras miraba con tristeza los brazos amputados del droide.
Ícaro: - Yo... Tuve un accidente. -
Toba: - ¿Te... Te dolió mucho? -
¿Dolor? Eso era algo que ningún droide podía experimentar. Al menos no dolor físico. Sin embargo:
Ícaro: - Un poco... Pero ya estoy bien. -
La pequeña podría ser muchas cosas, pero no era tonta. Su mirada se alzó por encima del hombro del droide, como si estuviese buscando algo o alguien. Sin embargo, los únicos que estaban tras él era Zeb y esa joven que se parecía a Numa, pero que tenía un color de piel más claro.
Entonces lo entendió... Ni Alfa, ni Delta, ni Doom, ni TR-1, ni Lanza, ni Tifón... Ni Foxley iban a volver.
Lo único que Ícaro pudo hacer fue tratar de consolarla... Y cargarla sobre lo que le quedaba de brazo. El tiempo que les quedaba... No tenía planeado separarse de ella.
Wag Too: - Es bueno verte, amigo. -
Ícaro: - Lo mismo digo. A todos. - Le decía a Miraj, a Helgait y a otros miembros del refugio que estaban presente.
Miraj: - Un alivio verlo, general. Ya hemos evacuado a más de la mitad del refugio. -
Ícaro: - Entendido. ¿Cuanto tiempo necesitan? -
Helgait: - Unos tres rotaciones. Tal vez menos si las naves que mencionó el senador llegan antes. -
Ícaro: - Es un margen muy pequeño... Apuren los procesos todo lo posible. NO tenemos tiempo que perder. -
Y así lo hicieron. El tiempo era un recurso del que no disponían, y tratar de que la mayor parte de los recursos de Gwori cupieran en el interior de acorazado Kandosii era toda una proeza. Pero una nave tan colosal tenía espacio suficiente para todo.
Eventualmente, los refuerzos del senador Organa llegaron antes de lo esperado. Varias corbetas corelianas CR90, y una enorme Fragata de Escolta EF76 Nebulón-B. Lo suficientemente grandes para transportar a la mayoría de civiles.
Por otro lado, Ícaro prefirió dejar el Destructor Imperial capturado listo para el combate y sin presencia civil en su interior. Si sus cálculos fallaban una vez más, prefería tener un haz reservado.
Ahora solo queda ponerse en contacto con sus aliados y, esperar... Y rezarle a la Fuerza para que les coincidiera todo el tiempo posible.
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