7- Olvidó
"Y si... Realmente se olvidó?"
Se repetía esa pregunta una y otra vez en su cabeza, quería dejar de pensar en eso, en verdad, no quería hacer más doloroso aquel infierno que ya estaba viviendo. Tenía fe en que su capitán lo buscaría... Al menos eso quería pensar, quería tener aunque sea una pizca de esperanza o felicidad en ese asqueroso lugar junto a esa basura de persona.
Aunque en momentos llegaba a perder la esperanza, especial en esos días aún la quería mantener, no perdía nada con intentarlo pensaba.
Aunque esa fe le costaría.
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La puerta de la celda se abrió, solo escucho el rechinido y unos pasos que se iban acercando hacia él hasta parar, se encontraba detrás esa figura intimidante y aterradora para el. Encontrándose solo en el suelo sentando tenía miedo de voltear y verlo, era una mezcla mejor dicho entre miedo y odio, tal vez igual algo de repudió.
–Buenos días, cariño. — dijo el comandante agachándose a su nivel y tomándolo de los hombros, comento esto con un tono juguetón y suave —.
– .... Buenos días....
– Estuve pensando, que tal vez podría darte una oportunidad. — comentó bajando poco a poco sus manos, pasándola por los brazo del soldado — Podrías salir un rato a caminar, a qué te de el sol, disfrutar del día... Quizás, podamos salir juntos, solo los dos.
– ... Prefiero quedarme.
– ¿En verdad? Creí que aceptarías salir después de tanto.... — bajando aún sus manos, las pasaba por la cintura del soldado haya dejarlas en su pecho — pensaba que te agradaría la idea de salir a tomar el aire fresco.
– Gracias, pero aún así quiero quedarme. No tengo ganas de salir.
– Oh cariño, no estoy preguntando, te estoy avisando.
Lo tumbó contra el suelo en una acción rápida, inmobilizandolo de la cabeza sosteniendo y con la otra mano tomando las muñecas de este poniéndolas detrás de su espalda. Mientras se trataba de soltar el soldado.
– Irás a mi oficina, te tengo una sorpresa ahí. Estoy segura que te encantará.
– ¡Déjame en paz! ¡Te juro que cuando John venga, el te-
– ¿John? ¿Tu capitán? — dijo en tono burlón interrumpiendolo para luego soltar una risa — Ya llevas aquí casi dos meses y no hemos tenido ni rastro de el. — creció una gran sonrisa en su rostro — ¿Crees que en verdad vendrá por ti?.
– ¡El vendra! ¡Lo sé perfectamente! El vendra.... Estoy seguro que vendrá... Soy su mano derecha, me necesita.
– ¿Necesitarte? ¿Todos los soldados son reemplazables, el ya no te necesita, en primera jamás te necesito.
– El me quiere.... El vendra, estoy seguro.
– Oh, cariño... Me encanta la inocencia que tienes, a pesar que eres un soldado y sabes cómo se maneja el negocio de la guerra sigues esperando a ese idiota.
Volvió a poner sus manos en los hombros desnudos de esté, acercándose a su oreja.
– Necesitas alguien que en verdad te valore, un hombre que te dé el cariño que ese no te dió. — beso el cuello de este para continuar con aquel susurro suave e hipnotizante — Yo te lo podría dar.
Tomo la mano del chico, para levantarlo del suelo, en ese momento Steve, solo seguía lo que el comandante hacía, este avanzo sacándolo de la celda hasta de ese sótano, tomándolo aún de la mano iba por los pasillos estando estos totalmente oscuros y sin nadie, nisiquiera una pizca o rastro de alguien.
Caminaban y en todo ese momento el chico solo lo siguió, ciegamente iba tras de él.
Llegaron a la oficina, lo llevo a sentar al sillón que había ahí; un sillón del color como de la sangre seca echo de polifiel.
Soltó por fin su mano para ir a cerrar la puerta, escuchandose solo la llave.
El comandante veía que por fin lo tenía en el estado que tanto quería, pero tenía que seguir para asegurarse; se acercó a el medio agachándose para estar a su nivel, tomándolo de las mejillas haciendo que ambos se mirarán fijamente.
– Eres realmente tan hermoso, ese hombre no te valora. — se acercó más a el hasta el punto de rosarse sus labios — Puedo darte lo que el no te dio, puedo llenar ese vacío que te dejo tanto fuera que por... Dentro.
Mientras decía estás suaves palabras, con una mano empezó acariciar su pelo.
– Puedo hacer que te sientas amado, te trataré como la obra de arte que eres. En este momento solo seremos tu y yo sintiendo al otro.
– ¿Que diferencia habrá de las otras veces?.
– Se que por dentro solo quieres llenar ese amor que tienes, puedo hacerlo, si no pones resistencia haré de está experencia la mejor para ti.
Las miradas no terminaban, solo se miraban el uno al otro cada uno con un sentimiento muy diferente al otro; por una parte había amor y lujuria, y del otro soledad y vacío.
Al final, solo se escuchó un suspiro por parte de Steve para solo decir: "Acepto".
Con esta simple palabra le daba todo permiso aquel hombre sobre él, aunque sonaría raro puesto a todo lo que ya le había hecho, con esto le deja más que claro que le daba todo permiso sobre su cuerpo y que sería solamente suyo.
Esta palabra pinto una enorme sonrisa lujuriosa en su cara, alejándose solo del chico de lentes para apagar las luces y prender una vela que se encontraba al lado del sillón.
– Está pasión terminará cuando la llama de está vela termine.
Apagó el cerillo, volviendo con él.
Comenzando todo con un beso entre ambos, algo que entre para nada se veía que fuera forzado entre los dos mostrando el deseo de esa acción.
Steve, se sugetaba de la ropa de Oswaldo, mientras esté, con una mano del sillón.
El beso iba en aumentó hasta verse lengua y qué solo la ropa les impedía avanzar. Empezó a desvestir al comandante empezando de arriba, hubiera continuado si no fuera por qué esté se separó del beso, acostándose en el sillón y subiendo al chico de lentes encima suyo.
El chico, le quitaba el pantalón a este y todo hasta dejarlo completamente sin ninguna prenda encima, veía el miembro recto de él como con miedo e inseguridad.
– Vamos.
Solo dijo esto el comandante para tomarlo de las caderas y tomar el miembro de este y juntarlo con el suyo pegandolos.
Daba ligeros gemidos poniéndose poco a poco más recto igual su miembro que el de su contrario.
Harto ya del ritmo con el que avanzaba todo el asunto, tomándolo de las caderas lo levantó un poco hasta dejarlo caer haciendo que se metiera en el interior de este completamente haciendo que soltara un gemido más fuerte de placer y dolor.
Solo mantuvo su mirada baja el de lentes viéndose que caían algunas lágrimas suyas. Se aferraba al comandante ya sin nada más que hacer, no podia hacer más, todo este asunto era solo para ver qué tan lejos lo llevaba su captor.
¿Un beso correspondido? Para nada, solo se sintió este forzado a seguirlo.
La única diferencia que había en este acto era que no podía ninguna fuerza, solo se dejaba. ¿Que otra opción tenía? Al menos se evitaba los golpes.
Empezó a subir y bajar un poco, dando pequeños sentones encima de esté. El sonido de los cuerpos chocar y gemidos del de lentes era lo único que se escuchaba en la oficina.
A pesar de esto, el comandante no estaba feliz, estaba aún inconforme con la velocidad o ritmo a lo que iba esto; lo tumbó acostandolo de lado en el sillón, tomo una pierna suya y la levantó para volver a meterse en el interior del soldado ahora dando el el choque entre ambos cuerpos. Mucha diferencia a como lo hacía su contrario, el hacia más fuerza notandose como desesperado.
Duraron un rato así, cinco minutos tal vez hasta que paró, lo dejo agitado al chico y con la marca de sus manos rojas en las piernas pálidas.
Ahora lo puso boca abajo volviendo a introducirse en este, todo siguió igual; los gemidos y choque entre ambos, pero ahora mordía la espalda de este con una gran fuerza que hasta aveces la mordida al separarse se llevaba algo de sangre entre los dientes.
Hasta que, de un solo choque lo hizo con más fuerza que con los anteriores quedandose por completo en el interior del chico viniendose igualmente hasta dar un grito fuerte este al sentir el líquido en su interior. Paro medio grito tapándose su boca con el sillón.
Esto no paro hasta ahí; por dos horas siguió esto, tuvo que ahora aguantar no solo unos minutos de calentura de parte del comandante, si no hasta horas, algo que no había echo antes.
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Al rededor de las 4 am, solo se escuchaba los jadeos ligeros del de lentes, encima del comandante; este acariciaba suavemente y con una delicadeza el pelo de esté.
– Esto fue... Realmente increíble.
— Steve, no dijo nada al respecto, solo al escuchar sus palabras se encogió de hombros y se oculto en el pecho de su contrario —.
– Haz mejorado, con esto realmente un avance en ti, bien hecho cariño.
Le dio un beso en la cabeza para continuar con las caricias.
Si ya se sentía sucio con todo lo que había pasado en esos días, ahora se sentía como un vil facilito; un fácil que solo quiso probar hasta donde llevaba el amor de su acosador y lo hizo, supo que era una mezcla rara pero que a pesar de todo no sentía lo mismo.
No lo podía corresponder. No podía, simplemente era algo asqueroso el solo pensarlo.
Nunca y jamás podría sentir algo por aquel hombre.
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