Sr. y Sra. K
Primero que nada quiero decirte que si estas pensando en leer esta historia por la acción, peleas o sangre, es mejor que te ahorre el tiempo y busques algo más. Yo escribo romance, mis historias tienen mucho amor, cariño y miel a montones.
Ahora bien, si buscas alegrar tu día o noche con tanto dulce kiriasu, esta historia es para ti.
Siempre estoy corrigiendo mi horrores ortográficos y gramaticales. Si ves uno, no dudes en decirme, pues hará de esta pequeña aventura algo mucho mejor.
Y antes de irte recuerda dejarme un comentario, una carita o algo que me haga gritar de emoción. Quiero saber si te gusta, pues es la primera de todas mis historias que relato algo tan intimo entre los dos.
Te recomiendo leer con las siguientes canciones:
1. Ember gleams - The new Beginning
2. "Kneel Before The Crown" by Audiomachin
3. Experience - Ludovico Einaudi
Aasdfasdf sin más que decir disfruta de este corto relato :)))
1// No volveré a...
El sonido de su corazón era lo único audible en toda la habitación, hasta que el impacto de un arma disparándose con entera brusquedad, rompió con la ansiedad acumulada dentro de su pecho. En ese instante la lluvia pareció detenerse y el mundo convertirse en un solo objetivo que derribar.
Corrió hasta la siguiente ubicación acordada en el plan, fijó su arma en dirección enemiga y esperó a que ellos dos hicieran su trabajo.
Sus manos pasearon de un un lugar a otro con impaciencia, se mordió el labio inferior y dejó que un reconfortante suspiro saliera de sus pulmones. No podía dejar de sentirse culpable por algunos problemas que había llevado consigo a ese mundo; así que tocó el arma sobre su pierna derecha, chocó su dedo cuatro veces sobre el metal e intentó despejar su mente para concentrarse en su misión.
Una ráfaga de viento agitó su cabello y la hizo temblar, por escasos segundos sintió una parálisis en todo su cuerpo, hasta que un ligero golpe en su espalda la trajo de vuelta a la realidad.
—¿Asuna estás bien? —ella no pudo responder. La furia aun permanecía en su interior.— Ya te dije que no es lo que tu piensas, no paso na...
—Será mejor que nos apeguemos al plan — se dio la vuelta y caminó bajo la lluvia hasta resguardarse detrás de un árbol. Tomó su espada de fotones a un costado de su cintura y antes de poder lanzarse en el campo de batalla fue detenida con fuerza y jalada hasta ser prisionera de unos brazos aprensivos.
—Cuidado —dijo en voz baja a su oído, abrazándola con todo su cuerpo y mirando hacia aquella cabaña que permanecía a lo lejos, custodiada por varios hombres.
—Puedo cuidarme sola —soltó con desprecio.
—Asuna tu eres... —tomó una bocanada de aire— te necesito —la miró desafiante y acarició con ternura su rostro ceñudo. Ella tembló bajo sus dulces roces y pronto sus mejillas se tiñeron de un rosa pálido.
—Ki-kirito-kun...
—Lo siento, de verdad lo siento mucho —se acercó hasta topar su frente con la suya— No volveré a...
—Perdón kirito-kun —en sus ojos se vio una tormenta avecinándose, que no podría contener por más tiempo aunque así lo quisiera; necesitaba poder sacar toda esa frustración que había inundado su corazón, deseaba tanto poderle expresar sus sentimientos, pero sobre todo le hacía falta su amor.
Él la besó de forma cariñosa y con tanto cuidado que le pareció estar probando un algodón de azúcar. Suave, esponjoso y muy dulce, justo como a ella le gustaba.
—Te amo —sonrió victorioso, tirándose encima de ella sobre el pasto mojado. —No quiero alejarme...
—No lo hagas —susurró con voz ronca, aferrando sus manos a su cuello.— kirito-kun...
Volvió a besarla, pero esta vez no pudo contener todas las emociones atrapadas en su interior. Su corazón palpitó con fuerza, sus dedos empezaron a juguetear con los mechones del largo cabello y poco a poco bajo hasta tener el suave sabor de su cuello impregnando toda su boca.
—Ki-kirito-kun —jadeó— Te-tenemos que...
Él fingió no haberla escuchado y tomó sus labios con un beso húmedo que estremeció por completo su cuerpo.
La lluvia se intensificó y pronto una melodía compuesta por el ajetreó de sus corazones comenzó a esparcirse con rapidez. Pero no fue lo único que floreció en aquel concierto; justo cuando había encontrado el lugar idóneo para descasar su boca, ella soltó un encantador sonido, que dibujó una mueca de regocijo sobre su rostro.
—¡Eres magnifica! —mantuvo su mirada unida a la de ella— ¿Puedes repetirlo?
—¿R-repetir q-qué?
—Eso que hiciste —colocó su dedo indice sobre aquellos frutos rojos, hinchados por sus últimas caricias— Repetir ese ruido para mí — su voz sonó áspera y ella se cubrió con notable bochorno. Su temperatura corporal se elevó, su temblor se volvió más recurrente y justo cuando estaba segura de que ya no podía sentirse más avergonzada, él rió sin una explicación aparente.
—¿¡De qué te ríes!?
—Es que eres tan linda cuando no sabes que hacer
—¡Baka!, ¡Baka! —lo empujó con fuerza— ¡Tenemos que seguir con la misión!
—Pero no grites o nos descubrirán —sonrió poniéndose en pie— Creo que tendremos que posponer un poco más esto —miró al cielo pensativo y luego le ofreció su mano para ayudarla a parar.
—Moo, kirito-kun —suspiró— deja de decir...
—¡No puedo! —afirmó— Asuna es demasiado.....—volvió a pensarlo con notable seriedad.— Quiero decir que mi esposa es demasiado apetecible como para dejar pasar una oportunidad así.
—¡Baka! —tomó su mano y lo miró al rostro con el ceño fruncido— Me debes mucho más que esto ka-zu-to —se acercó lo más que pudo hasta él y recargó su palma derecha sobre su pecho— ¿Me has entendido?
—S-si señora —tragó saliva con pesadez— Sus deseos son mis ordenes.
—Muy bien —sonrió con dulzura y plantó un tierno besos sobre la punta de su nariz—Kirito-kun te amo —sus mejillas enrojecidas y esos ojos llenos de miel lo habían enamorado por segunda ocasión, logrando que su interior se llenará de un éxtasis incontrolable de locura; el eco desbordante de aquellas palabras había conseguido atravesarlo por completo.
Se quedó parado como un idiota, sin decir nada ni poder moverse, hasta que nuevamente el sabor a cereza lleno la cavidad de su boca y sus brazos rodearon el delgado cuerpo de su esposa.
Derrotar a los hombres que rodeaban el lugar fue sencillo con un duo en completa sincronía. Las cosas se complicaron cuando entraron a la cabaña. Por un lado, Kirito fue lanzado a otro sitio, pues este sin darse cuenta piso una trampa y antes de que pudiera hacer algo para no resbalar, ya estaba en lo que parecía ser un sótano húmedo y descuidado. Asuna por su parte tuvo que enfrentarse a la líder de la organización; así es, una mujer, no era el típico villano que acusó Sinon de haber robado su Hecate II. Se trataba de toda una reina loca de las armas, que lo único que deseaba era ver a su enemigo suplicar.
2// "Señorita".
(Asuna)
Ella estaba parada mirándome con ojos desafiantes. Tenía una sonrisa sádica, juguetona y demencial; unos ojos de acero con destellos azulados y con su mano derecha jugaba con una espada de fotones.
Rio sin razón aparente y se acercó con pasos firmes, muy escandalosos, hasta tomar mi cabello y poder olfatearlo. Delineó su labio superior con su lengua puntiaguda y se alejó hasta sentarse en una pila de cajas viejas.
—Solo eres una más del montón —volvió a sonreír, provocando que el malestar se dibujará en mi rostro— No se que vio en ti — suspiro con exageración— ¡Ya te puedes ir! No pienso pelear con una "señorita" — puso gran énfasis en esta ultima palabra.
El calor se esparció como plaga en todo mi interior; nunca antes alguien me había hecho sentir la necesidad de golpearlo con todas mi fuerzas. Las palabras se atoraron en mi garganta y mis manos solo atinaron a tomar mi arma.
—Parece que quieres pelear —se paro de su asiento y me apuntó con una pistola— No tengo nada mejor que hacer hasta que él aparezca —río a carcajadas— ¿¡Empezamos!?
Y la lucha comenzó.
Así fue como perdí mi cabello largo esa noche, cuando ella logro detener mis golpes y frenar todos mis ataques; justo en el momento que me di cuenta que solo era una carga innecesaria y lo corté. Nada me impidió pelear con esa desquiciada mujer.
He de admitir que no pude matarla como me hubiera gustado, era más inteligente de lo que dejaba entrever. La bomba que hizo estallar justo debajo de nosotras me descolocó por completo y abandoné la absurda pelea por ir a salvar a Kirito. No lo dudé, solo actué de inmediato movida por mi preocupación.
El arma de Sinon apareció fuera de la cabaña, Kirito y yo la recogimos una vez logramos salir.
3// Demasiadas veces.
(Asuna)
Llegamos juntos hasta la puerta de nuestra casa, miré curiosa hacia el bosque tratando de enfocar más haya de lo que la luz me permitía observar. De pronto, sentí sus brazos rodearme la cintura y su calidez esparcirse desde la punta de mis pies hasta mi cabeza; una sonrisa apareció como si fuera magia. Siempre que el me tocaba, el mundo se desvanecía.
—Ki-kirito-kun...
—Asuna, no quise... —Me apretó con más fuerza— No paso nada —susurró a mi oído— Nunca besaría a otra mujer —mi corazón latió alocado agitando mi respiración— Eres lo que más amo — mordió suavemente el lóbulo de mi oreja.
El sonido que salió de mi boca me abochorno por completo.
—Ki..
—No te vayas —volvió a susurrar— Quédate conmigo toda la noche.
Sus palabras se clavaron en todo mi ser. Me volteé y topé mi frente con la suya. Lo miré y contemplé sus enormes ojos plateados, sus labios entreabiertos, el ligero rubor que cubría sus mejillas y ese cabello despeinado que tanto amaba acariciar. No pude contenerme más y me deje vencer en sus brazos. El me levantó agitado y me llevó hasta nuestra habitación.
Me recostó sobre la cama, entrelazó nuestras manos por encima de mi cabeza y poco a poco dejo que su cuerpo descansara sobre el mío.
—Eres lo que más amo —volvió a repetírmelo con dulzura— Asuna... —pasó su lengua por mi mejilla— Eres lo único que necesito.
Cerré los ojos por un momento y deje que el sonido de mi corazón tomara ell control. Él soltó mis manos y apretó su agarre sobre mis brazos. Beso mi cuello suavemente, lo saboreó y mordió todo lo que quiso.
—Kiri- Kirito-kun... — me retorcí en medio de mis jadeos.
—A...Asuna —bajó sus manos con desespero y recorrió todo mi cuerpo. Asentí con la cabeza y abrí el menú del juego. Mi ropa se desvaneció, una sonrisa se dibujó sobre sus labios, me sostuvo una mirada juguetona y lentamente se adueño de mis pechos.
Me avergonzaba ser la única que no tenía nada. Me revolvía el estomago y me aceleraba el corazón. Pero las palabras de duda o queja no saldrían más esa noche. Me sumía en un trance deleitoso, en un mar de suspiros y jadeos; me empapaba de sudor.
Jaló la punta de una montaña con fuerza, invocó un grito áspero, descontrolado y sin pudor. Acompañó la música con sus propios alaridos y con sus dedos jugueteó en mi húmeda intimidad; en un ciclo tortuoso de espasmos sin control.
Enfrenté sus ojos de acero liquido e hice un ligero puchero. Él sabía que quería y porque lo quería. Sonrió al mismo tiempo que se puso en pie sin apartar su mirada de la mía. Abrió el menú del juego y su ropa desapareció.
Nos quedamos inmóviles un par de segundos, hasta que un ruido ronco y desesperado salió de su boca. Tomó mis piernas sin cuidado, jaló de mí arrastrándome al borde de la cama y una oleada de placer inundó todo mi ser.
Fuerte y claro se esparcían nuestros gritos. La fricción de la madera impactando con ímpetu una y otra vez se sumaban a los estruendos en toda la casa. El temor o la vergüenza no tenía más lugar en ninguno de nosotros. El mundo había dejado de existir.
Cambiamos lugares demasiadas veces, jugamos, reímos, amamos y al final solo nos abrazamos. El frío viento que entraba por el balcón nos mantuvo despiertos pese al cansancio que sentía. El me besó con ternura, me tapó con una sábana y cuando pensé que me hundiría en un dulce sueño, me dio la vuelta, me acarició y acerco sus labios hasta mi oreja.
— Asuna.... ¿Podemos hacerlo de nuevo? —su pregunta me estremeció. Esa noche no dormiría.
Al día siguiente desperté en mi cama aun con el AmuSphere en mi cara. Me sentí cansada y extraña a mi propio cuerpo. Cogí mi celular de mi mesita de noche y vi que tenía 4 llamadas sin atender. Me paré con suma pereza y la puerta de mi habitación se abrió. Él me miró de arriba hacia abajo y corrió hasta mis labios. Me empujó a la cama y me abrazó.
— Ahora yo me quedaré todo el día contigo —sonrió y sin darme oportunidad de responder volvió a besarme con desespero, con todo su amor.
4// Ojos tan bonitos.
— ¡Esa mujer casi me mata! — gritó subiéndose en la mesa, brincando en la comida de alguien más.
— ¡Malditaa!
—Fue hermoso ver a la Señora K en acción — gimoteó al mismo tiempo que esquivaba el fuerte golpe de aquel corpulento hombre. —¡Fue hermosoo!— Repitió con euforia.
—Pito-san, se supone que medirías las habilidades del Señor K —suspiró la más pequeña.
—Pero el Señor K cayó en tu trampa y no me pude resistir al mirar unos ojos tan bonitos.
—Tendremos que volver a intentarlo —caminó hacia la salida de aquel bar con la cabeza baja.
Curiosidades:
1. Asuna estaba muy molesta con Kirito porque le pareció verlo besar a una chica.
2. Sinon recuperó su rifle que tanto amaba.
3. Asuna recuperó el largo de su cabello mientras corría a salvar a Kirito.
4. Ambos son cazarrecompesas en Gun Gale Online.
5. Sus servicios son altamente recomendados.
Déjame saber si conoces más historias así de románticas para leer :)))
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top