Capítulo 1

[Se me olvidó pero algunos personajes tendrán una diferencia de edad y otros no jajaja. Así me gustó más. Muchísimas gracias por leer y recibir tan bien la historia, mil gracias ❤️]

Con toda honestidad lo último que quería hacer esa tarde era tomar un café con un desconocido. Joder, ni siquiera había pensado en salir de su modesto departamento hasta que noto la ausencia del pequeño niño a su cargo. Katsuki prácticamente recorrió más de cuarenta cuadras a pie a las corridas, con el corazón a mil por ahora pensando en los peligros que podría correr un niño como Izuku.

Y para cuando se lo encontró, guiado por la charla de dos jóvenes acerca de un "pequeño mocoso de cabello verde" que estaba siendo estafado por su jefe, coronó su gran y genial día de descanso con el pecoso apostando con el jefe de un grupo de pandilleros y sus secuaces.

El cenizo solo quería tomar una lata de cerveza y dormir ochenta horas de corrida. Pero no, claro que no. Tuvo que meterse en ese jodido edificio venido a menos, subir dos pisos siguiendo a los jóvenes y entrar en el departamento que olía a cigarrillos y cerveza para buscar al niño de cabello verde, ojitos esmeralda y pecas.

Realmente, Izuku era mucho más inteligente que el niño promedio. Mierda, ¡el maldito niño podía leer los pensamientos de las personas! ¡¿cómo carajos termino apostado a las cuatro de la tarde con un pandillero de treinta años en su asqueroso departamento?! El cenizo podía sentir la acidez en su estómago en el momento en que encontró al niño.

Ya fuera porque le hubiera leído la mente o no, se puso pálido y se rió de los nervios e intento esconderse detrás de las cartas. Los demás lo habían visto también, por lo que Katsuki tuvo que arreglarse la gorra para que no le reconocerían y trato de sacar a Izuku diciendo que era un niño tonto, que no deberían hacerle caso. Pero como no, el niño había hecho una enorme cantidad de apuestas —las que podía ganar con sus poderes— que llenaron un pozo de dinero que los pandilleros nunca habían visto. Tendría que buscar la forma de borrar la contraseña de la caja fuerte de su memoria. Ni paso por su cabeza que el niño usaría parte de su dinero como cebo.

En fin, Izuku estaba jugando mal a propósito e iba a ganar cuando las apuestas hubieran llegado más lejos. Katsuki llegó antes de eso y era de esperarse que a esos hombres no les cayera en gracia que se llevará al "ingenuo niño millonario". Hubo una disputa, después el cenizo pensó solamente en matarlos a todos pero sería mucho desastre para limpiar después y muy posiblemente le darían una reprimenda por abusar de los servicios de limpieza de su agencia. Por lo tanto, eligió cambiar de lugares con el pecoso y jugar a las cartas con los pandilleros. El jefe lo acepto, debió haberlo visto como una presa fácil.

Obviamente no fue así. Katsuki podía ganar sin hacer trampa, era bueno en las cartas, tanto de estar en casinos y bares le daban una basta experiencia en todos los trucos comunes y trampas también. El jefe se enojo, obviamente. Y su pandilla también. El pozo de dinero era bastante grande, así que era ahora él quien no quería irse sin el dinero, pero Izuku sentía —leía los pensamientos, recordemos eso— que la cosa iba escalando, por lo que le pidió irse. Entre una cosa y la otra, finalmente todo estallo y tuvo que escaparse con el niño llorón a cuesta por la cantidad de pensamientos ajenos que le llegaban.

Sí, retomando, con toda honestidad el cenizo prefería estar en su sofá, acostado y con una lata de cerveza en mano en su departamento. Pero bien, Izuku tenía razón, Shoto les ayudo sin esperar nada a cambio —cosa que él no tomaría como cierta sino fuera por el niño psíquico— aparte que se comportó amable con ellos y era educado. De su gusto, digamos. No lo mataría demostrar un poco de cordialidad.

Lo llevo a El Plástico Rosado. Coincidentemente el restaurante estaba a pocas cuadras, cuando Todoroki propuso que fueran en una patrulla de los policías —parecía conocerlos— para que no tuvieran que caminar más, Bakugou lo rechazó y le respondió que no se encontraban lejos, por lo que podían caminar. El mayor se mostró de acuerdo y camino a su izquierda, bastante cerca, pero sin hacer que él se sintiera incómodo. Quizás era porque el hombre a su lado tenía una expresión muy tranquila y no le prestaba la excesiva atención a la que estaba acostumbrado. De todas formas, pudo caminar tranquilo, abrazando a Izuku que seguía algo nervioso por lo que acababan de pasar y sin tener que sacarse la gorra hasta que llegaron al restaurante.

Estaba por entrar cuando el de pecas le dió un golpecito en el hombro y le señalo que el bicolor se quedó detrás de ellos. Antes de que el cenizo pudiera preguntarse si le disgustaba el extraño nombre —que ni él mismo comprendía— o el edificio todo rosado como una imitación del gusto de la Pantera Rosa, el bicolor ladeó la cabeza como si fuera un perrito perdido y dijo.

—Uhm, creo que necesitamos una reservación para este lugar Bakugou —expreso finalmente el mayor —He escuchado que es muy exclusivo.

—Oh, ¿te preocupaba eso? —cuestiono y el contrario asintió —No importa. Conozco a los dueños. Solo entremos y ya.

Shoto pareció convencido con eso. No hizo más preguntas o indagaciones, lo que Katsuki pensó que era amable de su parte. O tal vez no era el tipo de persona que expresará su curiosidad a la primera. Quería preguntarle a Izuku, pero tenía que enseñarle al niño a no usar sus poderes de aquellas formas y para eso debía predicar con el ejemplo.

Entraron juntos al restaurante que pese a la fachada de afuera por dentro era muy tradicional. Había una parte del salón que estaba diseñada al estilo occidental, con mesas cuadradas de madera negra, sillas a juegos, manteles blancos y servilletas rosadas, bajo luces cuadradas cuidadosamente puestas para que iluminarán la estancia y a la vez dieran un toque de intimidad al lugar. Más adelante había una barra larga de marfil negro, con unos estantes de un color rosa palo repletos de botellas de vino, whisky, ron, cervezas, etc. Unos cuantos comensales se giraron a verlos, tenían la apariencia de ser algunos hipsers y otros empresarios. Lo bueno del Plástico Rosado era que no tenía un "tipo" de clientes, estaba abierto a todos y el hecho de que no se pudiera entrar tan fácilmente al lugar se debía más que nada a que recibía muchísimos clientes por día. No podían atender a todos, por eso pedían que se llamará e hiciera reservación por adelantado.

El cenizo se detuvo en medio del salón, dándole una mirada al bicolor que observaba todo el restaurante con interés y se acercó un poco más a él cuando uno de los comensales intento verlo. El cuerpo grande del mayor le ayudo a que no lo vieran, aunque provocó que el más alto le viera y se acercará a su oído.

— ¿Sucede algo?

El menor sintió un escalofrío cuando escucho la voz del contrario en su oreja. Se acomodo la gorra pero sentía que se ponía rojo desde las orejas hasta el cuello. Mierda, se suponía que aguantó a tipos peores, que le tocaban de la cintura, los hombros, el cuello y hasta su maldito trasero, ¿por qué le ponía nervioso un hombre que le hablaba en su oreja? Claro, poniendo de lado que era el hombre más atractivo que hubiera visto en su vida.

—Kacchan, es Ashido-san —le llamo la atención el pecoso tocando su cara —Ahí viene.

El cenizo ignoró la pregunta del bicolor pero se quedó cerca suyo en lo que la mujer de tez morena, de cabello rosado chillón en un afro y vestido ajustado blanco se encaminó hasta ellos. Tenía una sonrisa enorme en sus labios pintados de rojo que hizo que el más bajo se pegará más a la espalda del hombre mayor, el cuál le puso una mano en el hombro. Como si pudiera intuir que estaba nervioso.

Sin embargo, esa fue una mala idea. La mujer paso de sonreír a reírse y poner las manos en las caderas, lo cual era una muy mala señal.

Mala señal para Katsuki.

—Santos cielos. Mis ojos no pueden creer lo que estoy viendo, mis adorados clientes con un acompañante —sonrió más y le agarro la mano al bicolor, dándole un buen apretón — ¿A qué se debe la ocasión? ¿Una cita?

—No, maldita sea, me hizo un favor y lo invite a cenar —respondió de malhumor el cenizo —Solo dame la mesa de siempre.

—Vale, pequeño malhumorado —se rió la mujer —A su mesa.

Todoroki se preguntó de qué se conocían aquella mujer y Bakugou, parecían muy cercanos. Ella los llevo pasando de la barra y el salón occidental, caminaron por un pasillo largo hasta que llegaron a una serie de mesas al estilo oriental, con pisos de tatami y mesas bajas, cojines y ventanas que daban con un hermoso patio. El lugar era muy privado y relajado, no había nadie ahí, aunque al pasar por las mesas se veía el nombre de un grupo de personas y un horario en un papel. Al parecer para las seis de la tarde toda esa sección estaría repleta de gente.

La mujer les llevo hasta la última mesa desocupada, movió la puerta corrediza y mostró el interior, una mesa simple, el piso de tatami y los cojines le trajeron al bicolor el recuerdo de su antigua casa. Enji la heredo de sus padres y no le hizo la menor modificación, por lo que estaba habituado a este tipo de tradicionales habitaciones y le gustaban mucho. Le hacían sentirse cómodo.

—Por favor, dejen los zapatos en este gabinete —pidió la mujer señalando un modesto estante para los zapatos —Le diré a Hanta que están aquí, seguro se va a pasar a verlos. Katsuki, ¿quieres lo de siempre?

—Para mí e Izuku sí —respondió el cenizo —Pero para él no. Deja que mire el menú primero.

—Claro, claro. Que malos son mis modales —se rió la mujer y le dirigió al mayor una mirada de arriba a abajo, frunció los labios ligeramente y sonrió de forma coqueta —Espero que los platillos en en el menú sean de su gusto, señor. Mí e-s-p-o-s-o se esforzó mucho en hacerlos.

Shoto no supo porqué sintió alivio al escuchar que estaba casada pero de alguna forma una tensión extraña que no detectó antes se desvaneció. Katsuki soltó un ligero suspiro y lo apresuró en que se quitará los zapatos, por otro lado, Izuku ya estaba en el tatami, sentado de forma derecha sobre un cojín y probando los bocadillos de la mesa. Se quitó la capa de su ropa y les miraba con atención.

Por consideración al niño, el bicolor eligió sentarse delante para no ponerlo incómodo. Como lo supuso, el cenizo se sentó a su lado, le reprochó por empezar con los bocadillos en vez de la cena y después le dió una servilleta.

— ¿Es tu hermano? —no pudo evitar preguntar el mayor, aunque entre ambos no había ningún parecido, se trataban de forma muy familiar.

—Es mí hijo —respondió de forma tajante el cenizo pero, extrañamente, no quería que el contrario pensaba que por tener un hijo significaba que tenía una pareja por lo que agrego —Mí ex-novia me lo dejo cuando se fue del país. Lo crió solo.

—...Comprendo —murmuro el bicolor.

— ¿Te parecía muy joven para tener un hijo? —cuestiono mirando hacia el adulto.

—No, en realidad, por la forma en que le tratabas pensé que era tu hijo —respondió con honestidad el bicolor —Pero por tu edad creí estar en un error.

—Humm —hizo un ligero sonido con sus labios en lo que se acomodaba en la mesa para mirar al mayor — ¿Qué hay de ti? ¿Tienes hijos?

—No —contestó con tranquilidad el mayor.

— ¿Esposa o novia? —interrogó el cenizo.

—Tampoco —respondió el bicolor, agarro un vaso de agua y bebió, en lo que miraba al menor con curiosidad — ¿No vas a quitarte la gorra acá? Es de mala educación usarla en este momento.

Katsuki soltó un ligero bufido, luego se quitó la gorra y la dejo sobre la mesa. Después miro a Shoto, buscando alguna señal de reconocimiento, pero el mayor estaba bebiendo de su agua muy tranquilo y sirviendo también para ellos. Agarro el vaso que le ofreció y lo bebió de un solo trago, tenía bastante sed. Luego, miro fijamente al mayor nuevamente.

— ¿Realmente no me reconoces, no? —cuestiono buscando alguna señal de que estuviera equivocado.

— ¿Debería hacerlo? —ladeo la cabeza el mayor — ¿Se supone que eres famoso?

—No, supongo que no. Pero últimamente no me dejan en paz, así que pensé que podrías reconocerme —dijo con sinceridad el de ojos rojos —Soy actor de doble riesgo pero me conocen por trabajos de modelaje. He hecho varios que salen en la televisión.

Lo cual era muy malo para su trabajo principal pero, bien, ¿qué podía hacer? ¿decirle que no a su agente y a la enorme cantidad de dinero que le daban? Tenía a un niño a su cargo y necesitaba ahorrar. Aunque la atención excesiva no le gustaba nada.

—Lo lamento, no los he visto —se disculpo el más alto, pensando que ahora tenía sentido la ropa deportiva negra y la gorra que no se había quitado el menor.

—No importa. Es más cómodo así —aseguró el cenizo, agarrando un menú de la mesa y pasándolo a el bicolor —Que no te asusten los nombres. Todo es bastante bueno.

—Es vegano —dijo el bicolor leyendo los nombres en el menú —No sabía que era un restaurante vegano.

—Es el primero en la ciudad, a eso se debe también su fama —le comento el menor —No soy vegano pero me gusta la comida de aquí y es bastante privado. Y a este mocoso de aquí también le gusta.

Izuku se rió cuando el cenizo le revolvió el cabello y Shoto sonrió levemente al verlos. Despues le pidió a Katsuki que le diera su opinión sobre los platillos del restaurante y finalmente cuando llegó un hombre de cabello azabache, ojos negros y sonrisa amplia que se presentó como el dueño del restaurante, Sero Hanta, le pudo hacer su pedido. En menos de veinte minutos, les trajeron todo a la mesa y disfrutaron de una buena comida.

El cenizo explico un par de detalles sobre las comidas y el lugar, también de la mujer de la recepción que se llamaba Ashido Mina y era la esposa del dueño, por lo que se trataba aparte de la co-propietaria del restaurante. Eran amigos de la infancia.

A Todoroki le hubieran interesado más detalles de la vida de Bakugou que de sus amigos pero comprendía que el cenizo debía preferir mantener su privacidad lo más que pudiera y además, él seguía siendo un perfecto extraño. Disfruto de la comida, pago la cuenta pese a la protesta del cenizo de que lo invito para pagarle el favor de ayudarlo y salieron juntos a la entrada.

Era el momento de despedirse. El niño de ojos esmeralda estaba en brazos del cenizo, durmiendo de forma tranquila y usando la capa como si fuera una manta.

—Te agradezco otra vez la ayuda —dijo el de ojos rojos.

—De nada. Gracias por traerme a este lugar —respondió el más alto —Que estés bien.

—Lo mismo.

Katsuki se dió la vuelta para irse y Shoto lo vió partir, pensó en pedirle el número para seguir en contacto pero descartó la idea. Tenía la misión Family en marcha...

¡Claro, eso es, la misión!

En un fuerte impulso, el bicolor agarro al más bajo del brazo y lo retuvo, el cenizo le miro de reojo y ladeó la cabeza con cierta confusión.

—Bakugou, ¿te puedo hacer una propuesta?

Oh, ¿al final sí estaba interesado en mí? Le daré puntos por aparentar indiferencia.

—Primero, suéltame —ordenó el cenizo con sus pensamientos claros en su mente y el bicolor obedeció —Segundo, no estoy interesado en una pareja, ni en citas.

—No te quería proponer eso —mintió el bicolor y el cenizo alzó una ceja de forma escéptica —Bien. Tiene algo que ver.

—Entonces, ¿qué es? —quiso saber el menor.

—Mí...familia me está obligando a casarme —inventó rápidamente el bicolor —Tú tienes experiencia en actuación, ¿podrías fingir en una reunión que eres mi esposo?

La expresión de Katsuki fue de tal consternación que Shoto supo que acababa de meter la pata hasta el fondo. Pero bueno, ¿de dónde más sacaría a un esposo y un niño para la misión Family?

¡Tenía a los perfectos candidatos delante suyo!

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