Capítulo 26

Con el escuadrón asegurando el perímetro, Jeon llevó a Jimin de regreso al arroyo, ambos estaban cubiertos de barro, y la idea de lavarse era necesaria, especialmente con ropa limpia en sus mochilas.

Aunque el escuadrón les había dado un momento de privacidad, Jeon se sentía un poco tímido; acababan de empezar a ser pareja, y la emoción de esa nueva etapa lo hacía sentir nervioso.

Al llegar al arroyo, una brisa fría hizo que Jimin se estremeciera. Jeon, viendo su incomodidad, le puso una de sus chaquetas militares. Jimin sintió la tela, que era un poco pesada y gruesa por fuera, pero suave y calentita por dentro.

Mientras acariciaba la tela, no pudo evitar pensar en el comandante: un hombre fuerte y decidido, con una fachada dura que lo protegía del mundo exterior, la chaqueta representaba al comandante Jeon; aunque podía parecer distante y serio, en realidad, era alguien que cuidaba de los suyos con ternura y calidez. Esa dualidad le hizo sentir una felicidad inexplicable.

El simple hecho de que un hombre tan valiente y amable,  lo considerara su "esposo" lo llenaba de alegría y emoción.

En ese instante sus dedos tocaron el nombre bordado en la chaqueta: "Jeon Jungkook". Jimin, curioso, leyó en voz alta.

—¿Qué significa su nombre? —preguntó, observando a Jeon que, con un gesto despreocupado, comenzaba a quitarse la camiseta para lavarse.

—¿Qué? —Jeon lo miró confundido mientras se desnudaba.

Sin embargo, Jimin no pudo evitar distraerse, admirando su torso tonificado y musculoso, cada músculo se definía bajo la luz del sol que se filtraba entre los árboles, y Jimin se sintió abrumado por la belleza del cuerpo del comandante. En un instante, su rostro se iluminó y, con una inocencia que desarmaba, exclamó—¡Su cuerpo es muy hermoso, comandante! —

Jeon tosió, sorprendido por el inesperado cumplido, sintiendo que su rostro se sonrojaba a veces, la franqueza e ingenuidad de Jimin lo dejaba sin palabras, y este era uno de esos momentos. Mientras trataba de recobrar la compostura.

Jimin continuó hablando, sin darse cuenta del efecto que sus palabras estaban teniendo—su cuerpo es muy diferente al mío —dijo Jimin, su voz llena de admiración— Yo soy delgado y delicado, pero quisiera tener un cuerpo como el tuyo— dijo con puchero mientras se levantaba un poco su camiseta mostrando su abdomen, su piel blanca y radiante.

Jeon tragó grueso y apartó la mirada sintiendo cómo su corazón latía más rápido, no podía evitar pensar en el doble sentido detrás de sus palabras.

 La inocencia de Jimin a veces lo ponía en situaciones incómodas. Sin embargo, también lo hacía sentir un profundo cariño hacia él. Se dio cuenta de que Jimin, al no ser humano, no comprendía del todo lo que significaba esa atracción física.

—No necesitas un cuerpo musculoso como el mío —respondió Jeon, su voz un poco más baja de lo habitual— Tu cuerpo ya es hermoso también—

La sinceridad de Jeon hizo que Jimin sonriera, feliz con el cumplido, pero en un momento de ingenuidad, preguntó —¿Le gusta mi cuerpo? —

La pregunta dejó a Jeon sin palabras. Su mente se quedó en blanco, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Se sintió incómodo, su rostro se sonrojó aún más, y no sabía cómo responder. Sin embargo, para salir de la apurada situación, se obligó a centrarse.

—Sí, claro —logró decir al final, esforzándose por mantener la calma.

Jeon sintió que la situación se estaba volviendo cada vez más peligrosa para él, aunque no lo diría en voz alta. La mirada inocente de Jimin y su manera despreocupada de hablar sobre sus cuerpos lo estaban llevando al límite. Si seguían así, no estaba seguro de poder mantener el control, y eso lo preocupaba.

Se aclaró la garganta y decidió establecer cierta distancia, aunque no fue fácil.

—Creo que… deberíamos lavarnos por separado —dijo con firmeza, aunque un leve rubor apareció en sus mejillas— No estoy seguro de que… pueda contenerme si te veo desnudo— pensó en voz alta.

Jimin parpadeó, completamente ajeno al verdadero significado detrás de esas palabras. Para él, era un simple comentario, pero lo que decía el comandante resonaba con un subtexto al que Jimin no estaba acostumbrado.

—¿Contenerse? —preguntó con curiosidad, ladeando la cabeza.

Jungkook casi se atraganta al escuchar la pregunta. Lo último que necesitaba era tratar de explicarle a Jimin por qué estar juntos en una situación tan íntima lo haría perder el control. Pero en lugar de responder, optó por actuar rápidamente.

Se levantó, buscando entre sus pertenencias y sacó una manta que siempre llevaba en caso de emergencias. La abrió y, con una mezcla de nerviosismo y determinación, la colgó entre dos ramas, creando una especie de vestidor improvisado.

—Puedes cambiarte aquí detrás —dijo mientras ajustaba la manta—. Yo… te daré privacidad—

Jimin lo miró un momento, aún sin entender del todo, pero asintió felizmente, confiando en Jungkook.

—Está bien, gracias, comandante—

Mientras Jimin se movía detrás de la manta, Jungkook se quedó mirando hacia otro lado, intentando calmarse. Pero cada vez que pensaba en su cercanía, y en cómo ahora eran oficialmente pareja, se sentía más nervioso.

“Es demasiado para mí”, pensó mientras se lavaba rápidamente, lanzando miradas furtivas a la manta, aunque sabiendo que no debía hacerlo.

Después de que ambos se cambiaron de ropa y se lavaron, Jungkook llevó a Jimin hasta la manta bajo un árbol, juntos, se sentaron sobre la manta, y Jungkook sacó un poco de la comida que le habían traído. Era simple, pero suficiente para recuperar fuerzas después de un día agotador.

Mientras comían en silencio, Jungkook observaba a Jimin, quien parecía emocionado, pero al mismo tiempo tranquilo.

 Jimin, al sentirse observado, levantó la vista y le sonrió, lo que hizo que Jungkook se sintiera extrañamente cálido por dentro.

—¿Qué quieres saber sobre mi nombre? —

Jimin, inclinó la cabeza recordando la pregunta que había quedado en el aire, y mostrando su curiosidad preguntó—¿Qué significa Jungkook?, ¿Quién le puso ese nombre? —

—"Jungkook" es un nombre que me dio mi madre—explicó Jeon, tratando de recordar los momentos de su infancia— Significa "pilares de la nación"—

Jimin sonrió al escuchar el significado —Eso le queda perfecto, ya que usted es fuerte y valiente, y se encarga de proteger a las ciudadelas, de que todo esté en orden—

Estaba fascinado con la idea de que alguien tan fuerte y protector como él llevara un nombre tan significativo. Había algo más que le emocionaba, una petición que rondaba en su mente, y no dudó en expresarla.

—Me gusta mucho su nombre... Jungkook —dijo con suavidad, como si saboreara cada sílaba—. ¿Puedo llamarlo así a partir de ahora?—

El rostro de Jeon se relajó en una sonrisa. Era pequeña, apenas visible, pero genuina, la verdad era que hacía mucho tiempo que nadie lo llamaba por su nombre de pila, su vida militar, siempre llena de protocolos, le había dejado el título de "comandante" pegado a su identidad.

No recordaba la última vez que había escuchado su nombre salir de labios de alguien con tanta cercanía, y de la boca de Jimin, sonaba especial, como si le devolviera algo que creía perdido.

—Claro, puedes llamarme Jungkook —respondió con un tono cálido—. Además, ahora que somos pareja, puedes tutearme—

La felicidad de Jimin se desbordó. Su sonrisa se amplió y sus ojos brillaron de alegría, no había nada que le hiciera más feliz en ese momento que saber que podía dirigirse a Jungkook de una manera tan cercana, sin barreras ni formalidades. Era un símbolo más de la conexión que estaban construyendo.

—Jungkook... —repitió Jimin, probando nuevamente su nombre en los labios, y sintiéndose más conectado a él—. ¡Me hace muy feliz poder llamarte así! —

Jungkook observó la felicidad de Jimin y no pudo evitar sentir un cálido cosquilleo en el pecho. Algo en la pureza de Jimin lo hacía sentir vulnerable, pero también increíblemente afortunado.

—Y a mí me gusta cómo suena cuando lo dices —murmuró, aunque lo suficientemente alto para que Jimin lo escuchara.

Jeon sonrió ante el cumplido, sintiéndose un poco más relajado —¿Quién te enseñó sobre el significado de los nombres? —preguntó.

—Hoonie —respondió Jimin con entusiasmo—. Él fue quien me dio mi nombre: "Jimin", que significa "estar más alto que el cielo", me llamo así porque vengo de las estrellas—

—Jimin… —comenzó Jungkook —. Hoonie parace que es muy importante para ti—

Jimin asintió, tomando un pequeño bocado antes de responder.

—Claro que sí —dijo mientras su mirada se perdía en algún punto del paisaje—. Sin Hoonie, yo no tendría un cuerpo, me dio la oportunidad de existir, de vivir en este mundo como un humano,  Estoy muy agradecido con él, aunque me hubiera gustado que se quedara conmigo—

Jungkook escuchó con atención, y aunque podía notar el afecto en la voz de Jimin cuando hablaba de Hoonie, no quería que se sintiera culpable por su perdida.

—El siempre vivirá en tus recuerdos, y aunque ese cuerpo fuera de Hoonie originalmente —dijo Jungkook suavemente, como si estuviera probando sus palabras—Lo has cambiado. Ahora se ve más lindo… lleno de vida, Es tuyo, Jimin—

Jimin levantó la mirada, sorprendido por el comentario, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios —No sé por qué mi cuerpo cambió —admitió—, pero creo que es verdad, Bang lo notó y  se dio cuenta de que no soy Hoonie, Al principio intenté ocultarlo, pero no pude—

Jungkook frunció el ceño al escuchar el nombre de Bang. Se enderezó un poco, y su tono se volvió más serio —¿Bang? —preguntó, con una ligera tensión en su voz—. ¿Qué tipo de relación tenía Hoonie con él?

Jimin pareció pensativo por un momento, como si tratara de recordar detalles exactos, pero luego simplemente negó con la cabeza—Solo sé que Bang era amigo de Hoonie. No sé mucho más. —Sus ojos brillaban con la sinceridad de alguien que, aunque tenía recuerdos, no los sentía como propios.

Jungkook asintió lentamente, pero su mente no dejaba de analizar las posibilidades. Estaba claro que Hoonie había sido importante, pero eso no explicaba todo. Decidió ir con cautela antes de profundizar más.

—¿Y qué hay de Eunwoo? —preguntó con un tono casual, aunque en su interior la curiosidad lo quemaba— ¿Quién era él para Hoonie? —

Jimin sonrió, como si recordar a Eunwoo trajera consigo memorias agradables —Era un amigo muy cercano de Hoonie —respondió—Se querían mucho—

Jungkook se aclaró la garganta, sintiendo una leve incomodidad—¿Y tú? —dijo con algo más de cautela— ¿Qué sientes tú por Eunwoo? —

Jimin lo miró con cierta sorpresa, como si la pregunta lo hubiera tomado desprevenido. Luego, con la misma honestidad que lo caracterizaba, respondió—Nada. Yo no lo conocí. Sólo tengo los recuerdos de Hoonie, pero… mis sentimientos son diferentes. Yo tengo los míos propios—

Jungkook no pudo evitar sentir un alivio silencioso. Saber que Jimin era capaz de diferenciar entre los recuerdos que heredaba y los sentimientos propios le daba más seguridad, aunque no estaba seguro de por qué eso le importaba tanto.

Quizás porque, en el fondo, quería que Jimin no se aferrara a un pasado que no le pertenecía, sino que creara uno nuevo a su lado.

—Me alegra escuchar eso —murmuró Jungkook mientras observaba la manera en que Jimin sonreía, pareciendo más ligero, más libre.

Después de haber comido, Jimin y Jungkook se levantaron de la manta, listos para explorar los alrededores, el barro en el suelo hacía que caminar fuera más lento, pero Jimin parecía emocionado por todo lo que le rodeaba. Jungkook, a pesar de su naturaleza reservada, no podía evitar sonreír al verlo tan lleno de vida.

—Es como un pequeño mundo oculto aquí —comentó Jimin mientras observaba las gotas de lluvia que aún colgaban de las hojas de los árboles, brillando bajo la luz del sol que apenas empezaba a calentar el día.

—Sí, pero no podemos alejarnos demasiado —le advirtió Jungkook con suavidad—. El terreno está peligroso y el escuadrón no está tan lejos, aunque… —hizo una pausa, mirando cómo Jimin seguía disfrutando del entorno—  nos han dejado un poco de privacidad—

Jimin sonrió, agradecido por el espacio que los soldados les habían dado. A pesar de la situación, el tiempo que compartían juntos tenía una especie de magia.

Durante el día, caminaron despacio, explorando los rincones cercanos, pero nunca demasiado lejos del campamento, Conversaban sobre cosas simples, desde cómo Jimin veía el mundo de los humanos hasta las pequeñas cosas que llamaban su atención, como las nubes moviéndose en el cielo o los sonidos del bosque.

Conforme el sol fue bajando, la tarde dio paso a un crepúsculo suave. Jungkook decidió armar una pequeña fogata para mantenerlos calientes mientras la noche se acercaba, y preparó una tienda de campaña militar para que pudieran descansar más tarde.

La luz del fuego lanzaba sombras cálidas sobre los rostros de ambos mientras se sentaban uno al lado del otro, envueltos en una especie de burbuja que parecía aislada del resto del mundo.

 Jimin, con los ojos brillando de emoción y gratitud, lo miraba fijamente, admirando cómo la luz del fuego danzaba sobre el rostro de Jungkook —Hoy ha sido el mejor día que he tenido —confesó Jimin con una sonrisa suave— Me gusta nuestra luna de miel —

Jungkook lo miró, sintiendo una oleada de ternura por ese ser tan inocente, y asintió —A mi también—dijo, su voz firme pero con una suavidad que reservaba solo para Jimin, le encantaría poder quedarse aquí para siempre y tener que enfrentar mas la cruda realidad que los rodeaba.

El aire fresco de la noche los rodeaba, mientras el crepitar suave del fuego les ofrecía un consuelo cálido. Había algo apacible en el momento, un silencio lleno de comprensión mutua.

Ambos miraban hacia el cielo, observando las estrellas en un mutuo entendimiento silencioso. Jimin, con sus piernas cruzadas y los ojos brillando de curiosidad, se veía perdido en la inmensidad del cielo. Jungkook, más sereno, lo observaba de vez en cuando, pero también dejaba que el silencio hablara por ellos.

Después de un rato, Jungkook se inclinó un poco hacia Jimin, con una mezcla de curiosidad y suavidad en su voz.

—Jimin… —comenzó, sin quitar la vista del cielo—, ¿recuerdas cómo llegaste aquí? A la Tierra, quiero decir—

Jimin parpadeó, aún mirando hacia las estrellas, su expresión se volvió algo pensativa, como si buscara en sus recuerdos—No —respondió con un leve suspiro—. No tengo ningún recuerdo de antes de conocer a Hoonie, solo lo que aprendía de las especies que habitaba, ellas actuaban por instinto, el razonamiento humano es diferente—

Jungkook asintió lentamente, comprendiendo lo que Jimin decía. Había algo profundamente intrigante en la manera en que el simbionte se había fusionado con el cuerpo de Hoonie, creando una nueva entidad que ahora era Jimin. Pero esa ausencia de un pasado también lo hacía vulnerable, más humano de lo que cualquiera podría imaginar.

—Debe ser difícil… no saber de dónde vienes —dijo Jungkook, su tono suave, más como una reflexión en voz alta que una pregunta directa.

—A veces lo es —admitió Jimin—. Pero también me da la libertad de vivir el presente, de ser yo mismo sin estar atado a nada, estoy feliz de ser quien soy ahora… sobre todo contigo —agregó, volteándose un poco para mirarlo con una pequeña sonrisa.

Jungkook sintió una oleada de calidez recorrer su cuerpo ante esas palabras, y no pudo evitar devolverle la sonrisa. Había algo increíblemente puro en la forma en que Jimin se expresaba, en su inocencia y la sinceridad de sus sentimientos. Jungkook se dio cuenta de que, a pesar de todo lo que había pasado, Jimin siempre veía el lado positivo, como si no hubiera lugar para la oscuridad en su interior.

Ambos se quedaron mirando el cielo nuevamente, las estrellas parecía que titilaban más intensamente, como si fueran testigos de ese momento entre ellos. Jungkook se inclinó ligeramente hacia Jimin, hasta que sus hombros se tocaron suavemente. Jimin no dijo nada, pero tampoco se alejó, aceptando la cercanía de manera natural.

—El cielo es tan vasto… —murmuró Jimin—. Siempre me hace sentir pequeño, pero de alguna manera, estando aquí contigo, no me siento tan solo.

Jungkook lo miró de reojo, su corazón acelerándose ante esa confesión sencilla pero profunda.

—Nunca estarás solo —respondió Jungkook en voz baja— No mientras esté contigo—

Hubo un pequeño silencio, no incómodo, sino lleno de entendimiento. Jimin giró su rostro hacia Jungkook, sus ojos buscando los de él, y cuando sus miradas se encontraron, fue como si algo invisible pasara entre ellos. No hacía falta decir más. La conexión que compartían iba más allá de las palabras.

Jungkook, con la suavidad de alguien que temía romper ese momento tan frágil, levantó una mano y la colocó sobre la de Jimin, entrelazando lentamente sus dedos. Jimin lo miró con sorpresa, pero luego sonrió de manera tierna, sus ojos brillando con esa inocencia que siempre lo caracterizaba.

—Jungkook… —susurró, su voz apenas audible, pero llena de emociones.

El comandante lo miró a los ojos, sintiendo cómo su pecho se apretaba por lo que estaba sucediendo entre ellos.

—Jimin —respondió Jungkook, su voz suave, con una calidez que rara vez mostraba—. Si alguna vez sientes miedo… si alguna vez dudas, recuerda que siempre puedes confiar en mí—

Jimin asintió, sus ojos suavemente fijos en los de Jungkook—No tengo miedo —dijo con sinceridad—. No cuando estoy contigo, y confío en ti plenamente —

Jungkook no pudo evitar sentir que su propio corazón se desbordaba. En ese instante, bajo las estrellas y junto a la fogata, todo parecía alinearse perfectamente. Lentamente, sin apresurarse, se inclinó hacia adelante, hasta que sus labios rozaron los de Jimin con una suavidad casi imperceptible. No fue un beso apresurado ni lleno de pasión, sino un toque leve, lleno de promesas no dichas.

Cuando se separaron, Jimin lo miró con una mezcla de sorpresa y felicidad, su sonrisa iluminando su rostro.

—Gracias… —murmuró, su voz temblando un poco de emoción— Por aceptarme a pesar de lo que soy—

—Eres un ser perfecto — Dijo besándole las manos, para luego volver a sus labios.

Jimin se movió más cerca acomodándose mejor, sus labios buscando con un poco de mas profundidad.

Jungkook, con el corazón aún latiendo rápidamente, trató de contenerse cuando sintió la intensidad de los labios de Jimin contra los suyos.

El comandante había prometido a sí mismo mantener la calma, ser cuidadoso con Jimin, Jungkook rompió el contacto, alejándose unos centímetros, respirando con profundidad, luchando internamente por mantener el control.

—Jimin… —murmuró, su voz cargada de una mezcla de deseo y prudencia—. No sé si…

Antes de que pudiera terminar, Jimin lo interrumpió. Con suavidad, tomó el rostro de Jungkook entre sus manos, sus dedos rozando la piel cálida del comandante. Sus ojos brillaban con inocente curiosidad y, al mismo tiempo, con una sinceridad que derritió las últimas barreras que Jungkook intentaba mantener en pie.

—Me gustan tus besos, Jungkook —dijo Jimin en un susurro, sus labios apenas separados mientras lo miraba fijamente—. Siento que no quiero parar…

Esas palabras, tan sencillas y puras, hicieron que algo dentro de Jungkook se encendiera, Jimin no entendía del todo lo que despertaba en él, pero su honestidad era tan encantadora que era imposible resistirse.

 Jungkook, aún luchando contra la creciente intensidad de sus sentimientos, dejó escapar un suspiro pesado, mientras Jimin lo atraía hacia sí nuevamente.


Mis amores míos de mi, como les había contado en mi tablero, hoy es mi último dia de vacaciones, mañana vuelvo al trabajo, sin embargo voy a esforzarme para mantener las actualizaciones constantes.

Nuestra motita al parecer quiere consumar su matrimonio y disfrutar su luna de miel 👀

Disfrutemos los bonitos momentos :)
 

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