Habían días buenos, como días malos.
La mayoría de sus días habían sido buenos, hasta que dejaron de serlo, y la mayoría giraban en torno de lo malo; la Señorita Jones había aprendido a sobrellevar las cosas, se había convertido en una mentirosa de primera clase y a esconder bien las cosas. Los que una vez habían sido días buenos o tranquilos se habían ido.
Un suspiró pesado salió de sus labios, balanceando los pies; Glups y Dragoyle jugaban detrás suyo, persiguiendose y dando vueltas en el aire, mientras que uno rugía y el otro gorgojeaba. Los miró sobre el hombro, viendo como ambos se perdían y se pasaban a una de las habitaciones contiguas.
Al estar sola y sabiendo que el par de fantasmas no se aparecería en un buen rato, dejó de mirar la pantalla y se acarició la sien, apretando los dientes y entrecerrando los ojos, sintiendo un vacío en el estómago.
Negativo. Otra vez, de nuevo, los resultados habían sido negativos.
Tomó aire por la nariz, enderezandose en la silla y apretando los labios. Estaba haciendo lo que podía, realmente lo estaba intentando; a pesar de sus conocimientos ella no se había especializado en la medicina, todo lo había estado aprendiendo y llevando sobre la marcha.
Estaba haciendo todo lo que estaba a su alcance, estaba haciendo lo que podía, tal cuál y como se lo prometió a Mike el día que todo comenzó.
Para colmo de males, los resultados no eran lo único que estaba mal. No tenía idea de cómo había sido tan estúpida como para no darse cuenta antes: una de las heridas de Andy había estado infectándose lentamente durante meses. Tal vez había asumido que el tejido cicatrizado significaba que todo estaba bajo control, o tal vez simplemente no había querido enfrentar la posibilidad de haber cometido un error. Fuera como fuera, la infección había estado allí, oculta, creciendo en silencio hasta ahora, cuando finalmente había estallado con toda su fuerza. Realmente había sido imprudente de su parte, y si las cosas ya estaban mal, ahora estaban peor.
Lo único que podía empeorar su día era que un fantasma apareciera en la ciudad, aunque, sinceramente, no lo dudaba, y es más, le extrañaba que se estuviera tardando en pasar.
Se cruzó de brazos, pasándose una mano por el cabello; si no fuera mitad fantasma y su cabello fuera normal, estaba cien por ciento segura de que se le estaría cayendo a montones por el estrés. Gruñó, volviendo su mirada a la pantalla y frunciendo el ceño, tratando de encontrar alguna solución en los gráficos y algoritmos que aparecían.
Salió de sus pensamientos cuando escuchó el característico zumbido y chasquido de las puertas. Giró su cabeza con cuidado al escuchar los pasos pesados que se acercaban.
La expresión de Glowboo era neutral, nada fuera de lo usual. La señorita Jones frunció los labios, suplicándole con la mirada que le diera buenas noticias; con lo ocurrido, había tenido que implementar otra actualización en Glowboo, está vez con procedimientos y conocimientos médicos, la situación había requerido una segunda mano.
—Glowboo... —murmuró, mirándolo con atención, el brillo de esperanza y la suplica manteniéndose en sus ojos.
—Los antibióticos parecen no estar funcionando —la respuesta fue breve, pero directa; se sintió mal, terrible. Quiso llorar, gritar y renunciar a todo.
—¿Cómo-? ¿No están funcionando? —su voz se quebró, levantándose de su asiento. Acomodó sus anteojos, apresurandose a dirigirse a la habitación de Andy. —¿Estás seguro de que le administraste la dosis correcta que te dije? ¿Te habrás equivocado de antibiótico?
Se negaba rotundamente a creer eso. Se negaba a saber de que las cosas se estaban yendo en picada; hace unas semanas había tenido un pequeño destello de esperanza con un -de los únicos- buen resultado de los exámenes, hace unas semanas había endulzado los oídos de Liv y Mike con buenas noticias, ¡Incluso había programado y preparado las terapias necesarias para continuar con el tratamiento y recuperación de Andy!
Habían días buenos, como días malos.
Glowboo tarareó detrás suyo, pisandole los talones. —Negativo. Administré la dosis de meticilina solicitada por usted. No parece haber respuestas, hice el monitoreo como solicitó y el antibiótico no funcionó. He de creer que estamos lidiando con un Staphylococcus aureus.
No no no no no.
—¡Mierda! —gritó, deteniéndose a mitad de camino y golpeando la pared, desatando toda su ira y frustración.
Tomó aire y sollozó, encogiendose de hombros y mirando hacia el suelo. Pudo sentir la mano de Glowboo sobre su hombro, un intento de consuelo.
Habían días buenos, como días malos.
« Haré lo que pueda » su propia voz resonó en una parte trasera de su cerebro, lo que una vez le había dicho a Mike el día en que le había traído a un Andy herido y moribundo.
Haré lo que pueda.
Apretó los labios, limpiándose las lágrimas. Llorar no le iba a servir de nada.
Haré lo que pueda.
Ella era la responsable; ese niño era su responsabilidad, estaba así en primer lugar porque había estado haciendo de héroe gracias a ella.
Si alguien iba a arreglar las cosas sería ella.
Haré lo que pueda.
Parpadeó, por un momento quedándose en blanco, buscando con la mirada alguna solución.
Se detuvo en su brazo, en su brazo fantasma. El color violeta y la transparencia de esta la saludaron.
Haré lo que pueda.
—¿Señorita Jones? —Glowboo preguntó con sutileza, ladeando la cabeza.
Haré lo que pueda.
Sus ojos brillaron de determinación, la idea empezó a maquinar en su cerebro.
Tal vez eso podría funcionar.
[ . . . ]
— Para escribir este capítulo tuve que pasar una laarga conversación con mi compañera de apartamento, que estudia medicina y una llamada de dos horas con una amiga que está estudiando enfermería y una investigación en Google y unas cuantas preguntas a ChatGTP.
No sé mucho de medicina ni los procedimientos que se llevan, pero sentí correcto informarme correctamente para poder llevar a cabo éste capítulo; no sé si algún estudiante o alguien que tenga conocimientos exactos de medicina pueda estar leyendo esto, pero cualquier sugerencia o corrección están muy bien recibidas ✨
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