CAPÍTULO 20: MI MUNDO SE TAMBALEA


BETTY

No sabía la cantidad de horas que había dormido, pero seguramente no serían pocas. Mi espalda crujía mientras que intentaba incorporarme en la cama con la agilidad de un elefante en una tienda de cacerolas. No sabía que me había pasado, solamente me acordaba de aquel tipo extraño que se me acercó en el bar y como Daryl intervino para sacarme de allí.

La palabra "viaje" vino como un boomerang haciendo que me llevara la mano al pecho, ¿Acaso tenían intenciones de sacarme de mi apartamento a un país que no sabía? Pero el problema no era ese sino el tiempo que decían que podía ser. La palabra "indefinido" en la mayoría de los casos implicaba algo malo y, en este caso, no podía ser algo peor.

¿Qué pasaba con mi hermano? ¿Podría venir conmigo o tenía que ir acompañada de aquel grano en el culo llamado Adam? Cualquiera de los escenarios era peor que el anterior.

No sabía qué decirle a Colin, el cómo decirle que me iba por un tiempo sin darle una fecha definida. Probablemente podía usar la coartada de mi ruptura con Gabriel para así ser más creíble. Podía mencionarle que estaba sufriendo durante mucho tiempo y que, después de pensarlo durante mucho tiempo, no podía quedarme allí.

Sonaría extraño dejando solamente una carta con esa información tan radical. Yo no era de las que se largaban de repente sin decir nada y eso lo haría preocupar aún más.

Un sonido en la puerta me hizo mirar en su dirección; era Sugar que acababa de abrir la puerta de mi habitación. Corrió rápidamente para tumbarse a mi lado y pedirme unas carantoñas.

Era increíble como un pequeño animal como ése era capaz de calmarme incluso en los peores momentos. Me sentía en paz a pesar de la enorme tormenta que tenía a mi espalda, no pude evitar abrazarlo para consolarme entre su pelaje. En ese momento, una voz irritante irrumpió mi momento de felicidad:

-Cuidado, si lo abrazas con tanta fuerza lo asfixiarás.

Cuando levanté la vista, vi como el protagonista de mis pesadillas estaba mirándome divertido en el umbral de la puerta. Tenía ganas de arrancarle la cabeza, pero no quería generar violencia delante de un animal tan indefenso que no merecía ver cómo su dueña se volvía loca. Él finalmente entró a mi habitación y se fue directo a mi armario:

- ¿Qué puñetas estás haciendo? -Le pregunté mientras veía cómo iba cogiendo ropa y poniéndola descuidadamente sobre la cama.

-Ayudándote a hacer la maleta; deberías de agradecerme tal cortesía-Dijo con una sonrisa burlona.

Si claro y de paso te limpio los zapatos, pensé.


Pero parecía demasiado enfrascado en hacer las maletas para irnos, así que no bromeaban con lo de irse de viaje. Me acerqué a él y le tomé del brazo para detenerlo quedándoseme mirando de forma extraña. Podía sentir la tensión entre ambos y no era para menos habiendo pasado lo que pasó hace unas horas. Finalmente, le hablé de mi preocupación:

-Quiero saber dónde vamos y si viene mi hermano conmigo. Si la respuesta es negativa no sé cómo voy a hacer para desaparecer sin dejarle preocupado porque él me buscará si desaparezco como si tal cosa.

-No te preocupes, Daryl puede acceder a su mente para convencerse de lo que él quiera. Al ser ahora su ángel guardián, puede hacerlo hasta que vuelvan a reasignarle a Matt.

-Entonces, ¿Puede manipular la mente de mi hermano a su antojo? -Pregunté horrorizada, pero Adam no parecía demasiado contento con lo que circulaba por mi cabeza con respecto a esa terrible idea. Tenía de que mi mente fuera también manipulada y no ser dueña de mis actos.

-Solamente tenemos licencia a hacerlo si es algo que es necesario para evitar que el humano al que protegemos sufra; nunca por beneficios propios.

-Entonces, ¿Nunca hacéis nada por gusto, es decir, solo servís a los demás?

Él pareció ponerse más serio que antes y se sentó en la cama en silencio. No dejaba de mirarlo y podía ver como una cortina de tristeza se cernía sobre el rostro de aquel hombre. Finalmente habló, aunque pensé que en realidad no iba a hacerlo:

-Los ángeles somos creados para servir a los humanos exclusivamente. No tenemos lo que es una vida propia porque se supone que ya la hemos tenido. Los ángeles básicamente son fragmentos de almas que se van uniendo uno por uno hasta crear un ente de energía. Nadie sabe por qué ocurre, pero, desde los albores de la humanidad, los ángeles hemos sido creados de esa misma forma, apareciendo de la nada.

-Entonces, ¿Tuviste otra vida? -Pregunté con curiosidad. Él me sonrió sarcásticamente y me contestó:

-Nena, he tenido tantas vidas que no me acuerdo de ninguna. Es imposible de saber porque, una vez que morirnos, no nos acordamos de nada.

- ¿Entonces me estás diciendo que cuando muera probablemente mi alma sea uno de los fragmentos de un ángel?

-Si has sido buena, digamos que sí.

-Define buena-Le pregunté entrecerrando los ojos. Esperaba que el ser un poco pervertida no afectara a mi post vida. Adam pareció leerme la mente y me contestó:

-Tranquila, el ser una pervertida no te hace mala persona, a mi parecer te hace más divertida. Me refiero a lo de mala persona a si has sido una asesina o has cometido algún delito, además de si has sido mala con alguien sin motivo alguno.

Suspiré aliviada tras la contestación de Adam, no deseaba pasar mi eternidad con una llama bajo el culo. Ante mi cara, Adam comenzó a reírse hasta que las lágrimas resbalaron por sus mejillas.


Me sentía ofendida ante esa actitud, solamente quería saber más de ese misterioso mundo que parecía estar cubierto de magia y misterio. Finalmente, él me preguntó si tenía más dudas.

-Digamos que tengo demasiada información que asimilar, así que por el momento digamos que prefiero una tregua mental.

Él pareció aliviado de que dejase el interrogatorio y se levantó de la cama. No sabía hacia dónde nos dirigíamos, pero al menos tenía la tranquilidad de que mi hermano estaría a salvo y protegido. Miré a Sugar con gran pesar porque odiaba alejarme de él pero no podía llevármelo. Esperaba que ese tiempo que iba a pasar fuera de casa no fuera tan indefinido como mencionó Adam.

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