Capítulo 8

— Aquí, actualizando otra vez, ¿Por qué? Porque no falta mucho para que tenga que volver a mi vida de foráneo y a la universidad, por lo que probablemente me pierda y no aparezca hasta diciembre

Espero que les guste 🙂‍↕️✨

[ . . . ]

|| 19 años después ||

[ . . . ]

«—¿Que le hizo? Arruinaste su vida.»

Una voz susurró en la parte trasera de su cabeza. Dejó de hacer lo que estaba haciendo, deteniéndose abruptamente y mirando hacia ningún punto en específico.

Parpadeó, dejándose llevar por los recuerdos y perdiéndose en su neblina mental; era algo que solía sucederle, como si su desubicado y perdido cerebro tratará de mantenerle vivos los pocos recuerdos de su pasado, queriendo que la poca cordura a la que se aferraba se quedará ahí.

—S...or-... Ba-...r

«—¡Tenía que hacerlo! ¡No había de otra! ¿Acaso lo preferias muerto?

—¡Es como si lo estuviera, ese no es mi hermano! »

La voz se quebró, y no pudo evitar sentir a su corazón estrujarse de angustia. Realmente no recordaba ni sabía de quién era esa voz, o la raíz del porque había llevado el inicio de la
–discusión– conversación de sus recuerdos en primer lugar.

Cada vez que su cerebro decidía traer de regreso ese confuso y borroso recuerdo se sentía tan angustiado, perdido, y con una extraña sensación de rencor y fastidio.

—Se-ño...r... Bak-.

«—¡Literalmente es como si lo hubiera condenado!

—¡Hice lo que debía! »

—¿Señor... Ba...er?

« —Tenía que salvarlo, era la única forma.

—¡Estoy completamente seguro de que habían más formas que esa! ¡Tan solo míralo! ¡No volverá a ser el mismo! »

—¿Señor Bake...r?

« —¡Estaba desesperada! ¡No podía seguir así, debía ayudarlo, debía salvarlo!

—¡Le arruinó la vida! »

—Señor Baker.

« —¡Andy nunca volverá a ser el mismo, y todo es por su maldita culpa! »

—¡Señor Baker! ¡Conteste! ¿Está ahí?

El flujo de recuerdos se cortó abruptamente, aterrizandolo de regreso a la realidad, como una burbuja reventandose. Parpadeó varias veces, buscando orientarse.

¿Que se suponía que había estado haciendo en primer lugar?

—Señor Baker, señor Baker, señor Baker. Conteste, conteste, ¡Señooor Bakeer! —una voz femenina le gritó de manera desesperada.

Se dió la vuelta, su mirada yendo rápidamente a la pantalla de la computadora, dónde una jovencita enmascarada y con un traje negro con morado fosforescente gritaba y exigía su atención.

Ah, cierto.

—Ah, si. Lo siento mucho, niños —murmuró, moviendo la cabeza y apretando los dientes. —No se que me pasó-

—Si, si. No sé preocupe por eso, señor Baker —ahora era una voz masculina, y en la pantalla la chica fue quitada de la vista, una mano con un guante amarillo empujándola lejos de la cámara. Quién estaba en pantalla era ahora un chico de traje negro y amarillo fosforescente. —Ahora, lo que importa; el fantasma.

Asintió, girando en su silla e inclinándose hacia adentro. Hizo un repaso mental rápido, recordando lo que había estado haciendo antes de entrar a su trance de recuerdos. Suspiró, tecleando rápidamente y deslizando sus dedos, dando un par de clicks aquí y allá.

Mientras una parte de su atención estaba centrada en leer la información y se preparaba para explicar, la otra continuaba con el repaso:

Había aparecido un fantasma. Los chicos habían entrado en acción. Y ahora era su turno de intervenir y explicar.

Si, lo tenía.

—El fantasma al que se están enfrentando hoy se llama: Lumisnap. Es un nivel 5, pero aún así tengan cuidado —empezó a explicar, fijando su mirada en la pantalla; el chico y la chica de antes lo miraban y escuchaban con atención, ahora con una nueva adición, otra chica, pero con rojo en su traje, también lo escuchaba. —Es de la familia de los electrolúcidos. No lo subestimen por su nivel, Lumisnap es rápido y bueno confundiendo y jugando con la perspectiva de los demás.

Trató de ser lo más directo posible, resumiendo los datos que había en la computadora. Le dió otra leída rápida, asintiendo al verificar los datos. Se volvió a la pantalla, dónde los tres chicos todavía procesaban la información.

—Entendido. Muchas gracias, señor Baker —el primero en hablar fue el chico, e igualmente fue el primero en irse.

—¡Ah, esto es pan comido! —la que lo siguió fue la chica de morado, sonriendo con confianza y arrogancia antes de irse y seguir al chico.

—No cantes victoria aún —murmuró la de rojo, rodando los ojos antes de seguirlos.

Y entonces los tres desaparecieron de la pantalla, dejando en su lugar un fondo negro y apagado.

Un suspiró tembloroso salió de sus labios, observando sin muchos ánimos a su propio reflejo: un par de ojos de diferentes colores, verde y negro junto a la apariencia de un demacrado y cansado hombre adulto lo saludo. Resopló sin diversión, observando las sutiles cicatrices que adornaban su rostro.

Mientras que, su cabello era otra historia; era translúcido, y brillaba con un color verde fosforescente que se creería imposible. Al levantar su brazo izquierdo para acariciarse el puente de la nariz, este tenía la misma condición de su cabello.

Así era él. El Señor Baker. El loco y solitario científico mitad fantasma que vivía debajo de la escuela secundaria de Nueva York, que de vez en cuando daba clases de ciencias en dicha escuela. Realmente-... La historia del cómo había dado a parar en esa situación aún lo confundía, en ciertos puntos.

Pero había mucho de lo que tenía conocimiento claro, como su propósito y todo lo que sabía respecto a su misión.

Se levantó con cuidado de su silla, queriendo ir en busca de algo para beber. Al levantarse, se tambaleó, y un dolor crónico de sus viejas heridas lo sacudió. Resopló, enviando su mano para agarrar un bastón que reposaba a su lado.

El zumbido de las máquinas junto al constante golpeteo del bastón contra el suelo era lo único que se escuchaba en el gran, viejo y solo laboratorio. Caminó con cuidado, apoyándose en el bastón. Sus viejas heridas aún haciendo estragos en su cuerpo con los dolores crónicos.

Un gruñido lejano, que cada vez parecía acercarse más se escuchó. No sé inmutó y continúo con su camino, resoplando divertido cuando una mancha verde y juguetona lo rodeó.

—¿En dónde te habías metido, Dragoyle? —preguntó en un tono juguetón, levantando la vista al fantasmita verde con apariencia de dragón que volaba a su costado. Recibió un gruñido en respuesta, el fantasma moviéndose y explicándole lo que había estado haciendo. —¿Ah, si? Lo bueno es que no rompiste nada.

Pero en lugar de recibir algún gruñido de confirmación, lo único que obtuvo de su fantasma compañero fue un silencio incómodo. Frunció el ceño.

—Dragoyle... No rompiste nada, ¿Cierto?

Más silencio. Entrecerró los ojos, deteniéndose y arqueando una ceja.

—Dragoyle.

Un pequeño gruñido fue lo único que obtuvo, pero suficiente como para comprobar sus sospechas. Suspiró pesadamente, llevándose la mano libre al puente de la nariz.

—Ay, Dragoyle. Más te vale que no haya sido nada importante.

Otro leve gruñido, gruñido que en idioma fantasma fue un simple y tímido: "lo siento"

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