2.A lo James Bond
Cuando sonó el despertador quise hacerlo explotar con un movimiento a lo X-Men , despertarse a las siete de la mañana definitivamente debería estar prohibido por ley. Estoy segura de que no es sano, (no tengo ninguna prueba pero tampoco ninguna duda) y más para mi que a mis dieciséis años casi diecisiete lo único en lo que destaco en mi vida es la cantidad de horas que puedo dormir, realmente creo que si nadie me despierta puedo dormir días enteros.
Me di la vuelta intentado ignorar el ruido y me tapé aún más con las sábanas
-¡Mia despierta! ¡Hoy tienes un dia muy emocionante por delante!- Mamá entró en la habitación, retiró las cortinas y abrió las ventanas- Hay que ventilar por que entre tus hormonas y que duermes con la puerta cerrada aquí huele a humanidad en estado puro.
-Mmmm- Me tapé la cara con la almohada para evitar que los rayos del sol me cegasen y me cubrí aun más hasta que no quedó ni un milímetro de mi visible
Me cogió del brazo y empezó a sacudirme intentando arrastrarme fuera de la cama pero tengo la maravillosa capacidad de poder dormir en cualquier situación y en todo momento. Si algún día se acaba el mundo y la tierra se abre en dos, si me pilla durmiendo es muy probable que no me entere, asi que los esfuerzos de mi madre por hacerme abrir los ojos no funcionaron lo más mínimo.
Waffle, mi gato se metió junto a mi en la cama y le abracé mientras el se arrepentía de haberse acercado a mí
-Vamos Mia, tienes que despertarte
-Mamá la cama y yo nos hemos fusionado en un solo ser, nunca nos podrás separar.
-Deja de hacer el bobo y levantate- viendo que sus palabras seguían sin tener ningún efecto en mi soltó otra baza- Tienes gofres para desayunar
Esto si me movilizó un poco y solté a Waffle que salió corriendo de mi habitación (ni mi gato me quiere). Y es que si hay algo que me guste casi tanto como dormir es comer y en concreto los gofres, esos pequeños trocitos de cielo azucarados y caloriosos que luego tengo que bajar en las clases de spinning intensivo del gimnasio,son mi punto débil.
Así que con una pereza infinita me fui incorporando poco a poco. Despedirme del verano siempre es duro, es la época perfecta,mucho tiempo libre para desperdiciar sin hacer nada productivo, una auténtica maravilla. Pero este año iba a ser mucho más complicado con mi recién anunciado cambio de colegio.
Me moví otro poco ( soy lenta lo sé, pero yo me lo tomo con calma) y me di cuenta de que me había bajado la regla y una gran mancha ¨decoraba¨ mi cama. Sencillamente maravilloso, soy muy afortunada y la vida me sonríe ¿Hay acaso un mejor inicio de día?
Cuando por fin me conseguí levantar de la cama mientras me apoyaba en la pared como una viejecita de ochenta años con la cadera rota y artrosis vi en mi escritorio un uniforme:La falda a cuadros rojos, camisa blanca y chaqueta negra con el escudo bordado del St Claire. Era bonito pero solo era un recordatorio de que era real, no una broma de mis padres o un sueño de una de mis siestas veraniegas. Me iba, dejaba mi colegio, mi casa, todo para irme a aprender a bailar vals y a cocinar.
Anoche me despedí de mis amigas por teléfono y realmente me tomé enserio los consejos de que me escapara a lo James Bond pero mi torpeza junto con mis pocas dotes en el arte del escapismo me hicieron desechar la idea (una vez que me escapé para ir de fiesta cuando llegué a la discoteca mis padres ya me estaban esperando en la puerta para llevarme a casa). Además la palabras de mi tía me daban un poco de esperanza aunque siguiera con las expectativas muy bajas.
Tras ducharme, ponerme el uniforme y maquillarme, bajé a la cocina para desayunar.
Mis padres leían el periódico y hablaban de como estaban las acciones en la bolsa mientras mi mirada ya se había posado la montaña de gofres que esperaban a ser devorados por mí y como el correcaminos me senté y empecé a degustarlos.
-Aprovecha no creo que en el St Claire vayas a comer muchos- me picó mi padre y toda mi buena energía y positivismo que me había dado el poder de los gofres se bajaron a niveles mínimos
-Muchas gracias por los ánimos- dije con ironía, Waffle se acercó y yo le di trocito
-Mia,ya te hemos dicho que no le des tu comida a Waffle, la veterinaria ha dicho que tiene sobrepeso y que tiene que adelgazar y tu lo único que haces es cebarle más- Papá le apartó de su lado,Waffle me miró y se subió a mis piernas
- No tiene sobrepeso, es de huesos anchos y que sepas que tus palabras le ofenden
Mamá me miró con ternura y dejó el periódico en la mesa- Alegra esa cara ya verás como vienes encantada, además te prometo que cuando vuelvas por navidad tendrás montañas y montañas de gofres.
-Que me hagáis gofres no me va a hacer olvidar que me estáis mandando fuera, vais a necesitar mucho más para que olvide este trauma por el que me vais a hacer pasar- seguí dramática
Se volvieron a mirar entre ellos y decidieron ignorar el comentario- tienes que darte prisa,tenemos horas de coche por delante
- ¡Dos horas de coche! ¡¿Pero a donde me estais llevando?!
-Es para que no te intentes escapar- bromeó papá
-Eso no lo sabes, a lo mejor me pongo en plan Tom Cruise misión imposible.
Mamá se echó a reir y me revolvió el pelo cariñosamente. Hacía mucho tiempo que no teníamos un desayuno familiar, por lo general están demasiado ocupados como para dedicarme mucha atención aunque siempre he intentado entenderlo, si yo tuviera la cantidad de trabajo que tienen ellos tampoco tendría mucho tiempo.
Cuando terminé de desayunar, me lavé los dientes e hice las maletas a toda prisa. Después de meter la ropa y el neceser,empecé a meter cosas de primera necesidad tal como mis dvd's de Riverdale o los discos de los Jonas Brothers (era necesario, siempre es necesario) e intenté cerrar la maleta pero la maldita se resistió hasta que me tumbé encima.
Bajé con gran esfuerzo mis veinte kilos de maleta por las escaleras con miedo de que en algún momento se me escapase y rodase hasta aplastarme.
-Adiós Waffle, por si no vuelvo quiero que sepas que eres el mejor gato del mundo y quiero que sigas ignorando los comentarios de mamá y papá, no estás gordo, estás rellenito de amor- dije antes de salir, él maulló y me lamió la mejilla seguramente buscando restos de migas de mi desayuno.
Bajamos al garaje y por primera vez no llamaron a Burry sino que papá iba a conducir
-¿Sabes conducir? Vaya, este día está lleno de sorpresas- me burlé
-Muy gracioso pequeñaja, te vamos a echar mucho de menos, incluso a tus sarcasmos, al final te hemos acabo cogiendo cariño- bromeó y se me escapó una pequeña sonrisa
-Veo que ya se te ha pasado el enfado- siguió mamá mientras metía mi equipaje en el maletero
-Bueno hay ratos en los que olvido que mis padres me van a abandonar, luego lo recuerdo y me vuelvo a enfadar
-Cariño ya te hemos dicho que es por tu bien
Me puse los cascos con Imagine Dragons a todo volumen ignorando que muy posiblemente me quedaría sorda, con tal de no escucharles más todo son ventajas. Empezó a sonar Thunder y yo lo di todo cantando mientras mis padres se giraban de vez en cuando entre caras de miedo y confusión creyendo que estaba poseída o algo así.
Aunque es la única canción de la que me acuerdo por que mi viaje se resumió en una una gran y perfecta siesta en la que no me enteré de nada y al abrir los ojos cuando acabó la playlist pude ver con horror como mi querida cuidad, bulliciosa y moderna, se había transformado en un castillo gigante en medio de una explanada y con un bosque de fondo.
-¿Y la civilización? ¿A que me habéis traído?¿A una comuna Amish?
-Mejor dicho no echaremos de menos tus sarcasmos- puntualizó papá mientras paraba el coche
-No me podéis dejar aquí
-Si podemos y lo haremos- sacó las maletas y me las dió
-¡Estoy aquí en contra de mi voluntad!¡Os puedo denunciar!
-Deja de exagerar Mia- empecé a analizar el entorno y me paré en otro castillo idéntico no muy lejos de este.
-¿Y eso que es? ¿Las celdas donde te meten si te portas mal?
-Será otro internado, esto es un colegio,no orange is the new black- empezó mamá abrazandome- te voy a echar mucho de menos cariño, pórtate bien,saca buenas notas.....- papá se unió al abrazo y me tendió la mano
-Mia tienes que darme el móvil
-¡No! ¡Podrás abandonarme en un internado en medio de la nada, alejada de mi gato y sin gofres, pero jamás me quitarás el teléfono!-me separé de ellos
-No montes el espectáculo, está prohibido y te van a escanear antes de entrar así que dámelo.
-¡No!- lo agarré como si la vida me fuera en ello- ¡Estoy segura de que esto no es legal! ¡Os voy a denunciar!- papá intentó quitarmelo- ¡Ayuda, me quieren incomunicar!
-Es solo un móvil, pareces Gollum-Con agilidad consiguió arrebatármelo, me dió un beso en la mejilla y se metió en el coche con mi madre mientras me decían adiós con la mano y una sonrisa en la cara, todo esto en lo que me pareció una milésima de segundo en la que no me dió tiempo a reaccionar
Esta se la tengo guardada, ojalá Waffle haga sus necesidades en su cama. Cogí mi equipaje y lo arrastré con todas mis fuerzas y arriesgandome a descoyuntarme un brazo hasta la entrada
Cuando entré pude ver que aunque no lo quisiera admitir por dentro era precioso, ante mi estaban unas grandes escaleras de piedra por las que muchas chica de distintas edades correteaban de una lado a otro. Eso sí, no había ningún maldito escáner que fuera a detectar mi teléfono,pero no me sorprende es sólo una traición más, lo dicho ojalá Waffle les deje una sorpresita en su habitación.
Siguiendo los carteles e ignorando mi mala orientación me dirigí a secretaría y me planté delante de una señora que probablemente tendría más años que el edificio.
-Buenos días, soy Mia Harrison, vengo a recoger mi horario y el número de mi habitación
Siguió mirando el ordenador sin levantar la vista ni una vez hacia mi- ¿Curso?
-Penúltimo
Tecleó algo rápido y me tendió una tarjeta y un papel- Este es tu horario. Tu habitación está en la tercera planta del ala este,número setenta y dos.
Cogí lo que me entregaba y examiné la tarjeta con curiosidad- Es para que abras la puerta de tu habitación, aunque el castillo es del siglo catorce contamos con todas las modernidades actuales, buena mañana.
Mucha modernidad y tarjetas pero no tenían ascensor y me tocó subir las maletas ( a las cuales estoy empezando a odiar) por las escaleras.
Cuando por fin llegué enfrente de mi habitación,pasé la tarjeta y entré sin saber que me iba a encontrar.
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