-Pero, ¿se puede saber por que me has atado?-pregunté asustado.

-No pienso dejar que un misero guarda impida que escape. Algún dia te encontran.

-Pero, ¡Si ya te he dicho que no soy un guarda! ¡Y por encima yo también quiero escapar!

-Je... -dijo la chica-Pues vale, si en verdad no eres un psicológo o un guarda, ¿por que te internaron?

-Por una razón absurda. Tengo una fobia extraña llamada ordenofobia. Y como nadie más la tiene, me internaron.

La chica emitió una risotada estridente, que me erizó los pelos.

-Conque tienes ordenofobia, eh. Pues entonces....

La chica se movió unos pasos, hasta llegar a un interruptor que en ese momento estaba apagado y lo activó. La habitación quedo iluminada.

Estaba muy ordenada, con cada cosa en su lugar. Noté como un escalofrio me cruzaba el pecho, y al momento siguiente estaba en mi boca.

-¡AAAAAAAGG! SOCORR...-La chica me tapó la boca rápidamente, y corrio a apagar la luz.

En el momento en que mis ojos dejaron de ver el orden, conseguí calmarme un poco.

-Vale, te creo; pero para de gritar.-dijo Cristina alarmada.

-Entonces,-en ese momento mi corazón estaba muy emocionado, la chica podía ser mi billete a la libertad-¿puedo escapar contigo?

-Meh, supongo que sí. Pero te aviso; tendrás que hacer lo que yo diga, cuándo yo lo diga y porque yo lo diga.

-Mientras pueda escapar, me vale.—dije.

Por fin, despues de muchos problemas, podria escapar