Capítulo 35

El ambiente estaba cargado de una tensión palpable. El enfrentamiento entre Jungkook y el comandante supremo parecía estar a punto de explotar cuando SeokJin intervino, su voz firme, pero controlada.

—Basta —dijo, con un tono que cortaba el aire—. Ambos, cálmense—

Las palabras de SeokJin rompieron el creciente conflicto, pero su mirada era dura, mostrando que la situación no estaba para discusiones.

—Jimin necesita atención médica inmediata —continuó, dejando escapar un suspiro—. Ni siquiera sabemos si va a sobrevivir —añadió, su tono frío pero lleno de realidad—. Discutir ahora sobre su destino es inútil. Al menos esperen a tener certeza de que no va a morir. En este estado, cualquier cosa puede suceder—

Las palabras de Seokjin golpearon a Jungkook como un puñetazo en el estómago. Sintió que su corazón se encogía. La posibilidad de perder a Jimin lo invadió de una angustia que apenas podía contener. Bajó la mirada, luchando por mantener el control de sus emociones, pero las palabras seguían retumbando en su cabeza: “Ni siquiera sabemos si va a sobrevivir.”

El comandante supremo, por su parte, solo mostró un gesto de disgusto, como si las palabras de Seokjin no le afectaran tanto como lo hacían con Jungkook. Aún así, permanecía en silencio, evaluando la situación con frialdad.

Seokjin, viendo la reacción de ambos, continuó—Con la Ciudadela A en ruinas por la devastación de los infectados, trasladar a Jimin a la capital es lo más sensato —dijo, su tono más profesional—. Pero que quede claro que yo me haré cargo. Soy el científico de cabecera en esta investigación. Fui yo quien descubrió la muestra e investigó la primera explosión—

El comandante supremo no dijo nada. Aunque estaba claro que no le gustaba la idea, no tenía argumentos para refutar la experiencia de Seokjin.

—Después —Seokjin dirigió una mirada severa hacia Jungkook—, podemos hablar sobre por qué no dijiste nada sobre Jimin—

Jungkook, que hasta ese momento había permanecido en silencio, levantó la cabeza y habló con voz controlada, pero claramente dolido.

—Apenas me enteré de lo que le estaba pasando, fui a buscarlo para traerlo de regreso —dijo, su mirada fija en Seokjin—. Y cuando regresé, me pusieron bajo arresto por mi misión no autorizada. Estando en una celda, ¿cómo iba a arriesgarme a que trataran a mi esposo como una rata de laboratorio? —

El silencio que siguió fue profundo, la confesión de Jungkook cargada de emociones ocultas que nadie podía ignorar. Su mirada era de dolor, pero también de desafío, una mezcla de amor y frustración. Aunque su voz sonaba calmada, la rabia contenida era palpable.

Seokjin asintió lentamente, procesando las palabras de Jungkook, mientras el comandante supremo observaba a su hijo con una mezcla de sorpresa y desdén.

—Lo entiendo —dijo Seokjin finalmente, su voz más suave—. Pero eso no cambia la situación actual. Lo más importante ahora es salvarle la vida a Jimin. Después, habrá tiempo para hablar de todo lo demás—

El ambiente seguía tenso, pero las palabras de Seokjin parecían haber calmado, al menos temporalmente, el enfrentamiento entre Jungkook y el comandante supremo. A pesar de las diferencias, ambos sabían que el destino de Jimin estaba en juego, y nada más importaba en ese momento.

El comandante supremo maldijo entre dientes, visiblemente molesto, pero terminó por aceptar.

—Está bien, Seokjin estará a cargo de la investigación —dijo con desagrado—, pero con científicos asignados por el consejo como asistentes—

A Seokjin no le agradó la idea, pero sabía que no tenía otra opción. Aun así, levantó la barbilla con orgullo. Él estaría al mando—Muy bien —respondió finalmente—. Después de todo, soy un Kim —añadió, casi como recordatorio de su legado, descendiente de las mentes más brillantes de la tierra.

No dejaría que nadie lo cuestionara.

De repente, Jungkook intervino, su voz firme y decidida —Yo también iré a la capital si se llevan a Jimin —declaró, desafiando directamente a su padre.

El comandante supremo no tardó en refutarlo—Eso es imposible. Debes permanecer en la Ciudadela A, donde tu presencia es necesaria—

Pero Jungkook ya estaba preparado. Con una calma calculada, activó su brazalete y desplegó una pantalla holográfica de emergencia. Frente a todos, mostró una orden oficial firmada por el mismísimo comandante supremo.

—Esta es una orden tuya —dijo Jungkook con ironía, mirando directamente a su padre— Parte del escuadrón Cerbero, que me acompañó en la misión, debe cumplir su servicio en la capital. Y como comandante del escuadrón, no los dejaré solos. Todos cumpliremos con el castigo, y nuestro servicio será en la capital—

Jungkook había jugado con astucia usando la misma orden del comandante supremo en su contra, y ahora, este no podía refutarla.

El comandante supremo apretó los puños, consciente de que su propio hijo lo había superado con una trampa legal que él mismo había creado.

Jungkook, sin mostrar emoción alguna, añadió con firmeza—Estoy dispuesto a colaborar con toda la investigación. Después de todo, Jimin es mi esposo—

El comandante supremo entrecerró los ojos, su expresión endureciéndose aún más —Eso no es oficial —espetó, intentando aferrarse a cualquier resquicio de autoridad que le quedara.

Pero Jungkook, sin perder la calma, deslizó nuevamente la pantalla, cambiando el archivo para mostrar un acta oficial de solicitud de cambio de estado civil —Pronto lo será —dijo con determinación— Aquí está la petición oficial para cambiar nuestro estado a casados. Ya está en trámite—

El silencio que siguió fue pesado y lleno de tensión. El comandante supremo no podía hacer nada más. Jungkook había jugado todas sus cartas de manera impecable, y ahora él no tenía más remedio que aceptar la situación.

El comandante supremo lo observó con una mirada severa, su expresión fría y calculadora —Bien —fue todo lo que dijo, su tono de voz tan afilado como su mirada— Pero comandante Jeon, debes comparecer frente al consejo—

Luego, desvió su atención hacia Seokjin y su brazalete antes de añadir —Las unidades aéreas de traslado están por llegar desde la capital. Todos deben prepararse—

Miró al escuadrón Cerbero con desdén antes de salir de la sala, claramente molesto, pero sabiendo que no tenía otra opción.

Jungkook suspiró profundamente, consciente de que había ganado esta batalla, pero también sabiendo que la guerra contra su padre apenas comenzaba, y probablemente sería la más dura a la que se haya enfrentado en su vida.

Se dirigió hacia Jimin, quien estaba rodeado por los médicos. Su voz era tensa al pedir respuestas.

—¿Cómo está? —

Los médicos intercambiaron miradas incómodas antes de responder —No lo sabemos con certeza. Es como si hubiera entrado en un tipo de coma. Necesitamos hacer estudios más profundos, pero lo que podemos decir hasta ahora es que su sistema inmunológico está colapsando. Sus defensas están extremadamente bajas, como si tuviera anemia. Su cuerpo está muy débil, y sus pulmones apenas funcionan. Su corazón… tampoco suena bien. Necesitamos que la ayuda de la capital llegue lo antes posible—

El aire parecía pesado alrededor de Jungkook mientras tomaba la mano de Jimin, que se sentía fría en la suya. La garganta se le cerró al ver el estado de su esposo. Se inclinó, dejando que su frente rozara la mano inerte de Jimin, y murmuró en voz baja —Resiste, por favor… No me dejes ahora. Aún tenemos mucho que vivir juntos—

El dolor se agitaba en su interior, pero no podía permitirse caer en el desaliento. No ahora. No cuando su equipo dependía de él, y cuando Jimin más lo necesitaba. Se enderezó, respiró hondo, y miró a su escuadrón.

—Lamento haberlos arrastrado en esto —dijo finalmente, su tono lleno de gratitud y algo de culpa.

Namjoon, siempre el más equilibrado, fue el primero en responder —No hay nada de qué disculparse, señor. Sabíamos en lo que nos metíamos cuando decidimos seguirlo—

Jungkook observó a sus hombres. Sabía lo que esto significaba para ellos. Estaban dispuestos a seguirle al infierno si él lo ordenaba, pero la capital representaba algo opuesto a todo lo que habían entrenado para enfrentar. Sin embargo, no tenían opción.

—Sé que no es lo que desean —dijo Jungkook, su tono firme pero cargado de empatía—, pero no les pediría esto si no fuera necesario. Ustedes son más que soldados para mí. Esto no es solo por Jimin, es por todo lo que hemos enfrentado. Confío en ustedes—

Changbin, con un toque de humor, intervino —Vamos,  Comandante. Un servicio en la capital es como un premio. La capital es una fortaleza impenetrable. Podremos relajarnos sin tener que enfrentar infectados todos los días—

Félix, sin poder evitarlo, murmuró con una sonrisa torcida—Suena aburrido. Estamos acostumbrados a la acción. Pero, hey, unas vacaciones no suenan tan mal. Matar simbiontes agota—

Jungkook no pudo evitar sonreír ante su lealtad inquebrantable, aunque sabía que la idea de ir a la capital no era lo que realmente querían. Eran hombres acostumbrados a la acción, a la adrenalina de las misiones en el campo. Aun así, estaban dispuestos a seguirlo —Gracias, de verdad. Prepárense para lo que viene—

Dándose cuenta de que el tiempo apremiaba, empezó a dar órdenes—Haruto, ve con Jungwon a coordinar los pelotones, la limpiéza y El capitán Lee Minho estará a cargo de la Ciudadela A mientras yo esté fuera—

Con cada orden, la voz de Jungkook resonaba con autoridad, y sus hombres se movían con respeto, sabiendo que su comandante siempre tenía la situación bajo control.

Cuando organizó a todos, regresó al lado de Jimin. No pensaba dejarlo solo, no mientras su vida pendía de un hilo.

Mientras tanto, Taehyung permanecía en silencio, observando a Hoseok desde la distancia.

Había algo desgarrador en la forma en que Hoseok se abrazaba a sí mismo, como si intentara contener el dolor que sentía. Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, y su rostro reflejaba una desolación tan profunda que Taehyung sintió un nudo formarse en su pecho. Hoseok había perdido todo. Primero Jackson, y ahora Jimin, su mejor amigo, estaba al borde de la muerte.

Hoseok no estaba acostumbrado a esto, la crudeza de la perdida en el campo de batalla, era demasiado para cruel para el, alguien que siempre había encontrado consuelo en los demás, estar completamente solo era algo que lo estaba destrozando.

Taehyung no pudo contenerse más. Se acercó lentamente, sus pasos firmes, pero llenos de empatía —Hoseok… —lo llamó suavemente.

Hoseok levantó la mirada apenas, sus ojos empañados por las lágrimas antes de que volviera a sollozar.

El sargento sintió una necesidad imperiosa de protegerlo. Había algo en la fragilidad de Hoseok, en su vulnerabilidad, que hacía que Taehyung sintiera una conexión profunda. Era como si el dolor de Hoseok despertara en él un instinto protector que nunca había experimentado tan intensamente.

—¿Tienes algún lugar donde quedarte? —preguntó Taehyung, tratando de sonar calmado, aunque su preocupación era evidente.

Hoseok negó con la cabeza, su voz apenas audible entre los sollozos —No… Solo la casa que compartía con Jackson… pero no puedo volver allí. Y no tengo trabajo ahora. Jackson está muerto, y Jimin está… —No pudo continuar, el dolor lo invadió de nuevo—. No sé qué hacer … Estoy solo—

La desesperación en la voz de Hoseok golpeó a TaeHyung como una ola. Lo invadió una abrumadora necesidad de hacer algo, cualquier cosa, para aliviar ese sufrimiento. Sin pensarlo dos veces, tomó una decisión.

—Ven a la capital —dijo con firmeza, aunque su corazón latía con fuerza.

Hoseok parpadeó, sorprendido, mirando a TaeHyung con incredulidad —No… no puedo. No tengo un lugar en la capital. Sólo aceptan a gente importante o con una orden oficial. Yo… no soy nadie —su voz se quebró al decir esas palabras.

Taehyung sintió un dolor punzante al escuchar la autodepreciación en la voz de Hoseok —Eres alguien para mí,—Aseguró— También para Jimin, eres un amigo valiente y muy capaz —

Con determinación, metió la mano en un pequeño compartimiento de su uniforme y sacó un brazalete plateado, con la insignia del lobo de tres cabezas grabada en él —Puedes venir conmigo si llevas esto —dijo, sosteniendo el brazalete frente a Hoseok.

Los ojos de Hoseok se abrieron con incredulidad, comprendiendo lo que significaba ese gesto —No bromee con eso… —susurró.

TaeHyung lo miró con seriedad —No estoy bromeando. —Se inclinó un poco más cerca, mirando a Hoseok a los ojos—No tienes que estar solo—

Con una mano firme, le quitó el brazalete negro de plástico que Hoseok llevaba y le colocó el de plata en su muñeca. El contacto entre ellos fue un destello de esperanza en medio de la oscuridad.

TaeHyung, sin pronunciar palabra, simplemente lo miró, compartiendo una conexión que, aunque frágil, era real.

Hoseok, sabía el brazalete venia con mucha responsabilidad, su significado era enorme, y  aunque todo parecía perdido, había un pequeño rayo de luz en su vida, se sintió abrumado pero también aliviado.

Mientras tanto, Jungkook se dirigía a su escuadrón, observando cómo su sargento ofrecía su brazalete a Hoseok. En ese momento, sintió que, a pesar de la adversidad que enfrentaban, tenían un propósito, y juntos.

 
                              🌟

Mientras la ambulancia se elevaba, la realidad del viaje se asentaba sobre ellos, Jimin yacía inconsciente en la camilla, su fragilidad palpable bajo la luz fría de los monitores. Jungkook lo observaba con una mezcla de preocupación e incertidumbre, sintiendo un nudo en el estómago que no podía deshacerse. Cada pulsación del equipo médico le recordaba lo vulnerable que era su amado en ese momento, y el peso de la situación se hacía más pesado con cada segundo que pasaba.

La ambulancia aérea surcaba el cielo, llevándose consigo la angustia y la esperanza de todos a bordo. El ruido de los motores era ensordecedor, pero en medio de esa cacofonía, cada uno se sumía en sus propios pensamientos, reflexionando sobre la fragilidad de la vida y el destino incierto que les esperaba en la capital.

La impotencia de no poder controlar lo que sucedería a continuación se instaló en el aire, como una sombra silenciosa que los seguía, recordándoles que en cualquier momento, la lucha podía volver a comenzar.

A medida que se alejaban, la esperanza y la desolación se entrelazaban en un hilo delicado, reflejando el viaje de todos hacia un futuro desconocido.

La capital los esperaba, y con ella, un mundo de desafíos y decisiones que pondrían a prueba su resistencia, no solo como soldados, sino como seres humanos enfrentando la fragilidad de la vida y la complejidad de sus propias emociones.


Aquí estoy tarde y con sueño pero logré terminar el capítulo, les amo mucho, de verdad ❤️

Otra parejita que se arma por el poder del brazalete de cerbero 🤭

Espero que estén disfrutando de esta historia.

Alerta de Spoiler : pronto empezaremos a descubrir el origen de Jimin…

 

 

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