Capítulo 16.
Capítulo 16.
Alaska se encontraba en la cocina la mañana siguiente, la siguiente, la siguiente y la siguiente, por órdenes de Jos no podía salir de la casa para nada asta que pudiera averiguar algo. Decir que se encontraba aburrida aun no era la palabra oficial, sus clases ya no eran tan importantes por lo que Jos pago para que entregaran sus documentos y título universitario, según el rector idiota estaría en unos días.
Alaska había estado en su casa encerrada alrededor de una semana y no había cometido una locura porque tenía cosas con que distraerse una de ellas era pintar, la otra dibujar y la última leer, Alaska también había hablado con África que al igual que ella se encontraba en la misma situación.
En esa semana encerrada había recibido los correos que tanto espero, ahora conocía los movimientos de aquel hotel, al ver los catálogos había tenido tanto asco que incluso vomito su almuerzo, tomo su celular y no noto alguna notificación, cerro su computadora y se puso de pie del suelo, tomo su suéter y salió de la habitación.
—¿Puedo ir al bosque? —Pregunto a sus guardias y ellos asintieron mientras la seguían al jardín de la casa.
El frio comenzaba a sentirse conforme entraban al bosque, esa semana también había caminado por ahí con muchos pensamientos, uno de ellos era precisamente sobre su matrimonio, desde la última vez que estuvo con Jos, ninguno había parado de darse amor, eso implicaba tener relaciones casi todas las noches; y no se había detenido a hablarlo con él.
Detuvo sus pasos y se sentó en una roca, los guardias se alejaron dos metros de ella para darle privacidad.
Esos dos últimos días se había sentido incomoda también, los pantalones le molestaban por lo que ahora se ponía la pijamas y suéter de Jos, también había tenido demasiado sueño, no tenía apetito y sentía más frio del normal. Cerro sus ojos por un momento y escucho el ruido del bosque, unos pájaros a lo lejos y abrió los ojos cuando escucho pasos.
—Alguien viene. —Dijo mientras se ponía de pie rápidamente y se acercaba a sus guardias.
Los hombres la rodearon y la encaminaron de regreso, brinco en su lugar cuando escucho un disparo retumbar por el bosque, los pájaros volaron fuera de sus nidos ante el sonoro ruido, Alaska miro a su lado a uno de sus hombres en el suelo con un disparo en su hombro, otro de sus hombres la tomo del brazo y la jalo con él detrás de un pino.
Disparos por todos lados, rozando los troncos de los arboles y los gritos de Alaska de fondo.
—¡Por favor basta! —Grito, pero fue en vano, nada cambio.
Los disparos continuaron hasta que Alaska noto a unos hombres venir de la casa, su sangre se congelo al ver que con ellos arrastraban a una de las muchachas del servicio, los disparos frenaron y los hombres de Alaska no pudieron hacer nada cuando los rodearon apuntándolos con sus armas.
—Por favor déjenlos ir ¿Qué es lo que quieren? ¿Dinero? Mi Esposo es rico, puede darles lo que quieran. —Dijo mientras se hincaba en el piso con las manos en la cabeza.
—¿Eres Alaska Campbell? —Alaska asintió rápidamente y los hombres sonrieron.
—Hemos estado buscándote. —Alaska tembló cuando el arma del hombre rozo su frente.
—¡No se atrevan a tocarla! —Grito uno de sus guardias y fue golpeado con el arma en la cabeza.
—Me quieren a mí, pero déjenlos a ellos ir, ellos no tienen la culpa de nada. —Pidió he intento ponerse de pie, pero uno de aquellos hombres la tiro al piso.
Alaska fue sujetada de las manos y atadas detrás de su espalda, miro a sus guardias heridos, los ataron a todos juntos, al igual a la muchacha del servicio y los dejaron ahí, Alaska fue arrastrada contra su voluntad aun más al interior del bosque hasta llegar a la barda donde terminaban los terrenos de Jos.
—No puedes ver nada, así que dulces sueños. —Y lo ultimo que recuerda ver fueron los pinos ante el golpe recibido en la cabeza.
¿Así terminaría su vida? Encerrada en un lugar del que había escapado, no quería regresar, no quería volver a vivir lo mismo.
Un ángel caído con un ala rota, todos conocían la historia de un solo ángel que se convirtió en historia, aquel que fue desterrado y se transformo en un demonio.
Un demonio que se había enamorado de un ángel, un ángel que al ser lastimado desataría la furia del demonio que el mismo diablo había creado.
Jos.
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