(XIV) Perdidos

"Al encontrarnos en medio del conflicto, no vi otras salidas más que intentar llegar a las zonas del borde e intentar rodear el planeta, pero no iba a ser tan fácil. Los X-fighters y los droides buitres nos pasaban casi rozando nuestro casco a gran velocidad, y todo, bajo una constante lluvia de blasters.

Evadimos el conflicto principal manteniéndonos alejados de las flotas principales, pero no impidió que un par de Ala-X nos fijaran cómo su objetivo. Hice todo lo posible por evitar sus disparos, pero la Sheathipede no es reconocida ni por su velocidad, ni maniobrabilidad, ni su sistema de armas. Si tuviese que definirla, sería como una diana enorme, lenta y perezosa.

Finalmente, y cómo era de esperarse, uno de los cazas logró alcanzarnos en uno de los propulsores, haciendo que nuestra nave se prendiera fuego en la parte de atrás mientras perdíamos combustible y potencia. No me quedó más remedio que intentar alcanzar la órbita del planeta para intentar llegar a tierra firme, aunque sabía que no iba a ser un aterrizaje agradable.

Afortunadamente logramos descender antes de que perdiéramos todo el combustible y la nave dejará de funcionar. Una vez que los controles no respondieron, no tuvimos más remedio que dejarnos caer por la gravedad del planeta. Corrí a la parte de atrás y revisé a Kilo y a Hina antes de sentarme y aseguré sus cinturones de seguridad. Finalmente tomé asiento, y nos preparamos para lo inminente.

El impacto con el suelo fue terrible. Recuerdo a la nave darse un fuerte golpe y luego girar de forma descontrolada sobre la superficie del planeta. Después de eso no recuerdo mucho, salvo que me golpeé varias veces la cabeza, y que caí desmayado acto seguido.

Estuvo inconsciente por un tiempo, hasta que me desperté por la voz desesperada de Kilo que me gritaba una y otra vez.

Kilo: - Rage. Rage. ¡Rage! - Me desperté aturdido y con dolor de cabeza, colgando sostenido por mi cinturón de seguridad mientras Kilo me miraba desde arriba. - Rage. Tenemos problemas. Debes bajar de inmediato. -

Aún aturdido, y sin darme cuenta de lo que hacía, quité el seguro y caí de frente antes que Kilo pudiese advertirme. Pues resultó que la nave se había ladeado y caí desde un extremo de la nave a otro. Kilo me ayudó a levantarme, pero estaba muy preocupado.

Rage: - Kilo. ¿Qué pasó? ¿Dónde estamos? -

Kilo: - Parece que nos estrellamos en la zona tropical boscosa del planeta. No detecto señal de vida cerca. Pero ese no es el mayor de nuestros problemas. -

Cuando Kilo dijo eso me quedé extrañado, puesto que el droide nunca había usado la palabra "problemas". A pesar de las incontables situaciones de peligro en la que hemos estado. Lo miré extrañado y Kilo se apartó dejándome ver a Hina. La que yacía en el suelo, aún abrochada a su cinturón de seguridad, pero inconsciente y con sangre sobre su cabeza.

La imagen me avispó de pronto. Me apresuré para ver lo que le había pasado mientras gritaba su nombre una y otra vez. Pero en vano. Kilo llamó mi atención y señaló a la parte superior de la nave, a un pequeño compartimiento con el símbolo de médicos grabado.

Sin darme cuenta, y por mero impulso, di un inmenso salto de más de tres metros y tomé el botiquín de primeros auxilios. En ese momento no me percaté de lo que había hacho, puesto que mi mente estaba enfocada en ayudar a Hina.

Tomé la cabeza de Hina y le apliqué un spray cicatrizante. La herida se cerro y la sangre dejó de brotar, pero Hina no despertaba.

Kilo: - Debemos hallar una bahía médica de inmediato. O no sobrevivirá. -

Kilo tenía razón. Además, yo no tenía ningún conocimiento de medicina, mucho menos de anatomía Kaminoana. Así que sin más opción, salí de la nave y miré alrededor, pero la vista no era muy agradable.

Hasta donde mis ojos podía ver, la inmensa selva en la que habíamos caído parecía no tener fin. Sacar el enorme cuerpo de Hina de allí no iba a suponer una tarea fácil. Pero no había otra opción.

Usé el sable de luz para cortar una sección rectangular de metal de la nave y lo amarré con lianas de la selva. Kilo me ayudó a colocar el cuerpo de Hina sobre la plancha de metal, con cuidado para que no se volviese a golpear en la cabeza. Usé el cojín de los asientos para hacer una cama improvisada y evitar que se golpeara con los accidentes de camino. Finalmente, até su cuerpo con los mismos cinturones de seguridad.

Busqué dentro de la nave todas las provisiones y linternas que había, y las puse dentro de una mochila que Kilo iba a cargar.Y con todo listo, nos adentramos en la espesa y desconocida jungla de Kiros. Arrastrando una pesada plancha de metal con el cuerpo de Hina, y un lento droide de protocolo con una pesada carga encima."

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