Capítulo 27
Jimin fue quien tomó la iniciativa, inclinándose para unir sus labios de nuevo. Al principio fue suave, como antes, pero pronto el beso comenzó a intensificarse, Jimin movía sus labios con torpeza y dulzura, explorando el nuevo sentimiento que lo inundaba, mientras Jungkook, incapaz de resistirse más, respondió de manera más apasionada.
El ritmo de sus besos aumentó lentamente, y la fogata que ardía junto a ellos parecía reflejar el calor que crecía entre sus cuerpos.
Jungkook se rindió finalmente a sus propios deseos, envolviendo a Jimin en sus brazos con más fuerza, mientras el contacto entre ellos se volvía más profundo.
Pero en el fondo, la racionalidad de Jungkook luchaba por volver a la superficie. Se separó de Jimin, apenas unos segundos, sus respiraciones ahora entrecortadas.
—Jimin… —jadeó, sus ojos oscurecidos por el deseo, pero también por la cautela—No quiero ir demasiado rápido… no quiero hacerte sentir incómodo—
Pero Jimin, con una mirada decidida y sus ojos aún brillando, tomó el rostro de Jungkook una vez más, acercándose a él, casi rozando sus labios —No me siento incómodo —susurró suavemente—. Me gusta estar así contigo, siento te necesito de esta forma, que me toques—
Jungkook lo miró en silencio, tratando de asimilar lo que Jimin decía. Había algo en su tono que lo tranquilizaba, algo que le decía que Jimin realmente entendía lo que estaba sintiendo, aunque fuera nuevo para él.
Lentamente, y con una sonrisa suave en sus labios, Jungkook asintió, permitiéndose dejar ir sus dudas por un momento más. Entonces, sin decir una palabra, se levantó y, con una facilidad sorprendente, rodeó la espalda de Jimin con un brazo y lo levantó en el aire, cargándolo como si fuera una noche de bodas.
Jimin soltó una pequeña risa sorprendido, aferrándose con fuerza al cuello de Jungkook. Su sonrisa era tan brillante como las estrellas sobre ellos, y sus ojos, llenos de emoción, reflejaban la ternura del momento.
—¿Qué haces? —preguntó Jimin, con una mezcla de curiosidad y diversión en su voz, mientras sus brazos rodeaban el cuello del comandante de manera más firme, buscando estabilidad.
—Te llevo dentro —respondió Jungkook, con una sonrisa suave en los labios, su mirada fija en la de Jimin mientras avanzaba hacia la tienda de campaña— Somos esposos, ¿no? —
Las palabras resonaron en el aire entre ellos, cargadas de una mezcla de realidad y fantasía que hacía que el corazón de Jimin latiera aún más rápido.
Jimin apoyó la cabeza en el hombro de Jungkook, cerrando los ojos por un breve instante mientras sentía el latido firme del corazón del comandante contra su cuerpo. Era reconfortante, como si ese momento fuera el principio de algo más profundo entre ellos.
Jungkook, con movimientos seguros pero delicados, lo llevó dentro de la tienda de campaña. La lona de la tienda, iluminada suavemente por el resplandor de una pequeña lámpara, creaba una atmósfera íntima, casi mágica, que los rodeaba mientras cruzaban la entrada.
Cuando finalmente lo depositó suavemente en el suelo de la tienda, Jimin soltó una pequeña risita nerviosa, su mirada llena de emoción mientras observaba al comandante desde abajo.
—Me gusta cuando me cargas así —admitió Jimin en un susurro, sus ojos brillando con afecto.
Jungkook, aún agachado junto a él, le devolvió la sonrisa, con el corazón cálido por las palabras de Jimin. Sintió que, a pesar de todo el caos que los rodeaba, en ese instante, solo existían ellos dos, y eso lo hacía sentir más en paz que nunca.
El aire dentro de la tienda de camino se sentía más cálido, mientras sus miradas seguían fijas en los ojos del otro, la expectativa de un momento nuevo para ambos.
Jungkook bajó sus labios tomando los de Jimin de nuevo en un beso, sus bocas que ahora parecían reconocerse, el sonido de sus bocas mezclado con los de su entorno.
Jimin abrió sus labios dejando que la lengua de Jungkook lo explorará, de verdad que le encantaba la sensación, y de alguna su cuerpo le gritaba que quería esto.
Cuando los dedos de Jungkook se deslizaron bajo el suéter de Jimin, lo primero que sintió fue el calor, o solo el calor físico de la mano de Jungkook, sino una llama interna que parecía encenderse en su pecho y extenderse por todo su cuerpo.
Su piel reaccionó de inmediato, un suave cosquilleo recorriéndolo haciéndole contener el aliento, pesar de que su mente sabía lo que estaba sucediendo, su cuerpo respondía de una manera completamente nueva, como si cada roce bajo la tela despertara algo dormido en su interior.
El mundo exterior se desvaneció, y todo lo que importaba eran las manos de Jungkook moviéndose lentamente sobre su piel, el sonido de su respiración entrecortada mezclándose con el suave susurro de la noche.
Se sentía vulnerable, pero al mismo tiempo seguro en esa intimidad, entregándose al placer desconocido que lo envolvía con una dulzura inesperada.
Mientras sus dedos rozaban la suave piel bajo el suéter de Jimin, Jungkook sintió una mezcla de emociones que lo abrumaba, lo deseaba, más de lo que podía expresar con palabras, pero también lo amaba de una manera que hacía que todo su ser quisiera protegerlo.
No quería robarle nada, no quería que el momento se sintiera apresurado o trivial. Sus ojos encontraron los de Jimin, y en ese instante, lo entendió: no estaban cruzando una línea por el simple deseo, lo hacían porque se amaban profundamente.
Cada movimiento de Jungkook era lento, casi temeroso de ir demasiado rápido, y cuando vio el pequeño temblor en los labios de Jimin, supo que también estaba nervioso —Solo si tú quieres — susurró suavemente, su aliento cálido en el espacio íntimo que compartían.
Jimin asintió, y aunque sus ojos estaban llenos de un brillo inocente, había algo más allí: confianza. Confianza en Jungkook, le confiaba su corazón y ahora su cuerpo.
Los labios de Jungkook bajaron con suaves besos desde su boca hasta su cuello, Una oleada de calor subió a su rostro, su corazón latiendo con fuerza, la sensación era electrizante y maravillosa.
Jungkook se separó un poco para levantarle suéter y quitárselo lentamente, y Jimin se mordió el labio inferior un poco nervioso, pero expectante, su manos también se deslizaron para quitar sacar la camiseta de Jungkook, sus dedos se recorrieron el torso marcado y duro, haciendo que Jungkook temblará ante el sutil toque.
Jungkook llevo se dedo pulgar y tocó el labio inferior de Jimin suavemente —¿Seguro que está bien, si seguimos? —
—Yo siento que quiero hacerlo, quiero seguir — Susurró Jimin con una sonrisa tímida.
Fuera, el viento movía las hojas, y las estrellas parpadeaban en el cielo, como si también estuvieran atentas al momento que ellos compartían, Dentro de la tienda, era como si el tiempo se detuviera.
Jungkook suavemente desnudó a Jimin con movimiento suaves, las prendas quedaron a un lado en movimientos, casi reverentes, la imagen ante sus ojos era una maravilla, Jimin irradiaba ternura, pero también una sensualidad inigualable.
—¿Puedo ver también? — Preguntó Jimin con voz suave.
—Todo lo que tú quieras — Respondió Jungkook desasiéndose, de la parte inferior de su ropa.
Los ojos de Jimin se abrieron al ver la diferencia de tamaño, y sonrió —Eres muy grande — susurró.
Jungkook bajó sus labios hasta los de Jimin dejando besitos en su boca —No te haré daño—
—Lo sé —Respondió Jimin atrayéndolo de nuevo a un besos, sus manos deslizándose en el cabello de Jungkook, mientras sus pieles se rosaban de forma íntima.
Un suave gemido se escapó de sus labios antes de que pudiera detenerlo, su piel reaccionando a cada rose, como si su cuerpo tuviera su propia voluntad.
Los labios de Jungkook trazaron un mapa en su suave piel, y cuando llegaron a sus sensibles pezones, sus dedos se curvaron, tantas nuevas sensaciones, cada terminación nerviosa reaccionando, haciéndolo suspirar.
Jungkook bajó un poco sus manos recorrieron los muslos delicados, beso la parte interna de este, con adoración, sus labios tomaron en el miembro de Jimin de forma suave, succionando un poco la punta.
Jimin gimió en voz alta, y su cabeza se hizo hacia atrás, nunca pensó que algo tan simple como un toque pudiera provocar un caos en su cuerpo, era como si cada fibra de su ser estuviera vibrando.
El dedo pulgar tocó su entrada pulsante y Jimin se sintió en las estrellas de nuevo, su respiración se volvió errática, como si el aire fuera insuficiente para calmar el torbellino de emociones que despertaban con cada caricia.
Jungkook se detuvo un poco mientras sacaba algo de una mochila, Jimin no supó que era hasta que había algo líquido deslizándose entre sus piernas.
—Seré cuidadoso, pero si quieres parar dime— Susurró Jungkook con palabras llenas de amor.
Jimin asintió, entonces lo sintió los dedos entrando en su cuerpo, al principio sus músculos se tensaron instintivamente, pero al sentir la suavidad con la que Jungkook lo tocaba, su cuerpo comenzó a relajarse, entregándose a la sensación de estar tan cerca de alguien de esa manera por primera vez.
Pronto necesitaba más, y empezó a moverse contra los dedos de Jungkook, justo en ese momento el se detuvo, y lo vio deslizarse algo en su miembro.
Jungkook dejó que su frente se apoyara en la de Jimin por un momento, respirando profundamente. —Solo si tú estas listo—, susurró, con la voz ronca y suave al mismo tiempo.
Jimin asintió, mordiéndose el labio con nerviosismo, pero sus ojos brillaban llenos de confianza y deseo.
Cuando Jungkook se deslizó con cuidado dentro de Jimin, Ambos temblaban, no por miedo, sino por la intensidad de lo que estaban compartiendo, no era solo deseo lo que lo guiaba. Era el profundo anhelo de hacer que Jimin se sintiera amado, apreciado en cada toque.
Los movimiento se hicieron más apasionados, sus cuerpos unidos como uno solo, bañados en pequeñas gotitas de sudor mientras sus alientos de mezclaban, mirándose a los ojos con sus corazones latiendo al ritmo de sus deseos.
No había prisa, Solo estaban ellos, compartiendo algo que habían deseado durante tanto tiempo. El mundo afuera podría haber dejado de existir, y no habría importado, porque ahora eran solo ellos, unidos en algo más profundo que no se podía explicar con palabras.
El climax les trajo un éxtasis puro, donde cada fibra de su cuerpo, cada pensamiento y emoción se desbordaron al mismo tiempo, dejando solo una sensación de plenitud, era como si sus almas se hubieran encontrado y entrelazado en ese momento, formando algo eterno.
El bosque los envolvía en un manto de tranquilidad, el suave murmullo de las hojas y el canto lejano de los grillos creando una melodía que parecía acompañar cada uno de sus movimientos. Bajo las estrellas, el mundo parecía detenerse, y en la pequeña tienda, solo existían ellos.
💫
La luz suave del amanecer comenzaba a filtrarse a través de las delgadas paredes de la tienda de campaña, bañando el interior con un resplandor cálido y dorado.
Jungkook fue el primero en despertar, sus ojos parpadeando ligeramente mientras se acostumbraba a la claridad del nuevo día. A su lado, Jimin aún dormía, su rostro sereno y pacífico, abrazado a él.
Jungkook sonrió para sí mismo, dejando que su mirada se deslizara sobre las delicadas facciones de Jimin. Nunca se cansaría de verlo había algo tan puro en él, algo que hacía que el caos y la guerra se desvanecieran, al menos por un momento. Con cuidado, pasó un brazo por debajo de él, atrayéndolo un poco más cerca, disfrutando de la sensación de tenerlo tan cerca.
El suave murmullo de los pájaros en el bosque exterior llenaba el aire, y el viento, cargado del frescor del bosque, se colaba por la abertura de la tienda, pero dentro todo era cálido y seguro.
Jimin, todavía entre sueños, se removió ligeramente y abrió los ojos lentamente, parpadeando ante la luz. Cuando vio a Jungkook observándolo, una pequeña sonrisa, adormilada y sincera, se extendió por sus labios.
—Buenos días —susurró Jimin, su voz suave y llena de la ternura que solo podía mostrar en un momento tan íntimo.
Jungkook le acarició el cabello, una expresión de devoción cruzando su rostro mientras le respondía —Buenos días, amor. —La palabra “amor” salió de sus labios con una facilidad nueva, pero también con una profundidad de significado que lo sorprendió.
Nunca antes se había permitido sentir algo así por alguien, y mucho menos expresarlo, pero con Jimin, todo parecía natural.
Jimin se acurrucó más cerca de él, apoyando su cabeza en el pecho de Jungkook mientras escuchaba el ritmo calmado de su corazón. Después de unos momentos en silencio, en los que ambos parecían estar inmersos en la tranquilidad de la mañana, Jimin habló, su voz llena de una calma serena.
—Nunca imaginé que despertar así, podría sentirse tan bien. No había sentido algo tan… —se detuvo, buscando la palabra correcta— lleno de paz—
Jungkook sonrió, su mano deslizándose por la espalda de Jimin en un gesto protector y amoroso —Tampoco yo. —Hizo una pausa, disfrutando del momento—. No creí que algo como esto fuera posible para mí, Me das una razón para seguir, más allá de lo que me ha definido durante tanto tiempo —
Jimin levantó la cabeza, sus ojos encontrando los de Jungkook. Había algo casi asombrado en su expresión, como si aún no pudiera creer la conexión tan fuerte que sentía por él.
—Yo también siento lo mismo, Jungkook —dijo con sinceridad—. No sé mucho del mundo, no sé cómo funciona todo, pero sé que contigo, aquí, estoy donde debo estar—
El silencio cayó de nuevo, pero era un silencio lleno de significado, cargado de todo lo que no necesitaban decir. Afuera, el sol seguía subiendo, llenando el bosque de vida, pero dentro de la tienda, Jungkook y Jimin se quedaron abrazados un poco más, disfrutando de la calidez compartida y de la certeza de que, aunque el mundo allá afuera pudiera ser peligroso, aquí, en este pequeño espacio, estaban a salvo.
Finalmente, Jungkook se inclinó para depositar un beso en la frente de Jimin, con una sonrisa tranquila —Es hora de levantarse —murmuró con suavidad, aunque su tono era casi reticente a dejar atrás la tranquilidad del momento—. Los demás probablemente ya están preparándose.
Jimin suspiró suavemente, pero asintió—Está bien… —
En ese momento escucharon el leve sonido de actividad fuera de la tienda. Se vistieron rápidamente y, sin decir mucho, salieron con cuidado. Afuera, el escuadrón Cerbero ya estaba reunido, y ante sus ojos, les habían preparado un desayuno especial. Entre risas pícaras, varios miembros del escuadrón intercambiaban miradas cómplices.
Jungkook, quien usualmente mantenía una fachada impenetrable, se sintió por un momento vulnerable. Esta era la misión en la que había tenido más interacciones personales con sus subordinados, un lado de sí mismo que nunca mostraba, muchos de sus hombres le temían, pensando que no tenía emociones. Pero ese día, había un aire diferente, uno más relajado.
El sargento Kim siempre el más atrevido, no perdió la oportunidad de lanzar un comentario con doble sentido. —Espero que hayan tenido una buena noche, comandante. —Sonrió mientras levantaba una ceja—. Es hora de desayunar para recargar energías—
Jungkook tosió suavemente, no queriendo delatarse, mientras Felix se unía a la broma. —Nos hubiera gustado darles más tiempo, pero lamentablemente, hay que volver pronto. —Dijo, con una sonrisa traviesa.
Namjoon, el vicecomandante, le hizo una señal con la cabeza a Jungkook, indicándole que debían hablar en privado, Jungkook asintió, dejando a Jimin sentado en la mesa improvisada mientras caminaba hacia su segundo al mando.
Mientras tanto, Hoseok se sentó junto a Jimin, con una sonrisa curiosa en el rostro. —¿Cómo estuvo tu noche, Jimin? —preguntó, su tono era amistoso pero claramente buscaba más detalles—. ¿El comandante Jeon es tan apasionado como parece? —Le guiñó un ojo, divertido.
Jimin, se ruborizó levemente. Aunque no entendía completamente el doble sentido, supo que no quería compartir detalles tan personales. En cambio, miró su plato y sonrió. —El desayuno está delicioso —comentó, desviando la conversación.
Hyunjin, quien estaba sirviendo más café, le sonrió orgulloso. —Lo cociné yo. —Respondió, inclinándose un poco—. Me alegra que le guste—
Changbin, que estaba sentado cerca, no pudo resistir la tentación de burlarse de su compañero. —Sí, claro. Hyunjin es un gran cocinero —dijo con una sonrisa pícara—, pero lo mejor que le sale es la "lachana"—
Hyunjin frunció el ceño, mientras Soobin y Félix que estaban más cerca soltaban una carcajada.
—A verdad que se dice lasagna —Changbin se rió, saboreando la pequeña broma.
Hyunjin lo miró con los ojos entrecerrados. —Callate, solo lo pronuncié mal esa vez —Refunfuñó, cruzando los brazos.
Jimin observaba la interacción con una sonrisa suave, sintiéndose cada vez más cómodo entre el equipo.
Desde la distancia, Jungkook observaba la interacción entre Jimin y sus subordinados con una ligera sonrisa asomándose en sus labios mientras hablaba con Namjoon. Sabía que su vida había cambiado desde que Jimin había llegado a ella, y aunque su trabajo seguía siendo proteger a la humanidad, ahora también tenía algo más que proteger: su amor por Jimin.
Después de disfrutar del desayuno y las bromas del equipo, todos sabían que era momento de continuar. El escuadrón Cerbero se movió con precisión, recogiendo rápidamente el campamento, las fogatas fueron apagadas, y en cuestión de minutos, el grupo estaba listo para regresar.
Mientras caminaban por el bosque, la atmósfera cambió. Los soldados, a pesar de su breve momento de relajación, volvieron a adoptar su postura letal, siempre alertas y atentos a cualquier posible amenaza.
Jungkook, caminando con Jimin a su lado, mantenía sus sentidos agudos, pero no podía evitar ocasionalmente tomar la mano de Jimin, sobre todo cuando había algún obstáculo en el camino. Ya fuera un terreno rocoso o un tronco caído, Jungkook ayudaba a Jimin a pasar con cuidado, sus ojos suavizándose cada vez que sus manos se encontraban.
Jimin, aunque ya había demostrado ser independiente, apreciaba la ayuda de Jungkook. Sentía la calidez de su toque y, de alguna manera, eso le daba seguridad. Se sonrojaba levemente, recordando los momentos íntimos de la noche anterior, y cada pequeño gesto de ayuda por parte de Jungkook lo hacía sentir aún más cercano a él.
Cuando finalmente salieron del bosque y llegaron al lugar donde los vehículos los esperaban, Jimin fue dirigido al asiento del frente, al lado de Jungkook.
El comandante se aseguró de que todo estuviera en orden antes de arrancar los motores, Jungkook, mantenía una mano en el volante y los ojos fijos en el camino, pero no dejaba de observar de reojo a Jimin, quien parecía encantado con la vista.
—¿Te sientes cómodo? —preguntó Jungkook, sin dejar de mirar el camino, pero con un tono suave en su voz.
Jimin asintió, girándose para mirarlo. —Sí, todo se siente diferente… más rápido. Pero estar aquí contigo lo hace más emocionante—
Jungkook sonrió apenas, sus ojos manteniendo el mismo enfoque de siempre, el comandante, a pesar de su reputación, se sentía más relajado al lado de su esposo, aunque no podía permitir que eso lo distrajera del peligro que aún acechaba fuera, todo lo contrario debía mantener a Jimin a salvo.
Cada vez que el convoy pasaba por las ruinas de la ciudades, pequeños grupos de infectados surgían de entre los escombros, atraídos por el sonido de los motores. Changbin, el especialista en armas del equipo, tenía la tarea de despejar el camino con precisión letal.
—¡Infectados a las 10 en punto! —gritó el Comandante.
Changbin se asomó desde la ventanilla superior del vehículo, su mirada estaba siempre alerta, y no dudaba en actuar cuando veía un peligro inminente.
Con manos firmes y movimientos rápidos, Changbin comenzó a disparar la ametralladora, cada disparo era preciso, eliminando a los infectados antes de que pudieran acercarse demasiado. Su habilidad con las armas era impresionante, y el equipo confiaba plenamente en él para mantener el camino despejado.
—Siempre listo, ¿eh, Changbin? —comentó Felix desde dentro del vehículo, sonriendo mientras Changbin se encargaba de otro grupo.
—Solo hago mi trabajo —respondió Changbin, con una sonrisa confiada. —Alguien tiene que mantener el camino libre de problemas—
Una vez despejada la zona, Jungkook hizo avanzar el vehículo, manteniendo a Jimin al tanto de cualquier obstáculo que pudieran encontrar. Cada vez que había que sortear algo en el terreno, Jungkook tomaba la mano de Jimin con suavidad pero firme, brindándole una sensación de seguridad.
A pesar de las pequeñas desviaciones y obstáculos en el camino, el convoy no perdió tiempo. Jimin, sentado al lado de Jungkook, observaba impresionado el control y la coordinación del equipo, sintiéndose seguro a pesar del caos que los rodeaba.
—Changbin es increíble con esas armas, ¿verdad? —murmuró Jimin, viendo cómo Changbin volvía a su puesto tras despejar otro grupo de infectados.
Jungkook asintió, sin apartar la vista del camino —Es el mejor. Por eso está aquí con nosotros —
La carretera se despejaba a medida que avanzaban, y aunque el ambiente era tenso, el equipo mantenía la calma y el foco en su misión. Jimin, aunque no acostumbrado a estas situaciones, se sentía tranquilo al estar junto a Jungkook y su equipo, cada vez más cerca de su destino.
Al llegar a la ciudadela, el cielo estaba prácticamente oscuro, anunciando el final del día. Las enormes puertas se abrieron lentamente, permitiendo el paso del convoy de Cerbero.
Jungkook, atento como siempre, echó un vistazo a Jimin, notando que el auto era un poco alto para él. Sin pensarlo dos veces, casi lo cargó en sus brazos, ayudándolo a bajar con suavidad.
—Gracias, Jungkook —murmuró Jimin, sonrojado por el gesto, mientras sus pies tocaban el suelo.
En cuanto estuvieron dentro, fueron recibidos por el resto del escuadrón que había permanecido en la ciudadela.
Jungwon, el encargado de la defensa interna, se adelantó y le hizo una señal militar de respeto a Jungkook, pero su expresión revelaba una mezcla de temor y preocupación.
—Comandante Jeon —dijo Jungwon, con voz firme pero ansiosa— el comandante supremo ha llegado a la ciudadela hace unas horas. Ha pedido verlo a usted y al equipo que estaba fuera en cuanto regresen—
Jungkook frunció el ceño al escuchar la noticia, mientras su mirada se volvía seria y calculadora. El hecho de que el comandante supremo, alguien que raramente se involucraba en asuntos menores, estuviera en la ciudadela no podía significar nada bueno, la misión no autorizada les costaría un castigo severo, aún así, sabía que no podía mostrar debilidad o vacilación frente a sus subordinados.
—¿Dijo algo más? —preguntó Jungkook, manteniendo su voz controlada.
Jungwon negó con la cabeza, pero su expresión no mejoraba —Solo que quiere verlo inmediatamente—
Creo que es el capítulo más largo que he escucrito hasta ahora, realmente me siento nerviosa, quería que su momento juntos no fuera algo tan explícito del tipo banal, quería que ellos vivieran en ese isntante fuera memorable, no sé si logré, pero espero les haya gustado.
Hace demasiado no escribo este tipo de escenas ☁️💫
Gracias por leer.
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