《Capítulo 6》
《편지》
Me senté en la silla y apoyé mis codos sobre la mesa. Suspiré varias veces y, mientras mis manos temblaban, rompí el borde del sobre.
Mis ojos se cristalizaron al detallar aquella caligrafía oscuro que había visto en diversas ocasiones. Comencé a leer y mi corazón se estrujó en dolor.
17/01/20
《Hola Hyung:
Aún no puedo creer que este sea nuestro séptimo aniversario. Parece un sueño.
Desde que te conocí me pareciste alguien único e inalcanzable (y no precisamente por la altura).
Te veía desde lo lejos mientras hablabas con tus amigos, sobretodo, con SeokJin, quien comencé a envidiar por la cercanía que tenían. Luego comprendí que eran amigos por lo que me sentí tranquilo y esperanzado.
El mejor momento de la universidad fue cuando comenzaste a ser mi profesor particular de inglés. Creí que el cielo me sonreía alegremente.
Íbamos siempre a aquella cafetería escondida del mundo donde me repasabas. En ese corto período de 6 meses nos volvimos muy cercanos. Tú me contabas secreto y viceversa.
Eran unos tiempos hermosos, pero yo no me conformaba con sólo verte y hablar. Quería sentir lo profundo del amor, pero tenía miedo de no ser correspondido.
Deberíamos estarle agradecido al tonto de Taehyung que fue quien ocasionó que mi declaración fuera un éxito.
Aquella vez en la azotea, cuando nuestros labios se unieron en el más dulce de los besos, sentí que tocaba el cielo con las manos. Aún no podría describir como me haces sentir con cada toque, roce y mirada. Es algo único, algo que no pienso compartir con nadie.
Hoy se cumple siete años de que nuestros caminos se enlazaron para jamás separarse.
Me siento muy feliz de que tú seas mi hilo rojo. Y, como dice la leyenda, este se puede tensar y enredar, pero nunca romper. Así que, lamento decirte que jamás podrás separarte de mí. Estamos predestinados.
Este tiempo contigo se me hizo demasiado corto y, a pesar de haber tenido diversas peleas, hemos podido arreglar nuestras diferencias. Tú me hiciste cambiar para bien y viceversa.
Juntos hemos crecidos como personas y nuestro amor se ha afianzado gracias a esas disputas.
Seguramente cuando te encuentres esta carta debajo del sofá podrás ver que viene con una caja. En ella se encuentra el reloj que tanto te gustó, pero negaste debido al precio.
Seguramente creíste que me había olvidado de él, pero no. Lo compré poco tiempo después de haberlo visto en la vitrina. Sabía que te gustaría y espero que lo uses siempre.
Por cierto, descubrí tu regalo en el cajón de la ropa interior. Deberías esconder mejor las cosas, pero tranquilo.
Ahora mismo te debes cuestionar si me gusta y, respondiendo a esa incógnita, sí. Aunque no sé como descubriste que deseaba aquel medallón de plata. Supongo que mis ojos también me delatan cuando veo algo que me gusta.
Ya deseo que me lo des para así nunca quitármelo. Deseo que me beses y que sigamos juntos muchos años más. Deseo casarme contigo, adoptar un hijo y reír hasta que seamos ancianos.
Honestamente, tengo la sensación de que todo eso ocurrirá, de que nuestro aniversario será especial y único. Iremos a la cafetería de siempre, luego a un lugar muy hermoso que descubrí. Es un mirador no muy lejano, desde el cual se puede apreciar totalmente la ciudad.
No puedo esperar...
Creo que es hora de finalizar esta carta, sino será eterna. Además, cualquier cosa que desee decirte lo haré en persona, después de todo, tenemos una vida entera para seguir contándonos secretos y declarar nuestro amor.
Te amo, Hyung, y siempre te amaré, diga el mundo lo que diga. Aunque muchas personas consideren lo nuestro pecado, yo lo hallo como el más dulce regalo.
Cuídate y no te enfermes por culpa del trabajo.
Te ama,
Jimin.》
Acaso...
¿El destino no puede ser más cruel?
Hubiese preferido nunca haber leído la carta, nunca haber encontrado el reloj.
¿Cómo era posible que simples palabras fueran tan dolorosas como balas de plomo?
Tenía ganas de gritar, pero mi garganta sólo se limitada a soltar sollozos y quejidos. Mis ojos ardían entre lágrimas y el papel ya se encontraba bañado en llanto.
Mis dedos se aferraron a la hoja para después llevar esta a mi pecho. Cerré los párpados fuertemente mientras suplicaba que todo fuera una maldita pesadilla, que cuando abriera mis orbes pudiera apreciar aquella sonrisa adorable que tanto extrañaba.
Ahora sólo tenía dolor, sufrimiento y ganas de que mi corazón dejara de latir.
¿Cómo puedo ser feliz sin él?
No había respuesta para aquella incógnita. Era algo imposible.
Los animales necesitan del oxígeno, los peces del mar y yo de él.
Dejé reposar mi frente contra la mesa y el recuerdo fugaz de unas palabras escritas en el papel llegó a mi mente.
¿Un mirador?
~*~
Di cortos pasos con destino a aquel sitio que había sido descrito en una hoja polvorienta. Por el camino me encontré ancianos dando una caminata nocturna, jóvenes buscando privacidad para poder expresar su amor y árboles llenos de flores.
Todo lucía tan dulce y cálido bajo aquel manto negro de estrellas, pero, por alguna razón, tenía frío. Sentía que me iba a helar allí mismo.
Me detuve bajo un cerezo de tronco inclinado y me recosté a él para apreciar el paisaje lleno de edificios y luces artificiales que le quitaban resplandor a los luceros.
ㅡ¿Cómo esto puede ser bonito si no estoy contigo? ㅡmurmuré sintiendo asco por lo que veía.
Odiaba este lugar. Lo odiaba rotundamente.
Me separé del tronco y, cuando iba a retirarme para nunca más volver, mi reloj cayó al suelo.
Me quedé admirando el objeto durante unos segundos. Me agaché y lo recogí con mi mano temblorosa. Ahora contenía un gran rayón, pero eso no fue lo que hizo que mis ojos se ampliaran, sino que, grabado en el reloj, se podía admirar un poema.
Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar; podrá romperse el eje de la Tierra como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor[1]
Mis labios se abrieron y una lágrimas resbaló con velocidad sobre mi mejilla.
ㅡEres increíble, Park... Aún sin estar presente, logras conmoverme con tu dulzura... pero... la llama de este amor eterno no hace más que quemarme y, aunque pueda, no me atrevo a apagarte. Prefiero volverme ceniza antes que olvidar este verdadero amor...
~*~
[1] Amor eterno de Gustavo Adolfo Bécquer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top