CAPÍTULO 34: TOMA MI MANO
BETTY
Nicolae debía de estar demente, no había otra explicación que esa. Cuando mencionó mis orígenes no pude creerle una sola palabra a pesar de la enorme seriedad que había en su rostro, aunque el hecho de saber de la existencia de ángeles y demonios hacía que me cuestionara ciertas cosas. Desde que Adam apareció en mi vida, mi amplitud de miras había adquirido unos niveles mucho más elevados que antes. Era más receptiva en cuanto a lo que me rodeaba y me cuestionaba más acerca de aquello que aún no tenía explicación.
Decidí alejarme un poco de Nicolae, no quería seguir escuchando aquella sarta de cosas que no tenían ni pies ni cabeza. Pero eso no parecía estar en sus planes porque se puso de pie para mantenerme a una distancia cercana a él.
-Debes de escucharme Betsaida, debes de saber de dónde provienes y las razones por las que no estás viviendo en el otro lado. Vives en la tierra porque tu padre lo decidió así.
- ¡No hables de mi padre como si fuera mi salvador!¡A Él jamás le he importado, tan solo me usaba como trofeo para enseñárselo al resto del mundo!
-No es así, él lo pasó muy mal por causa de tu madre.
Al mencionarla, las piernas comenzaron a temblar amenazando con desplomarme en el suelo. No quería hablar con ella porque eso significaba recordar el día que hizo las maletas y se fue, significaría recordar todas las veces que ella llamaba a Colin y no a mí.
Tanteé la puerta principal para poder salir, pero estaba completamente cerrada. La llave brillaba en las manos de Nicolae por lo que supe en seguida que no iba a salir de ahí hasta que Adam volviera. Y eso podría ser mucho tiempo.
Nicolae me tomó de la muñeca para acercarme de nuevo a la silla de la cocina. Me senté como un autómata en completo silencio pensando en cómo podría escaparme de allí. Él siguió hablando.
-Tu madre se marchó porque supo lo que era tu padre. Supo que tú habías nacido con la misma condición que él y por eso no ha querido saber de ti.
- ¿Y Colin? ¿Por qué a él si le llama? ¿Por qué demonios me odia a mí y no a él? -Le grité completamente rota y desesperada. Había abierto viejas heridas que solía tapar para no pensar demasiado en ellas, pero una vez que estaban a la luz, mi pena hablaba por mí. Nicolae me tomó de nuevo de la mano y me dijo con calma.
-Porque tu hermano es humano, nació humano, pero tú no a pesar de que sois mellizos. Tu padre decidió llegar a un acuerdo con los ángeles para que sellásemos tus poderes y así nadie supiera que eras una diosa. Por desgracia tu madre lo descubrió antes de que lográsemos ocultar quien eras.
- ¿Poderes? -Balbuceé completamente incrédula, ¿Qué demonios hice para que mi madre se fuera de aquella forma?
Nicolae asintió como si adivinase mi pregunta y entonces decidió responderme:
-Eras una niña, pero tenías una cierta consciencia. Tendrías unos 7 años, aunque no te acuerdes con exactitud porque intervinimos para que no supieras completamente la verdad. Sabes que tu madre tenía un taller porque pintaba, pues bien, tu bajaste al taller y entonces viste algo que te asustó. Tus poderes se descontrolaron y los cuadros comenzaron a caerse de donde estaban colgados. Todos ellos quedaron destrozados por lo que tu madre tuvo que anular la exposición que estaba prevista para unas semanas después. Cuando ella vio que todo estaba por los aires, que salían centellas de tus manos y que todo era un completo caos, sintió demasiado miedo por su vida porque pensaba que eras un peligro. Llamó a tu padre y tuvo que intervenir con sus poderes porque no podía frenarte simplemente hablando contigo porque estabas muy asustada y eras muy pequeña. No comprendías lo que te sucedía y entonces, él decidió lanzarte una débil descarga para anular la energía que salían de tus manos. cuando tu madre vio lo que tu padre hizo, comenzaron a discutir y él le contó que su madre fue una diosa del Otro Lado, alguien importante. Le contó que tu heredaste esos genes pero que Colin era completamente humano. Por esa razón, ella decidió irse de casa sin cortar el contacto con tu hermano.
Aquella historia me sacudió con fuerza dándome cuenta lo confuso que eran mis recuerdos. Yo recordaba que era mayor cuando ella se fue, justo cuando había comenzado a estudiar mi carrera de psicóloga. Ella se molestó porque quería ser como mi padre y ella ya no soportaba estar más a su lado porque él se había convertido en alguien ermitaño que solamente quería fama. Se centró tanto en el trabajo que nos perdió a ambas.
Esa era la historia oficial en mi cabeza, pero ahora parecía que era toda una farsa, una ilusión implantada en mi cerebro.
Nicolae me dio unos instantes para reponerme, para que tomara aire y que mi mente no explotara de una vez por todas. Pero entonces, él se puso de pie con la llave de la puerta principal en la palma de su mano. Una leve sonrisa apareció en su rostro y me dijo:
- ¿Quieres que te lleve con tu padre? ¿Quieres saber de su propia boca si esto que te he contado es cierto o no? Sé que quizás no me creas, pero tengo en mis manos la llave hacia la libertad, hacia los conocimientos que más ansías. Puedo darte la posibilidad de que te expliques con él, que sepas más de tu condición y de lo que pasó verdaderamente con tu madre. Quizás, hasta puede ser que sepas dónde se encuentra ella, ¿No te gustaría?
Aquella oferta era tentadora, pero recordaba las palabras de Adam en mi cabeza. Sus advertencias de que no saliera de casa circulaban una y otra vez en bucle. Pero lo que me estaban ofreciendo era el descanso de mi alma, el saber dónde estaba mi madre e incluso encararla para demostrarle que no era peligrosa, que era una mujer digna que tenía que respetar.
-No sé si debo de salir, más recordando lo que pasó en el mercado. Adam me advirtió y me hizo prometer que no saldría de aquí.
Nicolae comenzó a reír suavemente. Se notaba por su voz que no se tomaba en serio a Adam.
-Oh vamos querida, soy prácticamente un arcángel. Soy un ser protector muy poderoso y me han encomendado tu protección, ¿Crees que de verdad iba a incumplir mi promesa?
Tenía mis dudas, pero era cierto que si él era mi protector era por alguna razón. Si yo era tan importante, no iban a dejarme con alguien incompetente incapaz de hacer su trabajo. Decidí enterrar el hacha de guerra tomando la llave entre sus manos. Era hora de poder descansar por fin en paz.
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