《Capítulo 5》
《재결합》
Mis manos tenían frío a pesar de ser Primavera. Mi corazón dolía a pesar de estar sano.
Eso era lo sentía en cada paso que daba hacia ese sitio.
Mis pies pesaban mientras mis ojos intentaban no derramar la tristeza contenida en estos meses. El camino me parecía largo, eterno y frío.
Me detuve frente a la lápida tallada con el nombre más dulce que mis labios podían pronunciar y caí de rodillas frente al epitafio.
Si un día mi hora llega y esta te hace sufrir, piensa en mí como un dulce sueño que debes dejar ir.
Esas palabras resonaban en mi cabeza hasta distorsionarse y desaparecer en silencio.
ㅡNo puedo olvidarte por mucho que lo intente... ㅡmurmuré.
Mi garganta ardía y las lágrimas ya se deslizaban sin pudor sobre mis pálidas mejillas.
Saqué un pequeño bote plástico de un bolsillo de mi camisa y lo detallé sintiéndome miserable.
ㅡ¿Sabes...? He estado recordando todo lo que hemos vivido y me he dado cuenta que... no te dije "te amo" lo suficiente. No te llené de besos, ni te abracé demasiado. No fui un buen novio, ni una buena persona. Te dejaba sólo durante días por culpa de mi trabajo... y... cuando llegaba a casa, muchas veces, ni te preguntaba como estabas, sólo me dirigía a la cama porque estaba cansado. Se me olvidaban las fechas importantes y era pésimo escondiendo los regalos, siempre descubrías dónde estaban... Me negué ante la idea de adoptar un hijo contigo porque sentía que todavía no estaba preparado para ello. Quería seguir progresando en mi carrera de compositor... Ahora, sólo me pregunto, ¿cómo pudiste amarme por tanto tiempo? ㅡreí sin graciaㅡ Pero prometo recompensártelo. Prometo ser mejor... por eso... ㅡabrí el pequeño bote lleno de pastillasㅡ iré hacia a ti. Te haré feliz... te amaré como lo mereces... te lo prometo...
Sin dudarlo ni por un segundo, incliné el bote y dejé que mi boca se llenará de las píldoras amargas. Las tragué de golpe, haciendo que mi garganta se rasgara y ardiera más.
No pasó mucho tiempo para que mi cabeza doliera. Mis piernas temblaban, por lo que cambié mi posición y me senté en el suelo.
Todo daba vueltas y las palabras incrustadas en el epitafio eran borrosas.
ㅡLo siento... Jimin... ㅡdije mareado.
Sueño, eso comencé a sentir de pronto. Un deseo de cerrar mis párpados y dormir para siempre se estaba apoderando de mi moribundo cuerpo.
Sonreí de lado, dejando sumergirme en la tristeza y oscuridad del sueño eterno.
Todo había terminado...
Mis ojos se abrieron bañados en llanto. Mi pecho subía y bajaba rápidamente. No era al primera vez que me sucedía... y tal vez tampoco sea la última...
Me senté en la cama y tomé el móvil para comprobar la hora. Eran las tres de la mañana...
Dejé el celular en la mesa y suspiré cansado para después posar mis orbes en el bote naranja colmado de píldoras. Un recuerdo fugaz del día anterior vino a mi mente.
ㅡ¿Qué es esto, Nam? ㅡcuestionó Jin sosteniendo un bote plástico.
ㅡPastillas ㅡrespondí tranquilo y dirigí de nuevo mi atención hacia el televisor.
ㅡSon calmantes... ¿Son diagnosticados o los compraste?
ㅡ¿Cuál es la diferencia? ㅡcuestioné viéndolo.
Él entreabrió los labios y, antes de que dijera algo, hablé.
ㅡMe los recetó el psicólogo. Si no me me crees, puedes ir a hablar tu mismo con el señor Jung.
ㅡConfío en ti ㅡcomentó y dejó el objeto de vuelta en su sitioㅡ. Me había preocupado porque, si llegas a tomar de más, podrías morir... ㅡdijo y se retiró con destino a la cocina.
ㅡNo sería mala idea ㅡsusurré para mí.
~*~
Mordí mi labio mientras retiraba de la nevera un ramen instantáneo. Coloqué el envase con fideos en la meseta de la cocina y preparé una tetera para calentar con agua.
Esperé recostado a una pared y detallé cada rincón de la casa. Millones de recuerdos dolorosos inundaron mi mente y tapé mis ojos con rapidez al sentir como se cristalizaban.
ㅡMaldita sea ㅡsusurré apretando la sien de mi cabeza con los dedos y tensé la mandíbula para retener las lágrimas.
Así estuve hasta que un estrepitoso sonido inundó mis tímpanos.
Tomé la tetera y vertí el agua dentro del recipiente con ramen para después cerrarlo.
ㅡYa se me quitó el apetito...
Arrastré mis pies desnudos hacia las escaleras, deteniéndome a medio camino. Mis ojos se encontraron con una pequeña caja color rojo vino que se encontraba debajo del sofá.
Fruncí el ceño y caminé hacia ella. Me agaché, descubriendo que no era lo único que había allí. También se encontraba una carta.
Sacudí ambas cosas debido al polvo que habían almacenado. Debían llevar ahí varios meses.
Detallé la letra cursiva y negra que presentaba el sobre por fuera. La reconocí rápidamate y mi corazón se encogió ante la idea de las palabras incrustadas en su interior.
Para: Nam Hyung.
De: Mochi.
Mis manos temblaron en demasía y, antes de leer lo escrito, abrí la caja aterciopelada, fracasando varias veces debido a mi gran nerviosismo.
Suspiré intentando calmarme y separé la parte de arriba de la inferior, dejando al descubierto un reloj plateado. Lo recordaba, recordaba aquella vez...
Me detuve frente al aparador que dejaba a la vista diversas joyas masculinas. Entre ellas, un reloj mediano de engranajes plateados y cobertura de cristal. Las manecillas eran finas con dibujos elegantes, dándole un toque antiguo.
ㅡ¿Te gusta? ㅡcuestionó aquella dulce voz.
Asentí levemente, arrepintiéndome al percatarme del precio exuberante que mostraba la etiqueta.
ㅡOlvídalo, no es mi estilo ㅡhablé alejándome y emprendiendo un camino hacia otra tienda.
ㅡ¿Seguro que no lo quieres? ㅡpreguntó.
Negué intentado no verle a los ojos. Jimin me conocía muy bien. Sabía cuando algo me gustaba y cuando no. Ni siquiera necesitaba hablar para que se percatara de ello, sólo necesitaba verme a los ojos, por ello estaba evitando su mirada a toda costa.
ㅡ¿Seguro? ㅡdijo con un tono pícaro.
ㅡSeguro.
ㅡSi tú lo dices ㅡhabló resignado y, por un segundo, creí haberle convencido.
Por lo visto, no fue así...
ㅡAl final lo compraste ㅡmurmuré riendo para mí mientras acariciaba el relojㅡ. Eres un terco, Park...
Un dulce y tierno terco...
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