Yo Voy a Ayudarte
Capítulo 3: Yo Voy a Ayudarte
–¡Oh no! –dijo Marinette llevándose ambas manos a la cabeza–, lo hice de nuevo, que torpe soy.
El autobús se hallaba repleto hasta el tope, con todos tratando de encontrar un lugar donde sentarse.
–Debí pedir un autobús de dos pisos –siguió recriminándose a sí misma–. ¿Cómo no se me ocurrió que esto iba a pasar?
–Propio de ti Marinette –rió Alya–. No te preocupes, solo tenemos que acomodarnos. Ven, vamos adelante junto a Star.
Alya, Marinette y Star fueron a los asientos de adelante, mientras que Marco se sentó en uno de los de en medio al lado de Adrien.
–Con permiso –se disculpó Jackie, quien llegó abriéndose paso con dificultad a sentarse con toda confianza en las piernas de Marco.
–Ja...Jackie... –balbuceó el latino poniéndose rojo como un tomate de pies a cabeza.
–¿Soy pesada? –preguntó Jackie volteando a verlo con ojos de cachorro triste.
–N-no... –tartamudeó este empezando a sudar a mares–. P-para nada.
En el asiento delantero, Marinette –atenta más que cualquier otro– pudo percatarse de que Star observaba discretamente a Marco y a Jackie con una mirada de deseo. Deseó de estar en el lugar de la chica del mechón azul.
Tras haberse acomodado todos los pasajeros, el autobús se puso en marcha.
Algunos alumnos iban de pie, mientras que los que consiguieron asiento iban muy apretados como por ejemplo: Marinette, Alya y Star que iban pegadas la una a la otra cual sardinas enlatadas, pero aun así disfrutaron del viaje platicando amenamente.
–Háblanos mas sobre ti Star. ¿Dijiste que venías de otra dimensión?
–Si Marinette –respondió la princesa alegremente–. Vengo de Mewni. Allá vivo con mi familia en el palacio real. También hay otros mewmanos como yo, guerricornios, monstruos y...
–¿Dijiste monstruos? –preguntó Alya con sumo interés.
Y así, Star les contó todo a Marinette y a Alya sobre su vida en Mewni. Desde como se volvió una guerrera tenaz que pasaba su tiempo libre luchando con monstruos y montando guerricornios, hasta el día en que le fue entregada su varita y la enviaron a entrenar en la tierra debido a que por poco destruye el reino.
De ahí pasó a contarles sobre todas las aventuras que tuvo con Marco desde el día que lo conoció, cabiendo recalcar que Marinette se mostró más interesada al oír la parte en que Star se hospedaba en casa del chico de tez latina.
En un principio, el relato de Star se les hizo divertido a Marinette y Alya; pero cuando llegó a la parte en la que tuvo que enfrentarse con un hombre lagarto llamado Toffe, fue que ambas supieron que desde ese entonces las cosas se tornaron bastante serias con acontecimientos posteriores como: la avería de su varita, el haber perdido su libro de hechizos a manos de un tal Ludo, o la supuesta traición de su mentor Glossaryck. Todo daba a entender que la princesa en realidad estaba pasando por momentos difíciles.
Alya registraba todo en una grabadora portátil sin dudar que las anécdotas de Star, aunque no tenían nada que ver con superhéroes, eran digno material que ameritaba un espacio en su blog.
A Marinette en cambio, le pareció aterrorizante lo complicada que podía ser la vida de una princesa a tan corta edad. Eventualmente Star se convertiría en la soberana de todo un reino y con eso venían un sinnúmero de responsabilidades. Entre estas lidiar con los conflictos de sus súbditos, mención aparte la discriminación de los mewmanos hacia los monstruos.
Y sin embargo, en base a aquel relato, Marinette logró deducir que su nueva amiga se mantenía optimista y hacia su mayor esfuerzo por seguir adelante debido a algo, o se debería decir a alguien en particular; Marco, el chico seguridad, aquel que fue asignado para ser su guía en la tierra, su compañero de batallas y su mejor amigo.
Marinette ya tenía sus sospechas desde que los vio interactuar allá frente a su escuela. Según lo que narraba Star, Marco era alguien muy especial para ella. Tanto así, que estuvo dispuesta a entregar e incluso destruir su varita con tal de rescatarlo de las garras de Toffe.
–¿Tu quieres mucho a Marco verdad? –terminó por interrumpirla Marinette en medio de su relato. A Alya le pareció una pregunta un tanto fuera de lugar habiendo tantas cosas estrafalarias y fantásticas de por medio.
–¿Marco? –repitió Star un poco sobresaltada–, he bueno...
Giró su cabeza para ojear a Marco allá en los asientos de en medio, y se enterneció al verlo tan nervioso por tener a aquella chica de curvas pronunciadas sobre su regazo.
–Marco... Marco es mi mejor amigo –continuó bajando su cabeza algo apenada–, y se ha vuelto una persona muy especial para mi. Es divertido pasar tiempo con el. Es un chico genial que sabe karate y prepara unos nachos muy deliciosos... Pero creo que lo mejor, es que siempre puedo contar con su apoyo aun sin pedírselo... Estoy feliz de haberlo conocido y... y no se que sería de mi vida sin...
–¡Star, tus mejillas! –exclamó Alya.
La princesa miró su reflejo en los cristales de los anteojos de Alya, y en efecto pudo notar que las marcas con forma de corazón de su rostro estaban brillando.
–Este..., yo... –se disculpó cubriéndose sus mejillas con ambas manos avergonzada.
–No te preocupes, entiendo –dijo Marinette mostrándose toda comprensiva.
Tanto para Marinette como para Alya, era evidente el porqué del bochorno de Star. Estaba claro que desde hacia tiempo la princesa se había enamorado de su mejor amigo.
Marinette también se volteó a ver a Marco. Por lo que había contado Star, se trataba de un chico admirable a pesar de las inseguridades que lo aquejaban, y aparentemente varias chicas andaban detrás de el. Janna por ejemplo, parecía haberle tomado mucha confianza y esperaba encontrar la más mínima oportunidad para molestarlo y llamar su atención. Y por supuesto que también estaba la chica del mechón azul a la que el latino tenía –tanto metafórica como literalmente– encima de el.
A pesar de que se habían conocido hacia poco menos de una hora, Marinette le había tomado mucho aprecio a Star, y con este ultimo dato que acababa de confirmar no pudo evitar sentirse un poco más identificada con ella. Es decir, ambas estaban enamoradas del que ellas consideraban el chico más lindo sobre la faz de la tierra, a ambas les costaba expresar sus sentimientos y ambas tenían en frente a una rival más asertiva que no dudaba en hacer su jugada para ganar puntos; aunque afortunadamente la del mechón azul no era para nada arrogante como Chloé, de hecho parecía ser una persona bastante agradable. Aun así, Marinette tuvo la impresión de que Star se sentía inferior debido a que su cuerpo no se había desarrollado tan rápido como el de esa chica, y eso tampoco le parecía justo.
En ese corto lapso de tiempo, Marinette concluyó que no podía haber una relación más estrecha que la que había entre Star y Marco, por lo que pensó que tal vez podría echarle una mano a su nueva amiga, y el primer paso sería quitar de en medio a su rival.
A partir de entonces, Marinette aprendería por las malas que en primer lugar no todo ocurre como en las películas o los cuentos infantiles. Segundo y no menos importante, lo poco apropiado que es meterse en los asuntos personales de otros, peor aun en asuntos del corazón.
–Llegamos –anunció el conductor.
Y Marinette se apresuró a ponerse en pie para hablar con el resto de los estudiantes.
–Esta es nuestra primera parada, la Plaza de Concordia. Sean amables de bajar ordenadamente y procuren no separarse.
Todos empezaron a bajar del autobús con mucho cuidado para no tropezar entre ellos, salvo por las tres de adelante que decidieron esperar a ir de ultimas. Finalmente, Alya les siguió el paso a sus otros compañeros.
Star quiso ir tras ella, pero entonces Marinette la tomó de ambas manos y la encaró para hablarle directamente.
–Star, quiero que sepas que estoy feliz de que seamos amigas.
–Yo también estoy contenta de ser tu amiga Marinette.
–Sabes, no dejo de estar agradecida por lo que hiciste por mi.
–Ni lo menciones, me gusta ayudar a los demás.
–Puede que pase mucho tiempo después de que regreses a América antes de que nos volvamos a ver. Así que decidí hacer algo muy especial por ti para regresarte el favor.
–No tienes que hacer nada. Tu amistad es lo único que necesito de ti.
–Eres una chica maravillosa Star, y quiero que seas muy feliz. Así que prepárate princesa, que para cuando esta excursión termine se que me lo agradecerás.
Marinette abrazó a Star, la saludó con un beso en cada mejilla al estilo francés, la haló de la muñeca y ambas bajaron del autobús.
–Star, ¿tienes un momento? –la llamó Alya–. Quisiera hacerte unas preguntas más para mi blog.
–Claro.
Star fue donde Alya, sin saber que Marinette ya había empezado a elaborar su plan en su cabeza.
–¿Que estas tramando Marinette? –preguntó en eso una vocecita que venia de su bolso.
–Ya lo verás Tikki –respondió su portadora con un aire soñador–. Será como un cuento de hadas, y yo haré el papel de hada madrina.
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