Capitulo 11.
Capítulo 11.
Alaska se encontraba en la pequeña biblioteca de casa buscando entre los estantes algo que leer, cuando escucho demasiado movimiento afuera de la casa, bajo los pequeños escalones de la escalerita y camino hasta la sala en donde fue detenida por los guardias.
—¿Qué es lo que pasa? —Pregunto e intento mirar, pero su vista fue bloqueada por uno de los hombres.
—Afuera esta la madre del señor y... —Alaska lo miro sorprendida y como pudo logro salir.
Freno de golpe al ver a la señora Canela parada con unas maletas a unos metros de la puerta y con dos mujeres que trabajan con su suegra.
—Alaska. —Susurro la mujer apenada y Alaska se acercó rápidamente a ella para ayudarla.
Los hombres ayudaron a las mujeres con sus maletas y juntos ingresaron al interior de la casa.
—Por favor preparen un té y lo traen. —Dijo a una muchacha del servicio y esta asintió rápidamente.
Alaska entro con su suegra a la sala y le ayudo a sentarse, noto que tenía algunas heridas en los brazos.
—¿Qué fue lo que paso? —Pregunto asustada y la madre de Jos la miro con lágrimas en sus ojos.
—Me voy a divorciar y me encerró en la casa al enterarse que había estado viéndome con el abogado a escondidas para tramitar el divorcio sin que el padre de Jos se enterara. —Alaska abrazo a la mujer quien sollozo entre los brazos de la chica.
Alaska miro al guardia que había entrado con ellas a la sala y le asintió para que informara a su esposo lo que pasaba.
Después de que trajeran el té la madre de Jos se pudo calmar un poco, Alaska la escolto hasta una habitación para que pudiera descansar, cuando cerraba la puerta Jos la interceptaba en el camino.
—No, Jos tranquilo, deja que descanse un poco y después hablas con ella. —Resignado asintió y bajo con Alaska a la sala en donde aun se encontraban las dos mujeres que llegaron con su madre.
—Señor. —Dijeron en unisonó y Jos sonrió lo mejor que pudo.
—Han sido las trabajadoras más fieles y cercanas a mi madre, incluso me atrevo a decir que son sus amigas, por favor les pido se queden con ella y la sigan cuidando al igual que atendiendo. —Las mujeres asintieron y Alaska sonrió.
—En esta casa hay solo dos mujeres que nos ayudan una es la del aseo y la otra en la cocinera, vayan con ellas, ahí les dirán en donde acomodarse y sus habitaciones. —Amabas mujeres asintieron rápidamente y se retiraron con sus maletas.
Alaska tomo la mano de Jos y este suspiro al tenerla frente a ella.
—Vamos a que comas algo. —Susurro Alaska y Jos negó.
—Me duele la cabeza, solo quiero ir un rato a la habitación. —Alaska asintió y juntos subieron a la recamara.
Jos se despojo de su ropa y Alaska se mantenía en pijama cuando se encontraba en casa, ambos se acostaron en la cama, Jos abrazo a Alaska posesivamente y la castaña se dejó, no quería contradecirlo o podría empeorar la situación.
Juntos se quedaron dormidos, unas horas más tarde Alaska se despertó de su sueño y de enderezo en la cama, miro a Jos dormir boca abajo, sonrió ante la ternura que podía resultar el pelinegro, se coloco de pie de la cama y salió de la habitación, la casa se encontraba en profundo silencio y la noche comenzaba a entrar en los alrededores del bosque, bajo las escaleras de la casa y camino a la cocina dentro encontrándose a las mujeres del servicio.
—Señora. —Dijeron todas y ella les sonrió.
—Hola ¿Alguna novedad? —Pregunto y todas asintieron.
—La madre del señor despertó hace algunas horas, se encuentra en la terraza de la casa y ¿Qué es lo que quiere para la cena? —Alaska pensó lo ultimo un momento y suspiro.
—Últimamente se me antoja la sopa de elote con algo de pan en mantequilla al horno, oh y algo de espagueti rojo. —Dijo y suspiro.
—¿De casualidad esta embarazada? —Pregunto y se sonrojo completamente mientras negaba.
—No, iré a despertar a mi esposo. —Dijo y salió de la cocina corriendo.
Subió a su habitación rápidamente y al entrar encontró a Jos aun durmiendo, camino a este y lo empezó a mover.
—Jos, despierta tu mamá ha despertado y esta en la terraza. —El pelinegro se enderezo de golpe ante lo dicho y salió de la habitación sin decirle algo a Alaska.
Por el lado de la castaña se giró en su lugar y bajo de la cama, tomo su mochila de la escuela y suspiro largamente antes de sacar de sus cosas.
—No creo que se moleste si ocupo su computadora. —Susurro Alaska mientras tomaba la computadora de Jos del escritorio.
Prendió la computadora y espero a que esta cargara por completo, tenia una contraseña como era de esperarse, pero como Jos ocupaba la misma contraseña para todo pudo ingresar rápido al escritorio, noto el escritorio lleno de carpetas y muchas cosas importantes por lo que ignorando todo ello se dirigió a una página de internet.
Alaska miro la puerta de la habitación una vez más antes de teclear el nombre del rector en el buscador. Un sinfín de opciones aparecieron en su buscador, empezó a revisar una por una hasta que logro dar con lo que buscaba la pagina social de ese tipo.
Fue demasiado cuidadosa con las cosas para buscar correctamente y entonces lo encontró, encontró aquello que temía, ese hombre conocía al mismo tipo que la quiso comprar hace algunos años atrás en la subasta, pero para su mala suerte también concia a Fernanda Canela, su sangre se congelo una vez más ante la idea de que ese hombre seguía detrás de ella.
Busco más información ahora que sabia el nombre del otro hombre, pero había poca información así que por primera vez busco información relacionada con su cuñada, había un hotel que visitaba constantemente según la prensa para realizar negocios, pero no era la única, empresarios famosos y gente importante visitaban ese mismo hotel siempre, algunas veces ocupando este mismo para subastas. Abrió otra pagina en el buscador y coloco el nombre del hotel, el lugar tenia grandes referencias por muchos de esos empresarios, cerro sus manos en puños por un momento al ver las instalaciones, eran esas mismas instalaciones, aquellas misma en las que había estado algún tiempo, tapo su boca con su mano y ahogo sus sollozos, había encontrado el lugar en donde había sufrido tanto, busco la dirección y la grabo en su mente como cual tatuaje.
Escucho pasos en el pasillo, cerro la ventaba de la computadora de golpe y apago esta, abrió sus libretas sobre la computadora de Jos e intento actuar normal cuando su esposo entro a la habitación.
—Alaska la cena esta lista. —La castaña asintió aun con su vista en la libreta intentado ocultar su nerviosismo.
—Voy, bajo en un momento ya casi acabo. —Dijo y sobre la hoja de su libreta escribió la dirección de aquel lugar.
Salió de la habitación y bajo al comedor en donde se encontraba su suegra y su esposo en espera de ella, saludo y se sentó a la derecha de Jos en la mesa.
Las mujeres del servicio sirvieron la cena y todos comenzaron a comer en silencio, pero realmente eso creyó Alaska cuando realmente ella era la única en silencio en la mesa con el pensamiento perdido en algún lado.
Jos noto su comportamiento extraño y aun tendría una platica pendiente con ella, porque según sus hombres desde que salió de la universidad se encontraba extraña.
Y Jos Canela comenzaba a sospechar algunas cosas.
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