Mariposa Monarca
Capítulo 7: Mariposa Monarca
El centro de la varita adquirió la forma de un ojo de color verde que empezó a brillar...
–Revélame lo que está escondido. ¡Muéstrame lo que está prohibido!
Y una especie de ventana mágica que daba al restaurante del hotel Le Grand París se materializo instantáneamente frente a Star.
El lugar estaba a oscuras, iluminado únicamente por la luz de unas velas colocadas en el centro de cada mesa. Sobre un pequeño escenario, una banda de instrumentos sinfónicos de cuatro integrantes se encargaba de ambientar la velada; y al final de un camino de pétalos de rosa que iniciaba en la entrada y seguía hasta una mesa para dos situada en medio del restaurante, Marco y Jackie ya estaban degustando la selección del carrito de postres.
Oh, no tiene igual, questa noche especial.
La llamamos bella notte.
Ven a mirar, esas luces brillar,
questa amable bella notte.
Si estás con quien amas, dichoso vas a ser.
Nocturna magia llegará, y el amor va a florecer.
Oh, noche especial, de amor celestial.
Questa dolce, bella notte.
Star sonrió al ver a Marco tan radiante, vestido con un traje de etiqueta con una flor azul prendida en su solapa; pero no pudo evitar sentirse melancólica a su vez por verlo riendo tan divertido en compañía de otra chica.
Pensó, que tal vez no fue una buena idea usar su magia para espiarlos y quiso romper el hechizo en ese instante y dejar las cosas como estaban; pero su curiosidad pudo más con ella por lo que siguió observando.
–De verdad no dejas de sorprenderme Marco Díaz –dijo Jackie mostrándose alegre e impresionada al mismo tiempo–. Todavía no puedo creer que reservaras todo el restaurante para nosotros solos.
–Quería que esta noche fuese perfecta. Solo tu..., y yo...
Con un movimiento de su mano, Marco le hizo una señal a la banda para que esta empezara a entonar un vals y se puso de pie y se acercó a Jackie de modo galante.
–¿Quieres bailar?
A ella se le iluminaron los ojos, y esbozando una sonrisa tomó la mano de Marco aceptando su petición.
A Star se le hizo un profundo nudo en la garganta. Ver eso le recordó cierto suceso ocurrido en el Baile de la Luna Roja. Parpadeo un par de veces al sentir un picor en sus ojos, y siguió observando.
No tiene igual, esta noche especial.
La llamamos bella notte.
Ven a mirar, las estrellas brillar,
esta dulce bella notte.
Si estás con quien amas, dichoso vas a ser.
Nocturna magia llegará, y el amor va a florecer.
Oh, noche especial, de amor celestial.
Esta dulce bella notte.
Marco aferraba sus manos a la cintura de Jackie y Jackie aferraba las suyas al cuello de Marco, mientras que ambos bailaban al son de esa lenta pieza.
En momento dado, Marco levantó la mirada y miró a Jackie a los ojos.
–Jackie..., tu sabes... Que me has gustado desde hace mucho tiempo...
–Ah sí –respondió en tono juguetón y sarcástico–. Creo tener una idea de ello.
–De verdad –continuó Marco empezando a sentirse nervioso–. Me has gustado desde que te vi por primera vez en el jardín de niños y..., y me hiciste muy feliz cuando me invitaste a ese baile... Por eso preparé todo esto..., ya que quería... Quería preguntarte si...
–¿Si?
–Yo...yo... –balbuceó el latino ahora si estando completamente nervioso–. Esto es mas difícil de lo que pensé.
–Relájate Marco –le sonrió Jackie enternecida–. Lo que sea que tengas que decir, solo dilo.
Star los miraba fijamente con una extraña mezcla de emociones encontradas: ternura, ansiedad..., celos.
Marco exhaló un suspiro, tomó aire y terminó por llevar a cabo su declaración.
–Quería preguntarte si... ¡¿Si quieres ser mi novia?!
Jackie no respondió, simplemente se llevó una mano a la boca y comenzó a reír divertida. Marco se puso colorado de la vergüenza, y a Star se le abrieron los ojos como platos y chasqueó los dientes molesta ante la posible idea de que Jackie se estuviese burlando de el.
–Jackie..., yo... –empezó a disculparse Marco.
–Tontito –rió Jackie enjugándose una lagrima–. Si ya somos novios.
–Es que... –contestó el llevándose una mano detrás de la cabeza–. Sé que llevamos varias semanas saliendo..., y hasta nos besamos en más de una ocasión; pero nunca llegué a declararme como es debido..., y quería que fuese algo inolvidable... Para nosotros y... ¿Lo arruiné verdad?
Marco bajó la cabeza triste, pero Jackie lo tomó del mentón con suavidad para esta vez mirarlo ella directo a los ojos.
–Marco Díaz, no tienes que sobre esforzarte por hacerme feliz. Eres un chico maravilloso y que no te quepan dudas de eso; pero si tanto significa para ti, aquí está mi respuesta.
Jackie se acercó a Marco para besarlo apasionadamente en los labios, mientras Star seguía viéndolos inexpresiva. Cuando la pareja separó sus bocas, ambos se miraron fijamente.
–Jackie... –dijo el sonriente.
–Te quiero Marco –respondió ella ilusionada.
Al oír estas palabras, Star deshizo el hechizo del ojo que todo lo ve, bajó su varita, se puso en pie y empezó a caminar de un lado a otro por el parque. En ese momento solo podía sentir una, y solo una emoción en especifico. Estaba indignada a más no poder.
–Te quiero –refunfuñó pensando en voz alta–. ¿Eso es lo mejor que puedes decirle Jackie? ¿Marco gastó una fortuna e hizo todo esto solo por un simple te quiero?... yo en tu lugar le habría dicho te am...
Star se detuvo al sentir que su respiración se aceleraba. Se apoyó en un árbol ya que estuvo a punto de perder el equilibrio, y sintió un dolor punzante en su pecho, como si algo en su interior se hubiese roto en un millar de pedazos.
– Yo... Yo en tu lugar... Snif, snif...
Finalmente, la princesa terminó cediendo e hizo lo mejor que podía hacer para aliviar su dolor: llorar a moco tendido y dejar que todo salga.
–Marco yo... yo... ¡BUAAAAAHH!
***
Roger entró en el parque y se detuvo al ver un papel enrollado tirado junto a una de las bancas. Negó con su cabeza molesto, pensando que algún ciudadano inconsciente se atrevió a tirar basura, y se agachó para recogerlo y lo arrugó con ambas manos.
Al otro lado del parque, Star terminó de secarse las lagrimas y levantó la cabeza para tomar un respiro. Había llorado tanto, que sentía que le faltaba poco para morir deshidratada.
–Snif, snif... Creo... Creo que... Snif... –gimió sorbiéndose los mocos–. Creo que ya me siento mej... ¡NOOOOOO!
A Star se le helo la sangre, cuando vio a Roger arrugar su preciado retrato para luego disponerse a arrojarlo en uno de los botes del parque, por lo que salió corriendo velozmente con intención de detenerlo.
– ¡NO! ¡No, no, no, no, no, no, no...!
Roger volteó su cabeza para ver de donde provenían esos gritos, pero no pudo reaccionar a lo que vino a continuación.
–¡GOLPE NARVAL!
Un enorme narval colorido salió disparado de la varita y fue a estrellarse contra Roger, haciendo que cayera de bruces en el suelo. Star se apresuró a recoger el papel y lo extendió, solo para ver como ese retrato que guardó con mucho cariño quedó todo maltratado con la hoja llena de arrugas y el dibujo borroso por el carboncillo difuminado.
Star puso el papel con cuidado en el suelo, lo alisó lo mejor que pudo y apuntó con su varita. Como sus manos le temblaban, prefirió tomarse su tiempo para tratar de calmarse y pensar correctamente en el hechizo que iba a necesitar.
Roger se levantó del suelo encendido de ira. El narval que lo golpeó había desaparecido, pero si pudo encontrar a la niña responsable arrodillada de espaldas.
Star seguía tratando de articular las palabras correctamente para conjurar su hechizo, cuando el oficial la tomó firmemente por el brazo con una mano y le arrebató la varita con la otra de sopetón.
De pronto, la media estrella emitió un brillo y un destello de luz verde salió disparado de la varita alcanzando al papel que terminó prendiéndose en llamas.
–¡NOOOOO! –chilló Star.
Roger estaba a punto de reprenderla por agredir a un oficial de policía, pero su furia se tornó en preocupación cuando vio que la niña forcejeaba desesperada y cambiaba su mirada repetidamente de la varita que el sostenía en su mano al trozo de papel que se encontraba en el suelo siendo consumido por unas extrañas llamas verdosas. Del papel a la varita, y de la varita al papel.
–¡MI VARITA! ¡DEVUELVAME MI VARITA!!
–¡Cálmate niña! –la reprendió Roger en tono preocupado.
Star perdió la paciencia y terminó por derribar a Roger aplicándole una llave de judo. Seguidamente, recuperó su varita para intentar reparar su retrato una vez más, pero este ya se había reducido a cenizas.
–No, no... –sollozó la princesa.
Flashback.
Era un jueves por la noche en la residencia Díaz cuando Rafael, como siempre alegre, entró en la cocina y vio que Star revisaba minuciosamente con una lupa el interior de la caja de una pizza recién entregada.
–Noventa y tres..., noventa y cuatro..., noventa y cinco...
–¿Qué estás haciendo Star? –canturreó alegremente el señor Díaz.
–Shhhh... Necesito concentrarme... Noventa y seis..., noventa y siete..., noventa y ocho..., noventa y nueve..., y... Cien. ¡Perfecto!, una pizza con cien hongos.
–Pero creí que odiabas la pizza con demasiados hongos –señaló Rafael confuso.
–Si, la odio –respondió Star entusiasta–, pero es la favorita de Marco y por eso la ordené para nuestra noche de jueves de amistad.
Justo entonces, Marco bajó corriendo las escaleras y fue hasta la puerta principal.
–Hasta luego papá, nos vemos Star –se despidió al momento en que puso su mano en el picaporte.
–¿A dónde vas Marco? –preguntó esta asomándose desde la cocina.
–Quedé en salir con Jackie esta noche.
–Pero..., hoy es jueves... ¿Acaso...?
–¡Es cierto! –exclamó su amigo dándose una palmada en la frente–. Cielos, lo olvidé... Ehm... Star... ¿Crees que podríamos...?
El señor Díaz vio a Star bajar su cabeza desanimada, y cambió su casi infaltable expresión alegre y entusiasta por una de seriedad absoluta y se dispuso a reprender a su hijo.
–Marco Ubaldo Dí...
–Está bien –lo interrumpió Star fingiendo no darle mucha importancia–, no pasa nada. Anda Marco, ve y diviértete con Jackie.
–... ¿Segura? –acertó a preguntar.
–Claro que si –respondió forzando una sonrisa–. Es tu chica, ¿no? Vete ya, no querrás dejarla esperando.
–Gracias Star, eres la mejor.
Marco salió por la puerta principal y Rafael volteo a ver a Star un poco preocupado.
–¿Seguro que estás bien?
–Claro que si –respondió Star llevándose una rebanada de pizza a la boca–, todo está bien... ¡PUAJ! Demasiados hongos.
Fin del Flashback.
–Marco... –siguió sollozando Star–. ¿Por qué?
***
En algún lugar de París, una ventana circular recubierta por unas placas metálicas se abrió automáticamente iluminando el interior de una habitación que se asemejaba a una especie de domo.
Un enjambre de mariposas blancas que reposaban en el suelo empezaron a revolotear alrededor de un hombre delgado con una mascara de metal y de traje purpura oscuro que posaba de pie apoyándose sobre un bastón.
–Ah, el amor a tan tierna edad puede ser algo tan hermoso..., como doloroso.
Una de las mariposas se posó en la mano izquierda de Hawk Moth y este la cubrió con la derecha, generando una especie de aura oscura que hizo que su color blanco ennegreciera.
–¿Qué puede ser más intenso que el corazón roto de una chica enamorada?
El súper villano abrió sus manos y la mariposa salió volando por la ventana.
–Vuela mi malvado akuma, y haz tu trabajo.
***
La mariposa voló por todo París hasta llegar al parque, donde la princesa seguía arrodillada en el suelo sollozando. Ahí, el akuma entró en la varita de Star y esta escuchó la voz de Hawk Moth en su cabeza.
–Mariposa Monarca, soy Hawk Moth. Se que te gusta tu mejor amigo, pero otra chica te lo ha quitado. Yo te puedo ayudar a que esté contigo para siempre, pero a cambio quiero que me traigas los Miraculous de Ladybug y Chat Noir.
En ese momento, la mente de Star se nubló por completo y ya no le importó otra cosa que no fuese tener aquello que más anhelaba en todo el cosmos.
–Trato hecho –respondió sonriendo maliciosamente, y las marcas con forma de corazón de sus mejillas cambiaron por las de dos corazones resquebrajados y partidos por la mitad que a su vez se tornaron de color verde.
Un aura oscura emergió de la varita y recubrió a la princesa de pies a cabeza transformándola. Su piel se oscureció hasta volverse tan negra como la noche; sus manos se deformaron en garras; sus orejas se volvieron puntiagudas, y el iris de sus ojos azules se tornó rojo como la sangre y la esclerótica amarilla. Su densa cabellera rubia palideció hasta quedar tan blanca como la nieve, y aquel vestido que le bordó Marinette cambió su color rosa por un purpura oscuro y su diadema con orejas de gato pasó a ser una azul oscuro también con dos largos cuernos curvos con doble punta. Por ultimo, el diseño de su varita cambió por uno más maligno con colores oscurecidos, incrustaciones verde brillantes, un par de adornos de alas demoniacas a los costados, y la media estrella del centro adquirió el característico brillo purpura del Broche de Moth.
Roger se puso de pie por segunda vez consecutiva y se acercó esta vez decidido a arrestar a la niña impertinente que se había atrevido a derribarlo para darle una lección.
Mariposa Monarca levantó la mirada al sentir que una gruesa mano la tomaba por el hombro con fuerza, volteó a ver a Roger y le clavó una mirada asesina.
–Vendrás conmigo a la estación jovencita.
–¿Cómo te atreves a tocar a la futura reina de Mewni?
La princesa corrompida levantó a Roger de la camisa con una sola mano y lo aventó con tanta fuerza, que el policía fue a estrellarse contra una banca del parque que se quebró en pedazos.
Roger se reincorporó adolorido con mucha dificultad, sacó su macana eléctrica, la encendió y salió corriendo a embestir a Mariposa Monarca; pero esta no se movió de donde estaba, solo apuntó con su varita al oficial y...
Ilustración por AlejinZ (Alejindio).
***
A unas cuantas calles de distancia, Marinette seguía buscando a Star cuando de pronto escuchó una explosión proveniente del parque, a lo que Tikki se asomó desde su bolso.
–Parece que hay problemas.
***
Mientras tanto en su guarida, Hawk Moth se encontraba anonadado.
–... Bien, ahora tráeme los...
–Espera –respondió Mariposa Monarca comunicándose telepáticamente con el–. Aun tengo algo que hacer.
***
Mariposa Monarca cerró los ojos, y al abrirlos sus pupilas tomaron la forma de corazones resquebrajados partidos por la mitad y su piel comenzó a llenarse de manchas con la misma forma que se iban desprendiendo conforme aparecían.
Después caminó hacia el tiovivo del parque a arrancar la puerta de la sala de control de un tirón, y se acurrucó adentro mientras que las marcas se desprendían de su piel cada vez más rápido.
Al poco rato, se encontraba envuelta en un capullo hecho con las marcas de medios corazones, al tiempo que una espesa nube negra relampagueante cubría el cielo estrellado de París.
***
Los alumnos parisinos, que ya se encontraban en sus casas a esa hora, se asomaron por las ventanas de sus habitaciones y miraron hacia el cielo para ver que ocurría. Lo mismo hicieron los alumnos de Eco Arroyo, la maestra Calavera y todos los huéspedes del hotel Le Grand París, incluyendo a Marco y a Jackie quienes también lo vieron todo desde las ventanas del restaurante.
***
El maestro Fu salió del salón de masajes con Wayzz volando a su alrededor y ambos miraron hacia arriba preocupados.
–Tenemos graves problemas –exclamó el anciano–. Contamos contigo Ladybug.
***
En la mansión Agreste, Adrien se asomó por la ventana de su cuarto al oír los relámpagos afuera de su casa, y luego corrió hasta el sofá de su habitación donde Plagg devoraba felizmente una enorme pieza de camembert.
–Plagg –lo llamó alarmado–, parece que Ladybug nos necesita.
–Oh, tengo que dejarte quesito –dijo el kwami separándose de su preciada botana–, pero te prometo que pronto volveré.
Y Adrien extendió su puño mostrando su anillo.
–¡PLAGG, LAS GARRAS!
Una secuencia de transformación ridículamente elaborada más tarde, Chat Noir saltó por la ventana para ir en busca de su compañera.
En la pantalla de la computadora encendida de Adrien, se podía apreciar la ultima actualización del estado de Facebook de Marco quien recientemente se había agregado a su lista de amigos. Su estado posteaba: Marco Díaz está en una relación con Jackie Lynn Thomas.
***
Un par de enormes ojos rojos brillaron en el interior del capullo que se encontraba dentro del tiovivo del parque, el cual terminó por derretirse para dejar salir a Mariposa Monarca quien emergió en su forma de mewbertad.
***
En su guarida, Hawk Moth se hallaba aun más sorprendido, pero al mismo tiempo con su expectativa al alza de que esta vez si saldría victorioso.
–Eso no me lo esperaba –dijo sonriente.
***
Mariposa Monarca emprendió el vuelo dejando detrás de ella un rastro de costras con forma de medios corazones. Pasó por encima de la entrada del parque y sobre la cabeza de Marinette que en ese momento acababa de llegar.
Marinette levantó la vista siguiendo el rastro de las costras, e inmediatamente pudo reconocer la identidad del villano akumatizado de turno cuando vio las marcas en sus mejillas.
–¿Star?
Luego entró en el parque para investigar un poco más..., y lo primero que hizo fue soltar un grito de terror cuando se encontró con el cadáver calcinado de Roger.
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