Capítulo 10.

Capítulo 10.

Alaska se encontraba en los pasillos de la universidad con África a su lado, ambas caminaban escoltadas hacia la salida de la universidad, las cosas se habían relajado aún más ahora que Alaska podía tener algo de libertad, África y ella habían hablado de platicarle a Alonso la verdad de como llego a la vida del pelirrojo, pero aun la chica a su lado pensaba con determinación como sacar el tema.

—Nos vemos mañana, llega con cuidado a casa. —Dijo Alaska mientras se despedía de su amiga.

Alaska subió a su carro rápidamente y el chofer la llevo a casa, detrás del carro la escoltaba una camioneta con sus guardias, mientras llegaban a casa comenzó a leer su libro, pero un freno repentino la hizo detener su lectura rápidamente.

Soltó un jadeo de sorpresa.

—Señora... —Susurro el chofer y Alaska miro con cuidado el portón de la entrada a la casa.

—Den la vuelta ¡Ahora! —Grito asustada al ver a un hombre demasiado familiar observar el carro donde ella se encontraba.

Habían encontrado su casa, sabían donde vivía ahora, su sangre se congelo al ver como hombres rodeaban su carro, entraría en pánico. Miro detrás a sus guardias intentar pelear para que se alejaran de ella.

Alaska fue bajada de un tirón del carro, intento forcejear, lo intento, pero fallo, un pañuelo con algún liquido fue puesto sobre su nariz, inhalo este y cayo inconsciente.

Temía, claro que lo hacía, porque sabía quién era el responsable, sabía que regresaría a aquel lugar en donde todo había comenzado.

—¡Alaska! —Le gritaron y se sobresaltó.

Jadeo, acelerada y miro a Jos frente a él, lo abrazo fuertemente dejando que sus lágrimas se desbordaran por sus ojos, un sueño, solo un simple sueño había sido aquello.

—¿Qué paso? —Pregunto preocupado el pelinegro y Alaska tomo aire en grande intentando calmarse.

—Él vendrá por mí, él me sigue Jos. —Susurro entre sollozos y el pelinegro negó mientras la pegaba contra él.

Permanecieron abrazados por un largo rato hasta que Alaska pudo alejarse y junto a él ir a desayunar, el desayuno fue silencioso y preocupante para los empleados una vez más, pero se relajaron cuando la pareja termino de desayunar para así irse a su recamara juntos, Alaska entro al baño con calma para poder tomar una ducha e irse directamente a la Universidad, Jos por su parte se alistaba para irse a la empresa, aun mantenía fresco lo sucedido esa mañana cuando Alaska dormía y de la nada empezó a llorar y moverse con miedo.

—¿Vas a ir a universidad? —Pregunto al verla salir del closet cambiada.

—Si, tengo algunas cosas pendientes que entregar y arreglar unos papeles para lo de mi graduación. —Respondió mientras en su bolso metía algunas libretas.

—Al terminar ¿Podrías ir a la empresa? Necesito que revises unas cosas. —Alaska asintió confundida y salió con Jos de la habitación.

Sus caminos se dividieron cuando subieron a sus carros, el chofer por su parte llevo a Alaska a la universidad y por otro lado Jos se alejaba hacia la empresa. Al llegar a la escuela Alaska fue recibida con un abrazo por África quien rápidamente la ponía al día con las materias perdidas.

—Alonso me comento un poco de lo sucedido, insistí en verte, pero me dijo que no era prudente ¿Qué fue lo que paso? —Pregunto la chica cuando pudieron llegar al aula y sentarse juntas en espera de que los demás alumnos llegaran y el profesor también.

—Realmente no es un tema del que quiera hablar, pero si quiero decirte que Jos sabe todo, sabe de dónde vengo y también lo que pase en ese lugar. —Susurro y África la miro sorprendida.

—¿Y entonces, te vas a divorciar? —Pregunto asustada y Alaska negó.

—Jos ha intentado sobrellevar esto con calma, se que no es fácil y tampoco para mí, hemos llegado aun acuerdo mucho mejor y me ha dado parte de mi libertad, mi familia sabe que estoy con vida y Thomas sabe que no me voy a alejar de mi esposo. —Murmuro y África la miro sorprendida.

—¿Por qué? —Pregunto y Alaska sonrió pequeñito.

—Si yo me divorcio y regreso a Inglaterra seria lo mismo África, se que esos hombres me buscaran en donde quiera que este y regresare al poder de él. —Aquella sola respuesta estremeció a ambas chicas.

—Jos intenta protegerme y aunque se que no ha sido el mejor lo ha estado intentando y algo en mi le agradece el haberme salvado, el protegerme. —Alaska miro a África y sin poder decir más simplemente asintió.

—Podrías pensar en decirle a Alonso la verdad, yo se que él no te trata mal África, se que te quiere a su manera y tienes más años de casada, intentar no cuesta nada, Alonso siempre te escucha. —La chica asintió ligeramente y dejaron de hablar cuando el profesor entro al aula.

Las clases continuaron normales, Alaska entrego sus trabajos pendientes e informo a su jefe de carrera que había completado todo su trámite. A la hora del almuerzo en donde se presentaba su hora de salida para los de último año, África se acerco a Alaska para despedirse y una vez más Alaska se quedó sola en compañía de su escolta.

—Señora, el señor pregunta si ha terminado todo lo que tenía que hacer. —Alaska se giro al guardia y negó.

—Solo me queda una cosa más en la oficina del rector, infórmale que iré en cuanto termine. —El guardia asintió y sin más se alejo de ella un metro de distancia junto a los demás hombres.

Alaska camino hasta la oficina del rector de su carrera y la secretaria rápidamente la hizo pasar.

—Señorita. —Ella miro al hombre seriamente, lo odiaba con su alma.

—Señora, le recuerdo que soy una mujer casada. —Dijo y solo esas veces ocupaba a su conveniencia su matrimonio con Jos.

—Disculpa ¿Qué era lo que quería hablar conmigo? —Alaska miro al hombre con odio y le sonrió forzadamente.

—Le he dicho que deje de postularme a los intercambios en Inglaterra, me meteré en problemas si sigue insistiendo rector. —El hombre miro a Alaska y asintió mientras se colocaba de pie.

—Pero ¿Por qué no quieres ir? Digo, muchos me han pedido este intercambio, pero solo quiero que lo tomes tú. —Alaska empezó a retroceder cuando el hombre se acercaba a ella.

—No quiero ese intercambio rector, deje de insistir o me veré en la necesidad de reportarlo con el director. —Y el hombre detuvo sus pasos ante la amenaza de la chica.

En un movimiento rápido Alaska fue sujetada fuertemente y tapada de la boca por el hombre frente a él.

—No me amenaces niña estúpida, te he dado la oportunidad y tu no la has aprovechado, entonces tomaras las consecuencias. —Susurro contra el oído de la chica y esta se estremeció.

Ante los recuerdos que golpearon su mente, Alaska miro al hombre entre lágrimas mientras negaba.

—Ha pasado mucho tiempo Alaska. —Susurro quedito y Alaska logro soltarse rápidamente.

Abrió la puerta de la oficina y camino hacia sus guardias, el hombre salió detrás de ella y se detuvo al ver el ejercito que Alaska traía con ella.

—Es un gusto señorita. —Dijo mientras la miraba y la castaña lo ignoro mientras caminaba a la salida de la universidad.

Los guardias no hicieron alguna pregunta respecto a lo que sucedía, pero si le comunicaron a Jos por mensaje lo que habían visto todos, cuando Alaska subió al carro el chofer miro que la señora derramaba lagrimas y sin decirle algo o preguntar solo se dirigió hacia la empresa del señor Canela. Al llegar a la empresa de Jos, Alaska limpio su rostro disimuladamente y bajo, sus guardias la escoltaron hasta la oficina de su esposo en donde una vez más se topo a las secretarias de Jos.

—El señor esta en una junta importante, pero nos dijo que podía pasar a su oficina, no tarda señora. —Dijo la secretaria más amable y no la que aún desconoce si sigue siendo amante de su marido.

Alaska asintió e ingreso dentro de la oficina, se sentó en un sillón que daba a la gran vista de la oficina de Jos, miro el cielo y los edificios a metros del perteneciente a Jos.

La puerta de la oficina se abrió y Alaska se giro ligeramente encontrando a Jos en la puerta de su oficina.

—Alaska. —Dijo y ella sonrió mientras se colocaba de pie.

—Aquí estoy Jos. —Susurro ella cuando el pelinegro la abrazo.

Se aferro a ella fuertemente, suspirando su aroma ligero a pino y bosque, un aroma que a Jos le encantaba.

—¿Qué es lo que tenias que hablar conmigo? —Pregunto ella regalándole una sonrisa y Jos suspiro.

—Quiero que al terminar tu carrera trabajes para mí. —Alaska miro a Jos sorprendida y soltó una ligera risa.

—Lo pensare. —Jos sonrió y beso la mejilla de su esposa tomándola por sorpresa.

—Bien, eso es todo, ahora puedes ir a casa, iré en un rato más aun tengo cosas pendientes que arreglar. —Alaska asintió y beso los labios de Jos para así salir corriendo de su oficina.

Sus corazones comenzaban a latir por el otro, comenzaban a enamorarse.

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