(XXVI) Masacre
Rage se levanta y su figura desaparece del holoproyector, y tras unos segundos, un droide de protocolo RA-7 se muestra.
"Dado a que el señor Rage no es capaz de..."
Alguien lo interrumpe desde sus espaldas.
"Oh. ¿Debo presentarme? Muy bien.
Mi nombre es KLO-RA-7. Apodado Kilo por el señor Rage.
Dado a que el señor Rage no es capaz de recordar los acontecimientos a partir de este punto, yo describiré lo que quedó registrado en mi banco de datos.
Cuando llegamos al basurero y vimos los cadáveres, Rage se veía muy alterado. Tenía un rostro bastante impactante pero cuando vió el cadáver de la Kaminoana... perdió completamente el control. Recuerdo que me miró fijamente, y me llamó la atención cómo su ojo derecho había cambiado. Su iris mostraba un color amarillo brillante, aunque su ojo izquierdo aún mantenían su coloración marrón.
Debo admitir que incluso yo, que carezco de emociones, sentí lo que los orgánicos describirían como un "escalofríos en la espalda." Miré el cadáver de la Kaminoana y efectivamente, portaba los dos pendientes que Hina siempre llevaba, aunque tenía el rostro desfigurado. Pero algo no cuadraba.
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https://youtu.be/saFFSQFL7rk (Natural Corruption - Epica)
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Cuando me di vuelta, Rage se dirigía al almacén que se podía ver al fondo del basurero. Caminaba en línea recta, mientras las enormes piezas de chatarra de metal se movían a su paso. No las tocaba, ni las empujaba simplemente se apartaban de su camino. En su mano derecha portaba su sable de luz... encendido. El típico color escarlata lo alumbraba en la inmensa oscuridad del basurero.
Recuerdo su mano izquierda temblando. Sus dedos se abrían y se cerraban en ocasiones. Y unas extrañas descargas eléctricas recorrían su brazo desde su mano.
Antes de poder llegar nos encontramos con algo... bastante peculiar. Un bote de metal contenía un pequeño fuego, y a su alrededor, unos tres trandoshanos que hacían todo lo posible para mantenerse calientes.
Trandoshano 1: - Oye. ¿Qué es esa luz? - Los trandoshanos se dieron vuelta y portaban blasters.
Trandoshano 2: - ¿Qué es esa cosa? -
Al parecer, los trandoshanos no sabían lo que era un sable de luz. Cuando apuntaron sus armas hacia Rage, recuerdo ver cómo el trandoshano que estaba más cerca comenzaba a levitar. Tanto yo cómo los otros dos quedamos atónitos. Incapaces de entender lo que estaba pasando. Rage tenía su brazo extendido y su mano parecía estar tratando de agarrar algo. Cómo si Rage estuviese estrangulando al trandoshano desde la distancia.
Finalmente, el cuerpo sin vida cayó al suelo. Los otros dos se asustaron, pero antes que pudieran levantar sus armas, Rage cargó de frente y los partió a la mitad. Ni siquiera yo pude grabar tan impactante velocidad.
Kilo: - Señor Rage. ¿Qué está pasando? ¿A dónde va? - Sin embargo, Rage no me contestaba ni se detenía.
A medida que íbamos avanzando, Rage cortaba en piezas a todos los trandoshanos que intentaban detenerlo. Era algo... escalofriante. Los blaster pasaban a su lado, pero ninguno lo llegaba a alcanzar. Rage daba grandes saltos completamente imposibles y era tan rápido que apenas podía seguirle el ritmo.
Y con mucho esfuerzo, logré alcanzarlo cuando se detuvo en silencio delante de la puerta principal del almacén. Parecía estar conmocionado, y había apagado su sable de luz, pero fueron 52. 52 trandoshanos habían muerto por el frenesí de Rage. Y ni siquiera habíamos entrado al lugar principal.
Kilo: - Señor Rage, por favor. Debe calmarse. - Traté de hablarme mientras esperaba frente a la puerta, pero cuando me miró y vi ese escalofriante ojo amarillo supe que debía quedarme en silencio.
Rage volvió a enfocarse en su objetivo. Miró hacia adelante y extendió su mano lentamente. Y sin ninguna explicación aparente, las dos enormes puertas de metal de 300 kilogramos cada una salieron volando cómo si fueran livianos tablones de madera.
El interior del lugar era algo que nunca antes había visto por mi cuenta. Un oscura luz violeta malamente iluminaba el lugar. Había una extraña pasarela en el medio y varias barras de metal descendían desde el techo hasta las mesas. Decenas de personas estaban en el lugar y todos se nos quedaron mirando fijamente al hacer nuestra entrada. Por lo que pude apreciar ese lugar parecía un burdel.
Al otro lado del almacén había una especie de silla extravagante. Parecía más un trono que una silla. Y sobre ella se sentaba un enorme trandoshano que vestía un extravagante púrpura y muchas cadenas y accesorios de oro.
Rage comenzó a caminar lentamente hacia él, pero antes de poder acercarse, fue rodeado por unos diez trandoshanos que le apuntaban con blasters. Ninguno de los presentes dijo una palabra. Pero entonces.
Trandoshano: - Bueno... bueno... bueno... Amigo mío. No puedes aparecerte en la casa de Tunk-Pilsa sin ninguna invitación.
Era él. El trandoshano que estaba sentado sobre el trono fue el que pude reconocer en el departamento de Hina. Parece que era el dueño del lugar o más bien... el jefe de la mafia trandoshano.
Tunk-Pilsa: - ¿Y dime? ¿Qué te trae por aquí? -
Rage se quedó en silencio. Su túnica cubría su rostro y todo su cuerpo. Pero aquellos que lo rodeaban eran completamente inconscientes de que era él capaz.
Tunk-Pilsa: - Oye No me digas que vienes a por la Kaminoana. - Lo sabe. Sabía quienes éramos. - Teníamos un acuerdo. - O tal vez no.
Rage: - ¿De qué estás hablando? - Dijo con una voz escalofriante.
Tunk-Pilsa: - Acepté tu generosa oferta por desaparecer a la Kaminoana... pero nunca dijiste que debíamos hacer con ella. Así que pensé en "entretenerme" un poco con ella antes de acabar con su vida. Espero que eso no te moleste. -
A partir de que Tunk-Pilsa hizo ese comentario, soy incapaz de entender con exactitud que fue lo que paso. Los diez trandoshanos que rodeaban a Rage comenzaron a levitar mientras algo parecía estar estrangulándolos. La capa de Rage comenzó a moverse desenfrenadamente cómo si estuviese en el ojo de una tormenta pero no había viento en ese lugar. Rage gritó con furia y todos los cristales y vidrieras estallaron en pedazos. Los presentes comenzaron a correr desenfrenadamente hacia la entrada, pero antes de que pudieran escapar, pasó lo más extremo de todo.
Alrededor de Rage comenzó a formarse una esfera de energía eléctrica que giraba erráticamente alrededor de su cuerpo, y en menos de dos segundos, una potente descarga de rayos ejecutó a todos los presentes.
La imagen era aterradora. Decenas de cuerpos rostizados yacían sobre el suelo, y Rage estaba justo en medio. Las lecturas mostraron que el aire estaba cargado con un fuerte olor a carne quemada, y no era para menos.
El único sobreviviente fue Tunk-Pilsa, quién se escondió detrás de su trono de oro macizo. Tal vez lo que le salvó la vida. Rage comenzó a caminar lentamente y encendió su sable rojo. Los circuitos se habían fundido, y la única luz existente era la luz escarlata que emitía el sable de Rage.
Tunk-Pilsa: - No... no... no... Ten piedad. Le juro que no le ha pasado nada... lo juro. Por favor... señor Sidiuos. -
El trandoshano yacía sobre el suelo. Arrastrándose sobre su espalda tratando de alejarse de Rage. Pero antes que pudiese reaccionar, Rage le clavó el sable en medio del pecho y murió al instante.
Yo me quedé mirando desde fuera del edificio. Creía que seguir a Rage no sería una buena idea... y con razón. De haberlo hecho, la descarga hubiese fundido mis circuitos también. Después de matar a Tunk-Pilsa, Rage dejó de moverse. Se quedó unos segundos de pie junto al cadáver pero luego se desplomó sobre el suelo."
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