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Ninguno de los dos se había dirigido la palabra en lo que restó del día. Beatriz no lo hacía por el coraje que sentía y Rocket no se atrevía por mero miedo. El silencio se tornó incómodo al compartir cuarto en el extenso edificio —mismo que apenas ocupaban del día anterior—. Al despertar ya no estaba y tampoco la vio en el desayuno. No la culpaba, qué más quería que hacer esa misión a su lado pero Tony tomó la decisión correcta al no dejarle ir. Odiaría que algo le pasara al no poder controlar sus emociones.
Los que sí estaban dentro del plan se dirigían a la plataforma con paso decidido portando ya el traje especial que Bruce fabricó para la ocasión siendo muy parecido al de Scott para facilitarles el viaje. Lucía muy profesional con su traje blanco y la "A" en su pecho. La máquina estaba sola. Se sentía extraño al embarcarse en algo sin su mejor amiga. Suspiró dirigiendo su mirada al equipo.
—Wow. Hasta uniformes bonitos se pusieron.
Rocket giró la cabeza para verla llegar a paso tranquilo. Vestía simples jeans oscuros holgados y una de sus tantas playeras de manga larga con estampado junto al cabello en una media coleta.
—Qué bien—expresó Tony—pensé que te habías quedado dormida.
—¿Luego quién hará la importante tarea de cuidar la máquina?—dijo en el mismo tono sarcástico que él, deteniéndose junto a la estructura.
Rocket la miró, Beatriz lo miró. Algo temeroso se acercó al borde quedando enfrente suyo.
—Vuelve—soltó en un tono firme sintiendo sus ojos cristalizarse, aunque lo siguiente salió más como un ruego—por favor.
Acto seguido le atrajo en sus brazos. Una sonrisa reemplazaba su expresión preocupada al sentir la suave tela que cubría su hombro. Al separarse suspiró apretando los labios sin estar lista para verle partir. Rocket dirigió su atención al anillo que colgaba dentro de una cadena plateada en su cuello.
—Lo prometo.
Tras ese pequeño momento regresó a su lugar en el círculo.
—Clint—el hombre la miró, poseía la Milano en su mano apenas siendo visible desde su posición—prométeme que la devolverás en una pieza.
Rocket se cruzó de brazos haciéndole segunda a su mejor amiga.
—Haré lo que pueda—ella entrecerró los ojos—de verdad que si.
—Como promesa es muy mala.
—Malísima—se alejó camino a la máquina negando.
—Todos tienen a su equipo y sus misiones—Steve los miraba detenidamente—encuentren las Gemas y tráiganlas. Sólo hay una oportunidad. Esta es la pelea de nuestras vidas y vamos a ganar—se dirigió a Beatriz como si esas tres últimas palabras fueran especialmente para ella—haremos lo que sea. Suerte.
—Oyeron al hombre—Tony tomó la palabra—dale a las teclas, niña estrella.
—Ya los veo.
Dicho eso se dedicó a oprimir los botones en el orden que Bruce le indicaba pudiendo hacerlo por sí sola al notar lo fácil que era la programación. Se asemejaba al que usaba en la nave de los Devastadores para ponerle caricaturas a Groot en el centro de control. Natasha les sonrió a sus compañeros segundos antes de que Beatriz pusiera en marcha la plataforma haciéndola girar mientras los trajes se encargaban de cubrirles con cascos. Una luz morada les desapareció.
Una buena parte del día se tardaron, tan así que el cielo estaba nublado afuera y Beatriz descansaba en una silla leyendo una revista de mecánica que encontró entre las herramientas de Tony. Al instante se puso de pie en cuanto los vio aparecer de vuelta. Un peso se le quitó de encima poniendo su atención en la figura más baja de todas.
—¿Las tenemos todas?—preguntó Tony al mismo tiempo que sus trajes cuánticos desaparecían.
—¿De verdad funcionó?
—Uy. Vaya confianza nos tenías—le respondió Tony viéndole detenerse entre la rampa y plataforma.
Pero rompiendo el furor del momento Clint Barton cayó de rodillas con una expresión que ella conocía a la perfección.
—Clint, ¿y Nat?
El silencio lo decía todo. Rocket le dio una mirada a Beatriz para poder salir de allí en silencio y darles privacidad. No obstante, tardaron poco en darse cuenta que Nebula no tomó el mismo camino que ellos.
Y fue así que como todas las noches que pasaba en vela desde que llegó a la Tierra, se encontraba sentada en una de las tantas terrazas del edificio observando el paisaje nocturno con música en sus audífonos. Antología de Shakira sonaba mientras se perdía poco a poco en sus memorias con Peter conforme avanzaba la letra.
Sobra tanto
Dentro de este corazón
Y a pesar de que dicen
Que los años son sabios
Todavía se siente el dolor
Mantenía los brazos recargados en la orilla del cristal que estaba como barda sosteniendo entre sus dedos el anillo. El frío aire nocturno le hacía entrecerrar los ojos a momentos.
Porque todo el tiempo que pasé junto a ti
Dejó tejido su hilo dentro de mí
Suspiró dándose cuenta que el tiempo qué pasó junto a Peter navegando por la galaxia había sido superado por los años sin él. Una sensación hormigueante nada agradable invadió su pecho.
Y aprendí a quitarle al tiempo los segundos
Tú me hiciste ver el cielo aún más profundo
Junto a ti creo que aumenté más de tres kilos
Con tus tantos dulces besos repartidos
Nunca se había sentido tan feliz y completa que cuando estaba junto a Peter. Sus chistes y curiosa manera de ver la vida sin muchas preocupaciones le hacían más que bien para sanar lo que estaba roto dentro suyo. Y qué decir de sus tantos besos, caricias y sonrisas dedicadas a ella solamente.
Desarrollaste mi sentido del olfato
Y fue por ti que aprendí a querer los gatos
Despegaste del cemento mis zapatos
Para escapar los dos volando un rato
Así era su Peter. Enseñándole constelaciones enteras, cómo derrotar ratas espaciales y a dormir bajo su dulce agarre. A veces ni siquiera hacía falta que estuvieran en el exterior para sentir que flotaba. Ni siquiera sentía las lágrimas resbalar por sus mejillas ante el frío de la noche.
Pero olvidaste una final instrucción
Porque aún no sé cómo vivir sin tu amor
—¿Interrumpo algo?
Quitó uno de sus audífonos y limpio su rostro con la manga larga al notar la otra presencia a su lado.
—No, sólo escuchaba musica—le vio recargarse en el borde del cristal muy cerca de ella. Aprovechó el silencio para continuar—en verdad siento lo de Natasha. Yo también perdí a mi mejor amiga así...bueno, Thanos la asesinó para poder obtener esa estúpida Gema.
Él dirigió sus ojos a los de Beatriz, a su rostro levemente iluminado por la luz de la luna llena sobre ambos.
—Yo...perdón por lo de tu nave.
—Suerte que saqué lo importante un día antes ¿no?—intentó sonreír pero dolía. Dolía perder lo último que tenía de Peter. El lugar en donde permanecían tantos recuerdos junto a él y el resto de sus amigos.
Miró los ojos verdosos de Clint que bajo esa luz se veían cristalinos. Él se acercó un poco más y cuando menos se dio cuenta ya lo tenía a escasos centímetros de su rostro.
—Lo siento—dijo bajando la cabeza negándose a su acción.
—No, yo te pido una disculpa—volvió a la posición anterior—fue tonto.
—No es tu culpa. De hecho siempre has sido mi favorito. Es sólo que...—suspiró sin querer dar más explicaciones—¿quieres que me quede contigo un rato más?
—Eso sería muy agradable.
Se sonrieron mutuamente antes de devolver la atención al frente.
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