✦ 𝟎𝟒. 𝐓𝐢𝐦𝐞 𝐟𝐥𝐢𝐞𝐬 𝐛𝐲.
- ¡Oh, oh! Esa es la película donde aparece Lola siendo secuestrada por un clan de ninjas demonios que en realidad son aliens, ¡¿verdad?!
No veía en que se parecía esto a lo que Colette mencionaba y también le parecía la trama más tonta del mundo, pero no tenía el corazón de decirle eso cuando parecía tenerle tanto aprecio a esas películas.
¿Cómo podría arruinar esa sonrisa solo por qué a él no le gustaba lo mismo?
-Heheh, cerca pero no. ¿Conoces a otros actores aparte de Lola?
- Uh...
La albina trató de encontrar el nombre de uno, al menos uno, en su cabeza, pero para ella todos en las películas que no fueran Lola solo eran personajes de fondo que servían para hacerla brillar más. La expresión que hizo le dio su respuesta a Fang, quién tomó eso como confirmación para ponerse a tirar un discurso sobre su actor favorito.
- Entonces déjame contarte sobre el fabuloso, valiente, increíble e inigualable... ¡Bruce Lee!
Colette casi dice algo pero calló, sabiendo que si preguntaba si era el tipo que tenía de fondo de pantalla Fang sabría que estuvo viendo su celular.
Entonces la sacaría de su casa a patadas, y le diría que nunca vuelva ahí y que no la quería volver a ver, y ella volvería ahí de todas formas por que no podría dejar ir lo lindo que la trato y eso solo le haría odiarla más, y entonces jamás le dirigiría esa mirada amable de nuevo-
-¿Colette? ¿Qué pasa?
Lo miró en ligera confusión, dándose unos segundos para recordar el presente.
Fang no la odiaba y nunca lo haría. Estaba aquí, a su lado, preocupándose por ella siendo que tan solo miró a la nada un momento.
- Perdón - titubeó sin saber cómo más excusarse, y volteo la mirada lejos de él. - Yo... me distraje.
- Hey, está bien. - contestó, más había un tono de preocupación bajo sus palabras que no tardó mucho en hacerse presente. - ¿Pasó algo?
- Solo... pensé en cosas feas, eso es todo.
Casi ocultaba su cara bajo esas largas mangas.
Fang buscó las palabras correctas, no recordaba alguna ocasión donde hubiera tenido que consolar a alguien. De hecho, él era el tipo de persona que huía si alguien comenzaba a abrirse, inseguro de qué decir. Servía para alegrar a las personas, pero nunca para estar ahí en sus momentos más oscuros.
No quería ser eso para Colette. Incluso si no sabía que la afligía, no quería sonreír pretendiendo que no pasó nada y seguir con lo suyo.
E incluso si no sabía que decir, no iba a quedarse callado.
- ¿Quieres hablar de ello?
Colette le miró, medianamente intrigada. Edgar era el único que la escuchaba cuando le necesitaba, y el único en que sentía que podía confiar en un lugar donde todos parecían alejarse apenas tenían la oportunidad.
Aun así, no estaba lista para hablar de esos miedos que le acechaban cuando se distraía con él. No sabía si era el tipo de persona qué le diría que era una estupidez y que solo no pensara en eso. Declinó con un gesto de la cabeza, y Fang solo le sonrió amablemente.
- Está bien, si cambias de opinión aquí seguiré. Bueno... no es cómo si pueda irme muy lejos de todas formas. - rió, agitando su pie herido de un lado a otro cómo recordatorio de por qué estaban ahí en primer lugar.
Fue fácilmente alegrada por el chico pelimorado. A veces su mente le hacía malas jugadas, si, pero no era difícil distraerla de ello y el muchacho lo había logrado con tan solo hablarle con amabilidad.
Colette dio una risita para seguido casi dejarse caer sobre Fang, abrazándolo.
Dirigió su mirada a la televisión efectivamente acabando con la conversación, más aún sumida en la comodidad que traía ese rato con él. No necesitaba hablarle por horas para entretenerse- simplemente estar ahí juntos viendo esa película que ya iba a la mitad era suficiente para que los chicos se sintieran completamente tranquilos.
Los minutos se convirtieron en horas, y no estaban muy conscientes que digamos de el paso del tiempo si no hasta qué la luna empezaba a hacerse presente en el cielo y las primeras estrellas se asomaban tímidamente entre la oscuridad.
- ¿Pasa algo, linda?
Colette fingió no escuchar ese apodo. Se escuchaba tan natural y tranquilo en la voz de Fang, casi como si estuviera acostumbrado a hablarle así a los demás.
Tragó algo de saliva antes de voltear. Sabía bien que él era así, después de todo tenía esa fama de coqueto.
Aun así, no pudo evitar sentir que su corazón saltaba al escucharlo.
No lo arruines, Colette pensó para sí misma. Después de Edgar, es el único brawler que no has alejado de ti. No grites, ni brinques.
No
lo
arruines.
- ¡No, no! Solo noté que ya se nos hizo de noche, y no nos dimos cuenta.
Escucho los ruidos de pelea de la televisión cesar. Fang se levantó con cuidado dejando la película en pausa y se paró al lado de Colette, recargándose en el borde.
Ambos vieron el cielo por unos segundos antes de qué Fang hablara.
- No te parece que el cielo se ve... ¿irreal?
- ¿De qué hablas?
Las últimas señales del sol huían tras los edificios.
- Como si estuviera pintado al óleo. Se nota mucho más en el día.
- ¿Como si viviéramos dentro una pintura?
Fang río.
- Se siente así, pero sé que la única obra de arte por aquí está hablando conmigo.
Casi se le sale el alma a la albina. Su tez blanquecina se tornó de un rojo intenso, y contuvo un gritito mordiéndose las mangas. Está vez, no pudo evitar estremecerse. Fang solo podía mirarla con una larga sonrisa.
Disfrutaba mucho como con unas palabras podía dejarla así, aunque a decir verdad nadie había reaccionado tan fuerte antes.
Sonrió con la mirada perdida en el paisaje, mientras Colette apenas lograba calmarse.
Pronto una pista de desánimo se hizo presente en sus ojos azules. Era hora de que Colette se retirara y lo sabía.
- Sé que tienes que regresar a casa, pero...
- ¿Pero?
Una parte de mí quiere que te quedes.
Agachó la cabeza. Pensó sus siguientes palabras con cuidado.
- El dolor en mi pie se está yendo, sé que pronto estaré bien y... debería alegrarme por eso, pero me pone triste pensar que ya no vendrás.
Tendría que regresar a la misma vida aburrida de siempre.
Volvería a comer comida congelada y palomitas todos los días, y regresaría a levantarse temprano para ir al trabajo, sin tiempo para ver sus películas favoritas pues apenas se liberaba tenía que ir a tantas partidas.
Lo solía disfrutar, pero comenzaba a volverse más como un segundo trabajo.
- Oye, yo siempre estaré ahí.
Colette contestó, sonriéndole de una forma que nadie más lo había hecho.
La mirada pesada de Fang se iluminó al escuchar esas palabras, y sintió algo en su pecho alborotarse.
Hola!! Discúlpenme por la larga espera, caí en un bloqueo de escritora horrible y encima me pasaron un montón de cosas feas en muy pocos días. Aún así, al menos me pasó algo bueno, fui a visitar a mi mejor amiga IchigoSssoul y nos divertimos mucho <3
Anyway, parece que por fin salí (a duras penas) de mi bloqueo, así que esperen mas capítulos pronto! Y perdónenme el relleno, pronto empieza la trama, lo prometo T.T
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