(XIII) La Traición de Krell. Parte II
Rex se dió vuelta y se alejó del lugar solo, dejando a los otros dos clones de la 501 atrás junto a Kisu. Entonces llegaron Gil y Reyes; quiénes parecían no portar buenas noticias.
Gil: - Teniente. -
Kisu: - ¿Qué ocurre? -
Reyes: - Es Stas, señor. -
Kisu: - ¿Qué ocurrió? -
Los clones prefirieron no decir nada, en cambio, lo condujeron a una zona donde estaban acomodando los cuerpos de los caídos en combate. Kisu vió el cuerpo de Stas, sin vida, mutilado de una pierna debido a una salva de mortero que explotó a su lado. Kisu no pudo controlarse, comenzó a golpear el suelo con los puños mientras gritaba de tristeza. Gil y Reyes intentaron calmarlo, pero les tomó unos minutos para hacerlo entrar en razón.
El enfado de los clones se había calmado un poco, pero la ira que sentían permanecían en sus corazones como una espina bajo la piel. Rex; quién logró recuperar su compostura tras la muerte de Waxer, había reunido a sus oficiales de la 501 en una zona apartada del resto de los clones. Iba a comenzar a hablarles, pero en ese momento llegó Kisu, junto a Gil, Reyes y otros oficiales de las compañías Anvil y Fantasma.
Rex: - Batallón 212. No deberían estar aquí. -
Kisu: - Sabemos lo que va ha ser capitán. Y estamos dispuestos a correr el riesgo. -
Rex dudó por un momento, pero terminó aceptando. Los oficiales de la 212 se unieron a la fila de los de la 501, a la espera de Rex. El capitán dió un par de vueltas, un poco asustado por lo que iba a hacer, pero al final hizo lo que consideró correcto.
Rex: - Sabemos quién es el responsable por lo que pasó hoy. Lo que no sabemos es por qué. Tenemos que hacer algo. Lo que propongo es de alta traición. Si alguien no quiere participar, retírese ya. - Todos los clones dieron un paso al frente, mostrando su disposición de seguir al capitán. - A partir de este momento, todos estamos en territorio desconocido. Mis órdenes son: arrestar al general Krell por traición contra la República. -
Los oficiales de ambos batallones estuvieron de acuerdo con la proposición de Rex. Lo que Krell había hecho era imperdonable y debía pagar el precio. Los hombres restantes de la 212 y la 501 fueron a la base aérea que supuestamente el general Krell dijo que no había sido tomada, causando aún más confusión en sus tropas. El pelotón de Kisu y mucho más se quedaron en la pista de aterrizaje junto a los cazas umbaranos mientras Rex y varios oficiales conjuntos de la 212 y la 501 subieron hasta la torre de mando para arrestar al general.
Sobre la pista todo era un caos. Las tropas que fueron a la avanzada tuvieron que explicar la situación a quienes se quedaron en la base, aunque a muchos les costaba creer la verdad. El peligro de arrestar a un general y ser acusados de traición no era lo único que atemorizaba el corazón de las tropas. El general Krell era testarudo y además, uno de los jedi más poderosos. Los batallones esperaron pacientemente, hasta que se escuchó el sonido de los blaster que provenían de la torre de control.
Gil: - ¿Qué demonios está pasando? -
Kisu: - Eso, no son buenas noticias. -
El cristal de la torre se rompió y fue posible ver una figura que caía con unos sables de luces dobles en cada lado. Era el general Krell, que se había dado a la fuga burlando al resto de las tropas. El general estaba siendo atacado por los hombres de la 501, del otro lado de la base donde Kisu y su grupo estaban, y logró huir a los bosques que colindaban la base.
Kisu: - ¡Compañía Fantasma! ¡Compañía Anvil! ¡Capturen al general Krell! -
La 212 con algunas fuerzas de la 501 avanzaron al norte tras la pista de Krell. A Kisu le llamó la atención que un soldado de la 501 se interponía en el camino de Rex y los otros oficiales del batallón. Pero siguió de largo, no podían perder tiempo o Krell podría escapar. Lamentablemente fue imposible seguir el rastro de Krell en la densa jungla. Los clones estaban nerviosos, mirando hacia todos lados por si Krell aparecía de pronto. El comunicador de Kisu no paraba de sonar, recibiendo llamadas de pelotones separados que estaban siendo masacrados por Krell. Por desgracia o por fortuna, no fue con Krell con quién se encontraron.
Uno de los clones pisó accidentalmente una de las raíces, pero esta se comenzó a agitar. Se trataba de un vixus, una especie de planta carnívora que se ocultaba bajo tierra y cazaba a sus presas con sus enormes tentáculos. El vixus sacó a varios hombres de combate en pocos segundos. Agarró a un clon de la 212 por la pierna y lo devoró. El resto de hombres abrían fuego, pero la criatura era inmune a los blasters.
Gil: - Necesitamos algo más potente. -
Kisu: - Reyes. Los detonadores. -
Varios clones lanzaron detonadores sobre la criatura, pero poco funcionaban contra su dura piel. Afortunadamente uno de ellos cayó dentro de su boca y mató al monstruo de inmediato.
Reyes: - Esto es una locura. No tenemos ninguna posibilidad. -
Gil: - Tenemos que buscar terreno elevado. -
Kisu estaba pensando qué hacer, pero entonces recibió una llamada por su telecomunicador.
Rex: - Soldados escuchen. Llévenlo hacia Doc. -
Gil: - ¿Hacía Doc? ¿Qué significa eso? -
Kisu: - ¿Capitán Rex, me recibe? ¿Capitan Rex? Parece que se ha cortado. -
Reyes: - ¿Qué quiso decir? -
Kisu: - No lo sé, Reyes. Pero debemos seguir avanzando. -
Gil: - ¿Escucharon eso? -
Kisu: - Fueron blasters. ¡Viene del este! ¡Muévanse hombres! -
La compañía Anvil corrió a toda marcha hacia la posición. Los disparos de blaster se oían más fuerte. Se estaban acercando. Cuando llegaron, encontraron al grupo de Rex quienes habían capturado a Krell. El general estaba inconsciente, y había un vixus muerto justo al lado, junto a decenas de clones muertos a causa de un sable de luz.
Gil: - ¿Qué pasó aquí? -
Kisu: - Capitán. - Se dirigió a Rex.
Rex: - Kisu misión cumplida. - Activó su tele-comunicador. - A todas las unidades. El general Krell a caído. Regresen a la base aérea de inmediato. -
Los clones regresaron a la base con Krell esposado y lo metieron en una celda. El capitán Rex escoltó a Krell hasta su celda, mientras las compañías Anvil y Fantasmas esperaron en la plataforma. Estaban a la espera de noticias mientras veían las explosiones distantes sobre la capital, hasta que el telecomunicador de los tenientes recibió un mensaje del capitán Rex.
Rex: - Atención a todos los oficiales. El general Kenobi informa de que la ciudad capital ha caído. Pero el resto de los umbaranos viene de camino hacia aquí. Movilicen a sus hombres. Debemos defender la posición a como dé lugar. -
Las compañías de la 212 y la 501 tomaron posiciones defensivas al sur de la base. Tal como habían informado, las milicias intentaron recuperar el lugar sin éxito. Entre las fuerzas combinadas de la base aérea y del resto de la 212 comandado por Kenobi, derrotaron al resto de las milicias en pocas horas.
Con el planeta asegurado, los batallones se estaban reorganizando para regresar a los Venator. El sistema estaba bajo el control de la República, y la presencia de los clones no era necesaria. El comandante Cody, Rex, otros capitanes, y Hook; quién por fin había despertado, estaban dando rondas por la base cuando divisaron al pelotón de Kisu y al resto de la compañía Anvil.
Rex: - Kisu. Un placer verte teniente. -
Kisu: - Gracias capitán. -
Se veía deprimido, ya que aún no superaba la pérdida de Stas. Rex puso la mano sobre su hombro y lo miró directamente a sus ojos.
Rex: - Teniente. Ambos perdimos a muchos hermanos en esta batalla. Pero debemos seguir adelante en honor a su memoria. -
Kisu y el resto de los muchachos logró recuperar un poco el ánimo, aunque aún seguían consternados.
Cody: - Teniente Kisu. Por su labor durante esta campaña, se le reconoce oficialmente como teniente del batallón de ataque 212. Algo que objetar. -
Hook: - Yo tengo algo que objetar. - Todos miraron sorprendidos. - Las acciones del teniente Kisu indican que está más que capacitado para ser algo más que teniente. -
Rex: - Hook, ¿acaso estás apoyando la promoción de alguien? -
Cody: - Eso es nuevo, hasta para mí. -
Hook: - No sean aguafiestas. - Se avergonzó un poco.
Cody: - Muy bien. Lo tendré en cuenta y lo hablaré con los superiores. Mientras tanto: soldado Kisu, queda ascendido al rango de teniente y se le pondrá a cargo de un pelotón de la compañía Anvil. Gil, Reyes, ambos quedan ascendidos a sargentos de su propio escuadrón. Eso es todo. Nos retiramos. -
Los tres oficiales siguieron avanzando al resto de los pelotones mientras la compañía Anvil quedó celebrando los nuevos ascensos del grupo.
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