Capítulo Octavo
Era divertido y curioso ver a tres adultos vigilando a otro. Namjoon, Sandeul y Jackson, se dedicaban a observar a Seokjin en sus acciones y modos, cada vez que tenían oportunidad. Es cierto, no había dejado de gruñir en las mañanas y su frialdad hacia ellos no había variado en lo más mínimo, pero su aurea había cambiado. Las notificaciones y llamadas habían vuelto y con ello las sonrisas al rostro del menor del grupo. Sandeul, ya les había comentado sus impresiones al conocer a Jungkook y todos se preguntaban qué pasaba realmente entre ellos.
Después de todo, estaba el factor "Lee Jae-Hwan".
Lee Jae-Hwan o "Ken" que era el nombre que usaba en el grupo que formaba parte junto a Sandeul, iba en un curso menos que ellos, en la secundaria. Pronto Seokjin se dio cuenta que el chico lo miraba de una manera especial. Y él, no podía negarlo, sentía que su corazón se
agitaba. Al menos, eso le había comentado a su hermano, un día que llegó a casa. Las miradas no pasaban, pero ninguno rompía el hielo, para acercarse. Jin entonces, se dio cuenta lo muy atractivo que le resultaba el muchacho y le preguntó a su hyung si eso lo volvía gay.
Namjoon le explicó que no necesariamente era gay y que tal vez podría ser bisexual y que no había nada de malo en aquello. Seokjin no estaba muy seguro de eso, pero creía que lo mejor sería acercarse a "Ken" en la próxima fiesta que habría y hablar con él, para saber en realidad lo que sentía. Sus amigos lo apoyaron y le aseguraron que, si quería estar con un hombre, ninguno lo condenaría. Sin embargo, eso nunca sucedió, porque esa noche, Seokjin conoció a Jisoo y lo acaparó sólo para ella.
Entonces se dejó seducir por la belleza e inteligencia de la chica y nunca más se separó de ella y "Ken" pasó al olvido. Nunca más volvieron a tocar el tema.
Los chicos sabían que Jin nunca más había mirado a nadie. Pues Jisoo fue su única novia, luego se casó con ella y finalmente la perdió en la tragedia. Después de aquello, tampoco se había interesado en alguien. Por lo que las preferencias sexuales de Jin eran un misterio.
Seokjin no era estúpido y se daba cuenta que era tema entre sus amigos. Bueno siempre lo era y por eso levantaba la pared más alta que podía.
Incluso, escondiendo a su nuevo amigo de ellos.
Respecto a Jungkook, los siguientes días, había hablado mucho por teléfono con él. El chico, que una vez más, había adquirido el hábito de llamarlo, enviarle mensajes y preocuparse por él. No tan intensamente, tal y como se lo había pedido, pero estaba ahí y a él le hacía bien. Por supuesto que no había dejado de beber, pues era lo único que lograba borrar su memoria y dormir, pero ya no se había vuelto emborrachar, como aquella vez que Jungkook lo rescató. De todas formas, su dinámica no había variado mucho. El menor era irreverente y Seokjin contestaba con monosílabos. Era su forma de relacionarse y les resultaba muy bien.
Ahora, estaba en la sala de conferencia, en una reunión de planificación. Seokjin sentía la mirada de sus amigos, pues su teléfono vibraba una y otra vez. Seguro que era Jungkook. Nadie más lo llamaba a su teléfono personal.
—¿No quieres contestar Seokjin? —Namjoon tenía los nervios de punta al sentir el teléfono vibrar.
—No. Estamos en reunión. Apagaré mi móvil.
En ese momento Eun-Bin, entró totalmente alterada, irrumpiendo en la sala.
—Lo siento Seokjin-Nim, pero tengo a un chico en la línea, está llorando—en ese momento alzó sus ojos asustados—me dijo que se llamaba Jungkook ...hubo una explosión en un edificio...lo leí en las noticias, parece que él estaba ahí...
Seokjin tiró la silla y salió de ahí, mientras prendía su móvil y frenético marcaba el número de Jungkook. Sandeul fue tras él.
—Hyung...—la voz quebrada de Jungkook hizo que su corazón se paralizara.
—Kookie, ¿dónde estás? ¿estás herido? Lo siento por no contestar, bebé por favor dime que estás bien—estaba al borde de las lágrimas, mientras escuchaba sollozar al menor al otro lado.
—Hubo una explosión...fue horrible—Jungkook continuaba llorando— recién había dejado mi auto en el estacionamiento...ahí fue...pude...pude
haber muerto...estaba en la recepción..., tengo herida mi mano, pero estoy bien. Por favor ven por mi...—a continuación, Seokjin sólo escuchaba su llanto.
En ese momento Sandeul lo alcanzó.
—¡Jin! ¿qué sucedió?
—La explosión...Kookie está herido en una mano...yo debo ir ahora...
—Yo te llevaré...
—No, yo lo haré.
—No esta vez Jin...esta vez no irás solo. Yo conduciré. Tú sigue hablando con él, lo necesita para tranquilizarse.
Su amigo tenía razón. Necesitaba calmarlo y no podría mientras conducía por todo el endemoniado tráfico de Seúl a las cuatro de la tarde.
Volvió a marcar el número, luego de darle las indicaciones para llegar hasta el departamento de Kook. Mientras le hablaba a Jungkook que no había parado de llorar.
—Bebé, escucha, necesito que te calmes. Ya voy hacia allá. ¿Pudiste sacar algunas cosas de tu departamento?
Sandeul, se sorprendió por la forma que Seokjin había llamado a Jungkook. "Bebé". Jamás había escuchado algo tan cursi de su amigo. Jisoo, era "querida" o..." Jisoo".
—Está bien Kookie. No te preocupes por nada. Quédate donde sea el área segura. Yo ya casi llego.
Seokjin, le explicó en breves palabras a Sandeul, lo que Jungkook le había dicho. Al parecer, hubo una explosión de gas en el subterráneo del edifico, por unos trabajos que efectuaban y que uno de los trabajadores había muerto y la onda expansiva había alcanzado la recepción y algunos departamentos del primer piso. Jungkook acababa de llegar de la Universidad y había pasado a la recepción a buscar su correspondencia, cuando vino la explosión. Afortunadamente sólo cayeron unos vidrios y él al proteger su rostro, había recibido algunas astillas de vidrio en su mano.
—Está asustado, él pudo haber muerto Sandeul ...sólo fueron unos minutos...yo...no hubiera podido...
—Lo sé Jin, pero debes calmarte para él. Está vivo y sin lesiones graves. Te necesita fuerte.
—Si...su madre quería que volviera a Busan, pero él le dijo que se quedaría conmigo...No puedo dejarlo....Seokjin sabía que Jungkook no querría irse a un hotel y se había convencido de que debía llevarlo a su casa. Simplemente no podía sólo dejarlo en una fría habitación, cuando se notaba muy afectado por lo sucedido. Además, tenía su mano herida y seguramente necesitaría curaciones.
—Eso es lo que hacen los amigos, Jinnie...... Sandeul se dio cuenta
entonces, que ese chiquillo era realmente alguien importante en la vida de su amigo.
Detuvo el automóvil, ya que la calle estaba cerrada y la policía y bomberos copaban el lugar. El edificio estaba a unos metros y se veía sin dificultades.
—Iré a buscar donde estaciono. Tú intenta encontrar a Jungkook. Llámalo para que se acerque hasta aquí—Seokjin estuvo de acuerdo y bajó del automóvil, ansioso por encontrarlo.
Había barreras y policías que no dejaban pasar. Por eso cuando Seokjin lo vio aferrado a un peluche, le explicó al policía que venía por el muchacho para que lo dejara pasar. Éste accedió y Seokjin comenzó a caminar hacia él. Jungkook al verlo corrió a su encuentro y lo abrazó con fuerza, mientras comenzaba a llorar.
—Ya estoy aquí, Kookie. No tienes que llorar. Estás bien y eso es todo lo que importa.
Seokjin soltó un suspiro de alivio al tenerlo entre sus brazos y si en otras ocasiones para él había sido incomodo, esta vez, dejó que se aferrara a su cuerpo todo lo que quisiera. La escena era horrible. Una parte del edificio estaba destruida por la explosión. Tembló ante la sola posibilidad de que Jungkook hubiera perdido la vida en ese estallido. Por eso, ahora al tenerlo entre sus brazos, una sensación de alivio lo recorrió.
Jungkook se soltó y lo miró avergonzado. No quería parecer un bebé delante de Seokjin, aunque había sido lindo que lo llamara así.
—Lo siento, parezco un bebé..., es sólo que fue...horrible...todo sucedió tan rápido...
—Oye, no debes pedirme disculpas por llorar..., lo entiendo. Vamos a casa, te ayudaré con tus cosas.
Levantó entonces las dos maletas, mientras Jungkook tomaba su enorme mochila y sus dos peluches. Seokjin al verlo así, tan vulnerable y con la alpaca y el conejo en sus brazos, le pareció el chico más tierno del mundo. Sintió unas irresistibles ganas de volver a abrazarlo y mantenerlo por mucho tiempo acurrucado junto a él.
Cuando llegaron donde Sandeul estaba estacionado, decidieron ir a dejar a éste a la oficina, para luego pasar a una farmacia y luego a casa.
—¿Esta bien Jungkook-ah? —preguntó Sandeul, que miraba a Jungkook, quien parecía una bolita pequeña en el asiento de copiloto.
—Ahora que hyung vino por mí, estoy bien. Gracias también a usted hyung por acompañarlo. Lamento ocasionarle molestias.
—No te preocupes. Jin estaba tan alterado y preocupado, que era mejor venir con él.
Seokjin miró por el espejo a su amigo, quien tenía una extraña sonrisa en su rostro y frunció el ceño. Se dio cuenta en ese momento que había mostrado toda la vulnerabilidad que le provocaba Jungkook frente a su grupo de amigos, que de seguro ahora tendrían más tema de conversación.
Finalmente dejaron a Sandeul en la oficina, fueron a la farmacia, para al fin llegar a casa de Seokjin. La verdad era, que estaba un poco preocupado. Su casa era sombría y la sala conservaba todavía el olor a cigarrillos de la noche anterior. Pero él no sabía que tendría un invitado.
Hizo pasar al menor y lo hizo sentarse en el sofá, mientras el sacaba las dos maletas y la mochila del auto. Jungkook todavía parecía asustado y temeroso. En el lugar de la explosión, el paramédico que lo había curado, le había dado un tranquilizante, pero, aun así, parecía ido.
Se dio cuenta que Jungkook lo necesitaba. Pero no al Seokjin frio e impersonal en que se había convertido, sino que, al otro, al verdadero, al que como había dicho Jungkook era una masita de amor. Sí, porque Seokjin lo era, aunque muy pocas veces se había mostrado así. Decidió entonces, que, por esa noche, él derribaría sus muros y las capas que se había construido. Se acercó a Jungkook y se agachó frente a él.
—Mírame Jungkook...—tomó sus manos, igual como lo había hecho tiempo atrás, cuando le pidió al menor salir de su vida, Jungkook levantó la vista—. Se que fue difícil, pero estás a salvo y yo estoy aquí contigo. Voy a pedir comida y luego vas a descansar. ¿Por qué no vas a mi cuarto y te recuestas? Preparé el cuarto de huéspedes, y llevaré tus cosas ahí. ¿Está bien?
—Yo no quiero causarte problemas. ¿Estás seguro que puedo quedarme contigo? Sé que ni siquiera te pregunté.
—Puedes quedarte conmigo. No estoy molesto porque no me hayas preguntado. Agradezco que confíes en mí. Sé que no he sido muy considerado contigo en estos meses y es mi forma de retribuir tu preocupación por mí.
Jungkook sonrió y lo abrazó. Le encantaba tocar a Jin. Le encantaba sentirlo cerca y olerlo, respirarlo. Le gustaba Seokjin.
—¿Puedo pedirte algo más? —Seokjin lo miró con curiosidad—¿podemos por hoy dormir juntos?, es tonto, lo sé, pero no quiero dormir solo hoy. No lo sé tengo una sensación de soledad y miedo que todavía no se irá. Mañana al llegar de la universidad yo mismo arreglaré el cuarto de huéspedes.
Miles de imágenes pasaron por la cabeza de Seokjin frente a esa petición. Había un hecho indiscutible y era que Jungkook al menos, le atraía. Él sabía desde muy joven, desde "Ken" que su orientación sexual
estaba en una nebulosa. Que Jisoo había sido el amor de su vida y la había deseado y amado con todo, pero no podía negar, que antes de ella había mirado por igual a hombres y mujeres. Sin que nadie lo supiera.
Sólo cuando apareció Ken, fue capaz de decírselo a su hermano, porque la atracción era bastante seria. Él era bisexual y muy en su fuero interno lo sabía. Por eso sentirse atraído por Jungkook no era una sorpresa, pero absolutamente incorrecto y equivocado. No estaba seguro que pasaría si se acostaba a su lado, sobrio. Aún así, pensó que una vez más estaba siendo egoísta y que su amigo lo necesitaba esa noche.
—Podemos dormir juntos, pero no te aproveches—dijo con una sonrisa, y echándolo a la broma, para sacarle una sonrisa a Jungkook.
—¡Hyuuuuuung! Eres un maldito mal pensado y pervertido. ¡no me voy a aprovechar de ti! —Jungkook lo empujó y al fin apareció su sonrisa de conejito, esa que hacía que sus ojos brillaran y Seokjin suspiró aliviado, al ver que había reaccionado un poco y ahí estaba su querido Jungkookie de siempre.
—¡Hey! Veo que recuperaste tu energía. Bueno, entonces vamos a pedir la comida y luego te irás a dormir. Mañana debes ir a dejarme al trabajo y tú a la Universidad.
—Pero, pero...me da pena usar tu auto
—Bueno...si quieres puedes ir en taxi.
—¡Jinnie-Hyung! Eres malo.
Seokjin se largó a reír, al ver que volvía con sus pucheros y a cruzar sus brazos sobre su pecho, como solia hacer cada vez que tenía un berrinche.
—Ahora si eres un bebé..., sólo bromeaba. Como yo soy el adulto en esta relación, yo tomaré taxi y tú ocuparás mi auto. No hay nada más que hablar. Y ahora bebé, ve a darte un baño y ponerte el pijama, mientras yo pido comida.
Jungkook, efectivamente como un bebé hizo caso a su hyung. Amaba este lado casi desconocido de Seokjin, que lo mimaba y cuidaba.
Esa noche, luego de comer, Jungkook fue hasta el cuarto de Jin y se acostó. Le dolía un poco la mano, pero estaba bien. Seokjin se la había curado y puesto nuevos vendajes. Habló con su familia y con Jimin y Tae, mientras esperaba a su anfitrión, que aún no iba a la cama.
Seokjin lavaba los utensilios que habían utilizado. Se sentía tan bien, tan tranquilo, sin ningún fantasma rondando su cabeza. Tan distinta al resto de las noches en que la soledad lo invadía, y la botella de alcohol y los cigarrillos eran su única compañía. Pero esta noche era diferente y era reconfortante.
Finalmente fue a la habitación, miró a Jungkook que leía un libro y se dio una ducha. Ya vestido con pijama, salió del baño y fue a su lado. Abrió el cajón y tomó un somnífero. Solo uno. Mas por adicción y hábito que por necesidad.
—¿Por qué tomas esa porquería?, sabes que no la necesitas.
—Mocoso, no empieces. Tú también tomaste un tranquilizante.
—¡Pero a mí me explotó un edificio!
—Sólo es uno Kookie, de verdad me ayuda a dormir. Vamos, no seas así. Te has portado como un bebé bueno.
—Deja de llamarme bebé.
—Bebé...
—¡Te odio!
—Lo ves...eres un bebé—seguía repitiéndo, sólo para hacer rabiar al menor.
—¡¡¡Hyuuuuug!!!
—Buenas noches Kookie, ya es hora de apagar la luz. Los bebés no pueden dormir tan tarde...—Seokjin seguía riendo ante los pucheros de Jungkook y apagó la luz.
—Está bien. Buenas noches—Jungkook hizo lo propio.
—Jin hyung...
—Kookie...
—Gracias por tu amistad y por haber corrido hoy a buscarme. Estaba muy asustado. Aún lo estoy, pero contigo me siento mucho mejor.
—Gracias a ti, por soportarme, por haberte quedado a pesar de mi mal humor. Duerme Jungkookie.
Jungkook cerró sus ojos y tanto por efecto del tranquilizante, como por la presencia segura de Seokjin, se durmió.
El mayor apenas lo podía ver, pero distinguía su nariz y sus labios entreabiertos. Era tan bonito, tan dulce. Jungkook era un regalo demasiado precioso para él. No lo merecía. Reamente no lo merecía.
Esa noche, tuvo que abrazarlo, pues el menor tuvo pesadillas y lloró entre sueños. Tal vez con la explosión...aunque un par de veces gritó "no me pegues". Seokjin se preguntó que estaría soñando. Cuando lo acunó en sus brazos, se calmó. Jungkook también tenía al parecer sus misterios. Pronto el somnífero hizo efecto y se durmió rodeando con sus brazos a Jungkook y sintió una calidez maravillosa.
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