True lies [Twiyor]

El agua del grifo corrió hasta alcanzar el plato de porcelana que sujetaba entre sus manos, asegurándose de deshacerse de todo el jabón en él. Una vez que comprobó que estuviera reluciente, cerró la llave deteniendo el agua.

Con ayuda de un trapo secó el plato y lo dejó a un lado junto con el resto que ya se encontraban limpios. Había terminado por fin aquella noche tan estresante y que podría hacer peligrar toda la misión. Sin embargo, lejos de su perspectiva, hubo resultados favorables.

Yuri Briar había acudido a su casa para conocer al esposo de su adorada hermana, asunto que se había pospuesto hasta esa noche. Loid Forger tenía como prioridad lograr que su hija adoptiva, Anya, consiguiera ocho stellas en cuatro meses y de esta forma ingresar como alumna imperial y tener un acceso directo a Donovan Desmond. El problema era que tal parecía que era más sencillo que su hija adoptiva consiguiera los tonitrus suficientes para ser expulsada.

Por la dificultad de la misión, había pasado por alto la cuestión del hermano pequeño de Yor. Lo había olvidado por completo, además que era tarea de su esposa hablar con él y explicarle sobre su matrimonio oculto. Habían fijado la fecha de su certificado de matrimonio un año atrás, por lo que Yor debía explicar demasiado sobre por qué no le había dicho a su única familia al respecto. Se reprendió a si mismo por no poner más atención a eso. Estaba bajando la guardia y dejaba ir pequeños detalles que de forma normal jamás dejaría pasar.

Suspiró, tenía que concentrarse. Había librado misiones más compleja y arriesgadas. Ahora debía fingir ser un padre y esposa excepcional, una tarea sencilla. Aparentar lo suficiente considerando cada aspecto. Y eso conllevaba a Yuri Briar, sujeto que tendría que tener en la mira. A fin de cuentas trabajaba en el Servicio de Seguridad Estatal, su enemigo directo. Debía seguir todos sus pasos y anticiparse a cada acción si no quería que descubrieran aquella farsa que tenían él y su hermana.

Aunque tal parecía que no había demasiado peligro si eso involucraba a Yor, con ella presente el raciocinio de Yuri se anulaba.

Caminó fuera de la cocina encontrando a Yor sentada en el sillón de la sala con el cuello recostado en el respaldo y con los ojos cerrados. Sus lentas exhalaciones dejaban en claro que se había dormido. Era entendible, aquella noche había sido complicada, fue la prueba máxima de las apariencias, ya que un pariente cercano siempre era complicado de engañar y por la cercanía de los hermanos había sido más complejo. Pero habían salido de eso y el cansancio se hacía presente.

Loid sintió al momento de ver a su esposa el cansancio real. Se acercó hasta ella, le había dicho que se fuera a descansar mientras él terminaba los platos que era lo único que faltaba. Pero ella dijo que lo esperaría, tal vez se sentía mal de verlo lavar los platos cuando él había cocinado para su hermano. Pero la fémina seguía un poco ebria por haber ingerido alcohol en aquel momento de valentía para demostrar su relación.

Aquel recuerdo se alzó con fuerza en su cabeza y sintió un ligero golpe en su pecho. La situación lo había superado al ver a la Briar casi poniéndose encima para besarlo. Lo cual aún lo sorprendía, porque había estado con muchas mujeres por diversas mujeres, un simple beso con su "esposa" no era nada en comparación.

―Yor ―Se sentó a su lado, tocando su antebrazo con la intención de despertarla.

No podía dormir en la sala, podría torcerse el cuello. Volvió a llamarla sacudiendo un poco su brazo, sin ningún éxito. Fue en ese momento que notó la botella vacía de licor en la mano contraria de la fémina ¿había bebido más mientras esperaba? No era propio de ella, pero tal vez la situación con Yuri la había superado. Al final todo había resultado bien, pero el estrés de hacerlo bien y convencerlo además de su momento donde casi lo había besado movida por un momento de impulso...

Era demasiado tarde, por lo que debía hacer algo. Se levantó del sillón acercándose hacia ella, pasando sus brazos por debajo de las piernas de su esposa, de esta forma cargándola entre sus brazos. De forma intuitiva ella rodeó su cuello y se quejó aun con los ojos cerrados.

―Quiero dormir... ―Soltó entreabriendo los ojos un poco.

―Lo entiendo, ahora podrás hacerlo.

Loid caminó con la fémina entre brazos, sintiendo el olor a licor acompañado del perfume de su esposa. Recordó la versión que le habían dado a Yuri sobre cómo se habían conocido, en la sastrería y como él no había podido evitar verla por su belleza.

Realmente se había asombrado su grado de sigilosidad para no notarla hasta que ya estuviera a su lado. Eso fue lo primero que llamó su completa atención. Sin embargo, debía aceptar, mirándola entre sus brazos semi-dormida, que parte de aquella excusa era cierta. Su atractivo era imposible de ignorar. Desde aquellos orbes rojos que destilaban dulzura, amabilidad y una ferocidad única, todo al mismo tiempo. Que hacían contraste con su cabello negro como la penumbra. Sus curvas en los sitios indicados.

La duda de porque se mantenía soltera volvió a atacarlo en ese momento. Si, él había estado con un sinfín de mujeres por salvaguardar a su propio país, sin embargo, había algo en Yor Brian que le atraía, solo un poco.

Abrió la puerta de la habitación de la fémina, caminó un par de pasos hasta estar a un lado de la cama. Se inclinó dejando recostado el cuerpo de su esposa en su cama, sintiéndola relajarse ante la suavidad de su edredón. Se incorporó una vez terminado su trabajo pero su avance fue detenido abruptamente por las manos de Yor que aún rodeaban su cuello. Intentó erguirse más bruscamente para poder liberarse, pero aquel agarre era muy fuerte.

―No te vayas, Loid. ―Sus ojos se abrieron un poco para verlo.

Loid sintió su pecho brincar ante la escena presente. Su esposa a un par de centímetros, con los ojos entrecerrados, sus labios rosados y sus largas pestañas le daban intensidad a su mirada.

―Yor, necesitas descansar. ―Intentó levantarse pero fue atraído de nuevo hacia ella, su fuerza era sorprendente.

Quizo deshacer el agarre con sus manos, pero parecían un candado incapaz de abrirse.

―Quédate conmigo y demostremos nuestro amor. ―Sus palabras eran alargadas al final por su estado.

Loid sintió el calor llenar sus mejillas ante esas palabras ¿acaso se refería a...? Ella había dicho lo mismo pero cuando su hermano había estado enfrente, por lo que demostrar algo era necesario. Pero ahora, ellos solos no necesitaban demostrarle nada a nadie.

La fémina tiró de él hasta casi tenerlo encima, Loid interpuso sus manos para evitar aplastarla. En esa posición fue consciente del cuerpo femenino presionar el suyo y del calor que emanaba. Tragó saliva intentando pensar en una solución para eso, mientras intentaba calmar a la adrenalina acelerando sus latidos. Ella estaba ebria, por lo que decía eso por decir, no había ni un tipo de implicación detrás de eso. O de eso intentaba convencerse, no había razón para que ella sintiera algo por él. Yor Briar igual estaba usándolo para desviar las sospechas de ella.

―Yor no sé qué estás diciendo, pero tienes que...―Sus palabras salieron de su boca con amabilidad, en un intento de calmarla y convencerla de parar eso.

Pero fue cortado por un sonido de queja salir de la garganta femenina. Ella tiró de su cuello hasta forzarlo a que la mirara. Azul y rojo se encontraron con la tensión flotando entre ellos. Sus orbes centellaban con una chispa de anhelo y calidez. Sus labios se curvaron en una sonrisa coqueta que jamás espero ver en ella.

―No te soltaré a menos que....―los ojos rojos cortaron el contacto con los azules y descendieron un poco. ―reciba algo a cambio.

El aliento femenino golpeó su rostro que se encontraba a una corta distancia. Su corazón inició una carrera desenfrenada ante la seducción de sus palabras. Inevitablemente sintió un nudo en su garganta ¿Cuándo en todo su tiempo como espía algo como eso había pasado? Jamás, con ninguna mujer. Sin embargo, ahí estaba, tan cerca de la que legítimamente era su esposa, sin poder romper con aquel contacto y salir de ahí como quería.

¿Algo a cambio? ¿A qué se refería? Ambos estaban recibiendo beneficios de esa relación falsa, a él le permitía cumplir con su misión asignada. A Yor una coartada y no ser sospechosa de espionaje. Pero ¿Acaso ella quería más? Era una realidad que él la usaba muchísimo más, como esposa y madre pero eso era absurdo. Parecía satisfecha con el trato que habían hecho en el inicio para que ahora mismo quisiera más.

Su mirada celeste descendió hasta encontrar los labios rosados y su pecho se agitó más fuerte ¿Qué era lo que él podía ofrecerle que fuera suficiente para la Briar? Pensó en una idea en concreto y acalló los sentimientos internos, a fin de cuentas esta era una pantalla, una farsa, un papel más y él era un buen mentiroso. Tan eficiente como su título como el mejor espía de Westalis, Twilight se inclinó el corto espacio que separaba sus rostros y atrapó los labios femeninos entre los suyos.

Al inicio con cierta timidez, intentando acallar sus desenfrenados latidos y convenciéndose de que esto era algo que ya había hecho antes. Solo debía permanecer ahí un momento y.... una calidez inexplicable lo invadió con fuerza acompañada de un estremecimiento, similar a una descarga eléctrica que se originó en la unión de sus labios. Lleno de aquel sentimiento, la besó tiernamente, sintiendo cada centímetro de aquellos labios que inconscientemente le habían parecido tan seductores. La suavidad y la forma en la cual se adaptaban a los suyos desataron un golpe en la boca de su estómago.

Yor le correspondió efusivamente, atrayéndolo más hacia ella y besándolo más impetuosamente, incrementando la intensidad del beso. Loid sintió algo derretirse en su interior y su raciocinio perdiéndose ante la danza entre sus bocas mientras se entregaba a la calidez que lo embriagaba con ferocidad. Estaba casi encima de ella, sintiendo el calor del cuerpo femenino invadiendo el propio y su propio cuerpo reaccionando ante tal acercamiento.

De manera súbita se alejó usando el poco raciocinio que le quedaba. En algún momento ella había debilitado el agarre, por lo que alejarse fue sencillo. Sin embargo, la imagen enfrente suya lo hizo tambalearse en su sitio. Yor Brian lo contemplaba con los labios entreabiertos e hinchados por la ronda de besos, las mejillas sonrojadas, el aliento alterado y la mirada rojiza fijamente en él.

Loir Forger sintió un deje de debilidad en su interior, presionó los labios y usando toda la fuerza de voluntad dio media vuelta, saliendo del cuarto de su esposa y encerrándose en el propio intentando calmar el huracán resultante del primero contacto físico con Yor Briar.

¿Qué era lo que había pasado? Su experiencia en el área era basta y estaba familiarizado... entonces ¿Por qué su corazón latía dolorosamente en su pecho y todo su cuerpo le exigía que regresara a ese cuarto? Se sentó en su cama, dejándose caer, sin poder quitarse aquella imagen de la fémina de la cabeza. Era impensable que los sentimientos entraran en la ecuación, más que nada era algo imposible. Solo se estaba metiendo mucho a su papel y eso era algo bueno. Siendo un espía tenía que ser un excelente mentiroso para asegurar el éxito de la misión.

Era el mejor espía del mundo, el de las mil caras y con mayor número de misiones exitosas, esa era una misión más, una que terminaría en un par de meses, él era un buen mentiroso...Aunque ¿Por qué los latidos de su corazón le decían que estaba equivocado?

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Se levantó sintiendo una ligera punzada en su cabeza, efectos del alcohol que había consumido por la visita de Yuri. Le alegraba que todo eso resultara mejor de lo esperado.

Los recuerdos la golpearon en cámara lenta con fuerza. La imagen de Loid encima y los ojos celestes penetrante observándola con intensidad. Su memoria sensorial se hizo presente, haciéndola sentir los labios masculinos encima y el sabor acompañado de aquel olor que destilaba de su esposo.

Aquel sueño había sido demasiado vivencial, casi podía jurar que sentía el cosquilleo en sus labios. No negaría que el convivir tanto con Loid Forger la había hecho darse cuenta de lo atractivo que era además de la elegancia en su forma de caminar, pararse y en lo varonil que era cuando cocinaba para ella y Anya.

El hombre que cualquier mujer quisiera y ella estaba con él como una farsa para encubrir su secreto más profundo, que era una asesina a sueldo.

Loid había aceptado casarse con ella por una buena causa, lograr que su hija entrara a la mejor escuela. Sus intenciones eran completamente egoístas y en ocasiones se arrepentía de esa decisión. Loid pudo conseguir a alguien mejor que ella, aunque la idea de imaginar al psiquiatra con alguien más la comenzaba a atormentar más de la cuenta cuando lo consideraba.

Él estaba despertando sentimientos inexplicables en Yor a pesar de que su matrimonio era una farsa. Y estos sentimientos se hacían presentes en sus sueños. Tal vez solo había sido uno al azar que se había visto influenciado por la visita de su hermano. Eso debía ser porque nunca antes había soñado con su esposo de esa forma.

Yuri había querido que se besaran enfrente de él para probar que todo esto del matrimonio era algo real. Yor se había sentido lo suficiente presionada por esa petición porque sabía que tenían que hacerlo para despejar cualquier duda. Las parejas normales hacían ese tipo de cosas de forma normal. Pero sabía que sin un poco de alcohol para darle un poco de valentía no iba a lograrlo.

Agradeció que no llegaran a consumar aquel beso y que Yuri se retirara pronto. Aunque toda la situación, además de no poder controlar los latidos de su corazón ocasionados por el casi beso que se habían dado... la habían orillado a tomar un trago más para amortiguar aquella debilidad. Había escuchado decir que el alcohol podía servir de placebo.

Las imágenes de aquel sueño volvieron a ella, despertando una calidez en su pecho, deseando por un breve instante que hubiera sido real.

Se levantó de su cama, cambiándose de ropa, necesitaba ayudar a Anya a vestirse para que asistiera al Edén. Una vez que terminó de arreglarse de una forma presentable para ir al trabajo, salió de su habitación, caminando por el pasillo y encontrándose a la pequeña Anya en la mesa, moviendo sus pies y alzando la mirada para saludarla.

Yor se sentó a su lado, acariciando su cabeza y desvió la atención de la niña para mirar a al Forger que estaba sentado enfrente de ambas. Sus ojos fueron atrapados por los celestes cargados de gran intensidad por solo un instante antes de desviarse.

Aquella mirada intensa le hizo comprender aquel beso no había sido un sueño.

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Tenía esta idea rondando desde que leí esta escena en el manga y no podía dejarlo pasar una vez que la vi animada.

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