(Un mes después)

Taehyung no se iba, no tanto tiempo cono para siquiera escapar o algo, pero ya no importa. Mi barriga está más notoria, también me siento diferente, no me siento bien, de hecho me siento todo lo contrario. Cada día, hora y segundo sentía como mi esperanza se apagada.

Cada día al despertar solo me quedaba sentado en la cama, miraba todo a mi alrededor y notaba como todo esta igual que en un principio. Nada iba a cambiar, al igual que esa pared, estaría en esta casa hasta mis últimos días, junto a él, hasta que uno de los dos muera.

Por sí, desde hace unos días la idea de acabar con mi vida sonaba más esperanzador que escapar de él, si moría todo acabaría, no lo tendría que ver o escuchar, seguro iría a un mejor lugar.

— Te he dejado comida en la mesa, sal a comer —

— Bien... — dije simplemente, pero no me paré, no moví ni un músculo, realmente no quería comer, no le veía el caso

Nosotros comemos para vivir y no quiero eso, nosotros comemos para sentirnos satisfechos, pero yo no siento eso, no con él. A este bebé tampoco lo quiero, no lo quiero, lo odio, lo aborrezco.

— Jungkook... — escuché sus pasos, de inmediato alcé mi mano, tratando de que no siga caminando

— Lo pediré una vez más — dije viéndolo fijamente — déjame ir, si lo haces no te voy a acusar ni nada —

— Vamos para que comas —

— Por favor... —

— Mira — dijo sonriendo — te tomé esta foto hace mucho — dijo sacando una foto de su casaca — te ves muy brillante, ahora siento que... no es así — dijo mirándome fijamente

— Quiero irme —

— No —

— ¿No me amas? —

— Te amo, ¿Tu me amas? —

— No-o, no lo hago, ¿¡CÓMO PODRÍA AMAR A ALGUIEN COMO TÚ!? — grité tirando las sabanas de la cama — ¿¡CÓMO ME PODRÍA GUSTAR UN LOCO COMO TÚ!? —

— No estoy loco — dijo sin dejar de verme — tengo problemas, pero no estoy loco. De hecho me estás curando, porque gracias a tí me estoy olvidando de él —

— ¿De quién él?, ¿De qué hablas? — pregunté viendo como se acercó a mí, se sentó al frente mío y tocó mi mejilla

— Te pareces a papá... eres tan hermoso como él — dijo sonriendo — no... tú eres más hermoso que él, mucho más hermoso. Porque tú me amas, tú me vas a dar un hijo, tú me elegiste, él en cambio me dejó, prefirió a la otra en vez de a mí... por eso lo maté —

— ¿Qu-qué? — pregunté intentando alejarme pero él me agarró de la nuca, impidiendo que me mueva

— No me alejes, cuando lo haces me siento solo, Jungkook no me dejes —

— No puedo darte amor, no ese amor, yo amo a otr... —

— ¿¡PORQUÉ NUNCA PUEDO SER YO!? — gritó tirándome en la cama, poniéndose encima mío con sus manos en mi cuello, pero sin llegar a herirme, también sin llegar a aplastar mi estómago — ¿Porqué todos me miran de ese modo?, como si no fuera nada, como si solo mi presencia los aburriera... como si me quisieran dejar... —

— Mataste a Hoseok —

— He matado a muchas más personas, Jungkook — dijo sonriendo en grande — todos ellos me quisieron dejar... o se metieron en mi camino, así como Hoseok —

— Hoseok no merecía eso... él era bueno —

— Si no se iba tú lo hubieras elegido, pero no está y solo me tienes a mí —

— Estás loc... —

— ¡Cállate!, ¡No me llames así! — exclamó poniendo su mano en mi boca — si lo haces haré algo que puede no gustarte, algo que a ambos no nos va a gustar en nada, así que cállate, no digas nada — dijo viéndome fijamente — tal vez no lo sepas pero... mi padre era un cerdo, siempre obligándome a cosas que no quería, siempre diciéndome lo poco que valía, que por eso mi madre se veía ido, porque al verme se dió cuenta de lo inútil e idiota que era, que se dio cuenta de que no valía nada... — dijo mirando a la nada —  nunca nadie me dió un abrazo... o me dió una sonrisa cálida, siempre veía a la gente de mi alrededor acompañada, pero yo... estaba solo. Entonces sucedió, me libré de ese tipo cuando pude, pero incluso cuando se disparó en la cabeza no dejó de decirme que mi mirada daba miedo, que era un loco... me dijo nadie nunca iba a amarme y que por mí se mataba, que solo era un estorbo, se-se mató, yo lo obligué a eso — su rostro neutro de pronto cambió — entonces él llegó, me abrazó y me llamó especial, me dijo que no había nadie como yo, nunca nadie me había dicho eso — dijo sonriendo — y fui feliz pero de nuevo no fue como esperaba... me dijo que no me amaba, que no así y lo maté... no quería ver como ellos eran felices y me dejaban de lado. Creí que estaría solo por siempre, no encontraba a omegas que me hicieran sentir eso, era tan vacía sus palabras, sus sonrisas, todo era falso, pero te encontré... no, tú me encontraste, tú te acercaste y sonreíste, me tocaste la mano y... me enamoré de tí, no eres como Soobin, pensé que sí pero eres mucho mejor, me darás un hijo y seremos felices, tendremos una familia muy grande y les daremos amor, te compraré muchas cosas y tú me vas a amar siempre, seré un gran padre — dijo apartando su mano de mi boca — te amo, ¿Lo entiendes? —

— Taehyung... —

— Si me rechazas o dejas yo en serio mataré a todos, no me importa quién sea... —

— ¿Me matarías? —

— No — dijo de inmediato — no podría, no podría perderte — negó frenéticamente con la cabeza mientras ponía ambas manos en mi mejillas — te amo mucho Jungkook, y si te mato estaría solo... no quiero eso —

— Ya veo... — dije viendo la puerta del cuarto semiabierta

— Tengo que salir, quiero que comas para luego encerrarte — dijo alejándose por completo de mí

— No me encierres, no me gusta, el cuarto es oscuro — dije sentándome

— Pero... —

— Es que quiero cocinar, entretenerme, ya me leí los libros que trajiste la vez pasada y en el cuarto no hay nada más que solo oscuridad, así tal vez pueda hacer la cena, para ambos, solo nosotros dos... —

— ¿En serio? — preguntó con ilusión

— Sí, va a ser nuestra primera cena hecha por completo por mí, verás que cocino muy rico — dije intentando sonreír

— Lo entiendo, entonces sí entendiste, lo hiciste — dije volviendo a acercárse a mí — me amas y sabes que soy yo con quien debes de estar, sabes que soy la persona indicada —

— Sí, lo entendí — dije abrazándolo con algo de miedo que no quise hacer notar — confía en mí — dije volviendo a mirar esa puerta

— Lo hago, confío en tí, en nuestro amor — dijo tocando mi vientre, causando en mi un sentimiento raro, nada cercano al amor o parecido