CAPÍTULO 34: El libro de Robert

Inútilmente abrió la boca con la intención de tomar aire, pero ya era demasiado tarde. Una propulsión desconocida la engullía como una centrifugadora hacia un infinito fondo inexistente. Nadó a contracorriente, tratando de llegar a la superficie con los mofletes bien hinchados; hacia arriba, hacia los lados, pero solo consiguió dar vueltas sobre sí misma, malgastando energía.

El agua comenzó a inundar sus fosas nasales, y lentamente sintió cómo iba cayendo en un profundo sueño. Los brazos se le habían calentado, también el cuerpo, que se hundía entre el vaivén de los peces. Al final su cabeza chocó contra las redondas piedras que se amontonaban en las profundidades del cauce.

—¡Ay! —se lamentó rascándose la cabeza, exactamente en el punto donde se había golpeado. Abrió los ojos de par en par, esperando encontrarse con la muerte o algún pez del cielo, pero el agua verdosa y llena de algas había desaparecido, y en su lugar, había brotado la imagen de una habitación.

Las paredes estaban cubiertas con papel pintado de color salmón. En él se repetía un patrón de tarta de manzana y batidos de chocolate con una perfecta cereza en su capuchón de nata. En el suelo, una joven de pelo ondulado, cortado a la perfección a la altura de la barbilla, se tumbaba boca arriba con los pies sobre la cama.

A su lado, se revolvía un joven de cabellos blancos que Star reconoció de inmediato: el abuelo Robert Moon.

—Léeme la última página otra vez, Robert —pidió con seriedad quitándose las gafas con desesperación. El abuelo, reacomodó la espalda y la apoyó sobre la pared, con las piernas cruzadas en posición india. Levantó un pesado libro, recubierto de gruesa piel que parecía corresponder a una era mucho más antigua, que cualquier otro objeto de aquella habitación. Star estudió el libro desde su posición. Creía recordar haber visto ese libro antes, en alguna otra parte.

—Allá voy, Eileen... Una vez más —respondió suspirando. La cara del abuelo se veía completamente desencajada. Estaba pálido y parecía sufrir de una falta de sueño crónica—. Pero será la última vez... después haré lo que sea necesario para librarme de esta maldición.

«En la hora más oscura, en el preciso instante en el que el final parecía inminente, tres acontecimientos en cadena abatieron el destino. La primera pieza, derribó la siguiente, y la siguiente, como un sendero construido por piezas de dominó, de la misma forma que un reloj quebrado que sufre que el tiempo corra rápido y desordenado empujado por las agujas.

Cuando cayó la espesa niebla teñida de rojo, envuelta en vísceras, manchada de carne, preparada para dar muerte a cualquier vida desigual, débil y mediocre, un destello surgió del cielo para iluminar nuestra suerte e interponerse en el cruel e injusto exterminio.

Él, erguido, podrido y férreo, se alzó entre los caminantes del pasado. Muerto, sin corazón pero vivo, buscando el poder absoluto para vagar libre y eterno. Deambuló entre los odiados humanos, esperando a aquel día, el día que aquellos visitantes habían bautizado como Hanngu, aguardando para recibir el viaje hacia la bendición del poder supremo.

Sin embargo, sus planes se vieron truncados por uno de los suyos, que quedó profundamente prendado por una criatura portadora de la materia opuesta. La criatura liberó el corazón podrido de su propia semilla con una promesa de amor eterno, que selló la primera de las traiciones.

Permitió el enlace, bajo la prohibición de la mezcla de estirpes. Pero el fuego recorría el cuerpo de aquella criatura, y él, la semilla nacida bajo las puertas del infierno, perdió cualquier conciencia propia llenando sus entrañas con el nombre de su amada. Una noche de luna nueva, bajo el influjo de la belleza del amanecer, un birracial fue concebido, vulnerando así cualquier ley impuesta por el anunciado. El alumbramiento de aquel monstruo quiso ser impedido. No obstante, el nacido estaba destinado a pisar la tierra conquistada por su enemigo.

La criatura creció sana, desarrollando su oscuridad y su luz, su ira y su empatía, pero su final estaría dictado por una prematura muerte bajo la misma luna que lo vio nacer. Dejó de respirar, su sangre púrpura dejó de recorrer sus venas. Inerte yació sobre el suelo, pero no por mucho tiempo, pues desde arriba, un resplandor alcanzó su cuerpo, trayéndolo de vuelta a la vida, y así el nombre de El Renacido, fue forjado entre palabras que dejan a la intención de quien las lea el propósito de ser convencido o de un incrédulo.

Una marca quedó estampada de por vida en su interior, justo rozando el borde del corazón. El Renacido sería el único ser sobre la faz de la tierra capaz de cambiar la suerte de la humanidad, y su deber era desde su renacimiento, el de terminar con el ente oscuro y podrido que acabaría con la vida de todos los seres buenos.

Una noche de lluvia negra, aquel malogrado por la sed de control fue dado a la muerte, empujado por la fuerza de El Renacido, que sin remedio, tuvo que alzar la voz para defender su propia vida y la de aquellos que moraban en su hogar».

—¿Eso significa...?

—Significa que yo soy El Renacido, ¿lo entiendes? Mi madre y mi padre se casaron siendo de linajes opuestos, y nací de la prohibición instaurada por el Dómine, que sin duda... —explicó levantando las cejas. Después cerró el tomo, levantando el polvo que se hallaba entre sus páginas—. es el abuelo Eville.

—¿Estás seguro de que Damon es tu padre biológico y de que tu padre no es tu padre?

—Completamente. Mi pobre padre es solo... un magnate rico, con demasiados contactos en la ciudad, pero al fin y al cabo es... ¡un humano!

—¡Eh! —se quejó Eileen, propinando un codazo a Robert en el costado.

—Ya sabes a lo que me refiero... Para mí, no hay nada más bello que un humano. Tú me lo has enseñado... El único problema... es que yo no he muerto... y no he renacido...

—Creo que podría ser una metáfora —añadió la muchacha—. Puede que se refiera a la muerte de tu yo anterior: ingenuo, ajeno al conocimiento. Ahora tienes toda esta información. Eres un nuevo Robert, con otros ojos, una nueva visión y nuevas ideas... ¿no?

—Las ideas son demasiado poderosas... Crean demasiados problemas.

—No siempre —replicó Eileen encogiéndose de hombros.

—Cuando la idea principal es acabar con la humanidad y con todo aquel que piense diferente a ti... y conquistar el planeta tierra con el poder Entherius llenándolo de sucios Desdenios... Creo que sí.

—Y si todo depende de ti, Robert... quizá deberías dejar que ocurra.

—Me niego, Eileen. Me niego a formar parte de esto. Prefiero ser... un simple humano. Trabajar, poder... ¡casarme contigo! ¡Tener hijos! Ser... una criatura inocente y libre de crímenes...

—Pero puede, que si tú no estás aquí el día de la lluvia negra, como dice en el libro... Puede que acabemos muertos, o nuestros hijos acaben muertos, o convertidos en Desdenios —concluyó.

—Puede... pero debo tomar ese riesgo. ¿Es que no quieres que nos casemos? ¿Que seamos libres?

—Claro que quiero —afirmó ella recogiendo las manos del muchacho entre las suyas—. Está bien: ¡dime qué tenemos que hacer! Dime qué tengo que hacer para ayudarte.

—Yo me encargo de... bueno, de la parte más difícil. Tú... prepara las maletas y mete todo lo que veas que pueda ser de utilidad. Debemos marcharnos. Al menos hasta que mi madre... Bueno, hasta que todo ese pozo de Sceneville esté lo suficientemente limpio para que podamos volver.

—¿Y si no podemos volver nunca? Este es mi hogar, Robert. Es lo único que conozco.

—Crearemos nuestro hogar allá donde vayamos. Lo construiremos con la risa de nuestros hijos, con los cuentos que les contaremos por la noche, con las caricias de cada día...

Una piedra redonda, igual que las que descansaban al final del río, colisionó contra la imagen disolviendo esta en mil pedazos. Star tosió, y por su boca y su nariz comenzó a salir agua, tanta agua, como para haber muerto ahogada. Sin embargo, seguía viva.

Se había despertado tumbada sobre el suelo de los pasillos de Hammondland, donde horas antes había tenido lugar la terrible discusión con Ben.

—¡Ben! —gritó incorporándose de golpe—. ¡Tengo que avisar a Ben!

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https://youtu.be/8lGhnz1M_gY

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