Capítulo Duodécimo

Seokjin no paraba de reír. Jungkook le estaba relatando todas las travesuras que junto a su hermano y Jimin habían hecho en su época de preadolescentes. Es que desde que lo habían conocido, no había sido una buena influencia para los hermanos Jeon.

Seokjin estaba feliz que al fin le contara un poco de su pasado, pues Jungkook era reacio a hablar de esa época, siempre le decía que no recordaba o cambiaba rápidamente de tema. Él tampoco lo presionaba. Entendía que a veces, algunos temas querían permanecer cerrado a otros. Confiaba en que poco a poco Jungkook se iría abriendo para él, tal como el mismo lo estaba intentando.

Jungkook aprovechó también de contarle de algunos de sus variados novios.

—No pienses mal hyung. La verdad es que, entre los dieciséis y dieciocho años, no tenía idea de lo que buscaba en un novio. No me enamoré, ni nada de eso. Sólo aparecía un chico tierno que se me declaraba y yo comenzaba a salir con él. Hasta que un día conocí a Ming Gyu y fue diferente. Era mi primer año en Seúl, Jimin ya estaba con Taehyung. Lo conocí en una fiesta y comenzamos a salir, a pasar tiempo juntos.

—Imagino que con él compartiste más que simples besos.

—Sí—dijo con sus mejillas ardiendo—perdí mi virginidad con él. Me mostró las dos formas que podía desarrollar mi sexualidad. Fue siempre dulce y amable. El tenía mucha más experiencia que yo. Al final, se fue a Japón a terminar de estudiar y la distancia, ya sabes, mató el romance.

Un año después, conocí a Dong Min y fue diferente. Creo que fue la primera vez que realmente me sentía enamorado. Había una conexión especial.

—¿y qué pasó?

—Él estudia medicina, yo arquitectura. Horarios completamente incompatibles. Poco a poco nos fuimos alejando. Fue inevitable. Al final decidimos terminar, pero seguimos siendo amigos, él hace un par de meses tiene un novio. Es un buen chico, también estudia medicina.

Terminamos hace como siete meses y desde entonces...estuve solo...hasta que...me atropellaste.

Seokjin sonrió y acarició el rostro de Jungkook. Lejos de sentirse celoso del pasado de Jungkook, le encantó que fuera tan abierto y sincero.

Sintió que Jungkook merecía lo mismo de su parte. Sabía que esa era la expectativa del menor, luego de haber confesado parte de su vida amorosa.

—Bueno a pesar de ser mayor que tú tienes mucha más experiencia que yo en cuanto a parejas. Yo sólo tuve una novia, Jisoo. Antes, sólo había besado a algunas chicas, pero nunca tuve nada serio. Estaba en mi último año de secundaria cuando la conocí. A ella y Hani. Eran mejores amigas. Se acercaron a nuestro grupo en una fiesta y así la conocí.

—¿Fue amor a primera vista hyung?

—Yo dría que sí. Jisoo de verdad era muy hermosa. Inteligente, chispeante. Llenaba cualquier lugar donde iba. Esa noche no nos separamos. Hablamos como si nos hubiésemos conocido desde siempre—Seokjin bajó la cabeza con una mueca de dolor ante los recuerdos y Jungkook lo notó.

—No tienes que hablar de esto si no quieres Seokjin.

—Está bien Jungkook...yo debo hacerlo. Es sólo que...su recuerdo siempre me llena de sentimientos tan contradictorios. Porque la amé, mucho, pero...al final...ese amor...se había ido.

Jungkook trató de mantener la calma ante la confesión de Seokjin. Comenzaba a entender un poco más la angustia que la muerte de su esposa había provocado en su hyung. Probablemente se sentía culpable, porque al momento del accidente sus sentimientos por ella ya no eran igual.

—¿Puedo saber qué pasó?

Seokjin miró a Jungkook. Nunca a nadie le había dicho que el amor por su esposa se había terminado, incluso antes de aquel trágico día. Ni a su hermano, ni a sus amigos. Ni siquiera a ella. Suspiró y fue al bar por un vaso de vodka. Jungkook lo dejó. Sabía que el alcohol seguía siendo el bastón que Seokjin tenía para armarse de valor. No lo juzgaría en ese momento.

—Ella era preciosa como te dije. Al principio todo era maravilloso, perfecto. Éramos la pareja ideal a los ojos de los demás. Pero ella, poco a poco, comenzó a hacer que cambiara. Yo al principio no me daba cuenta. Dejaba que escogiera mi ropa, mi perfume..., tonterías como esas. Pero luego comenzó a influir en otros aspectos de mi vida. Cuando nos casamos, eso se acrecentó y yo comencé a sentirme aprisionado, e incómodo. No quería vivir a su modo. Estaba dejando de ser yo. Seokjin. Comenzaron las discusiones, y poco a poco nos fuimos alejando. Hasta que un día me di cuenta que...ya no la amaba—Seokjin se llevó el vaso a la boca y bebió todo su contenido, para llenarlo enseguida, pero Jungkook lo detuvo.

—No quiero que bebas así. Recordar te hace daño. Ya me contaste suficiente por hoy. No quiero que te ahogues en tus recuerdos amargos y en el alcohol. Estoy aquí ahora. Soy tu pareja, tu novio, amante, amigo lo que sea y quiero que disfrutemos esta noche juntos. Ven vamos a sentarnos un rato a mirar esa serie que te gusta.

Seokjin daba gracias de tener ahora a Jungkook en su vida, pero a la vez odiaba que un mocosito tuviera que cuidar de él, cando debiera ser al revés. Se suponía que era un adulto, hecho y derecho, pero seguía sintiéndose absolutamente vulnerable. Antes de moverse al sofá, tomó en sus brazos a Jungkook y lo besó. Éste respondió de inmediato. El sabor a vodka invadió su boca, pero no le desagradó del todo. Seokjin lo besaba siempre con pasión y ansiedad. Era como si temiese que se fuera a escapar, pero él no iría a ninguna parte. El se quedaría. Mientras Seokjin lo besaba y acariciaba su cintura, pensaba en lo mucho que habían avanzado hoy, al hablar de su pasado. Era obvio que ambos todavía guardaban algunos secretos dolorosos o vergonzoso, pero Jungkook confiaba que en algún momento podrían decirse todo. Cuando Seokjin se separó, acarició su cabello y pasó su dedo por la pequeña cicatriz de su mejilla.

—¿Te hiciste esa cicatriz en tus travesuras con Jimin?

—No. En realidad, era muy pequeño cuando sucedió. ¿Entonces vamos a seguir besándonos en el sofá?, quiero que me llenes de besitos, hoy es mi última noche aquí—hizo un puchero que sabía haría derretir a Jin.

—¿Por qué siempre me manipulas con tus caritas? Desde aquel día en la clínica, cuando te pusiste a llorar...eres un bebé manipulador Jeon Jungkook.

—Lo sé y sé que te encanta. Aunque también puedo ser muy seductor si me lo propongo. ¿Quieres que te desnude aquí en tu sala hyung?

—¡Maldito chico dual!, ¡no hagas eso! Dijiste que veríamos un rato Walking Dead.

—Como usted quiera hyung. Igual terminaremos hoy en tu cama. Y no digo que vayamos a "profundizar" —hizo las comillas con sus dedos—, pero bien que podemos avanzar... ¿te gustaría que tu Jungkookie, te haga sentir cositas especiales...qué tal si me dejas probarte hoy...

Seokjin sintió como su pene estaba duro. Ese niño lo volvía loco. Jungkook era hermoso y muy, muy sensual. Ni siquiera en su adolescencia, cuando se había acostado por primera vez con Jisoo, se había sentido tan caliente y con tanto deseo sexual. Su único temor era no poder responder de la manera adecuada, pero a la vez, sabía que si algo así sucedía, su Kookie estaría ahí para apoyarlo.

Por eso, luego de ver dos capítulos de los zombis, Jungkook lo arrastró a la cama, le sacó la ropa, y admiró su cuerpo. Le gustaba mucho Seokjin. Tenía hombros anchos y una pequeña cintura. A pesar de haber pasado los treinta, era un cuerpo bello. Se dedicó por tanto a recorrerlo y conocerlo. Le pidió que no hiciera nada y que sólo se dejara llevar.

Seokjin hizo exactamente eso. Se entregó a las sensaciones que la boca y lengua de Jungkook le provocaban.

Jungkook apagó la alarma de su celular y quería morir. Habían estado "jugueteando" con Jin, hasta altas horas de la noche y ahora de modo alguno le apetecía levantarse. Su hyung ni siquiera se movía, por lo que tuvo que removerlo para que despertara. Cuando al fin abrió sus ojos, le sonrió. Amaba la sonrisa de Seokjin. Sus mejillas parecían más llenas y sus ojos brillaban.

—Parece que no querías despertar ¿eh? —preguntó mientras dejaba un pequeño beso en sus labios bonitos.

—Ven acá...quiero tenerte un rato más en mi cama—Jungkook se dejó hacer, él también quería, quedarse así los dos, sin nada más que hacer. De pronto sintió la risa de Seokjin.

—¿Qué es gracioso?

—No puedo creer esto. Cuando te conocí me pareciste un mocoso tan irritante...con tus berrinches y tu boca que no paraba de decir cosas y hacer preguntas incómodas...

—Y ahora ¿qué piensas de mí? ¿Todavía soy irritante?

—A veces...—Jungkook comenzó a zafarse de sus brazos, ofendido—, vamos Kook no te pongas así...sabes que me gustas mucho, que te quiero muchísimo.

Cuando escuchó esto último, Jungkook se detuvo de luchar y miró a Seokjin que seguía riendo.

—¿Qué pasa bebé? ¿No puedo decirte lo mucho que te quiero? Kookie, escucha..., ayer le dije a mi hermano que estaba enamorado de ti. Sé que debí decírtelo a ti primero, pero no estaba seguro de nada. Sin embargo, al hablar con él, las palabras fluyeron porque es lo que de verdad siento. Sé que todavía tenemos un largo recorrido y que yo debo vencer muchas dudas y posibles aprehensiones, pero estoy seguro de quererte. Eres un chico precioso, me gusta tu forma de mirar la vida, tu forma de ser, de actuar y de pensar. Admiro tu madurez y la forma como has tomado todo esto. Sería imposible para mí, no quererte.

—Yo también te quiero Jin-hyung, mucho—Jungkook se lanzó a sus brazos y lloró un poquito, porque su corazón se sintió muy cálido en ese momento. Seokjin entonces, lo llenó de besos. Y en ese instante, sintió como otra de sus muchas capas, de sus muchas fortalezas construidas en esos seis años caían y se reencontraba con el Seokjin de antaño. Ese hombre que le gustaba demostrar sus afectos, romántico y soñador. Un Seokjin que había dormido en él por muchos, muchos años.

Más tarde, ya en su oficina, trabajó muy animado. Ya tenía lista la demanda contra la empresa que había causado el estallido en el edificio de Kook. Su oficina representaba además al trabajador que había resultado herido y que había estado al borde de la muerte. Tenía aún más motivación pues era para su Jungkook. No podía sacarlo de su cabeza. Se había enamorado como un púber y la sensación era simplemente...buena y dulce, pero que lo hacía distraerse mucho, tanto que Sandeul ya lo había llamado dos veces apurándolo con la redacción de un escrito.

Jungkook por su parte, lidiaba con un examen imprevisto con el que, antipático profesor de "Técnicas y Construcción" pretendía reprobarlos.

Lo bueno que tanto él, como Jimin y Tae, estudiaban constantemente, por lo que pudieron salir bastante bien.

Ya en la tarde, se despidió de sus amigos, y esperaba a Seokjin, para ir al fin, a su nuevo departamento. Ya en la mañana había cargado todas sus cosas en el auto de su ahora pareja. Le gustaba llamarse así. Ambos habían acordado no llamarse "novios", pues recién estaban comenzando a conocerse y Seokjin quería sentirse seguro en su relación.

Cuando vio el presuntuoso Lamborghini que Seokjin conducía llegar, sonrió ampliamente. Se saludaron con un tierno beso y partieron hacia el nuevo hogar de Kookie.

Estuvieron toda la tarde ordenando ropa y algunos efectos personales que Jungkook había ido a buscar a su antiguo lugar. Sus tazones de BTS, su almohada de RJ, y sus preciosos posters de Dean, el mayor del grupo. Seokjin los miró mal.

—Oye, ya no lo mires así. No los voy a poner en mi habitación. Los pondré en mi estudio, ¿está bien?

—Una vez dijiste que ese tipo era tu futuro esposo...Jungkook estalló en una risa divertida.

—¡No puedo creer que sientas celos de un cantante! ¡De un cantante Kim Seokjin! —por primera vez era Seokjin quien hacía pucheros con los brazos cruzados. Él no quería actuar como un tonto, pero ese Dean.. era guapo y sabía que cada vez que Jungkook escuchaba Epiphany, entraba como en una especie de trance.

—Ven aquí—Seokjin seguía en su postura inmadura y no le hacía caso a Kook. Éste finalmente tiró de él—. esto que acabas de decir y hacer es lo más adorable que te he visto. No puedo creer que un hombre tan guapo, que conduce un Lamborghini, que asusta a sus contrincantes en las salas de audiencia, esté haciendo pucheros por un chico que ni siquiera conozco. Me gusta BTS y me encanta Dean, pero...el único esposo que veo en mi futuro...eres tú—entonces le dio un beso muy apasionado, uno que Seokjin respondió de inmediato y sin dudarlo.

Más tarde, Seokjin conducía hacia su casa. Seguía asombrado de du comportamiento. ¡Todo era culpa del mocoso! Tan bonito, tan sexy y tan adorable. Jungkook , lo había convertido en lo que a al menor le gustaba llamar "una masita de amor" y se sentía así y eso lo llenaba de felicidad. Lo había dejado cuando llegaron Jimin y Tae, quienes luego de recorrer el cómodo departamento y hacer toda clase de bromas sobre la cama King, y que hicieron poner una vez más sus orejas rojas, habían sacado libros y demás para estudiar. Él iría pasado el mediodía del siguiente día, por su niño, pues Jungkook no tendría practica de atletismo.

Llegó a su casa y encendió un cigarrillo. Sentía que, a través del humo, muchos de sus fantasmas y demonios se iban. Llamó a Namjoon para confirmar la hora de llegada y fue hasta su cuarto, para darse una ducha y acostarse. Antes, llamó a Jungkook, quien todo lo que hizo fue darle un largo discurso sobre "no fumar demasiado y nada de alcohol".

¿No me vas a decir nada cursi? ¿De esas cosas bonitas que tú dices?

—Hyung...creo que te tengo mal acostumbrado...—sintió como Jungkook bajaba la voz—además, esos dos vienen llegando de la tienda de conveniencia y no quiero que se rían de mi...

—Vamos Kookie..., sólo una cosa bonita, para dormir tranquilo...

—Aish! Cómo te gusta molestarme...está bien...te quiero Jinnie- hyung...eres mi cosita hermosa y quiero chuparte de la cabeza a los pies...

—¡Jungkook! —Seokjin sentía su cara arder. Suerte que el mocoso ese no lo estaba viendo, aunque podía sentir su risita malvada.

—Duérmete ya. Los ancianitos como tú, deben dormir temprano. A nosotros todavía nos queda una larga noche.

El día sábado llegó y Seokjin estaba nervioso. Hacía mucho tiempo que no iba a la casa de su hermano. Tampoco había visto a su cuñada, ni a las esposas de sus amigos. Menos todavía a sus padres, que vivían en Gwacheon. Una vez más mordía su labio inferior, mientras Jungkook tampoco lo hacía mal. No le importaba tanto el hermano de Seokjin o sus amigos, sino que conocer a los padres. Eso sí lo intimidaba un poco.

Un pequeño de aproximadamente ocho años abrió la puerta.

—¿Quién eres? —Preguntó el menor. Era lógico. El prácticamente no conocía a su tío. Las pocas veces que Seokjin había ido a la casa de Nam, era de noche y casi no conocía a sus hijos. Sólo sabía que el mayor, quien había abierto la puerta, se llamaba Beom-Gyu y el pequeño de cinco, se llama Tae-Hyun.

—Soy tu tío Seokjin. Hermano de tu papá.

—Oh—dijo el pequeño—Papá dijo que vendrías. Realmente no recordaba como eras—el chico se fijó entonces en Jungkook—Y él, ¿es tu novio?

A ambos se les encendió el rostro, cuando vieron aparecer a una linda mujer de cabello largo y castaño.

—Lo siento, mi hijo tiene unos compañeritos que tienen dos papás y ahora cuando ve a dos hombres juntos...bueno ya saben. Hola Jinnie-ah, que alegría verte. Y tú debes ser Jungkook, soy Hani, por favor pasen.

—Es un honor conocerla. Realmente no sabe lo mucho que la admiro. Me encanta su ropa. La sigo en redes sociales también.

—¡Eres adorable! Tal como dijo Namjonnie. Por favor sólo soy Hani. Soy contraria al uso de honoríficos y todas esas tonterías. Es un gusto conocerte. Siéntete en tu casa.

—Entonces eres su novio o no? —volvió a preguntar Beom-Gyu.

—Hijo, el tío Seokjin y Jungkook son amigos, pero se quieren mucho, tal vez en algún momento sean novios.

El rostro de ambos se volvió a iluminar. Eso significaba que Namjoon le había contado todo a su esposa.

—Entonces ¿dos papás? —preguntó Seokjin para desviar la atención.

—Oh si, el colegio donde estudian es muy abierto. Tiene dos compañeritos que son mellizos que tienen dos papás. Uno incluso hace clases ahí.

Jungkook se mostró sorprendido y feliz que hubiese un colegio así en Corea. Proyectó su futuro y pensó que cuando tuviera hijos con Seokjin seguro los llevaría ahí.

—Pasen por favor. Jinnie, tus padres ya llegaron—le advirtió Hani.

Efectivamente los padres de Seokjin estaban ahí y al verlo, su madre fue para saludarlo. Quedó sorprendida. Siempre le dolía verlo. Su hijo se había apagado desde el día del accidente y sus ojos tristes, siempre la llenaban de dolor. Pero ahora, era diferente. Seokjin tenía su mirada brillante y una amplia sonrisa iluminaba su rostro.

—Mamá, que bueno verte. Estás hermosa como siempre—. Su padre también se había acercado y había sufrido la misma impresión.

—Jinnie, hijo...estás...diferente—entonces notó a Jungkook que se había mantenido a prudente distancia y mordiéndose su labio.

—Mamá, papá, él es Jungkook, es un amigo—. Jungkook se acercó e hizo una reverencia para ambos padres.

—Es un honor conocer a los padres de Seokjin-hyung—dijo con su voz un poco temblando.

—Que jovencito más lindo, ¿de dónde lo sacaste Seokjin? —preguntó su madre.

—Es una larga historia mamá. En el almuerzo se las contaré. Pero quiero que sepas que, si te estás preguntando pro que sonrío tanto, debo decir que el único culpable es este adorable jovencito.

Jungkook sintió que el piso se movía, al sentir la mirada intrigada de...¿sus futuros suegros?

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