Pretty [Damianya]

Advertencia: Universo Canon || Es parte del capítulo 15 de la segunda temporada con algunas modificaciones. || Spoiler si no estás viendo el anime en emisión. || Las cursivas son pensamientos de Damian. 

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Anya movía sus pies en su asiento mientras evitaba escuchar la voz de la maestra aquí resonaba de fondo. Se había aburrido y quería que la clase terminara lo antes posible.

Había garabateado en su libreta algunas cosas sobre Bondman y dibujado el perrito nuevo que había conseguido. Lo hizo grande y con aquel pelaje esponjoso que tenía y donde le gustaba hundir el rostro. El pelaje de su nuevo perro podía servir de almohada perfectamente.

Sintió a su amiga picando su costado con su codo, lo cual la hizo reaccionar y prestar atención a la maestra que parecía haberse percatado de su falta de atención. Fingió un par de segundos aparentando que veía la pizarra llena de garabatos, hasta que la maestra fijó su atención en alguien más y la pequeña Forger regresó a lo suyo.

Luego de unos extenuantes minutos, aunque para Anya fueron horas, la campaña que daba inicio al receso de clases sonó. Saltó de su silla con emoción y pegó a su pecho el dibujo que había hecho. Corrió hasta que visualizó en medio del pasillo aquella espalda de su objetivo.

—¡Segundo!— Corrió tan rápido hasta que lo alcanzó y su voz lo hizo detenerse y girar.

Quería detenerlo antes de que entrara a la cafetería y hubiera más gente presente. Había notado que el segundo solía avergonzarse más cuando estaba rodeado de más gente. Además que no le gustaba escuchar los pensamientos de sus amigos que siempre estaban ofendiendola.

—¿Qué es lo que quieres?—La miró con aquel gesto de superioridad que no de iba de su rostro.

Anya detestaba aquel comportamiento, si no fuera porque la misión Strix y la paz mundial dependía de que ella se hiciera amiga del segundo, se mantendría lo más lejos posible de él. Pero la Forger era una espía y haría lo necesario para conseguir la paz mundial.

La pequeña Forger le entregó la hoja que había estado sosteniendo.

Damian se quedó en su sitio con la ceja levantada. “¿Que es lo que esta tramando? Ella nunca se acerca de esa forma, a menos que quiera algo" Miró a la chica con sus mejillas sonrojadas por el esfuerzo.

Había corrido lo suficiente para alcanzarlo, a pesar de tener esas piernas cortas, por lo que debería ser algo importante. Tomó la hoja que le había entregado descubriendo un óvalo espinado con cuatro líneas y dos tumores.

“¿Qué se supone que es esto? ¿Acaso quiere regalarme un dibujo tan feo? ¿Debería agradecer?” Una idea vino a su cabeza con fuerza “Acaso ella quiere….”

—Tengo un perrito, ese es un dibujo de él. 

Anya sonrió con segundas intenciones. En su cabeza el enseñarle ese dibujo al segundo la llevaría a que él quisiera que los perros jugaran juntos o que demostraran que perro era el menor y lograra ir a la residencia Desmond. Con eso hecho podría llevar a su padre y la misión Strix sería un éxito.

Damian presentó un tic nervioso en su ojo izquierdo “¿Esto es un perro?”

—¿Y a mi que? No me importa en lo absoluto. — Soltó con brusquedad.

Anya hizo un gesto de sorpresa absoluta al ser rechazada bruscamente.

El Desmond tomó el dibujo y justo cuando iba a lanzarselo en la cara se detuvo. Anya quien sonreía esperando su reacción, había desaparecido ese gesto alegre y sustituido por sus labios inclinados hacia abajo, con desánimo. Damian tragó saliva al ver aquella mirada Jade resplandecer con tristeza, como si fuera a llorar en cualquier momento. Damian sintio un martilleo doloroso en su pecho. Como odiaba que ella tuviera tanto poder sobre él con solo mirar sus grandes ojos.

Volvió a ver el dibujo en un intento de descifrarlo e intentando tranquilizarse para que su voz sonara más controlada.

—¿Y como se llama el perro? —Preguntó despreocupadamente o esa era su intención.

Damian presenció como el rostro que antes estaba abatido se transformó en la viva imagen de la felicidad. Los ojos grandes y verdes resplandeciendo a la par que una amplia sonrisa se hacía presente y un sonrojo en sus mejillas. El segundo hijo de los Desmond retrocedió un paso, abrumado por la belleza de Anya Forger “¿Cómo puede ser tan linda? ¿Soy el responsable de esa reacción?” Esa última idea hizo que su rostro resplandeciera de color carmesí. Él que él causara aquel gesto tan encantador en la niña Forger era demasiado para su corazón.

Miró alrededor para ver si alguien más había visto aquella sonrisa. No le gustaba la idea de compartir esos momentos con la Forger. Agradeció que sus amigos se adelantaran en el comedor por la comida de los tres y que él fuera el único testigo de aquel gesto.

Anya se quedó en su sitio pensando la respuesta de lo que el segundo le había preguntando.

—¿Cómo se llama?—Repitió las palabras de chico.

—Si, quiero saberlo. — Damian volteaba hacia otro lado disimulando su sonrojo de interés hacia la chica.

—Perrito.

Damian se quedó de piedra en su lugar al escuchar esa palabra. ¿Qué demonios había sido todo ese teatro para que al final saliera con esa tontería?

—Dudo que merezcas tener un perro.—Damian giró sobre si mismo, dirigiéndose hacia la cafetería. —Ahora me queda claro.—No sabía porque le prestaba atención a una plebeya como ella. — No podía esperar más de una paticorta.  

Anya cayó al suelo derrotada de ver la espalda del segundo alejándose. Hasta que un recuerdo vino a su cabeza. Se levantó de su sitio.

—¿Paticorta? Entonces tu consideras a Anya linda.

Aquella frase obligó a Damian a detenerse y mirar a la chica que  se había levantado del suelo y lo observaba con la determinación en su rostro y con los ojos un llorosos.

—¿Qué es lo que dices, fea?

Anya dio un par de pasos para encargar al segundo que se había alejado un poco.

—Mami dijo que los paticortos son lindos, y tú no dejas de llamarme de esa forma, así que tú crees que Anya es linda.

Damian hizo un gesto exagerado de sorpresa mientras retrocedió un paso. Él había sido descubierto.

No es que pensara que todos los paticortos eran lindos o que ella al serlo lo era. Él la consideraba linda gran parte del tiempo, con aquellos ojos grandes que lo miraban con intensidad. Se llevó una mano a su pecho sintiendo los latidos ruidosos y fuertes originados por lo que la chica había dicho.

¿Acaso he sido descubierto? ¿Ella de ha dado cuenta…? No, no ella no era linda por ser paticorta, solo decía eso por molestar al ser una enana pero jamás ha sido fea, me niego a aceptar lo que ha dicho

—Aceptalo— Anya lo presionó acercándose más.

—Yo… yo…

Si el terminaba aceptando lo que ella decía significaría que él… y se negaba a aceptar que Damian Desmond, segundo hijo del líder del partido de unión nacional estaba siendo atraído por una plebeya. Recordó cada momento en que su corazón se agitaba al observarla a la distancia o escuchar sus ocurrencias. O su rostro lloroso cuando había dicho que quería que fueran amigos. No podía dejarse dominar por esos sentimientos.

Su mirada iba entre aquellos ojos verdes, sus piernas cortas que se asomaban debajo de su uniforme, el dibujo en sus manos, los latidos fuertes de su corazón, la gente pasando y a sus amigos aproximándose a su espalda. Miraba todo de forma rápida hasta que el aturdimiento lo golpeó.

—¡Me niego a aceptarlo!  — Salió corriendo pasando en medio de sus amigos que miraron confundidos como Damian se perdía en el jardín trasero.

Anya se quedó en su sitio confundida al ver al segundo corriendo sin girar ni voltear. No entendía que era lo que había pasado, pero ver correr al segundo la hizo pensar en que  había ganado. O eso quería pensar, no había logrado que él aceptara lo que había dicho y no había logrado que el segundo la invitara a su casa para jugar con los perros. Damian era tan misterioso y justo había olvidado en leer su mente, por lo que no tenía ni idea de porqué había salido corriendo. Pero de una cosa estaba segura 

Cada vez veía más lejano en lograr su misión de la paz mundial que colgaba de sus hombros.
 

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Una vez que vi este capitulo de Yor diciendo que las paticorta eran lindas, mi mente se perdió en esta escena y no podía resistir las ganas de escribir al respecto.

Si tan solo Anya supiera el efecto que tenía en el segundo hijo debe Desmond ya hubiera terminado con esa guerra jajaja.

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