Ultima Oportunidad

Capítulo 12: Ultima Oportunidad

Kelly miró estupefacta a Mariposa Monarca y a Tom Lucitor tomados de la mano. En su vida pensó que la princesa cedería tan fácilmente a las insinuaciones de su ex novio. Al menos según lo que le había dicho su amiga Pony Head.

–¿Esto significa... –preguntó Tom con ilusión en sus ojos–. Que me aceptas de nuevo?

Mariposa Monarca sonrió con malicia, apretó la mano de Tom...

–¿Star, que...? ¡Auch!, ¡auch!, ¡auch!...

Y lo lanzó por los aires con todas sus fuerzas.

–¡AAAAAAAAAAHH!

–¡Conviértete en choco...! No, mejor en un dulciburrito.

Unos relámpagos de color rosa salieron disparados de las puntas de los cuernos en espiral de Mariposa Monarca y alcanzaron a Tom antes de que este pudiese usar sus poderes de levitación para no estrellarse contra el suelo.

En su lugar, cayó un burrito cubierto de azúcar.

Mariposa Monarca descendió a recoger la deliciosa botana en sus manos y la puso junto a su boca jugando con ella como si se tratase de un micrófono.

Jamás te dejaré mi lindo burrito... Burrito, burrito, burriiiiiiito...

Kelly dejó caer su mandíbula como una pala mecánica, al ver como Mariposa Monarca le propiciaba un buen mordisco al burrito que hacía unos segundos había sido Tom. Lo único que dejó al terminar fue la envoltura, la cual arrugó con dos de sus manos mientras que con otras dos se frotaba el estomago satisfecha.

Ñam, ñam... Sabía que algún día haría algo bueno de Tom.

Impactada por aquel acto tan ruin, Kelly empuñó firmemente su espada y fue corriendo hacia Mariposa Monarca, pero esta se le adelantó moviéndose a velocidad supersónica y la golpeó en la quijada tan fuerte que Tad se separó de su densa Cabellera.

–¡KELLY!

Al ver a su novia tirada en el suelo, Tad saltó enfurecido a aferrarse al rostro de Mariposa Monarca.

La princesa corrompida se quitó a la bola de pelos viviente halándola de un tirón y le enterró sus uñas en la carne.

Tad de pronto empezó a echar humo, y se infló como un globo que terminó estallando en una lluvia de pelos de color menta verde.

–¡TAD!

Kelly logró reincorporarse a tiempo para ver lo que le había pasado a su novio y corrió furiosa a atacar a Mariposa Monarca, la cual a su vez la miró ya fastidiada.

–¡Conviértete en salchiduende!

Nuevamente, los rayos de color rosa emergieron de las puntas de sus cuernos y tocaron a Kelly, quien soltó su espada y cayó al suelo convertida en un salchiduende aderezado con mostaza.

Mariposa Monarca agarró el salchiduende y no se hizo esperar para darle una buena mordida.

Entretanto, Lekmet llegó jadeando a donde yacía el cuerpo sin vida de Hekapoo y extendió sus manos para usar sus poderes de sanación en ella y regresarla a la vida.

–¡Canciller! –exclamó Hekapoo luego de despertarse sobresaltada y verlo caer agotado–. Debes dejar de hacer eso o...

–¡BAAHHAAAAHH!

Lekmet la interrumpió para señalar a Mariposa Monarca, quien todavía seguía inmersa en el viaje psicotrópico provocado por el salchiduende, a lo que la demonio entendió que debía de aprovechar esa nueva oportunidad por lo que tomó sus cuchillas y corrió hacia ella lista para un tercer asalto.

¡Rrrrrrrrr...!

En eso, Mariposa Monarca dejó de alucinar al sentir un fuerte retorcijón en el estomago.

–¡Ouch! –se quejó adolorida llevándose sus seis manos al vientre–. Marco tenía razón, no debo comer tanta comida chatarra.

Mariposa Monarca buscó desesperadamente mordiéndose el labio inferior y mirando a sus alrededores con un par de ojos lagrimeantes.

–¡A ya ya ya ya ya yay!, ¡me duele el estomago!

La princesa corrompida empezó a resoplar una y otra vez de manera acelerada y apretó ambas piernas, al tiempo que varias gotas de sudor caían por su frente.

–¡Ya no aguanto!, ¡ya no aguanto!

Pero justo cuando creyó que terminaría por ceder a sus necesidades fisiológicas, logró percibir a Hekapoo acercarse corriendo hacia ella.

–¡CONVIÉRTETE EN BAÑO!

–¡WAAAAAAAAHH! ¡NO, NO, ESO NO!

Los rayos color rosa alcanzaron a Hekapoo, quien quedó convertida en un baño portátil al que Mariposa Monarca entró a toda prisa y puso el seguro.

–¡BAAHHAAAAHH!

Lekmet solo pudo exhalar un balido que indicaba una combinación de angustia y repelús ante la derrota tan humillante de su compañera.

Esperando no correr con la misma suerte, el canciller alzó el vuelo con mucha dificultad y logró divisar a Ladybug quien insistía en despertar a una inconsciente Moon.

–¡Majestad!, ¡majestad!, ¡por favor despierte!

Moon seguía sin reaccionar. Al parecer ella fue la más afectada por la explosión.

Lekmet aterrizó junto a ellas y usó sus poderes para sanar las heridas de Moon. La reina abrió los ojos y Ladybug pudo notar como la cara de la cabra demonio se arrugaba como si estuviese envejeciendo prematuramente.

–¿Se encuentra usted bien?

–Baahhaaaahh... –gimió Lekmet debilitado.

–¿Donde está Star? –preguntó Moon.

En eso, se escuchó el sonido del agua corriendo adentro del baño portátil y Mariposa Monarca salió con una expresión de alivio arrastrando con ella un trozo de papel higiénico que se le quedó pegado en el pie.

Uff... Creí que moriría –dijo sobándose el vientre.

Con una mirada de confusión, pero igual bien decidida, Moon se puso en pie, dio un salto en el aire y tomó su forma de mewbertad.

–¡Espere! –intentó advertirle Ladybug–, ¡necesito que...!

Pero ya era tarde. Una vez transformada, la reina se alejó volando para enfrentarse a su enloquecida hija.

Mariposa Monarca se quitó el pedazo de papel higiénico de su zapato, y al levantar la mirada se encontró frente a frente con su madre.

–Ya hiciste suficiente jovencita. Es hora de que vengas a casa conmigo.

–¿Tu también mamá? –le reprochó la princesa corrompida–. ¿Tu también intentas interponerte en mi felicidad?... ¡ESO NO LO PERMITIRÉ!.

Mariposa Monarca levantó el vuelo para estar a la misma altura que Moon e hizo generar unas bolas de energía de sus seis manos. La reina hizo exactamente lo mismo, y así madre e hija dispararon al mismo tiempo.

En el suelo, Ladybug observó como los rayos de ambas Butterfly chocaron el uno contra el otro formando una bola de energía electrizante.

La súper heroína necesitaba pensar en un plan. Necesitaba que la madre de Star usase el mentado hechizo susurrado si quería destruir la varita y capturar al akuma; ¿pero cómo?, si en ese momento la reina estaba muy concentrada en sostener la batalla contra su hija.

Clic, clic, clic, clic, clic...

–¿Qué?, ¿y ahora por qué?, si ni siquiera he usado mi amu...

Ladybug miró su nueva varita, y entonces entendió que el sólo sostener esa cosa en su mano estaba desgastando sus poderes. Las cosas pintaban mal para la súper heroína..., cuando sintió que una pezuña le rozaba el pie.

Ladybug bajó su mirada, y se encontró con un debilitado Lekmet que se había arrastrado hasta ella y estaba usando sus fuerzas restantes para sujetarla del tobillo y así usar sus poderes por ultima vez para ayudarla a recuperar sus energías.

Los puntos de los pendientes de Ladybug volvieron aparecer y la súper heroína se sintió renovada. Era como si no se hubiese transformado ya dos veces en ese mismo día.

Ladybug quiso agradecerle a Lekmet, pero al verlo se llevó las manos a la boca para no dejar escapar un sollozo. El canciller levantó débilmente la cabeza y con su mirada le indicó que dejaba todo en sus manos.

–Baahhaaaahh...

Inmediatamente después se convirtió en polvo.

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