Las cosas se van calentando y no hay mejor canción que esta que os dejo para dar ambiente, espero que os guste este capítulo, os leo en comentarios encantos^^

BETTY

Tras el incidente de Colin, Matt decidió darme un respiro marchándose por unas horas con una clara advertencia a Adam:

- "Mantén tus pelotitas en la canasta"-Le dijo con un rostro cubierto de molestia, a lo que Adam le contestó con un gruñido sonoro que me causó bastante gracia.

Una vez solos, decidí que era hora de preguntarle lo que le habían hecho a Colin y cuando despertaría. Adam me sonrió ligeramente y me dijo:

-Tranquila nena, tu hermanito pronto seguirá dando la misma guerra de siempre. En unos minutos, él se despertará como si nada hubiera pasado. Digamos que el capullo al que acabas de conocer es el ángel de la guarda de tu hermano; todos los humanos tenéis uno, pero nunca lo llegáis a conocer personalmente.

- ¿Y se supone que tú eres el mío? -Le pregunté poniendo los ojos en blanco.

-No nena, digamos que soy el suplente del tuyo. Tu ángel es el hermano gemelo del capullo que acaba de irse.

-Oh genial, por desgracia ya lo vi una vez que se coló en mi casa y me dio un susto de muerte.

-No puede ser, ¿Cuándo fue eso? -Me preguntó con el rostro visiblemente preocupado. Me estaba temiendo lo peor.

-Pues hace unas semanas él se coló en mi casa y puso a dormir a mi hermano justo como lo acaba de hacer. Casi me da un maldito ataque, hasta Sugar parecía incómodo con su presencia.

Adam miró al gato con cierto interés; algo rondaba por su cabeza y no estaba segura que me fuera a contestar alguna vez. Tras unos instantes, él decidió hablar:

-El único que puede influir en tu hermano es su ángel, es decir, Matt y él no estaba disponible hace semanas atrás por un problema que hubo en las altas esferas. Así que, si no era él, solo me queda una opción y no me gusta nada. Quiero saber qué quería de ti.

Intenté hacer memoria porque me encontraba muy confusa con respecto a ese día. Fue un shock tan grande para mí que había retazos que estaban borrosos en mi mente

-Quería advertirme de algo y me enseñó que era un ángel. Su comportamiento era muy extraño y recuerdo que antes de que pudiera seguir hablando conmigo, caí inconsciente.

Adam comenzó a rascarse la cabeza mientras que giraba sobre sí mismo. Parecía que el tema era mucho más serio de lo que se veía a simple vista. Decidió contarme lo que pensaba dando un largo suspiro:

-Solo puedo decirte que estamos jodidos.

- ¡Oh genial! ¿Y a qué se debe? -Le pregunté con curiosidad.

Adam se volvió más serio y se acercó a mí hasta quedar cerca, muy cerca. Mis piernas comenzaron a temblarme y él me sujetó el rostro para mirarme a los ojos, ¿Qué demonios me estaba haciendo? ¿Qué pretendía?

-Quédate quieta Betty-Me ordenó con brusquedad. En seguida supe que estaba obrando su magia sobre mí, podía sentir como mi cuerpo se cargaba de electricidad mientras que sus ojos leían en mi interior.

 No soportaba tenerlo tan cerca y quedarme indiferente; por desgracia para mi pobre corazón, Adam me atraía demasiado, nada que ver con lo que sentía por Gabriel. La ola de pasión que me azotaba cuando posaba mis ojos sobre él se quedaba en un simple escalofrío cuando veía a Gabriel. Y aunque sentía cosas por él, mi corazón estaba blindado y le prohibía su entrada.

El gran problema que tenía era que Adam no era humano, ni siquiera sabía cuántos años vivía un ángel, pero lo más probable era que más que un humano.

Mis dudas parecían divertirle porque en su rostro severo se veía un brillo de diversión en el fondo de sus azules ojos. Tras un silencio demoledor, él me dijo:

-Puedo ver como tu cabeza da vueltas y no sé si me gusta lo que veo en ti.

Pero no veía rastro de molestia en su voz sino más bien lo contrario. Esa observación decidí guardármela para mí porque no quería que supiera que me moría porque me besara.

Su mano se puso en mi mejilla de forma repentina. Aquel brillo divertido se trasformó en algo más, en una especie de deseo reprimido que parecía intentar ocultar.Su voz era ahora un susurro suave, como una cascada de chocolate.

-No te aconsejo que me veas de esa forma Betty; no soy el indicado para una humana como tú.

Sus palabras parecían querer que me alejara, pero su cuerpo y su voz eran definitivamente contrarias a los deseos que intentaba hacerme llegar. Si tanto quería que me alejara, ¿Por qué me tenía sujeta?

Su aliento se hacía presente sobre mi rostro enfebrecido; estaba tan cerca que un calor abrasador comenzó a abrumarme. Las manos en mi rostro se deslizaron por mis hombros hasta llegar a la parte baja de mi espalda. Cerré los ojos y suspiré de forma involuntaria, topándome de nuevo con la mirada de Adam cuando abrí los ojos. Sus labios casi rozaban los míos y su pecho desnudo era una cálida invitación a perderme en la locura con él.

-Betty...aléjate de mí...

Pero no tenía intención de hacerlo, además sus manos me sujetaban con más firmeza. Su nariz y la mía se tocaban, pero no llegábamos a nuestros labios; una pequeña barrera de oxígeno los separaba, una barrera tan débil que solo necesitaba un leve movimiento para romperla y entregarse a mi suavidad.

Pero se alejó en un último instante de debilidad, parecía realmente molesto y yo no sabía dónde meterme. Antes de irse a la terraza, él me dijo sin darse la vuelta:

-Ve a despertar a tu hermano, ya debe de estar consciente.

Pero la que estaba a punto de perder la consciencia en ese momento era yo. Me sujeté el pecho intentando calmarme, pero parecía imposible; nunca me habían mirado de esa forma tan intimidante pero excitante. Me sentía como un dulce prohibido, una tentación que no se debe morder porque podía condenarle pero que él estaba dispuesto a degustarme. Por un momento, pude sentir sus labios, la sensación de poder ser amada por alguien como él.

Y pasar de una buena vez página; era algo necesario para mí.

Pero por el momento solo podía contar conmigo misma y mi mano para llevar a cabo mis deseos más ocultos e inconfesables.