— No te entiendo, Michael. ¿Cómo pudiste no acercarte a ella? – le dice Ashton nada más entrar en casa de su amigo.

— ¡Me estaba temblando todo el cuerpo! Pero mañana es el día. Va a ir a la playa de Bondi, es tan fácil como ir ahí y hablarle.

— Sí, igual de fácil que haberle hablado antes en el aeropuerto – le echa en cara su amigo, mientras ambos van al baño –. ¿Y ahora quieres teñirte el pelo? O sea, es que nunca entenderé qué pasa por tu cabecita, Clifford.

— ¡Solo ayúdame a teñirme, y ya está! No tienes por qué entenderme.

— A ver, no te pongas exigente porque estoy aquí, ¿no? Ya es más de lo que hacen Luke y Calum.

— Porque ellos tienen novia y tú no.

— Eso es secundario. Yo soy mejor amigo que ellos.

— Si tuvieras novia, no estarías aquí Ashton, reconócelo.

— Bueno, vamos a teñir ese pelito de rosa – interviene Ashton, sin atreverse a negar la cierta afirmación de Michael.

Michael se sienta sobre el retrete, de espaldas a Ashton, para que éste empiece a ayudarle con las partes de cabello a las que no llega. El más alto, coge el tinte, que Michael ya ha preparado, y empieza a ponerlo en el claro pelo de su amigo.

— Estás loco, Clifford.