Déjame liberarte.

En la cima de la gran colina de pasto verde y flores llamativas, la niña se recostaba sobre los hierbajos mientras pensaba que haría ahora para salvar al resto.

Eri. Y ahora, ¿Qué hago? _ A ser sinceros, la pequeña niña no tenía ninguna pista de como salvar al resto de personajes, solo era consciente de que, nada más llegar al lugar, había aparecido sobre una gran colina de pasto verde, un paisaje bastante bello si se ignoraba la muerte de todos los luchadores _.

La albina comenzó a caminar sin ningún rumbo por la ladera, bajando la pequeña montaña hasta encontrar algo que tan siquiera le permitiera continuar con su objetivo, una larga caminata que la llevo hasta lo más profundo de un frondoso bosque, allí se escondió tras unos arbustos tras escuchar varias pisadas que se dirigían hacia su dirección.

Eri. (¿¡Quién está ahí!?) _ Pensó la niña con una cascada de sudor recorriendo su frente, podía ser cualquier cosa que se camuflaba en el bosque, un animal salvaje, un villano, o si Dios quería, un aliado, y con esto último en mente, Eri alzó la mirada de las hojas de los arbustos para ver qué originaban aquellas pisadas, formándose una gran sonrisa de alegría _.

En el camino de tierra que se hallaba ahí, tres luchadores caminaban robóticamente hacia adelante, sin destino aparente, los tres personajes eran un enano de cabello redondeado, una chica de cabellos rubios con dos moños y pelo desaliñado, y el más importante, uno de los héroes que la había rescatado, Aizawa Shouta, quién lideraba a los otros dos.

Eri. ¿Papá? _ Aquel al que consideraba su padre giró su vista ante tal grito, para observar como la niña corría llorando lágrimas de la más viva felicidad, por primera vez desde que inició esto se sentía calmada, y cuando estaba a punto de abrazarlo, ocurrió lo inevitable _

Un puñetazo en el rostro fue suficiente para romperle el pómulo a la desgraciada niña, quién se quedó sin aire por tan repentino golpe, tambaleándose y luchando para no caer al suelo, al regresar la mirada, Eri tuvo que esquivar un montón de esferas negras que intentaron apresarla, al mismo tiempo que Aizawa lanzaba sus cintas para atrapar a la pequeña.

Eri. ¿¡Qué ocurre, papá!?, soy yo, tu pequeña Eri... _ La niña quedó con los ojos en blanco cuando Shouta casi le conecta una patada en el cuello, y ahí fue cuando se percató de que el héroe Eraser Head era un tanto diferente, sus ojos carmesí tenían un tono más furioso del que le mostraba su padre, y su piel era completamente oscura, definitivamente había algo extraño en esto _.

Eri. Tú no eres mi padre, ¿Cierto? _ El clon de Aizawa agarró sus vendas con firmeza y las amarró alrededor del torso de la niña y, con fuerza, la lanzó contra un roble, estampándose todo su pequeño cuerpo _.

A los segundos, las cintas regresaron a los antebrazos de Aizawa, y la pequeña se levantaba con dolor mientras escupía un poco de sangre a la vegetación y miraba con terror a aquel que compartía apariencia con su padre.

Eri. ¡Aléjate de mí!... _ La niña sentía como si hubieran apretado su corazón hasta que esté reventó, esta comenzó a correr hasta lo más profundo del bosque, sus lágrimas marcaron un pequeño camino junto a su fuerte llanto, y justo donde había dejado a los tres enemigos, el líder de estos mostró por primera vez su voz, para expresar una única palabra al más pequeño de los tres.

A̷i̷z̷a̷w̷a̷Matala... _ Tras esta orden, el falso Minoru se apresuró tras la niña, rebotando con las esferas de su cabello y con la intención de asesinar a la intrusa del nuevo mundo de Lumina, incluso si no aparentaba ser una amenaza _.

Entre los árboles pasaba la niña huyendo, escuchaba los pasos de la copia acercándose cada vez más a ella, llegó un momento que su corazón bombeaba oxígeno a cada segundo, sus pulmones se dilataban del terror, la situación le recordaba a las torturas de su verdadero padre, Kai Chisaki, solo que esta vez sí podría morir...

Eri. ¡Porfavor, déjame en paz! _ Grito la niña de desesperación, los pasos eran demasiado cercanos, los arbustos y los hierbajos le dificultaban huir, y llegó un punto en el que cayó al suelo, a un agujero de varios metros oculto en el suelo _

En el fondo del "pozo", Eri tuvo que taparse la boca para evitar llorar, pues en el exterior del agujero estaba Minoru Mineta buscándole con la mirada; su pierna izquierda comenzó a sangrar, manchando la ropa que Mirio le había regalado con un tono escarlata y barro, se había roto la pierna y tan siquiera podía desahogarse, pues el enemigo la encontraría.

Para su fortuna, el estudiante de la clase 1-A dejó de buscarla a los pocos segundos, corriendo más allá del bosque para ver si lograba encontrarla, soltando Eri un suspiro para analizar su herida con cuidado, no era muy profunda, pero apenas podía ponerse de pie sin caer al suelo, aparte del ardor que provocaba.

Eri. ¿Y ahora, qué...? _ Solo era una niña, apenas tenía siete años, y había sido obligada a ver como todos morían sin que ella hiciera más que estorbar, se sentía inútil, defectuosa, horrible, una molestia, apenas había logrado superar las torturas de su propio padre, y ahora toda esta situación..._

Eri. Por favor Aizawa, Mirio, Deku, regresad, os necesito... _ Tapándose el rostro con sus rodillas, comenzó a llorar en silencio mientras recordaba el inmenso genocidio, no quedaba ni una mísera persona que la ayudase en esa situación, y simplemente ella no era suficiente _.

Iba a morir, no había escapatoria, aquellos seres en cualquier momento la encontrarían, y sería asesinada, ya fuera por el pervertido de la clase 1-A, por la lunático de pelo rubio, o por Aizawa, quién era como un padre para él.

Apoyo su cabeza sobre una gran roca que había junto a ella en el agujero, con cuidado de no lastimar más su rodilla, ahí pudo contemplar el oscuro cielo estrellado, ya se había vuelto de noche, un paisaje estelar que logró relajar un poco a la pequeña infante.

Las brillantes estrellas del cielo aliviaban tenuemente su diminuto corazón, la media luna que iluminaba com un tono azulado su vista relajaba su respiración, la copa de los árboles, bailando ir culpa del viento, era una serenata para su vista, y finalmente, unos ojos carmesí que la miraban fijamente, desde la profundidad del bosque...

Eri levantó su torso con prisa, esos ojos eran de Minoru, quién aterrizó en su mismo agujero con dos esferas en sus manos, la había encontrado, ya no había huida.

Eri. ¡Aléjate! _ Joder, otra vez se encontraba llorando del miedo, sus pulmones apenas respiraban del pánico, su cuerpo estaba completamente inmóvil, no podía reaccionar, solo presenciar como el chico se acercaba lentamente hacia ella, con una sonrisa burlona y unas leves risas de victoria _.

Primero, la copia de Mineta lanzó sus esferas a los dos talones de la niña, quién quedó completamente pegada a la tierra, luego, apretó sus nudillos y se acercó aún más a Eri quién, con el corazón a mil, balbuceo en voz baja.

Eri. Perdónenme amigos... _ sus lágrimas cesaron, sus ojeras se marcaron aún más si era posible, sus pupilas se dilataron al contemplar como Mineta estaba a punto de golpearla hasta la muerte, y en ese instante, un pensamiento recorrió a todos sus seres queridos, hasta llegar a cierto niño pelinegro _.

(Luchemos hasta el final, Eri, defendamos el orgullo de nuestro héroe) _ Eri recordó las palabras que le había comentado Kouta justo antes de partir al desierto de Lumina, y ahí su mente regresó a nuestro protagonista de pelo verdoso _.

Eri. ¿Qué haría Deku...? _ Ahí fue donde recordó su pelea contra Overhaul, donde sin importar si moría o perdía su quirk, Midoriya la defendío sin miedo al monstruo en el que Chisaki se había convertido, y también la sonrisa que le mostró justo antes de desaparecer entre la luz de Lumina, y cuando el puño de Mineta estaba a escasos metros de ella se dió cuenta, el jamás se había rendido, y ella tampoco lo haría_.

De un empujón Mineta cayó al suelo, este se levantó con furia y intento embestir a la niña, está por su parte, agarró el pedrusco que hace unos minutos le servía como almohada, y con ella golpeó el cráneo del enano, quién volvió a caer al suelo.

Eri. ¡Midoriya te acabaría aquí y ahora!_ Los gruñidos de la copia de Mineta eran indescifrables, aquellos seres aparte de compartir las tonalidades oscuras y los ojos rojos, no podían apenas hablar; cuando el pervertido intentó atacar a la niña, está arremetió a un tumbado Mineta, golpeando su diminuto cuerpo con la misma piedra, cientos de golpes a los ojos y al cuello estuvieron a punto de acabarlo _.

Eri. El los liberaría a todos, y es lo que voy a hacer, ¡después de acabar contigo! _ Minoru no era el único que había captado esas palabras, tal así que, el enano comenzó a reírse con fuerza en frente de la pequeña, solo parando cuando el pedrusco destrozó completamente su cráneo, finalizando con su existencia _.

Las esferas de sus talones desaparecieron, y al fin pudo sentarse a descansar, sin ignorar el sangrado de su pierna, al menos había acabado con unos de los seres, eso ya era un mérito para ella.

Del esternón del chico grisáceo, unas notas de polvo comenzaron a desprenderse, Minoru lentamente se volvía un conjunto de notas y polvo que se esparcía hasta los cielos, y en el interior del cuerpo, un tono colorido esperaba.

Eri. ¿Eh? _ La niña contempló con curiosidad como el cuerpo de la copia de Mineta comenzaba a desintegrarse lentamente, convirtiéndose en polvo que ascendía lentamente en el aire hasta desaparecer de la vista de Eri, y cuando apenas quedaba el torso, del interior de este comenzó a emanarse una potente luz de diversos colores que la cegaron por unos segundos, de lo restante del cuerpo, emergió una esfera de estela arcoiris y color oscuro que comenzó a levitar alrededor de Eri, quién se mantuvo estática, pues sentía que aquella "cosa" no era una amenaza.

Al fijar la vista, pudo divisar una figura en el interior de la esfera, y al analizar más detenidamente, vió a un joven con una vestimenta oscura y una capa grisácea que se asemejaba a la de los tunos negros, unido a una piel lima que resaltaba junto a su cabellera esmeralda, sobre su pómulos, dos inmensos colmillos se mostraban afilados en la comisura de sus labios, y la niña asombrada, contempló como este estudiante de la academia UA flotaba a su alrededor.

Eri. Eres un estudiante de la clase 1-B, ¿Cierto? _ Aquel espíritu translúcido no podía hablarle a la chica, solo se limitaba a girar alrededor de esta hasta que, tras unos instantes, se colocó justo enfrente de esta y, para su sorpresa, se introdujo dentro de su pecho, mareando un poco a la menor quién comenzó a escuchar una voz de fondo en su cabeza, como si se tratase de un narrador _.


Espíritu: Togaru Kamakiri
De tu cuerpo emanarán afiladas cuchillas cada cierto tiempo.

La niña quedó perpleja ante esta voz, ¿Cuchillas?, no entendía a lo que se refería, aunque obviamente le recordaba al don de aquel estudiante con apariencia de mantis, cosa que no le importó, pues debía continuar.

De manera adorable, agarró una rama del sueño y comenzó a caminar apoyada de esta, le servía como muleta para su pierna herida, logrando salir de la "trinchera" al pasar un par de minutos, y de ahí, siguió su camino hacía el lado contrario en el que se había encontrado con los tres enemigos, había logrado acabar con uno, cierto es, pero no era el más fuerte físicamente que digamos.

Eri. Suerte que me tocó el enano... _ El paso lento no importaba, el cansancio mucho menos, debía seguir su camino si quería ver de nuevo la sonrisa de su héroe Deku, de su hermano Lemillion y del resto de estudiantes, sobretodo la de su verdadero padre, y no esa vil copia _

La oscuridad del bosque le daba cierto terror, no se veía más que negro a alzar la mirada un par de metros adelante, la única iluminación era la de la Luna, la cual transpasaba con problemas las inmensas copas de los árboles.

Atrás de ella se escucharon pisadas, a lo que Eri reaccionó girando su cabeza rápidamente, sin embargo, no vió nada, absolutamente nada, solo bosque, un frondoso bosque.

Atrás suya se volvieron a escuchar los pasos apresurados de alguien, esta vez entre los arbustos, Eri hizo la misma acción sin éxito, sus ojos no coordinaban con sus oídos, los sonidos de pasos que giraban en círculos de camuflaban tras el negro de la sombra de los árboles.

En un momento regresó un abrumador silencio, uno que fue silenciado por el sonido de un par de hojas rasguñandose, al mismo tiempo que una afilada cuchilla deslumbraba al salir de entre los matorrales, con un brillo en su cuchilla, que impactó directamente en el herido gemelo de la niña, quién gritó de dolor ante la apuñalada.

Rotó su cuello nuevamente y, al igual que las otras veces, no había nada más que peste negra dominando en el panorama, como si la navaja clavada en su pierna hubiera aparecido por arte de magia. Se quedó en completo silencio para escuchar a su alrededor, y ahí fue donde se percató de una leve respiración en lo alto de los árboles.

En ese instante, una pequeña rama cayó del tronco de un árbol, y luego otra, y otra, y un par de hojas, y otra más. Eri contempló como de la cima del Tronco, camuflada entre las sombras, una chica de pupilas rojas la acechaba.

Oh no...

Himiko Toga se abalanzó sobre la niña, con una mano sobre su pecho y con una afilada daga sobre la palma de la otra, su rostro no mostraba expresión alguna, tan siquiera interés, lo único destacable era que, de cierta forma, se notaba la presencia de Lumina.

Los débiles brazos de Eri se aferraron al de la villana para alejar el filoso cuchillo de su cuerpo, un forcejeo que iba perdiendo la infante, quién notaba la punta de la saga rozando su yugular, salpicando unas leves gotas de sangre.

Con un brazo, la niña intentaba alejar la cuchilla, con el otro, golpeaba el rostro grisáceo de Himiko, quién no se inmutaba ante los ataques débiles de la niña, y el cuchillo estaba a escasos centímetros de asesinarla.

Eri. ( No puede ser..., otra vez) _ Sucumbida en la desesperación, sus pupilas comenzaron a dilatarse al son de que su vista divagaba entre segundos entre dos escenarios diferentes, el primero, el mismo bosque donde la villana intentaba asesinarlo, pero a su vez, sus ojos divisaban un lugar completamente diferente_.

Un Fondo negro, una oscuridad completa que sumergía en interior de un suelo grisáceo, donde una silla se hallaba, una solitaria silla en la cual esperaba sentado el mismo joven verdoso como el pasto que se le había presentado dentro de aquella esfera arcoiris, el estudiante mostraba su traje negro con su antifaz oscuro, el cual se quitó de su rostro con esperanza, mientras se levantaba y caminaba hacia Eri.

La niña comenzó a cambiar en cada parpadea de escenario, mientras que en uno la villana intentaba arrebatarle la vida, en el otro Kamakiri finalmente la alcanzaba, agachándose para encontrarse a su altura.

Tienes que sobrevivir, pequeña... _ Le Susurró el estudiante mientras colocaba en sus diminutas manos el antifaz que se había quitado, un símbolo, un resquicio de luz dentro del espesor de la oscuridad, una fina tela con textura suave que calentó el alma de ls joven.

¡Espíritu activado!

De la piel blanquecina de la infante z brotaron millones de cuchillas en cada una de las direcciones, desde su cuello hasta sus manos, la mayoría traspasando a la rubia quién, sin esperarlo, dejó de forcejear a medida que un fluido viscoso y de tono negruzco emergió de cada corte y cada cicatriz que le habían ocasionado el filoso hierro de Eri. Toga cayó al suelo, con su torso atravesado por infinidad de pequeños cuchillos.

Como ya había visto antes, el cadáver de la villana se desintegró, esta vez sin liberar ningún espíritu. La pequeña se levantó del suelo sacudiéndose el polvo levantado sobre su vestido, y recordó que aún quedaba un Aizawa suelto, y que aquella explosión habría sido escuchada por este.

Con esto en mente, agarró su ramita y comenzó a caminar en cualquier dirección, al mismo tiempo que comenzaba a amanecer...


El Sol resplandeciente iluminó el sendero que la pequeña joven recorría, un camino de Tierra que la conducía lentamente hasta un lugar abandonado, que aparentaba ser los restos de un coliseo romano, en cuya entrada una figura un tanto extraña se hacía esperar.

Lo que se asemejaba a un maniquí azulado, apresado entre las alas de Lumina, llamó la atención de Eri quién, apoyada en la madera, se acercó a esta figura, pues de alguna forma sentía que ahí continuaba su exploración, al estar a unos escasos metros de ella, arriba de esta se mostró una especie de viñeta, en la cual aparecía un varón con barba blanca y corbata.

Los luchadores originales sirven como base para producir copias de si mismos, si consigues liberarlos, se unirán a tu causa.

Eri extrañada, se acercó cada vez más al gran objeto,con un caminar lento y tosco por la herida de su pierna, no obstante, se detuvo en seco con la sangre helada, al escuchar una voz distorsionada y grave atrás de su persona.

A̷i̷z̷a̷w̷a̷. Al fin te encuentro...

Eri intento correr, pero unas cintas de seda la atraparon completamente, al mismo tiempo que el pie de Aizawa aterrizaba sobre su columna y la dejaba contra el suelo. El corazón de la niña lentamente se realentizaba, la soga de Eraser alrededor de su cuello no la dejaba respirar, sus lágrimas ya no salían y no podía sentir ningún músculo, sus ojos contemplaron el rostro furioso y maquiavélico de Aizawa quién, con la misma mirada carmesí que el resto, empezó a sentir como la vida de Eri se desvanecía por sus propias manos.

En un último intento de sobrevivir, Eri alzó la mano todo lo que pudo, y rozó con la yema de sus dedos aquella extraña figura celeste apresada entre las alas de Lumina, al hacerlo, una fuerte estela de luz nubló toda la escena, cubriendo al falso Aizawa y a la niña en su interior.

Eri abrió los ojos tras la inminente luz, contemplando como ahora se encontraba en un escenario completamente diferente al anterior, este se encontraba en los más profundo del espacio, flotando entre el cosmo, el terror de Eri se hizo inminente, aquel lugar era completamente desconocido para ella.

Era simplemente indescriptible, un escenario que solamente se ha de contemplar, más no de cuestionar. Eri no comprendía como aquella imponente luz la había transportado al medio del espacio, lo único bueno, es que se había librado del falso Aizawa, aunque desconocía por cuánto tiempo.

Eri. ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?... _ Se cuestionaba la albina, mientras vigilaba los alrededores en busca de algún cambio que acabo hayando. De los cielos,un hombre de apariencia elegante aterrizó al otro extremo del escenario, este portaba unas vestimentas extravagantes, con una sedosa bufanda violeta, y un bastón metálico, en el cual se apoyó al aterrizar.

Lo más curioso de este sujeto era que, a diferencia de los otros seres con los que Eri se había encontrado, este conservaba todos sus tonos originales, exceptuando sus pupilas, las cuales eran completamente carmesí.

Una potente voz proveniente de la misma nada, comenzó a gritar "¿Listos?, YA", justo antes de que aquel hombre saltará sobre un trampolín de aire y se dirigiera con el impulso hacia Eri quién, sorprendida por la velocidad del varón, apenas pudo agacharse, y dejar que el hombre aterrizase a su costado.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. ¿Eres tú la niña que captaron mis luchadores?, qué curioso...

Los puñetazos de Eri sobre su torso apenas y le ocasionaban cosquillas, tanto que el hombre comenzó a reírse a carcajadas mientras pateaba las costillas de la niña, cayendo está al suelo. Llegado un punto, el adulto tocó con la palma cubierta de sus manos el suelo del escenario, haciendo que este se volviera flexible y elástico, provocando que Eri caiga al suelo en un descuido nuevamente.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. Vamos, levántate... _ Con la oportunidad perfecta, el villano impactó el hierro de su arma contra la mandíbula de Eri, una fuerza tal que varios dientes salieron disparados a la misma nada, en ese momento, Eri ya no respondía _.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. ¿Qué pasó niña?, ¿no decías que ibas a liberar a tus amigos?, ¿por qué no cumples tu promesa...? _ El hombre comenzó a patear el estómago de la debilitada niña, quién luchaba por arrastrarse lejos del enemigo, sin ningún éxito, pues este la agarró del cuello del vestido, y la alzó para que sus miradas chocasen _.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. Es divertido, alguien tan débil luchando por sobrevivir, antes pensaba en consumirte en mi luz, pero servirás más como entretenimiento, así que ponte en pie, Eri, ¡quiero escuchar como frenan los latidos de tu corazón! _ A pesar de que era el barbudo quién expresaba las palabras, era el ser de Lumina quien se excitaba con cada una de estas, era él quién se reía de las lágrimas que volvía a derramar la niña, y era él quien estaba a punto de matarla _.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. Tal vez sería mejor obligar a Midoriya a matarte, quién sabe, quizás si hubiera sido otro el que se hubiera salvado, la historia sería diferente, pero enserio, ¿Una niña como tú?, ¿Qué tienes de especial?...

Esas palabras derrumbaron por completo a la menor, quién no se atrevía ni a mirar al rostro de su rival.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. Dime niña, ¿Por qué estabas allí? _ Preguntó sin mas el enemigo _ ¿Por qué Alguien inocente como tú, estaría entre los mayores héroes y villanos, para acabarme a mí?

Eri. Porque hice una promesa... _ La voz silenciosa de Eri representaba su corazón derrumbado y su orgullo herida, a la vez que una saladas lágrimas traicioneras resbalaban sobre sus mejillas _.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. Ridículo, tu mayor héroe tuvo que morir defendiendote para que cumplieras una promesa, realmente ese tal Midoriya era un estúpido...

Lo que no se esperaba aquel criminal con corbata, era que un aura blanquecina rodease la ardiente piel de la niña, al mismo tiempo que una cascada de lágrimas recorrían sus mejillas, y finalmente, sus ojos se dignaban a mirar directamente a los de su rival.

Eri. ¡No vuelvas a meterte con mi hermanito! _ nuestra protagonista se aferró al chaleco del hombre de barba blanca con todas sus fuerzas, Gentle por su parte, la golpeaba para intentar liberarse de ella, no obstante, un brillo tan imponente como el sol, comenzó a nublar la vista de ambos, pero está vez, provenía del pecho de la niña _.

Eri. ¡Insúltame todo lo que quieras¡, !golpéame¡, !ridiculizame¡, ¡asesiname!, !pero jamás te metas con el mejor héroe que he conocido! _ El quirk de Eri comenzó a provocar que el escenario se agrietara, algunas partes del lugar empezaban a despegarse de la estructura original, a su vez, el hombre controlado por Lumina, seguía intentando librarse de la menor, sin embargo, llegó un punto en el que perdió completo control del criminal y de la situación _.

𝕲𝖊𝖓𝖙𝖑𝖊. ¿Por qué tú y no cualquier otro? _ La ira de Lumina comenzó a gritar en la voz de Gentle, quién intentaba tan siquiera mover un músculo de aquel cuerpo para asesinar a la niña _.

Eri. ¿Por qué yo tengo que ser la última?, ¿por qué no cualquier otro héroe?, yo tampoco lo sé, y sigo pensando que este era trabajo para alguien más fuerte, pero lamentablemente soy yo la que sigue aquí, y haré todo lo posible para liberar a todos, para liberar a Kota, y para liberar a Izuku, ¡Y un hombre feo como tú no me lo va a impedir! _ La faz de horror del barbudo se mostró al percatarse que el original comenzaba a recuperar su cuerpo, las pupilas de ira y terror del falso Gentle en realidad reflejaban los sentimientos de Lumina, a su vez, Eri también mostraba ira y tristeza, mientras veía a su boquiabierto enemigo_.

La plataforma comenzó a agrietarse y tambalearse por el cosmos, algo que no le importo a la niña, quién se aferraba a la gabardina de su enemigo con ambas manos, hasta que en un instante, todo se volvió blanco para ambos, justo antes que la plataforma se rompiera completamente...

Tras el destello blanquecino, Eri logró alzar la mirada hacia el cielo celeste, las nubes bordeando el fondo azulado compaginaban con el resplandeciente Sol a la lejanía, su cuerpo rendido sobre el pasto y la flora, no lograba mover ni un mísero músculo, y a pesar de ello, Eri mostraba una débil sonrisa, había logrado acabar con el hombre malo, y sin importarle lo que sucedería después de eso, ella estaba satisfecha, con lo poco que había logrado.

De entre los árboles de la lejanía, el mismo clon de Shouta Aizawa regresó tras lo acometido, solo para observar a la infante descansar sobre la hierba. Pero a su costado, había un hombre de barba blanquecina quién, aún extrañado por la situación, alcanzó a girarse al héroe Eraser Head con un seriedad inmutable.

Gentle. Niña, no se qué ha pasado, y tienes muchas cosas que explicarme, pero por ahora, me encargaré de esto... _ El clon de Aizawa corrió en busca de acabar con el nuevo intruso, por su parte, Gentle blandió su bastón de metal _.





















































Nos encontramos en la nada misma, un completo vacío absoluto en el cual no se puede ver ni un solo alma, lo único que destaca en esta oscuridad, es una potente luz que irradia y brilla en el centro de la soledad oscura, un ser de apariencia humanoide, con un esplendor dorado que ilumina a su alrededor.

Ahora son dos... _ Atrás de este ser, cientos de luchadores se mostraban petrificados, estatuas que mostraban el dolor que era ser encarcelado por Lumina, y obligados a hacer copias suyas, justo en ese montón, la figura de un hombre de barba blanca y bufanda violeta, comenzó a derretirse hasta reducirse a la absoluta nada, en señal de que Gentle se había liberado _.

Me volví a confiar, otra vez, pero esta vez no permitiré que sobrevivan... _ En las manos de Lumina se mostraba una esfera con los tonos del arcoiris, un espíritu cuya figura era esbelta, con una estudiante de labios perfectos y traje de Shiketsu _.

Camie Utsushimi intentaba liberarse de aquel estado, el estado de un mero alma que sería obligada a manipular uno de los clones para asesinar a los dos luchadores que se escapaban de su control.

Camie. ¡Por favor, no me obligues a hacerlo! _ La joven sollozaba del Terror, la mera presencia de aquel ser luminiscente era aterradora, y todo empeoraba con su voz de ultratumba, aquella representación de Lumina era simplemente imponente _.

Lumina. Shhhh, tranquila pequeña, no querrás arruinarle a Eri está sorpresa _ Las manos de Lumina rodearon al espíritu sollozante, y lo introdujeron directamente dentro del pecho de uno de los tantos clones que frente a él aparecieron, pero no un clon cualquiera, no, un clon de el héroe al que tanto alagaba, Izuku Midoriya _.

Gentle Criminal se une al plantel.

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