CAPÍTULO 15: A LA MAÑANA SIGUIENTE



BETTY

-¡Puto despertador de mierda!-Grité frustrada y asustada por el incesante ruido que hacía mi teléfono móvil en aquellos momentos. Daba gracias a que no tenía algo contundente con lo que golpearlo: eso sería demasiado malo para mí porque tendría que hacerme con un móvil nuevo.

Cuando salí del dormitorio, me topé con Adam en la esquina de la cocina; había vuelto a su "disfraz de ángel" con su pecho descubierto, ¿Acaso trataba de fastidiarme?

-Hey boba, ¿Qué tal dormiste?, la casa se te cae abajo sin mí, ¿Eh?

Le sonreí de forma extraña mientras que mis ojos se posaban sin querer en Adam. Debía de parar porque Colin se giró en la dirección donde yo miraba y me miró como si se me hubiera caído una tuerca esta mañana. Conteniendo la risa, él me dijo:

-Ves musarañas en la mañana demasiado pronto Betty; o eso o debes de graduarte la vista-Me dijo dándome un golpecito en la frente. No tenía ganas de sus bromas porque andaba de un humor endemoniado; no era para menos, tenía un ocupa invisible para el resto de los mortales pero para mí no.

Mi hermano comenzaba a hacerse el café cuando vi por la ventana de la terraza una sombra moverse. Con la taza temblando entre mis manos me asomé, abriendo el cristal.

Cuando me topé de bruces con aquel hombre que vi aquella noche que se coló en mi casa, un grito sonoro salió de mi garganta y mi taza terminó en el suelo. Aquel tipo me miraba como si fuera un extraterrestre y Colin vino volando a donde yo estaba:

-¿Qué demonios ocurre?

Cuando el miró al exterior de la terraza, su rostro pasó de la guasa a la preocupación. Puso su mano en mi hombro y me preguntó:

-Betty, ¿Te encuentras bien? ¿Estás segura que no tienes nada que contarme?

En realidad sí que tenía algo que contarle, como por ejemplo el día anterior que estuvo su querido jefe en nuestra casa intentando que le perdonase de forma desesperada. No tenía intención de contarle lo de mi "guardaespaldas invisible" al menos que fuera estrictamente necesario.

Le sonreí para que se tranquilizase mientras que aquel tipo de piel morena estaba justo en frente de mí con su cuerpo casi pegado al mío. Su aliento fresco me acariciaba la cara mientras que con sus ojos castaños me miraban con curiosidad; tuve que intentar aparentar normalidad.

-Simplemente me pareció ver un bicho y me asusté; no es nada Colin. Prepárame un café por favor que el sueño ya me hace ver visiones-Le dije bromeando. Él se encogió de hombros y volvió a la cocina mientras que yo volvía adentro con la mirada amenazadora puesta en aquel imbécil que se me apareció de repente. Sugar parecía que se había acostumbrado a su presencia porque estaba acostado en el felpudo de casa mientras lo miraba entrar a casa.

Adam se tensó al ver entrar al nuevo inquilino, ¿Acaso no se llevaban bien?

Era como ver una pelea de machos alfa, pero yo era la única espectadora que podía asistir a la pelea. Mientras que Colin se encargaba del café, decidí ir a por las galletas a la despensa. Las voces de ambos hombres llegaron a mi oído:

-Vaya, veo que haces tu trabajo como buen perrito faldero, ¿Te ganaste tus alas o sigues con esas de repuesto que no valen para nada?

Adam no tardó en contestar:

-Veo que el poder te tiene con el ego demasiado arriba, ¿No te cansas de ser un capullo arrogante o es que te excita que te laman el culo?

Ambos parecían estar dispuestos a saltar el uno encima del otro, pero no podía decir nada para detenerlos. Le dirigí a Adam una cara no muy amable, negando con la cabeza para que parasen de discutir, pero no parecía estar dispuesto a hacerme demasiado caso. El infierno comenzó a abrirse paso bajo el techo de mi misma casa y Colin era un completo ignorante de aquella situación.

Sin poder detenerlo, Adam empujó al otro ángel, que fue a parar a la estantería, haciéndola tambalear hasta tirar varios de los libros. El estruendo fue tan grande que mi hermano se giró con el rostro pálido y lo peor de todo es que no podía decir que fuera Sugar porque él estaba durmiendo en el felpudo de la entrada de casa, ¿Ahora que le decía?

Pero lo peor estaba por llegar cuando comenzaron a volar libros y mi hermano señalaba al aire con el dedo tembloroso... ¡Maldición!

-... ¡Pero! ¡qué...pero qué demonios! ....

Colin estaba a punto de desmayarse y no sabía qué demonios decirle. Estaba tan cabreada con esos dos que no sabía qué hacer, si gritarles, si esconderme bajo mi cama o decirle a Colin que todo estaba en su cabeza. De pronto, el intruso de piel morena se acercó a mi hermano y se puso en frente de él. Antes de si quiera preguntarle qué iba a hacer, su mano pasó por enfrente del rostro de mi hermano y le dijo:

-Duerme.

Y como si fuera una orden, Colin cayó al suelo roncando totalmente dormido. Miré a aquel tipo con furia y le comencé a gritar como una energúmena:

- ¿Qué mierda le has hecho a mi hermano? ¿Con qué puto derecho te crees para hacerle algo así?

-Cállate humana si no quieres que haga lo mismo contigo; me produces dolor de cabeza e intenté ser amable contigo la otra vez para avisarte de la visita de este desgraciado, pero parece ser que eres demasiado incrédula.

Adam se acercó a nosotros, apartando a aquel extraño de mi lado con una mirada amenazante. Estaba claro que no eran amigos, pero no me apetecía ser el centro de la discordia de ambos; bastante problema ya tenía con el tema de Gabriel y con Adam pegado a mi espalda porque alguien deseaba acabar conmigo o secuestrarme.

-Matt deja de ser un cabrón egocéntrico; ella no tiene nada que ver con tu frustración así que déjala en paz. Ella es mi protegida y voy a hacer lo posible para evitar que le ocurra nada malo hasta erradicar el peligro que la acecha.

-Espera, ¿A qué te refieres con erradicar? ¿Es que los ángeles podéis matar a alguien? ¿No sois ángeles buenos y compasivos?

Ambos comenzaron a reírse con fuerza y eso ya contestó todas y cada una de mis preguntas. Matt me miró con una sonrisa burlona como si fuera una imbécil ignorante y me contestó:

-Parece ser que no sabes mucho, pequeña humana, pero creo que Adam será un buen instructor siempre y cuando no le abras las piernas.

- ¡Cállate Matt! -Le gritó con tanta fuerza que se marcaron las venas de su cuello. Se notaba el ambiente tenso y me preguntaba cuanto tiempo iba a quedarse aquel tipo tan insoportable. Matt me miró y me contestó como si hubiera leído mi mente:

-Me tengo que quedar cerca de ti porque soy el ángel de la guarda de tu hermano, así que tendrás que aguantarme de vez en cuando. Además, tengo que vigilar a este idiota para evitar que pase algo de lo que nos arrepintamos.

Un gran secreto se llevaba entre ellos y no parecía que quisieran contarme nada. Miré a mi hermano que aún seguía dormido en el suelo. Esperaba que no recordase gran cosa del incidente porque no sabía que iba a poder contarle. Estaba claro que el tema de Gabriel ahora parecía ser la punta del enorme iceberg que estaba amenazando con hundir mi vida.

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