— ¿Os he contado cómo Cherry me contestó un tweet? – pregunta Michael, sonriendo de oreja a oreja, sintiéndose inmensamente feliz, tanto que su corazón está por salirse de su pecho.

— Sí, lo has contado unas... veinte veces, en lo que llevamos de día – le responde Luke, cansado de oír la misma historia una y otra vez.

— Más las diez que nos lo explicaste por teléfono – añade Calum, lanzándole una bolita de papel a Michael, haciendo que se le quede atrapada en el pelo –. Quiero que Cherry te siga por dos razones: la primera es que así dejarás de ser tan pesado; la segunda es que te veré con el pelo rosa. Eso debe ser digno de ver.

— Perdona, pero estoy seguro de que el rosa me quedará divino – se queja Michael, ofendido por el comentario de su amigo.

— Sí, igual que el verde, ¿no? – ríe Calum.

— Parecía que tuvieras un pelo hecho a base de mocos – le sigue Ashton.

— Ya no sois mis amigos, nunca jamás – dice Michael, frunciendo la nariz –. Sois las peores personas que he conocido nunca.

— No generalices – exclama Luke –. Yo creo que el verde te quedaba bien. El rosa también lo hará.

— ¿De verdad? – pregunta Michael, sonriendo esperanzado al ver que uno de sus amigos parece quererle un poco más.

— No. ¡Pelo moco! – carcajea Luke, riendo junto a Calum y Ashton.