Varita Obsoleta
Capítulo 11: Varita Obsoleta
–¿Marco?
Mariposa Monarca se olvidó de su enfrentamiento contra Ladybug y miró a aquella persona que había estado buscando tan desesperadamente.
Marco adulto bajó de su ciclodragón Nachos y desenfundó su espada.
–Escucha Star. No sé por que me buscas, pero a aquí me tienes. Lo que pasa contigo no está nada bien. Por eso voy a derrotarte y después encontraré la forma de volverte a la normalidad.
Ladybug, quien los observaba de lejos, esperaba el momento adecuado para intentar conseguir la varita.
Mariposa Monarca en cambio, se ruborizó al ver el abdomen tonificado de Marco. Las marcas verdes de corazones partidos de sus mejillas tomaron la forma de volcanes en erupción y sintió de pronto que su temperatura corporal se elevaba drásticamente.
–¡MAAAAAARRCOO! –aulló embobada llevándose las seis manos al rostro y descuidando la varita.
La princesa corrompida pegó un chillido agudo y un chorro de sangre salió disparado a propulsión de su nariz con tanta fuerza: que la impulsó hacia atrás provocando que diera varios giros en el aire y se estampara contra el suelo donde quedó aturdida con una obscena sonrisa dibujada en su rostro.
Ilustración por AlejinZ (Alejindio).
Todos se quedaron perplejos ante lo ocurrido, salvo por Ladybug que aprovechó la oportunidad para ir corriendo a recoger la varita y a ocultarse con ella tras una enorme roca.
Con su yo-yo listo en mano, la súper heroína dejó caer la varita al suelo para luego asestarle un buen pisotón.
–No más maldades para ti pequeño akuma...
Pero no sucedió nada.
–¡¿Pero qué?!
Ladybug volvió a pisar la varita con más fuerza sin siquiera hacerle una pequeña fisura, por lo que trató de saltarle encima pero el objeto se deslizó por entre sus pies haciendo que cayera de culo sobre la tierra. Intentó entonces romperla con una piedra que se partió en dos nada más dar el primer golpe.
En el campo de batalla, Hekapoo y Rhombulus quisieron aprovechar también que Mariposa Monarca estaba fuera de combate para ir a contraatacar.
–¡Rhombulus, cristalízala ahora!
–¿Eh?..., ¡si, enseguida!
Rhombulus disparó su rayo hacia Mariposa Monarca, pero esta inconscientemente alzó una mano e hizo aparecer un campo de fuerza mágico de color purpura a su alrededor con el que consiguió protegerse.
Seguidamente, la princesa corrompida levantó el vuelo frotándose las sienes con otras dos de sus seis manos, mientras que con una cuarta se limpiaba la sangre de la nariz.
–Ouch..., eso fue intenso.
–¡Dispárale!, ¡dispárale! –gritó Hekapoo.
Rhombulus volvió a disparar su rayo, pero Mariposa Monarca extendió una de sus manos libres para repelerlo y mandarlo de vuelta hacia su atacante.
–Ustedes no aprenden ¿verdad? –refunfuñó sin levantar la mirada.
Hekapoo enmudeció en cuanto vio a Rhombulus caer frente a ella, apresado en uno de sus propios cristales.
Tras recuperarse de su jaqueca, Mariposa Monarca alcanzó a divisar que a lo lejos Ladybug intentaba quebrar la varita azotándola contra el suelo desesperadamente, claro sin hacerle daño alguno.
–¡MUA JA JA JA JA JA JA JA JA...! –rió burlona–. Así jamás lograrás romper mi varita.
Mariposa Monarca extendió su mano para recibir su varita de vuelta, pero Ladybug se apresuró a sujetarla firmemente antes de que fuese volando hacia su dueña a toda velocidad.
–¡Aun así no dejaré que la uses de nuevo!
Mariposa Monarca movió su mano insistente, pero Ladybug se aferró a la varita con más fuerza usando ambas manos sin intención de soltarla.
De pronto, la varita empezó a brillar por completo y nuevamente su diseño cambió. Ahora en vez de sus adornos de corona y alitas tenía solo un par de antenitas similares a las de un insecto en la parte superior. Su color se tornó completamente rojo con puntos negros dispersos por doquier, y un par de replicas de mechones de su cabello sobresalían de sus costados. Lo único que conservaba igual era la media estrella del centro con ese mismo brillo de color purpura.
Al ver esto, Mariposa Monarca bajo su mano resignada y empezó a aplaudir sarcásticamente con otras dos.
–Vaya, vaya. Parece que has conseguido quitarme la varita. Felicidades, ahora es tuya.
Ilustración por AlejinZ (Alejindio).
Ladybug se tomó un momento para apreciar el asombroso parecido que tenía el nuevo diseño de la varita con el de su traje de súper heroína, y después volvió a encarar a Mariposa Monarca.
–De todos modos ya no la necesito ahora que soy mucho más poderosa y puedo usar mi magia como yo quiera... –continuó su enemiga–, y ni tu, ni nadie podrá detenerme. Lo mejor será que me entregues tus pendientes por las buenas ahora que estoy de buen humor... A no ser que quieras que te los quite a la fuerza como lo hice con tu amigo el gato.
–¿Qué... qué le hiciste a Chat Noir? –acertó a preguntar Ladybug.
–Digamos que se le agotaron sus nueve vidas –contestó Mariposa Monarca enseñándole el anillo ensangrentado.
La súper heroína dejó escapar unas cuantas lagrimas y, dejándose llevar por su furia, apuntó a su contrincante con la varita y la media estrella emitió un brillo de color verde...
No pasó nada.
–¡AH JA JA JA JA JA JA JA JA...! –se burló Mariposa Monarca apuntándola con su dedo–. ¿De veras creíste que podrías usar la varita contra mi?
Unas bolas de energía se materializaron en cuatro de las seis manos de Mariposa Monarca, mientras que con las otras dos sobrantes le mostró el dedo medio a Ladybug que a su vez seguía apuntándole con la varita.
Entretanto, Lekmet llegó cojeando hasta donde estaba el cráneo de Omnitraxus, lo tomó en sus manos y usó sus poderes para regresarlo a la vida.
Mariposa Monarca hizo desaparecer las bolas de energía de sus manos y centró su atención en Omnitraxus quien venia hacia ella a pasos agigantados.
–Está vez si que estoy molesta –exclamó sonriendo maliciosamente.
Mariposa Monarca creció mágicamente hasta igualar el tamaño de Omnitraxus, se le adelantó hasta quedar a unos pocos centímetros enfrente de el moviéndose igual con una velocidad supersónica antes de que este pudiese reaccionar, lo tomó de la cabeza con sus seis manos, le drenó la magia nuevamente, y por ultimo usó sus poderes para hacer estallar el cráneo.
Hekapoo se ocultó detrás del cuerpo cristalizado de Rhombulus para evitar que alguno de los restos de la cabeza de Omnitraxus le cayese encima y Ladybug, con varita en mano, también llegó a ocultarse junto a ella para ganar algo de tiempo en lo que pensaba en un nuevo plan.
Por la expresión de Hekapoo, la súper heroína pudo deducir que esta en verdad estaba aterrada.
–Estamos perdidos –gimió la hermosa demonio–. Ella es demasiado poderosa.
–¡Tranquilízate! –le reprochó Ladybug–. Si conseguimos destruir la varita podremos volverla a la normalidad.
–¿Destruir la varita?... Necesitas el hechizo susurrado..., pero solo las Butterfly lo conocen.
–Entonces debemos encontrar a la reina.
Ladybug y Hekapoo se asomaron detrás del cuerpo cristalizado de Rhombulus, y vieron que Marco llegó montado sobre Nachos y se estacionó a los pies de Mariposa Monarca.
–¡Star, no hagas esto! –gritó agitando ambas manos tratando de llamar su atención–, ¡nosotros solo queremos ayudarte!
Mariposa Monarca volvió a su tamaño normal quedando a unos pocos metros de distancia de Marco y se cubrió la nariz con una de sus múltiples manos para retener otra poca de sangre que se le estaba empezando a escurrir.
–Tus encantos no funcionarán conmigo otra vez.
Mariposa Monarca apuntó a Marco con otra mano, y una doncella de hierro se materializó justo detrás de el. Antes de que siquiera pudiese reaccionar, las puertas del artefacto se abrieron develando que no tenía picos en su interior, pero en cambio dos pares de cadenas salieron desplegándose a toda velocidad a enredarse en sus manos y pies.
–¡¿Star, qué haces?! –gritó el hombre latino forcejeando por soltarse de las cadenas que se tensaron y lo arrastraron hacía el interior de la doncella, la cual se cerró inmediatamente atrapándolo adentro.
Mariposa Monarca siguió apuntándole con su mano, e hizo que tres pares de cadenas más se materializaran de la nada y envolvieran el artefacto. Por ultimo, un enorme candado abierto con la llave incrustada apareció, se cerró asegurando las cadenas y la llave giró por si sola y se esfumó en el aire.
Entonces la doncella cayó de espaldas contra el suelo, a lo que Mariposa Monarca sonrió victoriosa y voló a posarse encima del artefacto.
–¡Star, sácame de aquí!
–Solo espera un poco más..., mi príncipe. Pronto estaremos juntos.
–¡¿Qué dijiste Star?!, ¡no puedo oír nada!, ¡déjame salir!
Mariposa Monarca besó los labios de la doncella y levantó el vuelo para buscar a Ladybug con la mirada. Cosa que no le tomó mucho tiempo ya que la encontró todavía asomándose detrás del cuerpo cristalizado de Rhombulus junto a Hekapoo.
–¡Aja! ¡Ya te vi!
Mariposa Monarca se lanzó en picada hacia sus enemigas restantes, a lo que Ladybug tomó a Hekapoo de los hombros y se apresuró a contarle su plan.
–Escucha, tu distráela mientras yo busco a la reina.
–Pero...
–Es la única manera. Confía en mi.
Luego de meditarlo un breve segundo, Hekapoo asintió con la cabeza y saltó frente al cuerpo cristalizado de Rhombulus empuñando sus cuchillas. Mariposa Monarca hizo aparecer seis espadas de luz purpura de cada una de sus manos e inició un segundo duelo de espadazos contra la demonio.
Ladybug aprovechó que Mariposa Monarca estaba entretenida luchando contra Hekapoo y se apresuró a buscar a Moon, a quien rápidamente encontró desmayada y malherida a varios metros del lugar.
–¡Majestad –se acercó a socorrerla–, majestad despierte, necesitamos de su ayuda!
Una llamarada de fuego estalló y un carruaje tirado por el esqueleto viviente de un caballo apareció en medio del campo de batalla.
–¡Llegó la caballería!
Kelly y Tom Lucitor bajaron del carruaje listos para entrar en acción. El príncipe del inframundo desprendió fuego de sus manos y la chica de cabellera verde empuñó firmemente su espadota.
Ambos corrieron en dirección hacia Mariposa Monarca, que nuevamente estaba arrinconando a Hekapoo.
–¡Deja de interponerte entre mi príncipe y yo!
–¿Príncipe? –repitió Hekapoo levantando una ceja.
Tom se detuvo en seco al oír esa palabra.
–¿Príncipe?
–¿Qué estás haciendo Tom?
Kelly también dejó de correr y miró confusa a Tom quien sonrió ilusionado con cara de bobo.
–¡SI!, ¡mi príncipe! –rugió Mariposa Monarca escupiéndole en la cara a Hekapoo–. El... El es el chico más lindo que he conocido y...
Sus ojos se enjugaron de Lagrimas, y Hekapoo solo pudo reaccionar con una expresión de pena ajena ante la falta de sin sentido del ridículo de su contrincante.
–No puede ser, ahora se puso a llorar.
–Lloró porque nadie ama a mi príncipe tanto como yo –sollozó Mariposa Monarca–. Y aun así... Aun así todos tratan de sepáranos. ¡Pero no lo permitiré!
Determinada a salir vencedora, Mariposa Monarca arrinconó a Hekapoo, le rasgó el vestido y el amarre del cabello a punta de espadazos, le hizo un corte en cruz en el rostro, la apuñaló en el abdomen obligándola a soltar sus cuchillas, la agarró del cuello, apretó con fuerza..., y le drenó la magia.
–¡Eso te enseñará que nadie se interpondrá entre mi príncipe y yo!
Tom apagó sus llamas y caminó todo confiado y galante hacia Mariposa Monarca clavándole una mirada seductora.
–No te angusties princesa –la llamó extendiéndole una mano sonriente–, tu príncipe ya está aquí. Ven conmigo y te prometo que siempre estaremos juntos.
Para sorpresa de Kelly, Mariposa Monarca se acercó a Tom, le devolvió la sonrisa y tomó su mano.
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